sábado, 31 de octubre de 2009

DÍA DE LA POLICÍA FEDERAL ARGENTINA (ÚLTIMO SÁBADO DEL MES)


La misión de la Policía Federal Argentina se remonta a la época de fundación de la ciudad de La Trinidad y puerto de Santa María de Buenos Aires (1580), en que los alcaldes ejercían ya funciones judiciales y policiales. En su día, saludamos a todos los integrantes de esta fuerza y honramos la memoria de aquellos caídos en defensa de la seguridad pública.


Su Historia

Fundada la Ciudad de la Trinidad y Puerto de Santa María de Buenos Aires por Juan de Garay el 11 de junio de 1580, fueron designados los integrantes del primer Cabildo, entre ellos los Alcaldes de 1º y 2º voto, quienes ejercían funciones judiciales y policiales. En tanto el Cuerpo no dispuso de edificio, las funciones eran ejercidas desde los propios domicilios de los nombrados, y más tarde, cuando contaron con el, en la sede del mismo. Esta práctica continuó a lo largo de los años por quienes los reemplazaron (Diputados de Policía, Intendentes Generales de Policía y Gobernadores Intendentes) en ocasiones por falta de espacio en el Cabildo.

Siendo Gobernador Intendente con funciones anexas de Intendente General de Policía, el Coronel Mayor Eustoquio Díaz Velez, ante el fracaso de las gestiones que realizara para lograr espacio adecuado con destino a sus oficinas, arrendó el 1º de enero de 1818 una finca con ese propósito, que por insuficiente espacio trasladó a fines del mismo año a otra, también alquilada, sita en las calles Perú y Victoria (hoy Hipólito Yrigoyen). En 1820, luego de la desaparición de la Gobernación Intendencia y de la Intendencia General de Policía, volvió la función policial a manos del Cabildo, y el Diputado de Policía designado, Miguel de Mármol Ibarrolla, trasladó las oficinas a su domicilio, ubicado en las calles Belgrano y Defensa. Suprimido el Cabildo de Buenos Aires el 31 de Diciembre de 1821, se creó el cargo de Jefe de Policía, siendo designado para tales funciones Don Joaquín de Achaval, que se instaló provisoriamente en dos habitaciones del edificio del Cabildo. No obstante, ante la imperiosa necesidad de contar con más amplios locales para organizar la nueva Institución que se le confiaba, así lo gestionó ante el Ministro de Gobierno Bernardino Rivadavia. El 22 de Febrero de 1822 se arribó a la obtención del local, asignándose el antiguo palacio que fuera residencia del Obispo Diocesano, que databa de 1761. Fue habilitado el 17 de marzo de 1823. Su ubicación, en la actual calle Bolívar era lindera por el costado sur con el Cabildo. Una circunstancia al progreso edilicio de la ciudad posibilitó que se construyera el actual Departamento de Policía, y ésta fue el proyectado trazado y posterior apertura de la Avenida de Mayo, a raíz de lo cual deberían demolerse todos los edificios de las manzanas que desde el Departamento de Policía antiguo, llegaban hasta las actuales calles Sáenz Peña - ParanáEl 11 de agosto de 1884, se celebró contrato con el arquitecto Juan A. Buschiazzo para la confección del proyecto, planos y presupuestos, en la manzana que sugirió fuese comprendida por las calles Rivadavia, Victoria, Cevallos, Lorea (hoy Sáenz Peña), lugar que por decreto del Poder Ejecutivo Nacional en Acuerdo de Ministros, se cambió por el del predio Moreno, Belgrano, Cevallos, Lorea. El 6 de octubre del mismo año se llamó a licitación pública para la construcción, que fue adjudicada a la firma L. Stevens y Cía., habiendo dirigido la obra el arquitecto italiano Francisco Tamburini, con la participación de los arquitectos Juan A. Buschiazzo y Ernesto Bunge. El edificio resultante se integró con dos plantas por la calle Moreno, que se prolongaban hacia el sur por las calles Cevallos y Lorea unos 54 metros, el resto de ellas y la totalidad del frente de Belgrano, eran de una sola planta. Finalizadas las obras y previo traslado de la mayor parte de las dependencias policiales desde el Cabildo, se procedió el 4 de noviembre de 1888 a su inauguración, siendo Jefe el Coronel Alberto Capdevilla. El Cuerpo de Bomberos se mudó al sector que le estaba reservado en la planta baja de Belgrano, el 11 de marzo de 1889. Posteriormente, el crecimiento institucional hizo que la capacidad del edificio resultase insuficiente. En 1915, fueron instalados los ascensores correspondientes a la entrada de Moreno 1550. Ya había comenzado el traslado de algunas dependencias fuera del departamento, operándose la salida del Archivo General, Talleres Mecánicos y Garage, Imprenta, entre otros. El 9 de mayo de 1974 fue inaugurado en el Patio de las Palmeras un monumento al primer Jefe de la Policía de la Capital, Don Marcos Paz. Entre 1912 y 1915 se realizaron las obras de construcción del segundo piso por la calle Moreno, comprendiendo también un primer piso sobre Belgrano destinado al Cuerpo de BomberosHacia 1934, se realizaron ampliaciones construyéndose entrepisos que duplicaron la capacidad y se edificó la galería del segundo piso.
El 4 de noviembre de 1938, al cumplirse el cincuentenario de la instalación del Departamento en el edificio, siendo jefe el Coronel Alberto Capdevilla, el Círculo de Retirados de la Policía y Bomberos de Capital, descubrió una placa de mármol blanco en el hall de ingreso, en homenaje al acontecimiento. La última etapa de construcciones en el Departamento Central, data de principios de 1944, consistiendo en la edificación de los pisos 2º a 5º por Cevallos y Sáenz Peña, para que el conjunto tuviera la misma altura exterior, con comunicaciones entre el sector de Moreno a Belgrano por los pisos 1º y 2º, y de Belgrano a Moreno por el 2º y 4º. Teniendo en cuenta que las obras se han concretado en tres etapas: 1888, 1915 y 1944, cabría tramitar la declaración de "Monumento Histórico" para las dos primeras, que comprenden exactamente media manzana, la que tiene entrada principal por Moreno 1550. Tal reconocimiento, que se efectuaría por decreto del Poder Ejecutivo Nacional, originaría para la institución velar por la conservación de la tradición policial, porque tiene valor histórico y artístico, pues se trata de una construcción atípica en esta ciudad dado los recuerdos que él encierra y evoca, y por lo arquitectónico-monumental, propio de un palacio del siglo XIX destinado al servicio público.

Fuente: www.policiafederal.gov.ar



viernes, 30 de octubre de 2009

ANIVERSARIO DE LA MUERTE DEL CAPITAN OSCAR ABEL LUCIONI.


El Teniente Primero Oscar Abel Lucioni, nació el 10 de febrero de 1944 en la ciudad de Buenos Aires. Ingresó al Colegio Militar de la Nación en febrero de 1964, y egresó como Subteniente del arma de Caballería en diciembre de 1967. Prestó servicios en varias unidades del arma y en 1975 fue destinado a la Compañía Comando y Servicios del Estado Mayor General del Ejército, su último destino antes de su muerte. Fue ascendido post-mortem a Capitán, estaba casado con la señora Ana María Domínguez y era padre de tres hijos. El 21 de Octubre de 1976, poco después de las 07:00 horas, el Teniente Primero Lucioni salió de su domicilio particular, próximo a las calles Zapiola y Mendoza, para dirigirse a su actividad diaria en el Estado Mayor General del Ejército. Luego de dejar el edificio donde vivía caminó pocos metros hasta llegar a su automóvil estacionado en la calle. Llegó hasta el coche y en el momento en que lo abría recibió el primero de los nueve impactos que acabaron con su vida. Aunque el ataque se produjo por sorpresa y por la espalda, el Teniente Primero Lucioni alcanzó a empuñar su arma contra los subversivos que lo emboscaron. La reacción aceleró la fuga de los 6 atacantes y permitió que aún sangrante y desfalleciente, regresara hasta encontrar al encargado de su edificio a quien entregó su arma para que ésta no le fuera arrebatada. Seguidamente auxiliado por la rápida reacción de un joven vecino, fue llevado a un vehículo conducido por una mujer, al Hospital Pirovano desde donde más tarde fue trasladado al Hospital Militar.El Teniente Primero Lucioni falleció a los nueve días del atentado, el día 30 de octubre a las 16:00 horas. El grupo paramilitar Montoneros se adjudicó el asesinato.
"Nosotros al verles, siempre diremos con admiración: He ahí; esos sellaron con su sangre y sus espadas la libertad de su patria y sus nombres irán de padres a hijos, de generación en generación.”
Esta frase es de 1826, nunca mejor aplicada para recordar a Héroes del ayer.
Ese y no otro, es el Ejército de San Martín, Belgrano y Güemes. Recordarlos y homenajearlos no es un delito, es un deber. Para ellos y para los Argentinos que murieron por la Patria, nuestro mas sincero homenaje.
Fuente: Página Web de la Comisión de Homenaje Permanente a los Muertos por la Subversión.

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jueves, 29 de octubre de 2009

DIA DE LA PREFECTURA NAVAL ARGENTINA


Saludamos a los camaradas de la PNA, creada el 29 de octubre de 1896, por Ley Nº 3445 que la reconocía como sucesora de la Capitanía de Puerto con sus mismas funciones de policía de los mares, ríos, canales y puertos sometidos a jurisdicción nacional.


La Prefectura es la Autoridad Marítima Argentina por antonomasia, conforme lo consagra la Ley General 18.398, la Ley de la Navegación 20.094 y la nutrida legislación que en forma coincidente define el amplio y homogéneo perfil de sus competencias.

Asimismo lo es, y en virtud de su tradición histórica y funcional, inalterable a través del tiempo, que la identifica como el órgano a través del cual el Estado ejerce la policía de seguridad de la navegación y de la seguridad y el orden público en las aguas de jurisdicción nacional y en los puertos.Además es órgano de aplicación de los convenios internacionales relativos a la seguridad de la vida humana en el mar, la prevención y la lucha contra la contaminación y las materias técnicas y jurídicas relacionadas, conforme lo establecen las leyes de aceptación del país.

También cumple funciones en ejercicio de las obligaciones del país como Estado de Abanderamiento y Estado Rector del Puerto, para el registro de los buques y el control de sus condiciones de seguridad, según las leyes y reglamentaciones que le asignan estas competencias y los acuerdos internacionales respectivos.

La Prefectura es, en suma, la Autoridad Marítima Argentina por excelencia, por la multiplicidad de circunstancias generales y específicas que abarcan sus responsabilidades y en mérito a la legislación que reiteradamente lo expresa, definiendo nítidamente su perfil institucional en el concierto de los organismos del Estado.


Su Historia
La corona española transfirió a sus colonias la misma estructura administrativa que regía en la península.

Las atribuciones y responsabilidades obraban inicialmente en la "Recopilación de Leyes de los Reinos de Indias", promulgadas en 1680 por Carlos II y más precisamente, en las "Ordenanzas Generales" de 1793, dictadas por el rey Carlos IV, cuyo título 7 reglamentaba la "policía general de los puertos y otros cualesquiera fondeaderos a cargo de los Capitanes de Puertos y las demás obligaciones de éstos", con funciones como la habilitación de prácticos, inspección de las condiciones de seguridad de los buques, actuaciones sumariales por acaecimientos de la navegación, delitos y contravenciones, despacho de buques, control de navegantes y pasajeros, prohibición de arrojar basuras y escombros a las aguas, funcionamiento de la junta de sanidad, etc. que actualmente continúa cumpliendo la Prefectura.

Este agrupamiento de funciones permaneció a través del tiempo con ligeras variaciones. Al producirse la Revolución de Mayo, el alférez de fragata D. Martín Jacobo Thompson era el Capitán de Puertos y Comandante de Matrículas. Muchos hombres destacados de nuestra historia ocuparon ese cargo, como Matías de Irigoyen, Zapiola, Azopardo, Toll y Bernadet, Espora, Erézcano, etc.

La enumeración de antecedentes relativos a las funciones asignadas durante tiempo tan prolongado sería extensa, pero de su examen se puede inferir que la jurisdicción y competencias de la Prefectura se fueron conformando y perfeccionando a través del tiempo en forma armónica, definiendo desde el siglo pasado un ámbito específico, reiteradamente calificado como exclusivo, que le fue confiriendo fisonomía en el concierto de los órganos que componen la administración pública nacional.

El 29 de octubre de 1896 fue promulgada la ley 3.445, marco de legal que, por su data, atestigua la antigüedad de la institución. Tanto en el trámite parlamentario previo como en su articulado, se explica que nada nuevo se viene a crear con la presente ley y que la Prefectura es la misma organización española denominada "Capitanía de Puerto" y cumple sus mismas funciones siendo a partir de entonces indudable continuadora de las antiguas capitanías y exclusiva policía de los mares, ríos, canales y puertos sometidos a jurisdicción nacional. Dicho ámbito funcional se reitera y amplia luego por las leyes dictadas con posterioridad, entre las cuales se encuentra la ley de la navegación (20.094). Aquel instrumento rigió su devenir hasta 1969, año en que se promulgó la ley 18.398, repertorio actual de la misión y competencias que el estado confía a la Prefectura Naval Argentina.

En la imagen: La Prefectura Naval Argentina durante el conflicto del Atlántico Sur.

Fuente: www.prefecturanaval.gov.ar


miércoles, 28 de octubre de 2009

ANIVERSARIO DE LA BATALLA DE LOS RAMPLONES


Los Ramplones eran unas lagunas que se formaban con las caídas pluviales, en los cajones de los Chihuidos del Medio, a tres leguas de Paso de Hacha, sobre el río Neuquén, y en el Departamento Añelo. En el invierno se secaban. En ese lugar el 28 de octubre de 1879 se enfrentaron las tropas del 7º de Caballería de Línea, al mando del capitán Vicente Pérez, con indios de la pampa que se encontraban asilados en las tolderías neuquinas.

El parte oficial firmado por el teniente coronel Napoleón Uriburu dice lo siguiente: “Señor Inspector General de Armas: El 28 de octubre pasó una partida de setenta indios desde el Agrio a los Ramplones y el capitán Pérez, del 7º de Caballería, al sentirlos, les salió al encuentro, los batió, los persiguió doce leguas hasta obligarlos a repasar el Neuquén en el Paso de los Indios. Mató varios de ellos y les quitó 52 de los caballos que traían; le mataron a él un soldado.

Los indios traían cinco carabinas Remington. Es de opinión del capitán Pérez y la mía también, que esos indios que no tienen nada que robar en toda la costa y aún separándose de ella, tenían intención de pasar a la Pampa a buscar sus antiguas guaridas.

Esta opinión esta basada en los comestibles de que venían cargados, en la reserva de caballos que traían y en la dirección que persistían tomar después de derrotados.

En el momento en que los indios tengan caballos tratarán de buscar un resquicio para pasar a la Pampa. En el mes de enero, que dicen disminuyen las aguas y las crecientes de los ríos, tendrán muchos más pasos que los que hoy pueden encontrar en donde tanto ellos cono nosotros perdemos hombres cada vez que se vadea. Saludo a V. E.”

Gracias a la búsqueda de documentación que efectuó el historiador Bartolomé Galíndez se puede apreciar mejor la situación apelando a la correspondencia particular del referido comandante de la 4ª División, quién en dos cartas a Francisco Uriburu le hace saber otros aspectos que completan mejor el panorama. En efecto, desde Mendoza le dice en la primera de ellas, el 17 de octubre de 1879: “Estoy a la expectativa de una anunciada invasión de los indios del Sud. Todos los indicios son de que se realizará. Pues han tomado a los bomberos que mandé para que trajeran noticias. Si tuviera caballos les evitaría el trabajo de venir, pero a pie no dejaré se me acerquen mucho”.

El 6 de noviembre le escribe desde el Fuerte 4ª División y le informa: “Los indios de la pampa asilados al Sud del Neuquén, y auxiliados por los pehuenches, van mejorando sus caballos y prometen volver a sus antiguos campos para continuar sus malones interrumpidos por la corrida que les pegamos el 28 de octubre”.

Sigue detallándole el encuentro con los indios y aporta la observación muy importante de que “no traían familias”, lo que sumado a los otros antecedentes ya anunciados en el parte, daban la pauta de la actitud belicosa que llevaban.

Muchos indios en la pampa lograban eludir el cerco y las batidas de las tropas nacionales, y aunados a otros que regresaban desde las tierras neuquinas, donde habían conseguido dejar a salvo a sus familias (chusma) y equiparse de las indispensables cabalgaduras, dieron mucho que hacer a las tropas destacadas en la antigua línea de defensa, principalmente en la provincia de Buenos Aires.

Fuentes: Efemérides – Patricios de Vuelta de Obligado / Galíndez, Bartolomé - La conquista al Desierto, Doc. relacionados con las expediciones a Sta. Cruz y Río Negro – (1940) / www .revisionistas.com /Raone, Juan Mario – Fortines del desierto – Rev. y Biblioteca del Suboficial – Vol Nº 143, 1969.

En la imagen: Acuarela de Florencio Molina Campos “Soy del 5º y me la aguanto”.

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martes, 27 de octubre de 2009

ANIVERSARIO DEL ATAQUE DE COTAGAITA


El día 27 de octubre de 1810 se produce el Ataque en Cotagaita. Fuerzas patriotas al mando del Mayor General Antonio González Balcarce atacan fortificaciones defendidas por una fuerza española muy superior en hombres y recursos. El fuego de artillería entre ambas partes duró cuatro horas, retirándose luego las fuerzas independentistas en orden, sin ser perseguidas por los realistas.
Llegado el Ejército Expedicionario a las órdenes del General González Balcarce se incorporó Güemes con su partida de observación. Conocedor de sus méritos, confió a Güemes la misión de ocupar la ciudad de Tupiza, la que verificó sin resistencia alguna. Luego Güemes seguiría a Tarija donde formaría una división de voluntarios que se sumaría a los ya reclutados en los Valles de Salta y Jujuy.
El grueso de las fuerzas realistas al mando del General Nieto y José de Córdova había establecido su cuartel general en Cotagaita. a 400 kilómetros al norte de Jujuy.
Ya próximos ambos enemigos, lícito resultaba pensar que algunas de las partes apurara la decisión y sin duda que ello convenía más a los revolucionarios que a los realistas puesto que Córdoba había adoptado una actitud defensiva o mejor dicho cautelosa.De acuerdo con esta apreciación González Balcarce tomó la iniciativa, primero se aseguró de haber recibido las cargas de municiones de la artillería, luego avanzó y se situó en Cazón a 3 leguas de las trincheras enemigas.
Antes de iniciar el combate, González Balcarce dirigió un oficio “A los Señores Generales, comandante de los cuerpos y oficiales de la tropa del Alto Perú”, indicándoles que la tropa a su mando no venía a “hacer conquistas ni derramar la sangre de sus connacionales”, estaba dispuesta a que el voto de los pueblos establezca el gobierno a que han de sujetarse estas provincias mientras la península se halle convulsionada. Que venían, no a conquistar, si no a liberar.A la invitación el capitán de fragata José de Córdoba y Roxas rechazó la misma y trasmitió que tampoco estaba dispuesto a rendirse.
Ante la negativa de Córdoba se inició el ataque el que empezó a las tres de la madrugada del 27 de octubre y duró hasta las dos de la tarde. Reconociendo luego Balcarce la imposibilidad de penetrar las trincheras enemigas, dispuso retirarse, lo que efectuó en el mejor orden. El enemigo no intento perseguirlo puesto que no contaba con cabalgaduras ni con ánimos.Aquí se produjo entonces el primer choque entre revolucionarios y realistas, de lo que fue la guerra por la independencia – no considerándose una derrota formal sino más bien una retirada estratégica.

Parte de la Batalla:
Exmo Sor.
El «27» me dirijí á atacar las fortificaciones enemigas en Cotagaita como lo verifique á las dies de la mañana, desde cuia hora, hasta las dos de la tarde se sostubo de ambas partes el fuego más activo que puede imaginarse pero reconociendo que no era posible penetrar hasta las trincheras enemigas, dispuse retirarme, lo que se efectuó con el mejor orden, sin que se atreviesen los contrarios á perseguirme, ni á salir uno solo de sus parapetos. En la misma tarde acordamos en una Junta de Guerra, que era indispensable retroceder á reforzarnos, proveernos de municiones de Artillería, subsistencias, y caballerías pues si tan extrema la escaces de estos articulos que no hay absolutamte. como poder operar por su falta: mi dirección á Suipacha, donde esperaré los auxilios indicados, y las superiores ordenes de V. E. para lo que debo executar.
El Capitan D. Santiago Carrera impondrá V. E. circunstanciadamte. delo ocurrido en dha. accion y delo demas que es preciso facilitar para volver á internarnos prontamte. como interesa.
Dios guarde á V. E. ms. as. Mashara 29 de Octre. de 1810.
—Exmo Sor.—Antonio Gonzalez Balcarce.

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lunes, 26 de octubre de 2009

ANIVERSARIO DEL NACIMIENTO DEL CORONEL EVARISTO URIBURU Y HOYOS


El día 26 de octubre de 1796 nace en la ciudad de Salta el Coronel Evaristo de Uriburu, guerrero de la independencia, sirviendo a las órdenes de Manuel Belgrano desde las Piedras hasta Tucumán y a las de San Martín en el cruce de los Andes. Continuó su actividad castrense en la campaña de Ayacucho y la prolongó en las milicias provinciales de Salta hasta la guerra con Bolivia, en pleno período rosista.
En el año 1811, se incorporó al Ejército del Norte, tomando parte en las batallas de Las Piedras, Tucumán y Salta. En 1814 y 1815, sirvió a las órdenes de los Generales San Martín y Rondeau. Asistió a la Batalla de Sipe-Sipe del 29 de noviembre de 1815. Fue gobernador de la Provincia de Salta. A partir de la derrota del General Aráoz de La Madrid y de la prisión del General Paz, emigró a Bolivia con su familia y su padre político, el Mariscal del Perú, Mariscal de Campo de Chile y General Juan A. Álvarez de Arenales.
Regresó en 1838, reasumiendo el gobierno de su provincia. Fue por tres veces gobernador. El 1 de mayo de 1839 ascendió a Coronel. Falleció en Buenos Aires el 28 de julio de 1885.

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domingo, 25 de octubre de 2009

EL PARTE DE LA VICTORIA


Una de las mayores virtudes que siempre exhibió el General San Martín fue la humildad permanente en todos sus procederes acompañado ello por una modestia absoluta en sus grandes actos.
Luego de la Batalla de Maipú, San Martín procedió a realizar una reunión de jefes, leyéndoles el parte de la victoria. Las Heras, que se encontraba entre los presentes, sorprendido por un detalle de la lectura, se incorporó y le dijo al Libertador: “General, esto que usted dice aquí de nuestra línea sobre la derecha del flanco enemigo presentando un orden oblicuo fue, como usted sabe, el merito de la victoria y puesto así como usted lo pone nadie lo va a entender”. San Martín esbozó una sonrisa y contestó: “Con esto basta y sobra. Si digo mas han de gritar por ahí que quiero compararme con Epaminondas o Bonaparte ¡Al grano, Las Heras, al grano! Hemos amoldado a los godos y vamos al Perú ¿EL orden oblicuo nos salió bien?, pues adelante, aunque nadie sepa lo que fue. Mejor es que no lo sepan, pues aun así habrá muchos que no nos perdonarán el haber vencido.”

De: “Paginas de Gloria” de Luis Leopoldo Giunti, Ed. Circulo Militar.

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sábado, 24 de octubre de 2009

ANIVERSARIO DE LA ACCION DE LOS TRES SARGENTOS


Después de Vilcapugio, y a pesar de su victoria, las fuerzas realistas carecían de abastecimientos y medios de transporte como para marchar en persecución de las tropas de Belgrano. Este supo sacar partido de tales circunstancias y procuró hostilizar constantemente a sus enemigos por medio de partidas aisladas que los atacaban por sorpresa. En estas refriegas comenzó a distinguirse por su extraordinaria temeridad el futuro general Gregorio Aráoz de La Madrid, que entonces ostentaba el grado de teniente del cuerpo de Dragones. Merece recordarse, por el arrojo de sus principales protagonistas –los soldados Mariano Gómez, Santiago Albarracín y Juan Bautista Salazar-, la acción de Tambo Nuevo, que el mismo La Madrid nos relata en sus Memorias:

“Llega la hora señalada y se me presentan los bomberos (espías) con la noticia de haber dejado (los realistas) en Tambo Nuevo una compañía como de 40 a 50 infantes…. En el acto de recibir esta noticia mandé montar a caballo a mis 14 hombres, incluso el baqueano Reynaga, y… me dirigí a sorprender la compañía, pues ésta venía seguramente (como lo afirmaron después los prisioneros) a tomarme la espalda por la quebrada…. Emprendí mi marcha, en efecto, en esta dirección, mandando por delante a Gómez, Albarracín y Salazar, con los indios que acababan de llegar con la noticia, en clase de descubridores. Seguía mi marcha en este orden, con mi baqueano Reynaga a mi lado, y habían pasado ya algunas horas, cuando se me presenta Albarracín avisándome de parte de Mariano Gómez, que encabezaba la descubierta, que venía en marcha conduciendo prisionera a la guardia (realista). Gustosamente sorprendido con esta noticia pregunté… ¿Cómo han obrado ustedes ese prodigio? Continuando mi marcha, me refiere Albarracín que, al asomar los tres hombres el portezuelo de Tambo Nuevo, habiendo señalado el baqueano el rancho en que estaba colocada la guardia….. aproximándose Gómez al momento, le propuso a sus dos compañeros si se animaban a echarse con él sobre aquella guardia que dormía, y cuyos fusiles se descubrían arrimados a la pared con la luz de la lámpara: habiéndole contestado ellos que sí, se precipitan los tres con los dos indios que los guiaban, sobre la puerta del rancho, y que desmontado Gómez en la puerta con sable en mano, dio el grito de “ninguno se mueva”, a cuyo tiempo, abrazándose de los 11 fusiles que estaban arrimados, se los alcanzó a los dos indios; que enseguida hizo salir y formar afuera a los 11 hombres y los echó por delante, habiéndose colocado el exponente a la cabeza, Salazar al centro y Gómez ocupó la retaguardia, suponiéndose oficial y haciendo marchar a los dos indios con los fusiles por delante. Mientras Albarracín me informaba de todo esto, presentóseme Gómez con sus diez prisioneros (ocho soldados y dos cabos), diciéndome que el sargento que mandaba esta guardia, se le había escapado tirándose cerro abajo al descender por un desfiladero, y que no había querido perseguirlo por temor de exponerse a que pudiesen fugar los demás…”.

Como consecuencia de esta acción, los soldados Gómez, Albarracín y Salazar fueron ascendidos a sargentos, conociéndoselos en adelante como “los sargentos de Tambo Nuevo”. También el general Belgrano les obsequió con los mejores caballos que tenía, especialmente a Gómez, a quien le regaló un hermosísimo caballo blanco.

Poco tiempo después, el sargento Mariano Gómez ofreció al general Belgrano, “traerle los mejores caballos o mulas del ejército enemigo”. La Madrid relata también este episodio en sus Memorias: “La noche los favoreció porque se puso muy nebulosa, pues al rayar el siguiente día se presentó Gómez al general con sus dos compañeros (los sargentos de Tambo Nuevo, Albarracín y Salazar) y le entregó once hermosas mulas de jefes y oficiales que logró sacar del campamento enemigo, cortando con sus cuchillos los lazos en que estaban amarradas a las estacas de las tiendas, mientras sus compañeros velaban montados y teniéndole su caballo; para comprobante de esa verdad traían atadas todas ellas al pescuezo pedazos de lazos. Al salir con ellas fueron sentidos por un centinela y perseguidos, sufriendo una descarga al pasar descendiendo la cuesta por cerca de la guardia, y cuyos tiros se sintieron en nuestro campo; pero ellos se salvaron con su presa y el general les regaló once onzas de oro”.

El Sargento Gómez, tucumano, murió fusilado por los realistas en Humahuaca en 1814; el Sargento Salazar murió en combate ese mismo año y el Sargento Albarracín murió en 1840, con el grado de Comandante de milicias, ambos eran cordobeses . Una calle de Buenos Aires los recuerda con el nombre de Tres Sargentos.
Fuentes: Aráoz de La Madrid, Gregorio – Memorias / www .revisionistas.com / Crónica Argentina, Nº 18 – Ed.Codex.



viernes, 23 de octubre de 2009

ANIVERSARIO DE LA MUERTE DEL CORONEL JOSÉ DE OLAVARRÍA.


El día 23 de octubre de 1845 fallece en Montevideo el Coronel José de Olavarría. Había nacido en Salto, Provincia de Buenos Aires, el 13 de febrero de 1801. Ingresó al ejército a los 13 años de edad, como cadete en el cuerpo de artillería que comandaba su padre. Fue Alférez en el Ejército de los Andes e intervino en las campañas que liberaron a Chile y a Perú. Intervino por tanto en todas las grandes batallas de la independencia chilena: Chacabuco (febrero de 1817), Cancha Rayada (marzo de 1818) y Maipú (abril de 1818). Después de la renuncia de San Martín, se unió a Simón Bolívar para continuar en el Perú la lucha por la emancipación de Latinoamérica. Transferido a un escuadrón de granaderos a caballo, asistió a las decisivas victorias de Junín (agosto de 1824) y Ayacucho (diciembre de 1824). Tras esta última batalla, solicitó a Bolívar el retiro, quien se lo concedió con el grado de coronel.
Posteriormente luchó en la Guerra Argentino-brasileña, y en 1828 se unió a las tropas unitarias del General Juan Galo Lavalle que combatían a las federales. Tras la derrota de estos últimos en 1829, tuvo que emigrar a la Banda Oriental, donde hubo de enfrentarse al uruguayo Manuel Oribe antes de engrosar las filas de José Fructuoso Rivera y combatir del lado de éste en la llamada Guerra Grande

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jueves, 22 de octubre de 2009

ANIVERSARIO DE LA MUERTE DEL GENERAL JOSÉ MARÍA PAZ


El día 22 de octubre de 1854 fallece en Buenos Aires el General José M. Paz Había nacido en la ciudad de Córdoba el 9 de septiembre de 1791. General de carrera. Inició la carrera de derecho que nunca terminó por haberse alistado en el ejército durante la guerra de la independencia. Luchó en Tucumán, Vilcapugio y Ayohuma, bajo las órdenes del general Belgrano. Perdió un brazo en la batalla de Venta y Media, a resultas de lo cual fue conocido con el nombre de "el manco Paz". En enero de 1820, con Juan Bautista Bustos, caudillo de Córdoba, se sublevó contra el gobierno de Buenos Aires. Más tarde, Bustos lo desterró a Santiago del Estero.
En 1826 se unió nuevamente al ejército para combatir en la guerra contra el Brasil y en 1827 fue designado comandante de ejército, por entonces Paz se había declarado unitario y comenzó su lucha por formar un poder multiprovincial opuesto al liderazgo de Buenos Aires. Pronto Buenos Aires, bajo la dirección de Rosas, declaró la guerra contra Paz. En 1829 éste llegó a Córdoba y derrotó en San Roque a Bustos, su viejo general de ejército, al mismo tiempo, Facundo Quiroga marchó contra Paz, pero fue derrotado en La Tablada y Oncativo. De esta manera Paz logró transformar a Córdoba en el centro de la Liga del Interior. Integrado por nueve provincias con una forma centralizada de gobierno. Mientras tanto, Estanislao López asumió el liderazgo de las fuerzas federales y tomó prisionero a Paz. Rosas ordenó su ejecución pero López se rehusó a obedecer la orden. Paz huyó a Corrientes, donde luchó contra Rosas y derrotó al general Echagüe, partidario de Rosas, en Caaguazú (28 de noviembre de 1841).En 1842 pasó a ser gobernador de Entre Ríos, pero pronto desavenencias suscitadas con Ferré, gobernador de Corrientes, y Rivera, del Uruguay, obligaron a Paz a trasladarse a Montevideo donde organizó a las fuerzas contra el sitio de Oribe. En 1844, el nuevo gobernador de Corrientes, Joaquín Madariaga, lo invitó a regresar para dirigir el ejército contra Rosas, y en 1845 subscribió un tratado con Corrientes y Paraguay para combatir a Rosas. Esperaba atacar a Entre Ríos, mas el triunfo de Urquiza sobre Rivera en India Muerta hizo modificar sus planes.Paz permaneció en Corrientes y trató de enfrentar a Urquiza, pero renunció debido a complicaciones políticas y emigró al Brasil. Allí, sumido en la pobreza, escribió sus Memorias; permaneció en Río de Janeiro hasta 1852, cuando llegaron a él noticias de la revuelta de Urquiza. Inmediatamente regresó a la Argentina donde llegó en el momento de producirse el levantamiento contra Urquiza, después de la derrota de Rosas. Paz tomó parte en la defensa de la ciudad de Buenos Aires. Fue ministro de Guerra en el gabinete de Pastor Obligado. En 1854, aunque con precaria salud, fue electo legislador por la provincia y participó en los debates constitucionales; Paz y Mitre se opusieron a la firma de esta constitución provincial.

En una salida hecha por el coronel Giuseppe Garibaldi, que prestaba servicios en las tropas sitiadas en Montevideo, apresó aun lanchón enemigo a cuyo bordo se encontraron comunicaciones para Oribe con importantes informes de la plaza y que estaban firmadas con el seudónimo de “El Firme”.
Hechas las averiguaciones se comprobó que el infidente era un fuerte comerciante de la ciudad llamado Luis Baena, hombre que gozaba buena posición social.
Tomado preso el culpable por la policía, el gobierno se hizo cargar de su persona y el Ministro de Guerra del Uruguay, Coronel Melchor Pacheco y Obes, queriendo aplicar con todo su rigor la ley que regía en esos casos y para evitar la repetición de tan grave delito, lo remitió al General José María Paz con la orden verbal de que lo hiciera pasar por las armas inmediatamente.
-Diga Vd. al señor Ministro – dijo el vencedor de Caá-Guazú al oficialo que había conducido al reo – que soy un General de orden y no un asesino. Hay un tribunal militar encargado de juzgar a esos criminales. Si de la sentencia que este tribunal pronuncie, Baena resulta culpable, lo haré ejecutar al tenor del fallo; pero si no existe tal crimen, pongo a disposición del gobierno dos batallones para que Vds. lo hagan matar.
Llevada la respuesta al Ministro, éste se trasladó furioso al cuartel general e increpó a Paz sus palabras recordandole que, como jefe, debía dar ejemplo de obediencia y respeto al gobierno pues, de otra manera, sólo conseguiría que el desorden y la indisciplina cundieran entre las tropas.
El héroe de Ituzaingó, se irguió con arrogancia y, señalando con su diestra al campo del enemigo, replicó con energía a Pacheco y Obes:
- ¡Allí, señor Ministro, es donde se fusila sin formación de causa!
Vencido el Coronel, reflexionó unos momentos y palmeando a su interlocutor, le dijo sonriente pero con ansiedad:
- De acuerdo, pero júzguele Vd. de una vez General.

(De Anecdotario Histórico Militar de Juan Ramón Silveyra)

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miércoles, 21 de octubre de 2009

ANIVERSARIO DE LA BATALLA DE VENTA Y MEDIA


Luego de las derrotas sufridas por el General Manuel Belgrano en Vilcapugio y Ayohúma, el mando del Ejército del Norte fue transferido al General José de San Martin, el cual renuncia a dicho cargo unos meses después, argumentando razones de salud. En su reemplazo fue enviado el General José Rondeau, quien comenzó los preparativos para la tercera expedición al Alto Perú, lo cual motivó la oposición del General Martín de Güemes, quien pretendía llevar a cabo una guerra puramente defensiva, según las directivas de San Martín. Rondeau nombra entonces al Coronel Martín Rodriguez en reemplazo de Güemes, y le ordena ingresar en el territorio altoperuano. Sin embargo Rodríguez es derrotado y tomado prisionero en El Tejar, siendo reemplazado por el General Francisco Fernandez de la Cruz; Rodríguez sería luego liberado por los realistas. Fernández de la Cruz comisiona la caballería de vanguardia a Güemes, quien derrota completamente a la avanzada realista en batalla de Puesto del Marqués, pero Rondeau niega los méritos de la victoria a Güemes, hecho que motiva la ruptura entre ambos, quedando nuevamente Rodríguez al mando de la vanguardia.
En octubre una fuerza realista que se estimaba en 300 hombres se había establecido a 20 km al norte de la vanguardia patriota, ubicada en Chayanta. Rondeau autorizó a Martín Rodríguez a efectuar un ataque sorpresa sobre la posición enemiga para lo que destacó 350 infantes y 200 jinetes.
A mediados de ese mes, Rodríguez decidió realizar un ataque nocturno a las tropas relistas, acantonadas en Venta y Media. Sin embargo, no se produce el esperado efecto sorpresa y las tropas patriotas son completamente derrotadas. En esta acción sería herido José Maria Paz en su brazo derecho, quedando inutilizado de por vida, razón por la cual fuera luego conocido como "el manco Paz". Esta acción contribuyó a disminuir la ya alicaída moral del Ejército del Norte, concluyendo la tercera expedición en la derrota en la Batalla de Sipe Sipe.



martes, 20 de octubre de 2009

UN HEROE DEL 7MO DE INFANTERÍA


Durante el asalto a la fortaleza de Talcahuano el 6 de diciembre de 1817, se produjo un hecho heroico que sobresalió dentro de los cientos de hechos valerosos de aquella jornada.
Lanzando el asalto a la fortaleza en la madrugada de aquel día, las dos compañías del Batallón 7 de Infantería de Línea, al mando del Sargento Mayor Cirilo Correa, se hallaban tratando valerosa, pero infructuosamente, de destruir la tenaz resistencia opuesta por los realistas. La lluvia de fuego y metralla efectuada desde las bien preparadas posiciones españolas, estaba diezmando a los aguerridos Patriotas, ante lo cual, se dio la orden de replegarse para evitar una masacre inútil e insensata.
El Coronel Manuel Olazábal, presente en la acción, narro posteriormente: “Quiero transmitir aquí para la historia un hecho heroico. Cuando la columna a órdenes del coronel Las Heras se formaba en retirada de la Segunda Batería que con tanto denuedo había tomado, al Teniente Leandro García, una bala de cañón le tronchó la pierna y lo derribó a tierra. El asistente que iba a su lado trató de cargarlo para librarlo de caer prisionero, pues los enemigos se aproximaban; García lo asió del pecho fuertemente y poniéndole la punta de la espada, le dijo: ‘¡Matame, no me dejes caer en poder de los godos!’ Todos los esfuerzos del soldado para evitar el cumplimiento de aquella orden fueron infructuosos. El peligro era inminente, y con el corazón lleno de dolor tuvo que obedecer; puso la boca del fusil al oído de su oficial y descargó el arma ¡Honor a la memoria de aquél Heroe, que contaba apenas 18 años!”
De Páginas de Gloria de Luis Leopoldo Giunti, Circulo Militar.

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lunes, 19 de octubre de 2009

ANIVERSARIO DE LA MUERTE DEL GENERAL JULIO ARGENTINO ROCA


La faz militar en la vida de Julio Argentino Roca es la que lo acompaña en forma más permanente desde sus primeros años hasta su muerte. Su niñez, en el Tucumán natal, transcurre junto a un padre militar que sufre las peripecias de la agitada vida Argentina de la primera mitad del siglo diecinueve. Fueron sus padres, el coronel José Segundo Roca y Tejerina, nacido el 1 de junio de 1800 y Agustina Paz Mariño de Roca, nacida en 1809, ambos nacidos en la provincia de Tucumán. Tuvieron ocho hijos, cinco de ellos sirvieron en el ejército.

El coronel Roca integró el Ejercito del Norte, participó con el ejercito de San Martín en la Expedición Libertadora al Perú y más tarde en la expedición al Ecuador bajo las órdenes del Mariscal Sucre participó de las siguientes batallas: Pasco el 6 de diciembre de 1820, Jauja el 3 de marzo de 1821, Pichincha el 24 de mayo de 1822, Zepita el 25 de agosto de 1823 y Junín el 6 de agosto de 1824. Su actuación en las guerras de la independencia lo hizo merecedor de varias medallas. Combatió contra las fuerzas de Brasil en calidad de edecán del general Lucio V. Mansilla.

Posteriormente participó en diversos conflictos en las Provincias Unidas del Río de la Plata. En 1865 partió a la guerra del Paraguay con sus hijos Ataliva (1839-1912) Celedonio (1840- Las Palmas 1868) Julio Argentino (1843-1914) Rudecindo (1850-1903), y Marcos (¿?- Paso de la Patria 1866).

José Segundo Roca muere en Las Ensenaditas, cerca del Paso de la Patria, el 8 de marzo de 1866. Fue el único oficial argentino que participó en tres guerras. Dos meses más tarde fallecen en Tuyutí y en Paso de la Patria sus hijos Celedonio y Marcos, respectivamente.

El 17 de julio de 1843 nace en San Miguel de Tucumán Alejo Julio Argentino Roca, según se consigna en la partida de bautismo que se conserva en la iglesia matriz. Julio, nacido en la propiedad de sus padres El Vizcacheral, era el tercero de ocho hijos; siete eran varones y cinco de ellos sirvieron en el ejército. Primitivamente se sostuvo que había nacido en la localidad de Monteros, en una propiedad de su familia materna.

Su madre, Agustina Paz de Roca en una carta dirigida a su padre que en ese momento se encontraba en campaña, le escribe que el hijo que esperan se llamará: “Julio por ser el mes glorioso y Argentino porque confío en que sea como su padre un fiel servidor de la patria.”

Los sucesos de la Confederación y la situación interna de la provincia de Buenos Aires llevaron a ésta a armarse en previsión de un ataque por parte de la primera.

La Legislatura autorizó al P. E. por ley del 6 de mayo de 1859 a repeler con las armas toda agresión. El choque se produjo en la Cañada de Cepeda, el 23 de octubre de 1859, donde quedaron derrotadas las tropas al mando de Mitre. Urquiza el frente de la Confederación, avanzó hasta San José de Flores y propuso un entendimiento. Se firmó así el Pacto de Unión, 11 de noviembre de 1859.

Buenos Aires se integraba a la Confederación. Los eficaces oficios del ministro de Guerra del Paraguay general Francisco Solano López fue decisivas en estas circunstancias.

En el Colegio del Uruguay, fundado por Urquiza, realizó los estudios regulares Julio A. Roca y además se matriculó en las clases de instrucción militar que se dictaban allí bajo la dirección del coronel Nicolás Martínez Jonte. En 1858, sin abandonar sus estudios, ingresa al ejército de la Confederación, como alférez de artillería recibiendo su bautismo de fuego en la batalla de Cepeda en 1859.

Desde Tucumán, el coronel José Segundo Roca escribe al general Justo José Urquiza para felicitarlo por el triunfo en Cepeda: “Me es muy satisfactorio que mi querido hijo Julio Argentino haya acompañado a V.E. en su gloriosa campaña de integridad nacional y me será tanto más que en el bautismo de fuego haya correspondido al patriótico nombre que lleva”.

Tras su actuación en la batalla de Cepeda, un decreto subscripto por Urquiza lo asciende a teniente segundo a los dieciséis años. Revista en el Palacio de San José y en Concepción del Uruguay en 1858 y 1859.

Urquiza había completado su período siendo reemplazado por Derqui. Tras la batalla de Cepeda la paz entre Buenos Aires y el resto de las provincias no seguiría por mucho tiempo.

Las diferencias políticas entre Buenos Aires y el interior desembocará en la batalla de Pavón el de 17 septiembre de 1861. Las fuerzas de la Confederación son derrotadas por el ejército de Buenos Aires, al mando de Bartolomé Mitre. Se disuelve la Confederación y se unifica la Nación.

Roca participa en la batalla de Pavón como teniente de artillería. Es el último en retirarse del combate junto con el capitán Juan Solá, salvando los cañones de la batería. Por su actuación destacada es ascendido a teniente primero a los dieciocho años.

Roca pasa al Estado Mayor del 1er. Cuerpo del Ejército Nacional en Buenos Aires, cuyo jefe era su tío materno, el coronel Marcos Paz. Acompaña a su tío en su misión como interventor para ganar la adhesión de los caudillos del interior a la causa mitrista. Recorre Córdoba, Catamarca, San Luis y La Rioja, regresando en junio.

Bartolomé Mitre asume como presidente de la Argentina; el coronel Paz es su vicepresidente. Su presidencia se vio marcada por la guerra del Paraguay.

Tras ser dado de alta en la Comandancia del 1er. Cuerpo del Ejército, Roca recibe órdenes de incorporarse al Batallón 6º de Infantería de Línea, que forma parte del ejército comandado por el general Wenceslao Paunero, en lucha contra el caudillo Ángel Peñaloza, “El Chacho”. Participa en las batallas de Lomas Blancas (La Rioja) y en Las Playas (Córdoba). Debido a su destacada actuación en la batalla de Las Playas es ascendido a capitán.

Guerra de la Triple Alianza

En 9 de mayo de 1865, con la excusa de la incursión paraguaya a Corrientes, el presidente Mitre, con autorización del Congreso le declara formalmente la guerra al Paraguay. Se forma la Triple Alianza entre Argentina, Brasil y Uruguay. Se le ordena a Roca partir a Corrientes para participar de los combates.

En el momento de la invasión aliada, los paraguayos contaban, aproximadamente, con una fuerza compuesta de 20.000 a 25.000 hombres en Paso de la Patria, a quienes se les sumaban alrededor de 2.000 hombres en Itapuá y Tebicuary, más otros núcleos en lugares fortificados. Además, Paraguay disponía de importantes fortificaciones y numerosa artillería.

Las fuerzas aliadas disponían de casi 60.000 hombres, de los cuales 25.000 eran argentinos, 33.000, brasileños y 2.800, uruguayos. La artillería contaba con 90 piezas. Además, debía contarse con el II Cuerpo brasileño, formado por 15.000 hombres, que en dicho momento se encontraba en marcha hacia el teatro de operaciones.

Roca al iniciarse en 1865, la guerra de la Triple Alianza revista en Rincón de Soto y en la costa de Payubre. En el mes de septiembre participa en el combate y conquista de Uruguayana (Imperio del Brasil), en poder de las fuerzas paraguayas, haciéndose merecedor de una medalla.

Un mes después interviene en el combate de Yatay, cerca de Paso de los Libres (Corrientes). Cae enfermo y debe volver a Buenos Aires, donde revista durante los siguientes tres meses.

El padre de Roca, coronel José Segundo Roca, al mando de la 4ta División del 1º Cuerpo del Ejercito en el campamento de Las Ensenaditas sobre el Paso de la Patria, Corrientes, muere en combate el 8 de marzo de 1866, a los 66 años de edad. El batallón Salta, al que pertenecía Julio Roca, le rindió las últimas honras. Meses más tarde caerían dos de sus hermanos: Celedonio, en el ataque a Las Palmas, y Marcos, en el Paso de la Patria. Celedonio prestó servicios en el 6to del Regimiento de Infantería de Línea a las órdenes de los generales Arredondo y Luís María Campos. Su valor quedó demostrado en la batalla de San Ignacio y otros combates. Murió en octubre de 1868, a los 28 años de edad, en Las Palmas cuando actuaba con el grado de capitán.

El 24 de mayo de 1866 año se lleva a cabo la batalla de Tuyutí, la más cruenta desarrollada en América del Sur. El valor de Roca llama la atención de sus superiores, por lo que es ascendido a sargento mayor por el general Gelly y Obes, ministro de Guerra y Marina, y se lo nombra segundo jefe.

El ejercito paraguayo, con 22.000 hombres, divididos en cuatro columnas, atacaron por sorpresa el campamento aliado de Tuyutí, donde se encontraban los 33.000 hombres de los aliados. Después de cinco horas de lucha, los paraguayos fueron derrotados, sufriendo importantes pérdidas: 6.000 muertos, 7.000 heridos y 370 prisioneros. Los aliados contaron 4.000 bajas (3.000 brasileños, 800 argentinos y 300 uruguayos).

El 22 de septiembre de 1866 el sargento mayor Roca se encuentra al frente del batallón Salta en el ataque a Curupaytí. Su unidad es prácticamente aniquilada por los cañones paraguayos.

La batalla se inició con el bombardeo de las posiciones paraguayas por la escuadra brasileña. Este bombardeo duró cuatro horas. Sin embargo, el asalto no tuvo resultados, pues al producirse el ataque terrestre, hallaron intactas a dichas posiciones paraguayas, quienes las diezmaron por el fuego de infantería y artillería. Las tropas aliadas debieron, entonces, retirarse, después de sufrir enormes pérdidas. El Ejército Argentino tuvo 2.050 bajas entre muertos, heridos y dispersos (40% de los efectivos empeñados), y los brasileños 1.950 (20%). Las bajas paraguayas sumaron 92 hombres.

Roca le salva la vida al futuro almirante Daniel Solier, al sacarlo herido fuera del campo de batalla en su caballo, junto con la bandera en hilachas recogida de la trinchera, cerca del cadáver de su primo Marcos Paz (h.). El general Mitre le confiere el honor de llevar el parte de este feroz combate a Marcos Paz, a cargo del Poder Ejecutivo Roca no vuelve al frente ya que el gobierno necesita jefes militares para combatir a los rebeldes del interior.

Durante la presidencia de Sarmiento, se firmó el protocolo que puso fin al conflicto bélico. Sin embargo, los problemas, no terminaron allí, quedaban pendientes las cuestiones de límites.

La Argentina ocupó provisionalmente Villa Occidental en el Chaco; Brasil la Isla del Cerrito. Por el tratado de paz definitivo Paraguay aceptaba los límites Argentinos hasta el río Pilcomayo; al norte de éste el territorio chaqueño sería sometido a arbitraje del presidente de los Estados Unidos.

Las islas del Cerrito y Apipé pasaban a la Argentina y la de Yacyretá al Paraguay. El 12 de noviembre de 1878 el presidente norteamericano Hayes dio su fallo arbitral otorgando todo el territorio en litigio al Paraguay.

En 1867 Roca formaba parte de las fuerzas nacionales al mando del general Wenceslao Paunero, con la misión de reducir las montoneras a cargo del coronel Juan de Dios Videla, Carlos Juan Rodríguez y otros, que azotaban las regiones del Norte y Cuyo. Roca asistió a la batalla de San Ignacio el 1º de abril de 1867. La vanguardia, bajo las órdenes del coronel Arredondo, se dirigía desde Villa Mercedes, San Luís, a esa ciudad, por entonces en manos rebeldes, y acampó en río Quinto, en el Paso de San Ignacio, al sudeste de San Luís.

El coronel Arredondo, con 1.600 veteranos del Paraguay, fue atacado, por las fuerzas irregulares del general Juan Sáa que contaba con 3.500 hombres y 8 cañones. Arredondo los dispersó y derrotó completamente. A los veinticuatro años, Roca, es designado mayor efectivo y nombrado 2º jefe del Batallón 7º de Infantería de Línea que se hallaba en San Juan. Entre septiembre y marzo de 1868, forma parte de la guarnición en la provincia de La Rioja.

Encontrándose Roca en Córdoba es ascendido nuevamente a teniente coronel y se desempeña como segundo jefe del 6º de Infantería de Línea. Posteriormente pasa a Tucumán como jefe del batallón 7° de Infantería de Línea. Más tarde actúa en Córdoba, Melincué (antiguo fortín de Santa Fe), Río Cuarto y, finalmente, Tucumán.

El 12 de octubre de 1868, Domingo F. Sarmiento jura como presidente de la Nación y Adolfo Alsina como vicepresidente. Las revoluciones, pestes y el peligro de guerra fueron una constante en su presidencia. Su obra magna fue el fomento de la educación: al asumir se educaban treinta mil niños, y al terminar su presidencia, cien mil.

En enero de 1869, al frente del batallón 7°, el teniente coronel Roca marchó a Salta al mando del coronel Pedro Corvalán para combatir al coronel Varela, caudillo de los montoneros levantados en armas contra la Nación. Varela fue derrotado el 12 de enero en las Salinas o Pastos Grandes por los milicianos de Salta. Roca da por cumplida su misión.

A los veintiséis años se lo nombra Jefe de la frontera de Orán, provincia de Salta, manteniendo el mando del 7º de Infantería.

El 11 de abril de 1970, el gobernador de Entre Ríos, Justo José de Urquiza, es asesinado en el Palacio San José por partidarios de López Jordán. Contaron con la colaboración de Nicomedes Coronel, mayordomo del gobernador. Luego de Pavón, López Jordán se distanció de Urquiza. El gobernador se había ganado el repudio de muchos federales debido a su apoyo a la Guerra del Paraguay, su tibia acción política con los gobiernos nacionales y, sobre todo, su acercamiento a Sarmiento en febrero de 1870. El 14 de abril López Jordán asume como gobernador de Entre Ríos. En consecuencia el presidente interviene militarmente la provincia.

El 2 de septiembre, Roca es trasladado con su batallón a Córdoba, donde permanece hasta noviembre. Luego marcha a Entre Ríos, donde se desarrollaba la rebelión de López Jordán, quien procuraba segregar las provincias del Litoral.

El 26 de enero de 1871, bajo el mando del teniente coronel Baibiene, gobernador de Corrientes, Roca dirige las tropas nacionales que derrotan en la batalla de Ñaembé (Corrientes) a López Jordán. Quien será derrotado definitivamente recién en 1876. Esta batalla fue el primer combate de Roca con repercusiones nacionales. Sarmiento lo asciende a coronel, sobre el campo de batalla, y Roca empieza a ser reconocido.

El 27 de enero se declara la terrible epidemia de fiebre amarilla que desata el caos en la ciudad de Buenos Aires, y provoca hasta el mes de julio 13.614 muertos. La población de 190.000 habitantes queda reducida a sólo 60.000 por las muertes y el éxodo.

El 1º de enero de 1872 el coronel Roca, quien cuenta con veintinueve años, es designado jefe de la Línea Sur de fortines de Córdoba, con asiento en la ciudad de Río Cuarto. En agosto de 1874 es designado comandante en jefe de las fuerzas nacionales en Córdoba, formadas por los batallones 7° y 12°. Reemplaza al general Arredondo, involucrado en un movimiento político de oposición a la candidatura de Avellaneda. El 28 de septiembre Sarmiento lo nombra comandante general y jefe del Ejército del Norte, con la misión de derrotar a Arredondo, quien había sido su jefe en La Rioja. El 3 de octubre Arredondo entró en Córdoba, pero debió regresar a Villa Mercedes por falta de apoyo en aquella ciudad, y porque Roca avanzaba contra él desde Bell Ville, con más fuerzas.

El 12 de octubre, Nicolás Avellaneda asume la presidencia, con Acosta como vicepresidente. Sorteó revoluciones y amenazas de guerra externa, continuando la labor iniciada por Sarmiento.

A fines de octubre Arredondo abandona Córdoba, con destino a Mendoza pasando por San Luis. Fue seguido de cerca por Roca. Arredondo se fortificó sólidamente en Santa Rosa y esperó a Roca que había aumentado sus fuerzas y seguía avanzando.

El 7 de diciembre de 1874, en la segunda batalla de Santa Rosa. Roca y Arredondo contaban cada uno, aproximadamente, con 4.500 hombres, aunque el segundo había apreciado en más la fuerza del Coronel Roca. En la noche del 6/7, mediante una maniobra brillante, Roca rodeó la posición sin que fuese detectado por su enemigo y lo atacó por la retaguardia. La acción que duró tres horas terminó con la derrota total de Arredondo quien cayó prisionero y luego pudo escapar a Chile.

El 7 de diciembre de 1874, por su destacada actuación, Roca es ascendido a coronel mayor recibiendo además los entorchados de general en el campo de batalla por el presidente Avellaneda.

Campaña del Desierto

Desde el inicio de la conquista y la colonización de la América española, la incorporación del indio a la civilización fue una de las principales preocupaciones de los gobernantes, tanto en la metrópoli como en las colonias. Dicha preocupación se vio reflejada en las Leyes de Indias, que prestaron especial atención al tema.

No siempre fue posible lograr esto por medios pacíficos, por un lado debido al abuso de españoles y criollos, y por otro dado el carácter bravío de algunas de las tribus moradoras de estas tierras, que reaccionaban con violencia ante el blanco, matando a los colonizadores y asolando sus posesiones.

De esa manera, y como medida de seguridad, se fueron conformando, en lo que es hoy la República Argentina, las llamadas fronteras interiores, en el Norte y Sur del país.
El 7 de diciembre de 1874, por su destacada actuación, Roca es ascendido a coronel mayor en el campo de batalla por el presidente Nicolás Avellaneda.

El 6 de julio de 1875, Roca es designado comandante en jefe de las fronteras de Córdoba, San Luís y Mendoza, pero manteniendo su asiento en Río Cuarto. Desde allí emite su opinión contraria al plan de Alsina para conquistar el desierto.

En su libreta de apuntes, Roca, había escrito las siguientes reflexiones: ¡Qué disparate la zanja de Alsina! Y Avellaneda lo deja hacer. (…) Es lo que se le ocurre a un pueblo débil y en la infancia: atajar con murallas a sus enemigos. (…)

Así pensaron los chinos, y no se libraron de ser conquistados por un puñado de tártaros, insignificante, comparado con la población china. (…)

Si no se ocupa la pampa, previa destrucción de los nidos de indios, es inútil toda precaución y plan para impedir las invasiones. (…)

El proyecto del ministro Alsina era establecer una nueva línea de frontera en la provincia de Buenos Aires, entre Bahía Blanca y el Sur de Córdoba. El avance fue realizado por cinco columnas que llegaron a sus objetivos: Italó, Trenque Lauquen, Guaminí y Pigüé. Propiciaba avanzar paulatinamente sobre la frontera indígena mediante una línea de fortines móviles cada cinco kilómetros y la excavación de una zanja profunda que impidiera las invasiones y el arreo de los vacunos. Alsina estaba convencido de que era posible un entendimiento con los indios si “se les cumplen los tratados”.

Roca por su lado, proponía una estrategia ofensiva estableciendo una frontera definitiva en los ríos Negro y Neuquén, sin dejar enemigos, e ir ocupando el territorio. El objeto era debilitar y desmoralizar a las indiadas, y facilitar, así, la gran campaña que se emprendería en 1879.

Mientras la zanja de Alsina cubría sólo la provincia de Buenos Aires, el plan de Roca era nacional, porque amparaba y beneficiaba a toda la República.

El 4 de enero de 1878 estando en Mendoza, Roca recibe un telegrama de Avellaneda nombrándolo ministro de Guerra en reemplazo de A. Alsina, fallecido el 29 de diciembre del año anterior. De regreso en Buenos Aires, se instala en Belgrano, donde convalece de la fiebre tifoidea que casi lo llevó al borde de la muerte. Presta juramento, recién el 26 de marzo. El presidente Avellaneda y Roca diseñan una nueva política de fronteras. Roca redacta un extenso mensaje y un proyecto de ley para que el Poder Ejecutivo lo sometiese a consideración del Congreso Nacional.

El Congreso aprueba el 5 de octubre de 1878 la Ley 947 de la Expedición al Río Negro, que en su artículo primero señala que:

…dispone el establecimiento de la línea de fronteras sobre la margen izquierda de los ríos Negro y Neuquén, previo sometimiento o desalojo de los indios bárbaros de la pampa, desde el Río Quinto y el Diamante hasta los dos ríos antes mencionados.

Además, se crea la Gobernación de la Patagonia, con capital en Mercedes de Patagones, hoy Viedma. Durante los siguientes seis meses, Roca ordena operaciones parciales en toda la línea de frontera destinadas a debilitar a los indios.

El ministro Roca comienza las operaciones definitivas de la Campaña del Desierto el 16 de abril de 1879, partiendo en tren desde Buenos Aires hacia Azul donde asumirá el mando. El ejército dividido en cinco columnas contaba con efectivos bien equipados, constituidos por 6.000 soldados, de los cuales 820 eran indios amigos, equipados con 7.000 caballos, 1.390 mulas y 270 bueyes.

La primera división, a cargo del general Roca en su carácter de jefe del Estado Mayor, partió de Azul hacia Carhué el 5 de mayo secundado por el coronel Conrado Villegas, y desde allí hacia Choele Choel, lugar que le sirvió de base para continuar su avance hacia el oeste, costeando el río Negro.

La segunda división, al mando del coronel Nicolás Levalle, inició su marcha en Carhué con destino al oeste, para llegar a Trarú Lauquén hoy General Acha, provincia de La Pampa.

La tercera división, a cuyo frente estaba el coronel Eduardo Racedo, partió de Villa Mercedes (San Luis), y debía reunirse con las fuerzas de Levalle en la zona denominada Médano Colorado (provincia de La Pampa). La expedición, dividida en dos columnas, despejó toda la región que otrora ocuparon los ranqueles.

La cuarta división, a las órdenes del coronel Napoleón Uriburu, partió desde San Rafael (Mendoza). Su destino final era la confluencia de los ríos Limay y Neuquén. En penoso recorrido, asechado por los indios y las inclemencias del tiempo en esa región precordillerana, pudo no obstante, cumplir con los objetivos fijados, y dominar toda el área, alejando el peligro de nuevas incursiones de los indios hacia el sur de Mendoza, San Luis y Córdoba.

La quinta división, comandada por el coronel Hilario Lagos, inició su marcha en Trenque Lauquén. En su avance hacia el centro de la actual provincia de La Pampa, tomó contacto con la 2ª y 3ª división, y logró dominar a las indiadas dispersas, que en algunos casos huían de las otras fuerzas.

Un destacamento al mando del teniente coronel Godoy salió de Guaminí, para unirse a esta división en Ñainco.

El objetivo de la campaña era extender la frontera hasta la línea de los ríos Negro y Neuquén, ocupar el territorio y evitar que quedaran indiadas hostiles en la retaguardia.

De acuerdo con lo previsto, las columnas se pusieron en marcha en abril y mayo de 1879, y las operaciones se desarrollaron, en líneas generales, según lo ordenado. Ni las corazas ni las lanzas de madera enviadas por el ministro Alsina fueron del gusto de los soldados, que consideraban aquellas un estorbo inútil, y estas últimas ineficaces ante los largos y flexibles coligües de los indios. Siempre dieron sus preferencias al sable, hasta que se les proveyó del Remington, arma de fuego que aseguró su superioridad ante los indígenas. La expedición fue planificada hasta en los menores detalles. Se eliminó la artillería y se armó a la tropa con fusiles.

Al frente de sus tropas, el general Roca llega a la margen septentrional del río Negro, frente a la isla de Choele Choel, poniendo fin a la primera etapa de la expedición el 24 de mayo de 1879, declarando oficialmente establecida la línea de fronteras en el río Negro.

El presidente Avellaneda consideró cumplidos acabadamente los propósitos de la expedición, la cual causó enormes bajas a los indígenas, rescató a los cautivos y arrebató grandes cantidades de hacienda robadas. Puede decirse que, con estas acciones, se comenzó la conquista del desierto.

Roca deja las tropas al mando del general Villegas y se embarca en Carmen de Patagones para regresar a Buenos Aires. Al respecto Sarmiento dirá:

Hemos asistido al término de la conquista cristiana de una de las más extensas regiones aún despobladas de la América española… De esta obra –debe decirse en honor de todos, del gobierno, del General [Roca] y del Ejército– que ha sido rápida, completa y bien hecha.
A comienzos de octubre de 1879 Julio A. Roca renuncia como ministro de Guerra y Marina para dedicase a la política y postulase como presidente de la República. De allí en más Roca conoció la apoteosis política, que lo llevó a ser proclamado dos veces presidente de la República, en 1880/1886 y en 1898/1904.

El 28 de septiembre de 1880 lo ascienden a brigadier general con acuerdo del Senado; por disposición de la ley 1.254 se lo asciende a teniente general el 3 de noviembre de 1882; el 5 de junio de 1888 es asignado Comandante en jefe del Primer Cuerpo del Ejército.

Además fue Senador por la Capital 15 de mayo de 1888/1890; Ministro del Interior el 9 de agosto de 1890; Senador por Tucumán el 12 de mayo1892/1898; Comandante del 1er. Cuerpo del Ejército en la Revolución de agosto de 1893; Presidente interino de la Nación el 12 de octubre de 1904.

El 12 de octubre de 1904 entregó el bastón presidencial a su sucesor, el Dr. Manuel Quintana. Al dejar el gobierno, abandonó la vida pública y se retiró a disfrutar de un descanso bien merecido, del que sólo fue sacado en 1913, año en el cual el presidente Roque Sáenz Peña le encomendó una misión diplomática al Brasil, que el general Roca desempeñó con marcada habilidad y tacto exquisito, misión que anudó más los lazos de amistad y comercio entre las dos grandes naciones de la América del Sud.

Aquella misión diplomática fue el último acto público del gran argentino y su viaje a Río de Janeiro, el postrero de su vida, pues falleció en la ciudad de Buenos Aires, el 19 de octubre de 1914, siendo sus funerales una profunda y elocuente exteriorización del intenso pesar que causó su muerte entre el pueblo argentino, que perdió con él a uno de sus más grandes hijos.

Su hijo homónimo, el Dr. Julio A. Roca, ocupó de 1932 a 1938 la vice-presidencia de la República Argentina.
El general Roca después de abandonar la segunda presidencia pasó a “Lista de Oficiales Generales” hasta el 22 de julio de 1908, en que pasó a situación de retiro por edad con un cómputo total de 65 años, 8 meses y 11 días de servicios aprobados. El 28 de febrero de 1910 se le concedieron dos años de licencia para trasladarse a Europa.

El 22 de agosto de 1872 contrajo matrimonio en Río Cuarto, provincia de Córdoba, con Clara Funes, quien falleció en Buenos Aires, el 2 de mayo de 1890.

Fuente:
Efemérides – Patricios de Vuelta de Obligado / Julio Argentino Roca – Iconografía Militar – Museo Roca – Inst. de Invest. Históricas – Buenos Aires (2008) /www.revisionistas.com.ar /Yaben, Jacinto R. – Biografías Argentinas y Sudamericanas – Buenos Aires (1939).
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domingo, 18 de octubre de 2009

DÍA DEL SERVICIO DE SANIDAD “SAN LUCAS EVANGELISTA”


La Sanidad Militar Argentina, cuerpo de Ejército creado en 1888 por la sanción de la Ley Nº 2377, festeja su día el 18 de octubre, fecha en que la Iglesia celebra a su santo patrono, San Lucas Evangelista.
Los orígenes de la Sanidad se remontan a la época de la colonia con la creación del Protomedicato Local ordenado por Carlos III.
En 1801 se crea el primer curso de Medicina, cuyo director fue el Dr. Cosme Argerich.
La Sanidad Militar tiene su origen en las primeras campañas patrióticas. Durante el gobierno de Liniers, se nombra al Dr. Juan Madera como Cirujano del Cuerpo de Patricios.
Durante la presidencia del Dr. Bernardino Rivadavia, se organiza el Cuerpo de Medicina del Ejército (1822).
El gobierno de Bartolomé Mitre arrienda el Hospital Italiano y nombra como director Militar al Cirujano Principal Dr. Caupolicán Molina (1868).
Dado los altos costos, el Hospital Militar pasa a desempeñar sus funciones en casas particulares, con escasos recursos y precarios elementos. En 1882 se construyo el HMC, en el predio delimitado por las calles Caseros y Combate de los Pozos, al año siguiente se nombra la primera Inspección Sanitaria a la Frontera, dirigida por el Dr. Eleodoro Damianovich.
Recién a partir de la Creación de los dos Cuerpos de Sanidad Militar -Ejército y Marina – es cuando se otorga grado militar a los Médicos (1888). En 1892 se nombra al primer Director General de Sanidad, función que asume el Dr Eleodoro Damianovich.
Durante la epidemia de Fiebre Amarilla, pierde la vida el Dr. Caupolicán Molina, asume entonces la Dirección del Hospital Militar el Dr. Damianovich y lo reemplaza en la Dirección el Dr. Alberto Acosta, a la gesta heroica le suceden largos períodos de organización política adelantos técnicos y científicos, hasta 1939, la Dirección de Sanidad funcionó en forma conjunta con el Hospital Militar Central en las instalaciones sitas en Combate de los Pozos y caseros; al trasladarse el hospital a su actual emplazamiento, el predio fue ocupado por la Dirección.
Sería redundante expresar la importancia capital que tuvo la Sanidad Militar en el conflicto del “Atlántico Sur “. Es casi imposible mencionar lo actuado en el mismo, pero si es imprescindible destacar que dicha actuación ha quedado plasmada en un libro editado por la Biblioteca del Oficial del Circulo Militar, denominado “La medicina en la guerra de Malvinas”, escrito por los coroneles médicos José Raúl Buroni y Enrique Mariano Cevallos, este último Director del Hospital Militar de Puerto Argentino.
Finalmente, el desarrollo alcanzado por el Comando de Sanidad en sus funciones básicas del servicio como “Conductora, Abastecedora Preventiva y Recuperadora” presenta a la Sanidad Militar como un vasto Organismo Técnico que no sólo prepara, organiza y perfecciona a su personal para el caso de guerra sino que, en tiempo de paz, está dedicado también a velar por la salud de la Familia Militar


Misión de la Sanidad Militar:
La Sanidad Militar planeará, y ejecutará el apoyo de sanidad para proteger, mantener y recuperar la salud del recurso humano de la fuerza, a través del despliegue técnico adecuado contribuyendo al cumplimiento de la misión del ejército argentino. Funciones de la Sanidad Militar La sanidad militar proporcionará el Apoyo de Sanidad, para el cumplimiento de la misión del Ejército, conforme al régimen vigente, mediante las siguientes funciones:

- Promoción y protección de la salud.

- Medicina preventiva, higiene y saneamiento ambiental.

- Reconocimiento médico del recurso humano de la Fuerza.

- Evacuación y hospitalización, incluyendo la atención médica primaria, el diagnóstico, el tratamiento y la rehabilitación.

- Rehabilitación del personal discapacitado, tanto física como psiquiátricamente y de veteranos de guerra.

- Medicina legal, que abarca las actividades destinadas a encuadrar legalmente los procesos mórbidos que afectan o hayan afectado al personal.

- Instrucción y capacitación profesional, en la formación de pre-grado y pos-grado incluyendo al personal militar y civil dedicado a la docencia.

- Investigación y desarrollo, comprendiendo las actividades destinadas a lograr nuevas técnicas y procedimientos para la elaboración de medicamentos.

- Abastecimiento y mantenimiento de Efectos Clase II y IV de Sanidad.

- Entender en el sistema de vigilancia epidemiológica de la Fuerza como tarea esencial de la actividad epidemiológica de la Sanidad militar, Colaborando con organizaciones sanitarias nacionales, provinciales y regionales para la confección de programas compartidos de salud en el ámbito civil, así como programar las actividades tendientes a integrar a la Fuerza en el sistema de Vigilancia Epidemiológica Nacional.

Subsidiariamente:

- Colaborar y proporcionar apoyo de sanidad para hacer frente a desastres naturales y otras emergencias sociales que afecten a la comunidad.

- Brindar apoyo a la comunidad a través de su participación en campañas destinadas a controlar y erradicar enfermedades endémicas y epidémicas de repercusión social.

- Contribuir a la conservación del medio ambiente y mantenimiento del sistema ecológico mediante acciones de saneamiento ambiental.

- Contribuir al sostenimiento de la Actividad Antártica Nacional.

Fuente: www.cdosan.ejercito.mil.ar

En la imagen: Comando sanidad durante la Guerra de Malvinas.


sábado, 17 de octubre de 2009

ANIVERSARIO DEL NACIMIENTO DEL GENERAL JUAN GALO DE LAVALLE


El día 17 de octubre de 1797, nace en Buenos Aires el General Juan G. de Lavalle. Se incorporó a los 14 años de edad al Regimiento de Granaderos a Caballo que el entonces Teniente Coronel José de San Martín estaba organizando en los cuarteles del Retiro. En 1814, con el grado de Alférez solicitó al General Carlos de Alvear que lo enviase a participar en el sitio de Montevideo. Como parte del Ejército de los Andes, combatió en Achupallas, Putaendo y Chacabuco, ya en calidad de Teniente. Pasó después a integrar la división del General Balcarce como Capitán y jefe de una compañía de granaderos. Estuvo en las batallas de Talcahuano, Cancha Rayada y Maipú. Hizo la campaña del Sur de Chile hasta 1819, en que regresó a Mendoza. Se incorporó luego a la expedición libertadora al Perú. Su actuación fue notable en las batallas de Jauja, Nazca y Pasco. Tuvo actuaciones distinguidas en las batallas de Río Bamba y en Pichincha, esta última en el Ecuador, ya con el grado de Teniente Coronel. En septiembre de 1822, participó en la campaña de los Puertos Intermedios, combatiendo en las derrotas de Torata y Moquegua, en las que cubrió las retiradas. En 1824, volvió a Mendoza donde por poco tiempo desempeñó el cargo de gobernador. Vuelto a Buenos Aires fue nombrado jefe del Regimiento 4 de Coraceros, a cuyo frente combatió contra el ejército brasileño en las batallas de Bacacay, Ituzaingó -ascendido a General en el campo de ésta- y en la de Yerbal, donde fue herido. Vuelto a Buenos Aires, intervino en forma activa en las luchas internas del país. Como jefe del Partido Unitario luchó contra el General Juan M. Rosas, combatiendo en las acciones de Navarro, Puente de Márquez, Palmar, Carpintería, Yerúa, Don Cristóbal, Sauce Grande, Quebracho y Famaillá, siendo vencido en esta última. Intentó obtener otra victoria militar en el Potrero de las Tablas, pero la sublevación de algunas de sus fuerzas lo obligaron a iniciar una retirada hacia Jujuy. Estaba alojado en la casa del Doctor Bedoya cuando en la mañana del 9 de octubre de 1841, una partida de soldados del General Oribe le dio muerte. Sus compañeros lograron sacar su cadáver para conducirlo a territorio boliviano, siendo sepultado en la Catedral de la ciudad de Potosí. Sus restos fueron repatriados a Buenos Aires el 30 de octubre de 1858.

El nombre de Juan LAVALLE, como el de un apóstol, significa toda una vida de lucha y sacrificios, de heroísmos y abnegaciones legendarias. Juan Lavalle más que un nombre, es un credo de libertad escrito en la historia de los pueblos de Sud América, con el corazón, con la pluma y con la espada. Lucho por la independencia y por la libertad, llegando al sacrificio en la prosecución de tan sagrados ideales. Libre la América del dominio español. Volvió a su hogar en busca de reposo; mas aun faltaba ItuzaingóLavalle que había luchado por la independencia de los pueblos, lucho por la libertad de su pueblo. Y en ese duelo a muerte rindió su vida el esforzado paladín, legando a la posteridad el ejemplo de su existencia, noble y desinteresada, sin más ambición que el avasallador deseo del bien de la patria. Por eso Juan LAVALLE fue un apóstol, porque predicó el evangelio de la patria; por eso debe conocerse su historia, para tenerla como guía en el camino de nuestra vida. Si, la vida de un hombre que era león en el combate y pensador en los momentos de tregua, raro carácter para ejemplo, en quien se suman tantas virtudes dignas de imitarse.El 31 de Agosto de 1812, Juan Carlos GALO de LAVALLE presenta la siguiente solicitud: “Sr. Sub - Inspector de Caballería: Don Juan GALO de LAVALLE, hijo legítimo de Don Manuel José de LAVALLE y de doña Mercedes González, según lo acredita su adjunta fe de bautismo, hace presente a V. S., con todo su respeto, que uniendo sus deseos a los de su padre, aspira a seguir la distinguida carrera militar en el escuadrón de Granaderos de Caballería, a cuyo efecto. – Suplica V. S. se digne concederle plaza de Cadete en el citado escuadrón, mediante a lo expuesto, ya que su padre esta pronto a suministrarle las asistencias prevenidas por las Ordenanzas; así lo espera de la bondad de V. S.".Acompañaba a esta una nota del padre, en la que expresa que, deseando proteger las nobles inclinaciones de su hijo Juan, se compromete a suministrarle las asistencias necesarias que previenen las Ordenanzas. Presentada a San Martín, resuelve favorablemente, pasando a informe de Balcarce."Un pueblo que no cultive con amor sus tradiciones y que no rodee de prestigio a los hombres ilustres que le han dado grandeza y gloria, ira perdiendo la conciencia de si mismo y extinguiendo su personalidad".

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viernes, 16 de octubre de 2009

ANIVERSARIO DE LA CREACION DEL HOSPITAL MILITAR REGIONAL CÓRDOBA "CIRUJANO MAYOR DR. ELEODORO DAMIANOVICH”

En abril de 1903 queda habilitado el primer Hospital Militar Regional Córdoba, junto al Cuartel de Ingenieros ocupando el sector Este de las que fueron instalaciones de una fábrica alemana de porcelana, en calle Fragueiro al 400 entre La Rioja y Humberto 1º
Debido al movimiento de unidades, en abril de 1905, fue trasladado a la Ciudad de Río Cuarto.
principios de 1906 se inaugura el segundo emplazamiento, esta vez en una casona de 2 plantas ocupaba la esquina de la entonces estrecha calle Colón y Rodríguez Peña, vivienda hoy desaparecida por la ampliación de la primera de las calles mencionadas
En 1907 pasa a ocupar la Dirección el Dr. Manuel Escobar quien gestionó y obtuvo en agosto de 1910 el traslado a su tercer sector, un antiguo caserón ubicado en la esquina de las calles Oncativo y Salta, hasta entonces utilizado como Casa de Expósitos
En 1920 se aprueba el proyecto de ley presentado por el Diputado Nacional Dr. Juan Caferatta para iniciar la construcción del actual edificio
El 8 de abril de 1931 es nombrado Director del Hospital el Dr. Tomas Swanck, a quien le cabe el extraordinario mérito de haber conseguido la reanudación de las tan largamente paralizadas obras del nuevo Hospital, cuyo impulso fue tal, que a poco de iniciados, febrero de 1932 este Nosocomio pasó a funcionar en su actual cuartel
Por resolución en BPME 2387, en 1952 fue honrada en él la memoria de una figura de la medicina militar argentina: el Cirujano Mayor Dr. Eleodoro Damianovich, cuyo nombre lleva hoy con legítimo orgullo
En 1931 paso a llamarse Hospital Militar Divisionario de Córdoba
El 16 de Junio de 1952 por resolución de Boletín Público Militar de Ejército (BRME) Nº 2387 fue honrado en la memoria del Cirujano Mayor Dr Eleodoro Damianovich
En 1966 bajo la presidencia del Gral. Juan Carlos Onganía pasa a llamarse Hospital de Evacuación 141 - Hospital Militar Córdoba. Pasando a depender del Comando del Tercer Cuerpo de Ejército
En Enero de 1999 por resolución de Estado Mayor General del Ejército se le quita la denominación de Hospital de Evacuación 141 y por su categorización pasa a llamarse únicamente Hospital Militar Córdoba
En el año2005 por Superior Resolución vuelve a denominarse HOSPITAL MILITAR REGIONAL CORDOBA “Cirujano Mayor Dr. Eleodoro Damianovich”.

Nuestro Hospital se encuentra ubicado en el sector sur de la ciudad de Córdoba capital. Actualmente integra la Red de Emergencia Sanitaria de la provincia, participa activamente en simulacros de catástrofes. Participa en las Misiones de Paz de la ONU activamente
Contamos con salas de internación en Clínica Médica (sala VI), Cirugía y Traumatología(sala VII), Unidad de terapia intensiva(UTI) y Servicios Asistenciales al paciente. Nuestro hospital brinda apoyo contínuo a la comunidad cordobesa

Residencias:
La activa participación docente se ve reflejada en el Instructorado de Residencias Médicas que se lleva a cabo en especialidades como Clínica Médica, Traumatología, Cirugía y Terapia Intensiva. Inscríbase en las distintas especialidades
Actualmente este Hospital se encuentra totalmente inserto en la actividad médica y especialidades auxiliares a la medicina, en coordinación con la Universidad Nacional de Córdoba, con cátedras en Neurología General y Fisioterapia como así también prácticas en Laboratorio de Análisis
El Departamento de Capacitación, Docencia e Investigación del Hospital Militar Regional Córdoba, evalúa y certifica la totalidad de las actividades docentes del personal de la salud de la Institución, velando además por la educación profesional continuada de todos sus integrantes, de modo de favorecer la asistencia de alta calidad técnica y humana, de todos los pacientes que se asisten en la Institución
Los docentes del Hospital Militar Córdoba en coordinación con la Universidad Nacional de Córdoba, trabajan estrechamente en todo lo relacionado a las Residencias Médicas

Servicios:
CLINICA MEDICA
CIRUGIA
CARDIOLOGÍA ALERGIA
GINECOLOGIA Y OBSTETRICIA
GASTROENTEROLOGIA
OTORRINOLARINGOLOGIA
TRAUMATOLOGIA
FONOAUDIOLOGÍA
PEDIATRIA
UROLOGIA
ODONTOLOGIA
RADIOLOGIA
ECOGRAFIA
OFTALMOLOGIA
NUTRICION
HEMOTERAPIA
DERMATOLOGIA
LABORATORIO

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jueves, 15 de octubre de 2009

ANIVERSARIO DE LA IRA BRIGADA BLINDADA "BRIGADIER MARTÍN RODRÍGUEZ"

Para referirnos a la presencia del ejército en Tandil, es preciso remontarnos en la historia, al 4 de abril de 1823, fecha en la que el Brigadier General Martín Rodriguez fundó el Fuerte independencia.
Por ese entonces, el Regimiento I de caballería de Campaña, bajo las órdenes del Tcnl MIGUEL CAXARAVILLE, junto a otras Unidades de Húsares y Blandengues, formaba parte de la Expedición Fundadora.
La Fortaleza de la Independencia, como se denominó el fuerte en virtud de la construcción de su muralla, íntegramente de piedra (material predominante en la zona, estaba emplazada en lo que actualmente es la zona céntrica de la ciudad, frente a la plaza principal. Su forma era similar a la de un cuero estaqueado, con cuatro vértices en las que se levantaba un baluarte, y sobre éstos se apoyaba un cañón. Fuera de la Fortaleza se ubicaban 4 ranchos que pertenecían al Cuartel de Cazadores.
Disuelto el Ejército expedicionario, y hasta 1839, se sucedieron distintos comandantes del Fuerte. Con la creación del Partido de Chapaleofú, Tandil pasó a tener organización político-administrativa a través del Juzgado de Paz, y el plano de injerencia de la Comandancia se limitaba al plano militar.
En 1860 El Coronel D BENITO MACHADO crea el Regimiento de guardias Nacionales "Sol de mayo". Entre 1861 y 1864 quedaron establecidos el Regimiento "Dragones del Tandil" y el Batallón Nro 5 de Infantería, y en 1898 se agrega el Regimiento 8 de infantería.
En una segunda etapa, hacia 1902, se crea la Junta de Excepciones Transitorias, base de lo que más tarde fuera el Distrito de Reclutamiento y Movilización, dependiente del Comando de Brigada.
El 14 de octubre de 1936, se crea por Decreto del Presidente de la Nación General AGUSTIN PEDRO JUSTO, la División de Caballería I, con asiento en Campo de Mayo, la cual fue sufriendo sucesivos cambios de denominación y asiento, reconociéndose en tal sentido.
El 15 de diciembre de 1944 llega a Tandil, procedente de San Luis, el comando de la 3ra División de Caballería, que ocupó el edificio situado en las actuales calles Grl Belgrano y Grl Rodríguez. Llegan también, de Campo Los Andes, el Regimiento I de Caballería, y de San Rafael, el 3er Escuadrón de Comunicaciones, quienes ocuparon las instalaciones de cuarteles construidas entre 1944 y 1945.
El Casino de Oficiales, por aquel entonces, se hallaba ubicado en el actual edificio que ocupa la Comandancia, inmueble que perteneciera a la familia CHRISTENSEN, la quinta "Villa Luisa", nombre dado en memoria de la hija de ese matrimonio, en ocasión de su fallecimiento.
Los terrenos sobre los que se levantaron las instalaciones militares de la Guarnición fueron adquiridos por el Estado Nacional entre los años 1944 y 1947, y los correspondientes a los Barrios Militares, expropiados entre 1947 y 1952.
Estas unidades permanecieron en Tandil hasta 1964, oportunidad en la que la DC 3 y el 3er Escuadrón de Comunicaciones fueron disueltos, mientras que el Regimiento I fue trasladado a Toay, Provincia de La Pampa.
En 1965, arriban procedente de Campo de Mayo, el Comando de la Ira Brigada de Caballería Blindada (el cual cambia su denominación en el año 1992 por Comando de la Ira Brigada Blindada), el Batallón Logístico 1 (actual Base de Apoyo Logístico Tandil) y la Compañía de Comunicaciones Blindada 1 (cuya denominación actual es Escuadrón de Comunicaciones Blindado 1).
El asentamiento militar más reciente que se registra en Tandil es la Ca de Icia I, que arribó en el año 2000, proveniente de la ciudad de La Plata.

MISION
LA PRIMERA BRIGADA BLINDADA, “BRIGADIER GENERAL MARTÍN RODRÍGUEZ”, INSTRUIRÁ Y ENTRENARÁ A SU PERSONAL, MEDIOS Y ORGANIZACIONES COMPONENTES PARA ALCANZAR Y MANTENER SU MÁXIMA CAPACIDAD OPERACIONAL A FIN DE LOGRAR UNA PERMANENTEMENTE APTITUD PARA ENTRAR EN COMBATE.

Fuente: www. brbl1.ejercito.mil.ar

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miércoles, 14 de octubre de 2009

ANIVERSARIO DE LA MUERTE DEL GENERAL IGNACIO FOTHERINGHAM


Nació en Southampton, Inglaterra, el 11 de setiembre de 1842, siendo su padre el coronel de ingenieros Roberto Hamilton Fotheringham, que estuvo a las órdenes de Wellington en la jornada inmortal de Waterloo, y había servido posteriormente mucho tiempo en la India. Fue bautizado en la iglesia de San José, de su ciudad natal, a los cuatro días de nacido, con los nombres de Ignacio Hamilton. Fotheringham perdió su progenitor cuando tenía 18 años de edad, el 19 de marzo de 1860.

Estudio dos años en una escuela de Southampton, pasando otro en el “Old Hall”, colegio católico de gran nombre en Ware, cerca de Londres. Terminado los cursos en el último, se trasladó a Bélgica, siendo inscripto en el llamado “Le Petit Seminaire de Roulers”, situado en la ciudad de este nombre; completando sus estudios, en 1857, en el “Colegio de la Providence”, en Amiens.

Vuelto al hogar a principios de 1858, Fotheringham rindió pruebas para ser admitido en la escuadra de la India Oriental, de estación en Bombay, haciendo el viaje a mediados del mismo año en un buque a vela de 900 toneladas, “The Aerolite”, a cargo del capitán R. E. Alleyne. Llegado a Bombay, se incorporó como guardiamarina al “Akbar”, pasando después a varios otros buques, permaneciendo año y medio a bordo del “Semiramis”. En 1860, con otros compañeros, Fotheringham visitó una mezquita musulmana en Bushire, y por no haberse descalzado al entrar, como es práctica entre los mahometanos, fueron injuriados por los fieles, produciéndose un desorden mayúsculo. Esta fue una de las causas por la cual Fotheringham debió abandonar el servicio naval en la India, cuya marina fue refundida en la británica, obteniendo pasaje para Inglaterra, viaje que realizó en la fragata “Royal Saxon”, llegando a su país a fines de 1861, siendo el puerto final de llegada Milford Haven, al Sud de Gales.

Después de permanecer un par de años en Inglaterra, quiso la casualidad que el futuro General estrechase relaciones con Manuelita Rosas de Terrero (Hija de Juan Manuel de Rosas) y su esposo, Máximo Terrero, cuya casa estaba cerca de la paterna de Fotheringham, denominada “Kingsbridge House”, rodeada de bosques y jardines, en Southampton. Por intermedio de ambos logró conocer de cerca al Restaurador.

Poco después, Fotheringham se trasladó a Buenos Aires a bordo del “Oneida”, del R. M. S. P., con representaciones para los Terrero, los Mulhall y los Keen.

Permaneció un tiempo en la famosa estancia “Los Cerrillos”, la antigua de Rosas, que estaba en poder de Juan Nepomuceno Terrero e hijos. También ocupó el puesto “La Carolina”, en la estancia “Baigorria”, de la misma firma social, con 2.000 ovejas. Se hallaba ocupado en estas tareas ganaderiles, cuando estalló la guerra del Paraguay.

Junto con sus compañeros, Gerónimo Pizarro y Severo Sánchez, Ignacio Fotheringham se trasladó a Chascomús, donde se presentaron al comandante militar, coronel Juan Antonio Cascallares, el cual le dio al último una carta de presentación para el presidente Mitre. Este les dio una orden para que el general Gelly y Obes les diese de alta como subteniente en el Batallón 5º de la 2ª División “Buenos Aires”, “La División Conesa”, que se estaba formando en la Capital.

Se presentaron al teniente coronel Carlos Keen, y 8 días después, Fotheringham era ascendido a teniente 2º de la compañía de granaderos de su batallón, el 1º de setiembre de 1865. Poco después marcharon a Concordia, de donde prosiguieron el avance con todo el ejército hacia el Norte de Corrientes. En diciembre de aquel año, estando acampados frente al “Rincón de Zeballos”, Fotheringham fue herido casualmente de un balazo en una pierna por su amigo, el capitán Calderón, por lo que debió pasar a curarse al Hospital de sangre en Corrientes. Convaleciente, regresó al campamento de Ensenaditas, donde estaba todo el Ejército Aliado.

Asistió al combate de Pehuajó, el 31 de enero de 1866, en él cayó muerto de un balazo un poco más abajo del corazón, el teniente coronel Keen, y en el que se distinguió por su bizarría el mayor Dardo Rocha. Se encontró en la acción del Paso de la Patria, el 16 de abril del mismo año, después de haber regresado de Buenos Aires poco antes, ciudad a donde debió trasladarse a curarse de sus dolencias, por no haber sanado completamente de la herida mencionada; restablecido, se había reincorporado al Ejército poco antes de iniciarse las operaciones para el cruce del Paraná.

Participó en el combate de Estero Bellaco, el 2 de mayo; en la batalla de Tuyutí, el día 24 del mismo mes; en los combates de Yataytí-Corá, Boquerón y Sauce, los días 10, 11, 16 17 y 18 de julio de 1866. El 4 de setiembre del mismo año ascendió a teniente 1º de Guardias Nacionales de la 1ª compañía de su batallón; asistiendo al terrible asalto de Curupaytí, el 22 de aquel mes, distinguiéndose por su valor. En la “Vida de un soldado”, el general Fotheringham narra el magnífico desfile que precedió a aquel sangriento hecho de armas; al pasar el joven capitán Domingo Fidel Sarmiento (”Dominguito”), se abrazó con aquél y le dijo: “Hasta luego, inglesito”.

A comienzos de 1867 bajó del Paraguay con su cuerpo para incorporarse al ejército que organizaba el general Paunero, que se hallaba acampado en marzo de aquel año en Fraile Muerto (hoy Bellville), punto terminal entonces del F.C.C.A., que aún no llegaba a Córdoba. El 1º de abril, Arredondo deshizo el ejército rebelde del general Juan Saá, en el paso de San Ignacio, sobre el Río V. Reunida la vanguardia vencedora, el mismo día con el resto del ejército de Paunero, marcharon después a Mendoza, donde permaneció Fotheringham desde abril a diciembre de 1867, alternando con la ciudad de San Juan. El 23 de noviembre ascendió a capitán de Guardias Nacionales.

Pasó un tiempo agregado al 6 de Línea con Luis María Campos de jefe, obteniendo su baja del servicio el 31 de marzo de 1868. El Gobierno de Mendoza lo nombró sargento mayor de la Guardia Nacional, e Inspector General de Armas de la misma Provincia, pero por haber pretendido el gobernador Nicolás Villanueva de que la Guardia Nacional se mezclase en apoyo de la candidatura oficial de su propio sucesor, Fotheringham renunció a su cargo y se trasladó a San Juan. En tales circunstancias, el general Arredondo, comandante en jefe de las Fronteras Sur y Sudeste de Córdoba, Sud de San Luis y de Mendoza, lo llamó para que fuese a Córdoba a desempeñar la Inspección General de Armas de la Provincia; siendo dado de alta en el Ejército Nacional, en aquella Frontera, el 1º de setiembre de 1870.

Poco después llegaba a Córdoba el Batallón 7º de Infantería al mando de Julio A. Roca, que marchaba para Entre Ríos, donde vencería en la batalla de Ñaembé. El Remington y el cañón modernos vencieron a las tacuaras gauchas de Ricardo López Jordán.

De enero a octubre de 1871, permaneció destacado en Villa Mercedes, obteniendo Fotheringham, con fecha 10 de este último mes, los despachos de sargenti mayor de infantería de línea; mandando en aquel punto el Batallón “San Luis”. El reconocimiento de Fotheringham como jefe del ejército de línea fue a propuesta del propio general Arredondo. En febrero de 1872 pasó a servir en la Frontera de Córdoba, como Jefe del Detall, con asiento en Río IV, donde permaneció hasta el 1º de diciembre del mismo año, fecha en que fue nombrado 2º jefe del Batallón 12 de Infantería.

En aquella frontera debió hallarse constantemente en lucha contra los indios invasores, habiendo estado un tiempo acantonado en Fuerte “3 de Febrero”, desde febrero a julio de 1872. De enero a mayo del año siguiente, permaneció en su batallón en Río IV, marchando en esta última fecha a la provincia de Entre Ríos, con motivo de la rebelión de López Jordán; asistiendo a la campaña realizada en el curso de 1873 contra el indómito caudillo. Se halló en la defensa de la ciudad de Paraná, desde mayo a setiembre, asistiendo al combate del 30 de agosto contra Leiva, y después marchó para Nogoyá, donde permaneció hasta el 1º de febrero de 1874, en que fue designado 2º jefe del Batallón 10 de Infantería, de guarnición en Río IV, destino en el cual quedó hasta el 28 de julio del mismo año, en que pasó a la Plana Mayor de la comandancia de las Fronteras Sud y Sudeste de Córdoba, por haber solicitado el 2 del mismo mes su separación del batallón a que pertenecía, por hallarse enfermo. Fotheringham asistió a la batalla de Don Gonzalo, el 9 de diciembre de 1873, a las órdenes del general Gainza.

Acompañó al general Roca en su campaña contra el general Arredondo, asistiendo a la batalla de Santa Rosa, el 7 de diciembre de 1874, siendo promovido por su heroico desempeño a teniente coronel efectivo sobre el mismo campo de batalla. Quedó destacado en Mendoza hasta marzo de 1875, en que regresó a Río IV, revistando en la Plana Mayor de las fronteras mencionadas. El 25 de abril de 1877 desempeñaba las funciones de secretario del general Julio A. Roca, que ejercía las funciones de comandante en jefe de aquella frontera, pasando el teniente coronel Fotheringham en aquella fecha, a revistar en la “Lista Especial”, por superior resolución, pero continuando en el puesto mencionado.

El 16 de agosto de 1878 el batallón 7º de Infantería, destacado en Trenque Lauquen, cuerpo con el cual tuvo participación activa en la campaña del Río Negro, actuando en todas las operaciones formando parte de la vanguardia mandada por Levalle, comportándose con reconocido valor y especiales aptitudes de organización y mando, según expresa este último en informe del 28 de febrero de 1895.

Desde mayo de 1879 permaneció de guarnición en Choele-Choel, bajando a Buenos Aires con su batallón, en diciembre del mismo año. En febrero del siguiente, marchó al Azul, de donde pasó en marzo a Guaminí. Los sucesos revolucionarios del mes de junio impusieron su regreso a la Capital, incorporándose al ejército de la Chacarita. Asistió a los combates de Puente Barracas, Puente Alsina y Los Corrales, el 20 y 21 de junio de 1880.

Por su comportamiento en esta campaña, el 9 de julio de aquel año fue promovido a coronel graduado, permaneciendo con su batallón de guarnición en la Capital hasta el 31 de enero de 1883, en que por decreto de la fecha se dispuso la formación de 6 regimientos de infantería, de a dos batallones cada uno; el Regimiento 5º constituido por los antiguos batallones 6º y 7º, fue puesto a las órdenes del coronel Ignacio H. Fotheringham, que había recibido la efectividad de su empleo el 30 de setiembre de 1882. Quedó de guarnición en esta Capital.

El 3 de octubre de 1883 fue nombrado gobernador del territorio del Chaco en reemplazo del coronel Francisco B. Bosch, con residencia en Formosa. El 25 de noviembre del año siguiente, después de tomar parte en la campaña mandada por el ministro Victorica, Fotheringham fue designado gobernador del territorio de este último nombre, y en el ejercicio de este cargo ascendió a general de brigada el 5 de agosto de 1886, fecha en que dejó de comandar el 5º de Infantería, jefatura que había retenido al ser nombrado gobernador, como queda dicho. El 17 de marzo de 1885, Fotheringham se embarcó con su familia en el “Tagus”, realizando un viaje por Europa, Nueva York (Estados Unidos), regresando después a Inglaterra para salir de nuevo en el mismo buque, con el que llegaron a Buenos Aires el 5 de setiembre del mismo año.

Por R. S. de 28 de marzo de 1887 pasó a revistar en “Lista de Oficiales Superiores”. El 21 de junio del año siguiente fue reelegido para un nuevo período de gobernador del territorio de Formosa, y el 10 de enero de 1889 fue designado jefe de la guarnición del Chaco Central.

El 27 de noviembre de 1888, ejerciendo el cargo de gobernador, se le hizo revistar en la 2ª Brigada de la 1ª División del 1er Cuerpo de Ejército, situación de revista que conservó hasta el 8 de julio de 1891, en que se le aceptó la renuncia que presentó del puesto de gobernador de Formosa, pasando a “Lista de Oficiales Superiores”.

El 1º de enero de 1894 se le hizo revistar en “Lista de Oficiales Generales”, y el 15 de marzo del mismo año se le nombró jefe de la 1ª Brigada de la 1ª División del 3er Cuerpo de Ejército.

Por decreto del 30 de abril de 1895 fue designado el general Fotheringham Director Interino del Arsenal y Talleres de Guerra, en esta ciudad, por hallarse enfermo el titular, general Napoleón Uriburu. Ejerciendo este puesto, el 10 de julio del mismo año, se terminó la instalación de la cartuchería Mauser.

El 20 de setiembre de igual año se le concedió la exoneración que solicitó de aquel puesto, y con fecha 19 de octubre del mismo, fue nombrado vocal de la Junta Superior de Guerra. Poco después, se ausentó a Río IV por asuntos personales.

El 14 de marzo de 1896 pasó a comandar la Brigada de “Córdoba”, con motivo de la movilización de la Guardia Nacional en toda la República, la que se hallaba acampada en Santa Catalina. En el desempeño de este puesto, el general Fotheringham tuvo una vez más la oportunidad de demostrar sus excepcionales calidades de soldado recto y pundonoroso; por nota Nº 138 “reservada”, de 14 de abril de aquel año, formuló algunas observaciones al Estado Mayor General sobre el proceder del agente de la Intendencia de Río IV, a quien Fotheringham impuso un castigo disciplinario por no cumplir con sus deberes. Pero el Jefe del E. M. G. dio equivocada interpretación a la nota de aquél, en un párrafo en que decía: “Seré el único responsable de mis actos ante la Superioridad de quien he merecido la confianza al ser nombrado Jefe de la Brigada; que siempre procederé en aquel concepto del más exacto cumplimiento de mis deberes, teniendo siempre presente el mejor servicio para el honor de su país y para el propio decoro, cumpliendo las órdenes recibidas”.

El Jefe del E. M. G. contestó por nota del 16 del mismo mes, Nº 58 “reservada”, la cual motivó la de fecha 20 de abril, Nº 144 “reservada”, del general Fotheringham, la que termina con el siguiente párrafo, revelador del concepto exacto de altivez militar que poseía su autor: “Siendo tan recta mi intención, pido a V. S. con el respeto debido, se sirva retirar el apercibimiento que encierra su nota fecha 16, o exonerarme del cargo de Jefe de la Brigada de Córdoba, que no puedo desempeñar a su completa confianza”. Fotheringham permaneció en su puesto hasta la terminación de la movilización general, que era sólo por el término de 60 días.

Volvió nuevamente a la vocalía de la Junta Superior de Guerra hasta el 1º de agosto de 1897, en que fue nombrado comandante en jefe de la División “Cuyo”, compuesta de dos brigadas, con asiento en Mendoza. Tal designación, en momentos en que se obscurecía el horizonte occidental de la República con grandes nubarrones de tormenta internacional, es una prueba acabada del elevado concepto que merecía al Gobierno el general Fotheringham por sus condiciones de mando y capacidad militar.

Permaneció en aquel puesto, que desempeñó con singular eficiencia, hasta el 14 de noviembre de 1899, en que se le concedió el relevo que había solicitado, pasando a revistar en “Lista de Oficiales Generales”.

El 1º de enero de 1902 fue nombrado Jefe de la 5ª Región Militar “Cuyo”, con asiento en Mendoza, teniendo destacamentos de la misma en el Challar, el Marquesado y Uspallata. Nuevamente esta designación fue hecha por el presidente Roca en los momentos en que parecía inminente una guerra internacional, de modo que en este caso el general Fotheringham hubiera tenido el honor de mandar en jefe las primeras tropas que se empeñaran contra el adversario. Afortunadamente, los pactos ajustados poco después, restablecieron la buena armonía en esta parte de la América del Sud.

El 23 de enero de 1904 ascendió a general de división, y ejercía el comando de la Región Militar de Cuyo, cuando tuvo lugar el movimiento subversivo del 4 de febrero de 1905, fecha en que se sublevaron varios cuerpos de la división que mandaba Fotheringham, el cual se hallaba en esos momentos en Río IV. Tomó inmediatamente las medidas militares más convenientes para reprimir el movimiento, con tanto éxito, que el lunes 6 de febrero entraba en la ciudad de Mendoza, sin disparar un tiro, pues los rebeldes se habían desbandado la noche anterior.

Pero molestado el General por la intervención que había tenido en el movimiento algunos cuerpos de su División, el 9 de febrero elevó su renuncia a la Superioridad, la que fue aceptada el día 22 por el Presidente de la República. Destinado a la “Lista de Oficiales Generales”, el 25 dirigió una Orden del Día, fechada en Mendoza, despidiéndose de sus compañeros de armas. El mismo día partió para Río IV, desde donde elevó una nota a la Superioridad el 1º de noviembre de 1905, acusando recibo del decreto del P. E. por el cual pasaba a situación de retiro por edad, de acuerdo a la nueva Ley 4707, con un total de 40 años de servicios corridos, que con el cómputo de campañas, sumaban 58 años, 9 meses y 18 días de servicios aprobados.

Vivió en Río IV el resto de su existencia, falleciendo allí, a las 10.30hs de la mañana del 14 de octubre de 1925, de un ataque de uremia. Había contraído enlace en aquella ciudad el 8 de mayo de 1873, con Adela Ordóñez, natural del lugar, de 17 años, hija de Proto Ordóñez y de Belisaria Ordónez. En igual fecha de 1923, los esposos Ordóñez-Fotheringham festejaron jubilosamente sus bodas de oro, reuniendo a sus hijos y nietos, que llegaron entonces a sumar cuarenta personas. La esposa del General le sobrevivió, obteniendo el 30 de noviembre de 1925 la pensión militar correspondiente con sus hijas solteras. Teresa de Jesús y María Rosa. Adela Ordóñez de Fotheringham falleció en Buenos Aires, el 17 de setiembre de 1938, a la edad de 83 años.

El general Fotheringham recibió las siguientes condecoraciones: cordón de plata de Tuyutí; escudo del mismo metal por el asalto de Curupaytí; medalla por la terminación de la guerra del Paraguay, y las otorgadas por el Brasil y el Uruguay por la misma causa; medalla de oro por la campaña del Río Negro y otra del mismo metal por la del Chaco. El 31 de enero de 1891, el presidente del Brasil, mariscal Deodoro da Fonseca, le otorgó la Orden de Caballero del Cruzeiro, de oro y esmalte. Por la campaña del Río Negro, el 2 de setiembre de 1885, se le otorgó un premio en tierras, consistente en 5.100 hectáreas, y un solar. Fotheringham poseyó un establecimiento de campo y otros intereses en Río IV. Tenía 80 años cuando se le pidió que tomara el juramento de fidelidad a los reclutas del 14 de Infantería, un día de indecible felicidad para el veterano General. Cuando quiso arengar a la tropa, la emoción le impidió hablar, apenas dichas unas palabras, y besó la enseña patria con ternura filial. Tal era el corazón y el temple magnífico de este insigne soldado de la República Argentina.

Fuente:
Efemérides – Patricios de Vuelta de Obligado / Fotheringham, Ignacio H – La vida de un soldado / www.revisionistas.com.ar / Yaben, jacinto R. – Biografías argentinas y sudamericanas – Buenos Aires (1938).
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