domingo, 30 de septiembre de 2012

DÍA DEL SERVICIO DE EDUCACIÓN FÍSICA “SAN MIGUEL ARCÁNGEL”


Nos unimos a la celebración de los integrantes del Servicio de Educación Física en el día de su patrono, San Miguel Arcángel, jefe de los ejércitos celestiales.


El Servicio de Educación Física

El deporte de alto rendimiento, sea militar u olímpico, las instituciones militares juegan hoy un papel fundamental en la estructura organizativa de dicho deporte.
Es por esta razón que el Ejército Argentino, ajustándose a los constantes cambios que se producen en la sociedad, está diseñando su política deportiva para los próximos 8 años. Esta política contempla la conformación de diferentes equipos representativos de la Fuerza tanto para los deportes olímpicos como para los no olímpicos y para los netamente militares.

En lo relativo al personal, el Ejército Argentino es uno de los pocos del mundo que cuenta, entre sus filas, con un Servicio de Educación Física en que se incorporan Profesores Nacionales de Educación Física egresados de diferentes institutos nacionales y universidades. Luego del curso de capacitación correspondiente, los profesores pasan a formar parte del cuadro de oficiales del cuerpo profesional, cuyos integrantes poseen gran trayectoria, tanto a nivel académico como a nivel de entrenamiento propiamente dicho.

Con motivo de la situación expuesta anteriormente, el Ejército Argentino desea explotar al máximo sus instalaciones para la práctica de deportes con equipos representativos ya constituidos y para la conformación de equipos, aún no incorporados en el ámbito militar, que puedan tener relación con la formación profesional de los cuadros.

Durante este año, se han conformado dentro de la Fuerza equipos representativos de:
* Pentatlón moderno
* Levantamiento olímpico de pesas
* Golf

Que se incorporan a la lista de los siguientes equipos preexistentes:
* Esquí
* Pentatlón militar
* Atletismo
* Esgrima
* Orientación
* Tiro
* Equitación
* Paracaidismo

La jefatura del Departamento de Educación Física del Estado Mayor General del Ejército aspira a incrementar la cantidad de equipos representativos para las competencias de nivel nacional e internacional en los diferentes deportes.


Fuente: www.ejercito.mil.ar


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sábado, 29 de septiembre de 2012

DIA DEL ARMA DE COMUNICACIONES "ARCANGEL SAN GABRIEL"


San Gabriel, el arcángel que trajo al mundo la noticia de la encarnación del Hijo de Dios, es el patrono de las comunicaciones y de los comunicadores. Hoy, 29 de septiembre, día de su santo patrono, saludamos a los integrantes del Arma de Comunicaciones, creada el 26 de octubre de 1944.


El arma de Comunicaciones es el arma del "Comando y Control", ésta nos nuestra hoy el resultado de la evolución constante de sus integrantes, técnicas y tecnologías y se muestra fiel a la premisa dada por su patrono, el Arcángel San Gabriel, y por grandes personajes que estuvieron en contacto con ella.
Es el arma de apoyo de combate organizada, equipada e instruida para proporcionar apoyo de teleinformática, facilitando la conducción de los elementos propios, y dificultando la conducción enemiga, en cualquier tiempo y lugar, mediante: el establecimiento, operación y mantenimiento del sistema único de comunicaciones de la Fuerza, conformado por los siguientes subsistemas y la elaboración de órdenes, procedimientos y normas que permitan el funcionamiento coordinado de todos los subsistemas, incluyendo la explotación del espectro electromagnético por parte de los sistemas de telecomunicaciones, sistemas de armas, operaciones MAE y CME y de toda otra forma de comunicaciones especiales (no comunicaciones).
El apoyo de teleinformática se brindará sobre la base del establecimiento de un sistema que posibilite y asegure al comandante de una fuerza: unidad de mando y libertad de acción en la conducción, rapidez y fidelidad en la transmisión de la información.
La aplicación de modernos sistemas permite transferir datos a los distintos niveles de conducción militar en forma rápida y absolutamente confiable.
Fuente: www. ejercito.mil.ar

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viernes, 28 de septiembre de 2012

ANIVERSARIO DE LA MUERTE DEL GENERAL ANGEL PACHECO


El 28 de septiembre de 1869, fallecía en Buenos Aires el general don Ángel Pacheco. Ante sus restos mortales, el general Bartolomé Mitre pronunció un elocuente discurso resaltando los eminentes servicios que había prestado a su país en su larga y fecunda carrera militar. Había nacido en Buenos Aires el 14 de julio de 1795. En 1811, se incorporó como cadete al Regimiento de Milicias Patricios de Buenos Aires. Desde entonces escaló posiciones y jerarquías en el Ejército de la patria hasta alcanzar los galones de general. Actuó junto al general San Martín, destacándose por su valor en Chacabuco y Maipú y años más tarde, durante la guerra contra el imperio del Brasil, en Ituzaingó. Arrastró su vida en Camacuá y en tantas otras importantes acciones guerreras. Su vida política puede ser discutida, pero no su desinterés y su sano patriotismo.
Según algunos historiadores nació en Buenos Aires el 13 de abril de 1793; otros, opinan que nació el 15 de junio de 1795. Fue hijo de Don Juan Pacheco Negrete, español, y de Doña Teresa Concha Darregrande, chilena. Recibió una educación esmerada y realizó estudios de filosofía en el Colegio de San Carlos.
En el año 1811 se incorporó como cadete al Regimiento de Milicias “Patricios de Buenos Aires”.El 22 de noviembre de 1812 pasó a formar parte del Regimiento de Granaderos a Caballo. En vista del Combate de San Lorenzo, se desempeñó como astuto observador sobre la escuadra realista. Y su actuación heroica en la contienda lo hizo acreedor del ascenso de Portaestandarte Alférez del primer escuadrón, el 26 de febrero de 1813. Con un piquete de cuarenta hombres permaneció en el Convento de San Carlos, rechazando un desembarque realista en las proximidades de Zárate.
En 1815 fue ascendido a Ayudante Mayor y, un año después, atravesó La Rioja con rumbo a Mendoza para incorporarse al Ejército de Los Andes. Intervino en el Encuentro de las Coimas y luego en la Batalla de Chacabuco. También luchó con coraje en la contienda de Cancha Rayada.Más tarde, en 1817, fue comisionado para traer a Buenos Aires los trofeos de la Batalla de Chacabuco y, el 10 de marzo de aquel año, Pueyrredón lo ascendió a Sargento Mayor. Participó en la Campaña de Talcahuano y más tarde en la decisiva Batalla de Maipú.Durante los años 1818 y 1819 prestó sus servicios en la campaña del sur de Chile, al mando del Coronel Manuel de Escalada.
En el año 1822, contrajo enlace con Dolores Reynoso. El matrimonio tuvo nueve hijos: Ángel, José Felipe, Julio, Román, María Elvira, María Dolores, Águeda, Eduardo y Pablo.Ya por aquel entonces Teniente Coronel, en 1825 se le confió el mando del reciente Regimiento III de Caballería. Con él, Pacheco abrió la Campaña contra el Imperio del Brasil.Dos años después combatió en las batallas de Ombú, Ituzaingó y Camacuá, en la cual el Ejército Argentino derrotó a los brasileros del General Barrito, y dejó libre a la República Oriental del Uruguay, de Brasil y de la Argentina.
De regreso a Buenos Aires, en 1830, sirvió en la frontera oeste y participó en la Campaña del Interior contra el General Paz.
En 1831, como parte del Ejército Confederado y a las órdenes del General Estanislao López, derrotó en Fraile Muerto a la vanguardia del General Paz, la que se encontraba a las órdenes del Coronel Pedernera. Como mérito por su actuación lo promueven a Coronel Mayor.En 1833 fue nombrado Mayor General en la Campaña del Desierto, comandado por Juan Manuel de Rosas. Al parecer fue uno de los militares más adictos al Brigadier General. Nombrado Jefe del Estado Mayor, ocupó el Río Negro y derrotó al Cacique Paylloven. Más tarde alcanzó la isla Choele Choel y por asalto tomó ese territorio, haciendo prisioneros a todos los indios.
El 6 de agosto de 1840 fue derrotado por Lavalle en el Combate de El Tala. El 20 de octubre, tras reorganizar sus fuerzas y junto al Comandante Herrado, derrotó a Lavalle en el combate de Muira.
En 1841 actuó como Jefe de la vanguardia de Oribe, y venció al General Videla del Ejército de Lavalle en el combate de San Calá. El 24 de septiembre derrotó al General Lamadrid en el Combate del Rodeo del Medio.
También participó en el sitio de Montevideo junto con el General Oribe, en 1843, donde fue destacada la actuación de las fuerzas del General Pacheco.
Durante el sitio de Montevideo (1844), al lograr salir el General Paz con el propósito de abrir una brecha, Oribe y Pacheco, luego de una cruenta batalla, rechazaron a Paz el 24 de Abril en el combate de Tres Cruces.
En 1845 asumió como Jefe de la Frontera del Centro, con asiento en Luján; organizó varios cuerpos y estableció los Fuertes de Bragado y Mulitas (hoy 25 de Mayo).
En 1850 fue elegido Diputado para la Legislatura de Buenos Aires.
En 1851, al levantarse Urquiza contra Rosas, fue nombrado Comandante en Jefe de las Fuerzas Federales.
En 1852, disgustado con Rosas (según algunos no consideraba oportuno enfrentar a Urquiza en aquel momento), se abstuvo de participar en la Batalla de Caseros y se retiró a su estancia El Talar. Los historiadores no se han puesto de acuerdo sobre ese distanciamiento, y algunos opinan que si el General Pacheco y sus fuerzas hubieran estado en la batalla, el resultado de Caseros habría sido otro.
Después de la Revolución del 11 de Septiembre se lo nombró sucesivamente: Comandante General de Armas de la Provincia, luego General en Jefe de las Fuerzas de la Capital, y finalmente Ministro de Guerra y Marina, cargo que desempeñó hasta Febrero de 1853.
El 28 de septiembre falleció en Buenos Aires. En el sepelio de sus restos hablaron, entre otros, el poeta Guido Spano y el General Mitre, quien había sido su adversario. En uno de sus párrafos dijo Mitre: “Los Generales de la República vienen a inclinarse con doloroso respeto sobre su cadáver. Ellos vienen a darle el último adiós a las puertas del sepulcro y le dirigen por mis labios estas palabras: General Pacheco, tus antiguos compañeros de armas y los que siguieron tus huellas cruzando los ásperos senderos de la guerra, desean goce en el lecho de la muerte; tanta paz como glorias alcanzasteis en la vida”.

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jueves, 27 de septiembre de 2012

ANIVERSARIO DE LA CREACIÓN DE LA FÁBRICA MILITAR F. LUIS BELTRAN

Dentro de la reorganización del Servicio de Arsenales del Ejército Argentino dispuesta por Decreto del 13 de enero de 1898, fue creado el Arsenal Regional del Litoral con sede en Puerto Borghi (Provincia de Santa Fe) que, por Decreto del 10 de febrero de 1917 fue denominado Arsenal "San Lorenzo". Su instalación se inicio el 3 de octubre de 1904; como anexo se dispuso establecer allí una Planta para producir, en pequeña escala, municiones, espoletas y también otros elementos como herraduras, pinturas y lubricantes.
En 1933 se emprendió la ampliación de los talleres de este Arsenal, encargándose a Europa las maquinarias para producir munición de armas portátiles. Esta Planta, cuya creación fue dispuesta el 27 de septiembre de 1933, tuvo el carácter y la denominación de Fábrica de Munición de Armas Portátiles; el 24 de diciembre de 1936 dejo de constituir un anexo del Arsenal para integrar orgánicamente, la Dirección de Fábricas Militares del Ejército Argentino.
En 1939 se constituyó en el Arsenal San Lorenzo la denominada Planta Experimental deMunición de Artillería de Puerto Borghi, con el objeto de contribuir al abastecimiento bélico pero, especialmente, de adiestrar al personal que debía prestar servicios en la planta que se construía en Río III.
El 9 de octubre de 1941 se crea la DGFM y el 8 de octubre de 1943 la Planta Experimental fue transformada en Fabrica Militar de Munición de Artillería "Borghi".
En años posteriores tuvieron lugar diversas modificaciones de índole orgánica y operativa: 1950 los dos establecimientos que funcionaban en Puerto Borghi fueron rebautizados como Fábrica Militar de Cartuchos "San Lorenzo" y Fábrica Militar de Artillería "San Lorenzo"; el 1º de abril de 1955 ambas se fusionaron bajo el nombre de Fábrica Militar "San Lorenzo", que el 21 de abril de 1961 se reemplazo por el actual de Fábrica Militar "Fray Luis Beltrán".
El centro industrial surgió sobre la base de los talleres del Ejército (Arsenal de Puerto Borghi) perpetua desde 1961 el nombre y la memoria del sacerdote mendocino, Teniente Coronel Ingeniero Fray Luis Beltrán.
Hoy, esta Fábrica Militar, orgullo de quien le diera su origen (Ejército Argentino) constituye un importante centro industrial.

Fuente: www. myaflb.com.ar

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miércoles, 26 de septiembre de 2012

ANIVERSARIO DEL NACIMIENTO DEL CIRJUANO MAYOR DR. COSME MARIANO ARGERICH


Nace en Buenos Aires el 26 de septiembre de 1758, era hijo del coronel y cirujano de los ejércitos del rey, D. Francisco Argerich y Batalla, llegado en 1755 al Río de la Plata con el Virrey Cevallos. Enviado a España, Cosme Argerich cursa sus estudios en la renombrada Escuela de Ciencias Médicas de Cervera, en Cataluña, regresando al suelo nativo a la edad de 26 años, casado y con un hijo, Francisco Cosme. Éste, con el tiempo habría de secundar a su padre en el ejercicio de la profesión, iniciándose a su vez como médico militar en el combate de San Lorenzo.
Durante el Virreinato de D. Juan José de Vértiz y Salcedo (1770-1784) se funda en Buenos Aires el Protomedicato con la finalidad del mantenimiento de la higiene de la ciudad, el Dr. Cosme Argerich compartió ese alto Tribunal. La fundación de dicho organismo tuvo significativa influencia en tanto se lo consideró "la primera expresión de alta cultura en Buenos Aires y punto de partida de la ciencia argentina".
El Dr. Cosme Argerich fue el primer maestro de estudios médicos que actuó en nuestro medio, no obstante haberse confiado al Dr. Fabre en 1801 la cátedra de anatomía y cirugía.
Argerich comenzó a impartir la enseñanza en la Escuela de Medicina en 1802, dando termino al primer curso en 1806. Dictó clases de anatomía, fisiología, cirugía, química, terapéutica y filosofía, que dicto con autoridad y prestigio.
En 1804 se funda la Junta de Sanidad integrada por los doctores Miguel Gorman y Cosme Mariano Argerich, destinada "no a conservar la vida de los habitantes, sino a precaver los males de que puede ser asaltada".
Dado por una parte el hecho de que a causa de las múltiples funciones del tribunal de Protomedicato le era dificultoso cumplir con la misión de enseñar que venia ejerciendo, y por la otra necesidad imperiosa de médicos, fue creada la Escuela de Medicina y Cirugía en 1811, confiándose su dirección al doctor Cosme Mariano Argerich. En 1813 se cambió la denominación de aquella por la de Instituto Médico Militar, primera disposición orgánica, del 16 de junio de 1816, referente al Cuerpo de Sanidad Militar, suprimido en 1821 tras el fallecimiento de su fundador y director en 1820. Por otra parte, en 1822 desapareció también el Protomedicato.
Su vida estuvo dedicada a la ciencia, que cultivó como un apostolado. Argerich realizó trabajos de organización y difusión que asombran aún hoy en día. A ello se debe que Rivadavia se propusiese honrar su memoria, cosa que no se materializó entonces a causa de los acontecimientos políticos de 1821. Varias décadas después, en 1886, su retrato fue colocado en la Facultad que él fundara, cumpliéndose así un acto de justiciera recordación. En el primer centenario de su muerte fue descubierto en la Facultad de Medicina de Buenos Aires un busto del doctor Cosme Mariano Argerich que perpetúa el nombre del ilustre fundador.
Honra su memoria el Hospital Municipal "Dr. Cosme Argerich" que lleva su nombre, en la calle Almirante Brown. Así también el Ejército Argentino lo ha recordado dando su nombre al Hospital Militar Central.

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martes, 25 de septiembre de 2012

ANIVERSARIO DE LA MUERTE DEL CORONEL JORGE OSCAR GRASSI

Nació el 4 de abril de 1925, en Tornquist, provincia de Buenos Aires. Ingresó al Colegio Militar de la Nación el 25 de febrero de 1944, de donde egresó como subteniente del arma de ingenieros el 22 de julio de 1947.
Prestó servicios en numerosas unidades de su arma, en las guarniciones de Curuzú Cuatiá, Posadas, Olavarría, Las Lajas Neuquén, Uspallata, Campo de los Andes y Mendoza.
En 1968 y 1969 ocupó el cargo de Jefe del Batallón de Ingenieros 141, en La Rioja, donde se desempeñó en una tarea de apoyo a la comunidad con singulares resultados prácticos.
Pasó luego a dirigir una tarea similar (acción cívica) como oficial de ingenieros del Comando del Tercer Cuerpo de Ejército, a partir de 1970, en Córdoba, mereciendo destacar que durante su gestión se entregaron en distintas poblaciones, diez escuelas y cuatro dispensarios. Cumplía dicha función cuando fue asesinado el 25 de setiembre de 1974. Casado con la señora Esther Correa y era padre de dos hijos.
Fue Ascendido post mortem al Grado de General de Brigada.
Como lo hacía diariamente, a las 0710 horas del mencionado día, el Coronel Grassi abandonaba su domicilio en la calle 8 N° 35 del Barrio Parque Vélez Sársfield.
Luego de cruzar un pequeño jardín llegó a la acera y advirtió la llegada de un automóvil del cual se apearon dos sujetos armados que le abrieron fuego.
Parapetándose tras la camioneta que lo esperaba, logró eludir la primera ráfaga, pero nuevos disparos lo alcanzaron en la pierna izquierda y en el abdomen.
Los terroristas iniciaron la huida, no sin antes lanzar una ráfaga contra el Soldado, el que salvó su vida arrojándose al piso de su vehículo.
El Coronel Grassi, gravemente herido, fue socorrido por su propia esposa y vecinos que acudieron al cesar el tiroteo, pero falleció antes de poder ser intervenido en un nosocomio próximo a su domicilio.
Se tomó conocimiento a través de la revista del ERP Estrella Roja, que con motivo del fracasado intento de copamiento del Regimiento 17 de Infantería en Catamarca, donde murieron 16 extremistas, el Comité Central del Partido Revolucionario de los Trabajadores, dirección político – militar del Ejército Revolucionario del Pueblo, tomó la grave determinación de responder con una ejecución de Oficiales indiscriminada.
Dichas acciones fueron iniciadas el señalado 25 de Setiembre con los asesinatos del Coronel Grassi en Córdoba y del Teniente Primero Brzic en Rosario, y un atentado del que resulta herido el Teniente Coronel Roberto López Paz, también en Córdoba. En los dos meses siguientes se produjeron ocho muertes más.
Los diarios del 26 de setiembre mostraban en amplios titulares la conmoción causada por los atentados del día anterior, mencionando las adhesiones y expresiones de pesar que distintas entidades civiles hicieron llegar a las autoridades del Ejército.

"Lo demando el honor y obedecieron,
lo requirio el deber y lo acataron;
con su sangre la empresa rubicaron
con su esfuerzo la Patria engrandecieron.

Fueron grandes y fuertes, porque fueron
fiieles al juramento que empeñaron.
Por eso como valientes lucharon,
y como heroes murieron."

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lunes, 24 de septiembre de 2012

BICENTENARIO DE LA BATALLA DE TUCUMAN


Decidido el general Belgrano a detener su retirada hacia Córdoba prepara sus fuerzas con el entusiasta apoyo de la población tucumana, a fin de detener el avance del general español Pío Tristán. El 24 de septiembre, ambas fuerzas chocan al sudoeste de la ciudad de Tucumán. Tras un primer momento de zozobra ante la derrota de parte de las fuerzas patriotas, la decidida acción de Díaz Velez al mando de toda la infantería y la artillería frenó el ímpetu del ataque realista. Acudiendo Belgrano con 500 hombres en apoyo de Díaz Velez, que se había hecho fuerte en la ciudad, intimó a la rendición al jefe español. Este rechazó la misma y durante la noche se replegó a Salta dejando el triunfo a las armas patriotas. Tras la victoria, el general Belgrano se dirigió al Superior Gobierno de las Provincias Unidas remitiéndole el parte que decía: “La Patria puede gloriarse de la completa victoria que han obtenido sus armas el 24 del corriente día de Ntra. Sra. De las Mercedes, bajo cuya protección nos pusimos: 7 cañones, 3 banderas, y un estandarte: 50 oficiales, 4 capellanes, 2 curas, 600 prisioneros; 400 muertos, las municiones de cañón y de fusil, todos los bagajes, y aún la mayor parte de sus equipajes, son el resultado de ella. Desde el último individuo de ejército, hasta el de mayor graduación se han comportado con el mayor honor y valor”.

El ejército del Norte se retira lentamente, hostigada su retaguardia por dos columnas españolas envalentonadas por la facilidad de la maniobra. Belgrano se afirma ya en la idea de hacer frente al enemigo en Tucumán. Pero las órdenes que recibe del gobierno son terminantes: destruir todo lo que pueda ser útil al enemigo y continuar retirándose hacia Córdoba. El 3 de setiembre un combate de retaguardia sobre el río Las Piedras, demuestra el temple de los soldados que intervienen en él e infunde esperanzas a todos.
En las proximidades de la ciudad de Tucumán recibe Belgrano a una comisión que le ofrece los hombres y las armas disponibles para hacer frente a los realistas y, lo que es más, la decisión de vender caras sus vidas. Belgrano se decide; desobedecerá al gobierno para luchar al lado de este pueblo heroico. Pone a la ciudad en estado de defensa y forma sus tropas al norte de la misma, de espaldas a ella. Los españoles, confiados en su mayor experiencia, suponen el triunfo fácil. Flanquean por la izquierda la línea patriota para cortarles la retirada del sur, visiblemente, sin enmascarar sus movimientos, tan seguros están de la victoria. Belgrano cambia su frente hacia el oeste y el choque se produce. Es el 24 de setiembre de 1812: son las 8 de la mañana. Pronto la batalla se hace confusa, de difícil conducción. Los ejércitos se dividen, se fragmentan en grupos que pelean interpolados, medio ocultos por el humo hurente de los pajonales incendiados, mientras sobre el campo de las Carreras se abate una espesa manga de langostas que aumenta la confusión.
Recién al anochecer -ha sido toda una larga jornada de heroísmos individuales - Belgrano logra reunir a sus huestes vencedoras. Los realistas dejan en el campo de batalla 450 muertos y 700 prisioneros, 7 cañones, banderas y estandartes y, sobre todo, jirones de su petulancia de la víspera.
Be!grano no ha logrado, empero, la decisión total. Tristán tiene tiempo de reunir los restos de su ejército y, sin ser molestado, se dirige hacia Salta.
La victoria tuvo gran repercusión en todo el país. Tucumán, "cuna de la libertad y sepulcro de la tiranía", la celebra jubilosa. El 27 de octubre se realizó una misa en acción de gracias. Por la tarde, cuando la procesión portaba en las andas a Nuestra Señora de las Mercedes, en medio de la conmoción universal, Belgrano puso el bastón que llevaba entre los cordones del atuendo de la imagen.


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domingo, 23 de septiembre de 2012

ANIVERSARIO DE LA MUERTE DEL CORONEL MANUEL ROSETI


Nació en Buenos Aires en 1832, oriundo de una distinguida familia porteña. Inició su carrera militar en el sitio de esta capital, en diciembre de 1852, en las filas de la Guardia Nacional, ingresando poco después como subteniente del batallón 1º de línea, que mandaba el coronel Conesa, cuerpo en el que sirvió el resto del sitio, hasta el 13 de julio de 1853.

En agosto de 1854 ascendió a teniente 2º y el 16 de febrero de 1855, a teniente 1º, recibiendo los galones de ayudante mayor, el 12 de febrero de 1856. En este intervalo de tiempo se halló en varias expediciones que se llevaron a cabo al interior de la provincia de Buenos Aires, a consecuencia de las invasiones realizadas por fuerzas de la Confederación. A fines de 1856 marchó a la frontera con su batallón, hallándose en los combates que tuvieron lugar con los indios en diciembre de 1857 y posteriormente, en aquellos que se dieron en el Sol de Mayo, los días 16 y 17 de febrero de 1858, en el Arroyo de Pigué. El 15 de diciembre de 1857 fue promovido a capitán, pasando a mandar la 2ª compañía de su batallón.
En 1859 regresó con su cuerpo a Buenos Aires, siendo destacado de inmediato a la Isla de Martín García, donde permaneció hasta el mes de octubre, incorporándose a principios de éste, al ejercicio del general Mitre, con el cual se aprestaba a rechazar la invasión de las fuerzas de la Confederación, formando parte Roseti del 1º de Línea, a cargo de la 2ª compañía. En la batalla de Cepeda, el capitán Roseti se batió bravamente a las órdenes del general Conesa, recibiendo un balazo en un hombro, y asistió, a pesar de estar herido, a la famosa retirada sobre San Nicolás, y al regresar con el ejército embarcado en la escuadra, tomó parte en el combate naval sostenido frente a aquella ciudad, así como también, al corto sitio que le fue impuesto a la capital por las fuerzas de Urquiza, hasta el acuerdo del 11 de noviembre.
En enero de 1860 ascendió a sargento mayor graduado y el 14 de junio del mismo año alcanzó la efectividad. En la campaña de 1861 se halló al frente del batallón 1º de Línea, batiéndose con su bravura acostumbrada, en Pavón, el 17 de setiembre, participando en el avance del ejército vencedor hacia la provincia de Santa Fe, en persecución de las fuerzas de la Confederación, obteniendo Roseti en diciembre del mismo año, el grado de teniente coronel. Después de la expedición, marchó a la frontera Oeste de la provincia de Buenos Aires, a las órdenes del coronel Julio de Vedia, siendo uno de los fundadores del pueblo “9 de Julio”. Recibió la efectividad de teniente coronel el 28 de febrero de 1863, y confirmado en el mando del 1º de Línea. Asistió este último año a la campaña de Córdoba contra el Chacho, a las órdenes de Paunero. Nombrado por el coronel Vedia, el 18 de octubre de 1864, jefe de la Frontera del Oeste, fue confirmado por el Gobierno el 24 del mismo mes.
Provocada la guerra del Paraguay, marchó con el general Paunero, formando parte del 1er Cuerpo del Ejército: el 25 de mayo de 1865 desembarcaba en Corrientes y en el asalto a la ciudad ocupada por las fuerzas paraguayas, Roseti al mando de dos compañías del 1º de Línea, se batió aquel día con una intrepidez y serenidad admirables, destacando su hermosa figura de soldado y dejando imperecedero recuerdo en las fuerzas beligerantes.
Se halló en la batalla de Yatay, el 17 de agosto; en la toma de Uruguayaza, el 18 de setiembre del mismo año; pasaje del río Paraná, el 16 de abril de 1866; combate de Estero Bellaco, el 2 de mayo; gran batalla de Tuyutí, el día 24 del mismo mes, en la que actuó como jefe de la brigada formada por el 1º de Línea y el batallón San Nicolás. En esta acción Roseti reveló pericia y buen golpe de vista táctico, prestando oportuna ayuda a otros cuerpos que se habían comprometido imprudentemente en la vanguardia, distinguiéndose el 1º de Línea por una carga a la bayoneta dada oportunamente a una fuerza paraguaya.
En Yataytí-Corá demostró temple de acero, resistiendo con su batallón contra fuerzas superiores, perdiendo 11 jefes y oficiales, entre ellos el mayor Echegaray. Se halló igualmente en el Boquerón, el 18 de julio de 1866.
En el furioso asalto de Curupaytí, el 22 de setiembre de aquel año, al frente de su brigada, Roseti destacó su figura enérgica entre los soldados: en el transcurso del ataque es herido y sus oficiales lo rodean pidiéndole que se retire; “no es nada”, les dice, y levantando su espada, grita “¡Adelante!”, y más enardecido que nunca, marcha desafiando aquel granizo de plomo y de metralla; es una fuerza misteriosa que le impele a cumplir el glorioso compromiso de su muerte; herido por segunda vez, cae desfallecido. Algunos de sus compañeros intentan salvarlo, pero el plomo enemigo ocasiona nuevas víctimas, y al pronunciarse el retroceso de los atacantes, el valiente coronel Roseti queda en poder de los enemigos, entre el montón de cadáveres. Su agonía debió ser dantesca, viendo aproximarse aquellos demonios paraguayos con sus uniformes rojos, poseídos del vértigo de sangre y sin ninguna clemencia para los rendidos o heridos. Así perdió la Patria uno de sus más valerosos servidores.
En la Imagen: El coronel Manuel Roseti rodeado por dos tenientes del 1º de Línea.
Fuentes: Efemérides – Patricios de Vuelta de Obligado / www. revisionistas.com.ar / Yaben, Jacinto R. – Biografías argentinas y sudamericanas – Buenos Aires (1938).

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sábado, 22 de septiembre de 2012

ANIVERSARIO DE LA BATALLA DE CURUPAYTÍ


El 22 de septiembre de 1866, Bartolomé Mitre, general en jefe de la Triple Alianza, ordenó el asalto a la formidable posición fortificada enemiga de Curupaytí con 9.000 soldados argentinos y 8.000 brasileños, la flor y nata del ejército, el apoyo del cañoneo de la escuadra imperial y la cooperación de las fuerzas orientales de Venancio Flores. De toda la guerra del Paraguay ésta es la primera batalla planeada por Mitre y también la primera (y única) dirigida directamente por él

El mariscal Francisco Solano López destinó a su mejor hombre de guerra, el general Díaz, vencedor de Estero Bellaco y Boquerón, que preparó en poco tiempo la defensa del campo, cortando árboles (abatíes) dispuestos por sus enormes raíces para dentro, ocultando unas 50 bocas de fuego.
El ataque al frente terrestre de Curupaytí se iniciaría con un bombardeo de la escuadra de modo de inutilizar sus defensas y ahuyentar las fuerzas de la trinchera. Los aliados calculaban que esto se conseguiría en dos horas de fuego. Después seguiría el ataque de las fuerzas de tierra.
El ataque estaba previsto para la madrugada del día 17 de setiembre de 1866, pero se postergó por el mal tiempo reinante. Se realizó recién el día 22. A las 7 de la mañana de ese día, la escuadra brasileña se movió para tomar la colocación dispuesta por el almirante Tamandaré a fin de iniciar el bombardeo. Entre los navíos había cuatro nuevos acorazados a vapor. El fuego de la escuadra se prolongó hasta el mediodía sin resultados apreciables. Las cubiertas del terreno impedían a los artilleros efectuar correctamente sus tiros. El duelo de artillería duró cuatro horas. Los paraguayos contestaban al fuego de la escuadra logrando mantener a los buques alejados de las fortificaciones.
Más o menos al mediodía, el almirante Tamandaré suspendió el fuego contra la fortificación del frente terrestre y se concentró sobre el frente fluvial. Comenzó entonces el ataque terrestre cuya dirección estaba a cargo del general Mitre.
Las dos columnas centrales, encargadas del ataque principal sufrieron desde el primer momento un fuego intensísimo de la artillería paraguaya mientras su marcha se veía entorpecida por el terreno fangoso y las malezas. Lograron salvar los obstáculos mediante el uso de fajinas y escalas que llevaban para tal fin y se lanzaron al asalto de la trinchera principal, pero se encontraron con una laguna y una inabordable barrera de malezales que les hizo imposible continuar su avanzada. En esta marcha, sufrieron pérdidas enormes.
La tercera columna, al mando del coronel Rivas siguió avanzando a pesar de los obstáculos, pero su ataque fracasó y los pocos hombres que lograron penetrar en la posición fueron ultimados. La cuarta columna, al mando del coronel Martínez, también fue detenida al borde de la laguna y la línea de malezales.
El combate se sostenía tenazmente sin que los asaltantes lograran el menor éxito sobre las tropas paraguayas. Se acordó entonces hacer replegar simultáneamente todas las tropas comprometidas en el ataque. La retirada se efectuó en orden y a las 17hs el ejército aliado estaba de regreso en Curuzú. Una vez que se retiró el ejército, la armada hizo lo propio.
Los paraguayos salieron entonces de sus trincheras para recoger el botín abandonado por el asaltante, desnudar a los muertos y ultimar a los heridos graves.
El desastre táctico de Curupaytí reconoce como causa esencial el desconocimiento de la situación del enemigo en su posición y de las características principales del terreno, cuyas ya de por sí magníficas condiciones naturales, fueron aumentadas aún más por las lluvias y las excelentes obras defensivas que realizaron los paraguayos.
La orden de ataque se había demorado por una torrencial lluvia de varios días que dejó el terreno convertido en un pantano. Lo cierto es que cuando se lanzaron los 17.000 aliados a la carga a bayoneta sobre las fortificaciones, en avance franco y a pecho descubierto, los cañones paraguayos ocultos entre los abatíes hicieron estragos. Los infantes chapoteando barro resultaron un blanco servido para el fuego a boca de jarro de los paraguayos que ellos no veían. Cuando inexplicablemente tarde se dio el toque de retirada, el campo de batalla hecho un fangal frente a Curupaytí quedó sembrado con 5.000 cadáveres argentinos y brasileños tendidos. Las bajas paraguayas fueron 92.
El emperador debió gestionar amistosamente que Mitre volviese a su país porque en las provincias del Oeste se habían levantado nuevamente las montoneras. Nunca se supo si la insinuación de la licencia fue nada más que por alejarlo de los campos de batalla. Porque efectivamente por los llanos de La Rioja se volvía a galopar como en los tiempos de Facundo o los más recientes del Chacho Peñaloza: Felipe Varela, el Quijote de los Andes, había enarbolado su proclama revolucionaria.
En la sangrienta batalla de Curupaytí el impacto de un casco de granada le destrozó la mano derecha a un ciudadano argentino alistado hacía unos meses como voluntario. Evacuado a Corrientes, la amenaza de la gangrena obligó a amputarle el brazo por encima del codo. Se trataba de un joven dibujante y cronista de 26 años, teniente segundo del ejército, que se llamaba Cándido López. Menos de un año después cumplió su promesa de enviarle al médico que le amputó el brazo un óleo suyo fruto de una prodigiosa reeducación de su mano izquierda. El sería, a través de sus cuadros, el documentalista histórico de la Guerra de la Triple Alianza.
También, en Curupaytí perdió la vida Dominguito, hijo adoptivo de Domingo F. Sarmiento.

Curupaytí
(autor: Cayetano Silva)
Saludemos la enseña sacrosanta
Que en cien combates flameó triunfal
Cobijando los héroes inmortales
De Tuyutí, Bellaco y Humaitá.

Saludemos la enseña inmaculada
Que heroica tremoló en Curupaytí,
Cuyos campos bañaron con su sangre
Rivas Díaz, Charlone y otros mil.

Saludemos la enseña victoriosa
Que en Corrientes, Yatay y Boquerón
Nuevos lauros de gloria inmarcesible
Para el pueblo de Mayo conquistó.

Gloria eterna bandera azul y blanca
Gloria eterna a los héroes que por ti
Inmolaron sus vidas en los campos
De Tuyutí, Humaitá y Curupaytí.


Fuentes: Agenda de Reflexión Nº 221, Año III, Buenos Aires, 22 de septiembre de 2004 / www. revisionistas.com.ar / Efemérides – Agrupación Patricios Reservistas / Patricios de Vuelta de Obligado.

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viernes, 21 de septiembre de 2012

DÍA DE LA ESPECIALIDAD DE INTENDENCIA


DÍA DE LA ESPECIALIDAD DE INTENDENCIA Y DE SU SANTO PATRONO,MATEO APOSTOL.

Se conmemora el 21 de septiembre el día de la Especialidad de Intendencia por ser esta la fecha en que se celebra la fiesta de su santo patrono y protector, San Mateo Apóstol.
La Especialidad de Intendencia administra el servicio logístico encargado del abastecimiento de los efectos relativos a la alimentación del personal,vestuario, equipo, materiales para alojamiento, muebles, material aerolanzable, combustibles, lubricantes y efectos afines destinados a mantener la aptitud operacional del Ejército.
En el campo de las finanzas la Especialidad entiende en el gobierno y administración de los recursos económicos financieros en las áreas específicas:
Administración financiera: planeamiento financiero, gestión presupuestaria, planificación y análisis contractual y control de la gestión presupuestaria - contractual.
Administración contable: registro contable de la ejecución presupuestaria y del patrimonio, gestión del movimiento de fondos y valores, gestión contractual y control de la administración contable.

Su Historia.
Los Reyes Católicos de España fueron los primeros en crear con carácter militar a los comisarios de guerra Controladores que con el respaldo de distintas ordenanzas llevaban a cabo el control de efectivos, requisiciones y provisión de víveres, vestuario, acopio en depósitos, pagos de sueldos, etc.
El Virrey Cevallos nombra al primer Comisario de Guerra e Intendente del Ejército y la Real Hacienda a Manuel Fernández (1776-1778).Durante las invasiones inglesas Liniers designa comisario General de Víveres a Antonio Antonini, quién creó la primera ración de combate compuesta por onzas de carne, pan, ají, sal, azúcar, tabaco y yerba.
La Primera Junta de Gobierno nombra a Antonio del Pino como Primer " Comisario de Guerra ". Nuestro ilustre Comisario del Ejército Don Gregorio Lemos participó en la logística para el cruce de los Andes, en la libertad a Chile y Perú. El Servicio de Intendencia continuó participando en su apoyo en las guerras contra el Imperio del Brasil, contra el Paraguay, Campaña al Desierto y Organización del País. En el año 1895 el Pte Uriburu aprueba la ley 3305 ( Ley de Intendencia militares de suministro para el Ejército y la Marina). El primer Director fue el Cnl Acosta y en 1897 se crea la Sastrería Militar. En 1916 se crea la Dirección General de Administración, hoy Contaduría General del Ejército.
En 1946 se crea la Dirección General de Intendencia para funciones logísticas y la DGA pasa a cumplir funciones contables. En 1960 se crea el Comando de Intendencia.En 1991 se disuelven las Compañías de Intendencia. En 1992 se modifica el nombre de Comando por el de Dirección de Intendencia, que consta de cuatro Departamentos (Ab y Mant, Adm Fin, Insp y Téc), cuatro Div (Planes, Inf, As Jur DICCyL) y una Comisión (CRE).

Fuente: www. intendencia.ejercito.mil.ar

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jueves, 20 de septiembre de 2012

ANIVERSARIO DE LAS PROCLAMAS DEL GENERAL SAN MARTIN

El día 20 de septiembre de 1821, se produce el nombramiento del General José de San Martín como Capitán General del Ejército de Chile. El Director Supremo de Chile, General Bernardo O'Higgins, lo honra con esa jerarquía.
Asimismo, exactamente un año después de esto, el día 20 de septiembre de 1822 el General José de San Martín efectua la solemne dimisión como Protector del Perú. Ante el Congreso Constituyente peruano se despoja de la banda bicolor roja y blanca, símbolo de su autoridad, declarando: "Al deponer la insignia que caracteriza al jefe supremo del Perú no hago más sino cumplir con mis deberes y con los votos de mi corazón". A continuación abandonó el recinto. Partió luego rumbo a Chile donde permaneció hasta enero de 1823. Cruzó por última vez los Andes, estuvo unos días en Mendoza y pidió autorización para entrar en Buenos Aires para poder ver a su esposa, que estaba gravemente enferma. Rivadavia, ministro de gobierno del gobernador Martín Rodríguez, le negó el permiso argumentando que no estaban dadas las condiciones de seguridad para que San Martín entrara a la ciudad.
En un principio el general se había negado a aceptar el cargo, pero el clamor popular y los consejos de su amigo y secretario, Bernardo de Monteagudo, le hicieron recordar que el peligro realista no había desaparecido, que las fuerzas del virrey se estaban reorganizando en los cuatro puntos cardinales del Perú y que por lo tanto su presencia se hacía imprescindible para terminar definitivamente con el dominio español.
San Martín abolió la esclavitud y los servicios personales (mita y yanaconazgo), garantizó la libertad de imprenta y de culto, creó escuelas y la biblioteca pública de Lima. Debió enfrentar graves dificultades financieras, lo que creó entre la población un creciente descontento. Pese a las dificultades San Martín pudo controlar la situación y lograr la rendición de los realistas del Sur y del Centro del Perú.
Mientras San Martín llevaba adelante su campaña desde el Sur, Bolívar, lo venía haciendo desde el Norte. El general Sucre, lugarteniente de Bolívar, solicitó ayuda a San Martín para su campaña en Ecuador. El general argentino le envió 1600 soldados que participaron victoriosamente en los combates de Riobamba y Pichincha que garantizaron la rendición de Quito. Finalmente los dos libertadores decidieron reunirse. La famosa entrevista de Guayaquil, en Ecuador, se realizó entre los días 26 y 27 de julio de 1822. Había entre ellos diferencias políticas y militares. Mientras San Martín era partidario de que cada pueblo liberado decidiera con libertad su futuro, Bolívar estaba interesado en controlar personalmente la evolución políticas de las nuevas repúblicas. El otro tema polémico fue quién conduciría el nuevo ejército libertador que resultaría de la unión de las tropas comandadas por ambos. San Martín propuso que lo dirigiera Bolívar pero éste dijo que nunca podría tener a un general de la calidad y capacidad de San Martín como subordinado. El general argentino tomó entonces una drástica decisión: retirarse de todos sus cargos, dejarle sus tropas a Bolívar y regresar a su país.
En la imagen, el único retrato que existe del General José de San Martín con el uniforme de Protector del Perú con su respectiva banda bicolor. Al fondo de la pintura se ve la entrada y la ciudad de Lima.
Este óleo se encuentra actualmente en el Museo del Regimiento de Granaderos a Caballo General San Martín.

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miércoles, 19 de septiembre de 2012

ANIVERSARIO DE LA RENDICION DE URUGUAYANA


El día 18 de septiembre de 1865 se produce la rendición paraguaya en Uruguayana. El jefe de las fuerzas paraguayas que ocupaban la ciudad brasileña de Uruguayana, se rinde al General Bartolomé Mitre, comandante en jefe de las fuerzas aliadas argentinas, brasileñas y uruguayas y al General Cabral, ayudante de campo del emperador del Brasil, en lo que se conoce como la Guerra del Paraguay.
Casi dos meses antes, el día 16 de julio de 1865, las fuerzas de Canabarro habían iniciado el sitio Uruguayana, pero no pudo accionar de ninguna manera contra las fuerzas sitiadas. Casi simultáneamente con la batalla de Yatay, se unió al mismo el ejército de Manuel Marques de Sousa, aunque disminuido por las fuerzas enviadas a incorporarse al ejército de Flores.
Tras la victoria de Yatay, gran parte de las fuerzas aliadas cruzaron el río Uruguay y se unieron al sitio. El 19 de agosto, el General Flores envió a Estigarribia una intimación a rendirse, en que le decía que, dado que no tenía posibilidades de éxito, más le valía evitar efusiones de sangre. Afirmaba también que:
“Los aliados no hacen la guerra a los paraguayos, sino al tirano López que los gobierna y los trata como esclavos; nuestro propósito es darles la libertad e instituciones, dándoles un gobierno por libre elección.”

Estigarribia respondió que:
“…como militar, como paraguayo y como soldado que defiende la causa de las instituciones e independencia de su patria, rechazo la oferta de V. E. Los jefes, oficiales y soldados de División son del mismo parecer, y están todos dispuestos a sucumbir antes que aceptar una proposición que deshonraría y llenaría de eterna infamia el nombre del soldado paraguayo.”

A una intimación similar del jefe brasileño, contestó que:
“…si las fuerzas de que dispone V. E. son tan numerosas como asegura, venga y entonces sabrá lo que debe esperar el Emperio del Brasil y sus aliados del soldado paraguayo, que sabe morir gloriosamente cerca de su bandera, pero no rendirse.”

Por otras dos veces, los jefes aliados enviaron a Estigarribia sendas intimaciones, a las que responde altivamente, en parecidos términos heroicos, llegando a compararse con el rey de Esparta, Leónidas, que murió combatiendo en la batalla de las Termópilas.
Pero su principal enemigo no era el ejército sitiador, sino el hambre: sus soldados se debilitaban a vista de todos, y las enfermedades costaban vidas diariamente. Para tratar de disminuir el consumo de alimentos, solicitó permiso a los sitiadores para dejar salir a toda la población civil hacia el campamento sitiador; la operación tuvo lugar el 11 de septiembre. Mientras tanto, sus efectivos se habían visto reducidos a apenas 5.500 hombres, la mayor parte de los cuales enfermos.
Ese mismo día, llegaba al campamento sitiador el Emperador Pedro II, encontrándose allí con los presidentes aliados, Mitre y Flores. El primer le hizo saber que los jefes brasileños no aceptaban el mando militar, a lo que Don Pedro puso fin de inmediato, poniendo al mando de sus tropas a sus dos yernos, Augusto, príncipe de Sajonia Coburgo Gotha y Gastón de Orleans, Conde d’Eu.
En ese momento, las fuerzas aliadas contaban con 17.346 combatientes, de los cuales 12.393 brasileños, 3.802 argentinos y 1.220 uruguayos, con 54 cañones. Las tropas argentinas – todas de infantería – estaban bajo el mando del General Paunero y su Jefe de Estado Mayor era Indalecio Chenaut; las divisiones eran mandadas por: Julio de Vedia; comandaba la artillería; Manuel Rosetti, Adolfo Orma, Juan Bautista Charlone, Manuel Fraga y Matias Rivero. La caballería había quedado del lado argentino del río.
Pocos días antes de la llegada del Emperador, el jefe de la división paraguaya del ejército aliado escribió a Estigarribia, rechazando el cargo de traición a la patria esgrimido por el jefe sitiado, y acusando a López de traicionar a su patria por llevar adelante una política opresiva hacia su pueblo. La respuesta de Estigarribia a esta carta reveló un sorprendente cambio en el tono de las comunicaciones de Estigarribia:

“…compañeros, yo les contestaré más tarde. Tengo que consultar a los míos, cuyas opiniones están divididas.”

Esta actitud de los jefes causó una serie de deserciones de las fuerzas paraguayas, que empeoró la situación de los sitiados.
El 13 de septiembre se produjo la Junta de Guerra entre los comandantes en jefe, durante la cual Mitre decidió dar el asalto sobre la ciudad el día 18.
En la mañana del 18 de septiembre, mientras el ejército aliado tomaba posiciones para un asalto, Marques se Souza envió una intimación final:

“En nombre del Emperador y de los generales aliados, anuncio a V. S. que dentro del plazo de dos horas, nuestras operaciones van a dar comienzo. Prevengo a V. S. que cualquier proposición que hiciere, que no sea la de rendir sus tropas sin condiciones, no será aceptada, en razón de que anteriormente V. S. rechazó las más honrosas que le fueron ofrecidas.”

Estigarribia aceptó rendirse, poniendo como condiciones solamente que los mandos superiores pudieran regresar al Paraguay o retirarse a donde quisiesen. Además exigía que los soldados y oficiales orientales que formaban en sus filas no fueran entregados a Flores, ya que temía que éste los ejecutara.
Aceptadas las condiciones de Estigarribia, las fuerzas paraguayas se entregaron a los sitiadores esa misma tarde.
Estigarribia pasó el resto de su vida en Río de Janeiro, pero no está claro qué ocurrió con los oficiales rendidos, ya que no consta que los aliados hayan permitido a ninguno de ellos regresar al Paraguay.
Horas antes de la rendición formal del ejército sitiado, los soldados de la caballería riograndense se lanzaron sobre los soldados; eligiendo a los más jóvenes y de piel más oscura, capturaron a muchos de ellos y los llevaron a su campamento; los jóvenes estaban contentos de poder verse libres y alimentarse, pero la mayor parte de ellos habían sido sacados de la ciudad para ser vendidos más tarde como esclavos. Mientras algunas fuentes citan 300 prisioneros capturados en esas condiciones, otras afirma que llegaron a 1.000 hombres.
Los soldados rendidos eran un espectáculo terrible: descalzos y desnutridos, muchos de ellos estaban tan débiles que murieron en los días siguientes. Tras alimentarlos, fueron repartidos en partes iguales entre las divisiones brasileña, argentina y uruguaya, para ser incorporados a las fuerzas de infantería de esos países. Otros pasaron a engrosar la división paraguaya del ejército aliado, para luchar contra su patria.
En total, se tomaron 5.574 prisioneros: 59 oficiales, 3.860 soldados de infantería, 1.390 de caballería, 115 de artillería y 150 auxiliares.
La desaparición de las dos columnas del Uruguay no sólo significó el fracaso de la ofensiva paraguaya contra el Brasil. También dejó en las fronteras de Corrientes un ejército que podía desplazarse hacia el río Paraná y luego a la ciudad de Corrientes. La ocupación de esta última carecía de objeto desde entonces, por lo que López ordenó evacuar toda la provincia de Corrientes, para adoptar posiciones defensivas en el sur del Paraguay.
La evacuación se completó el 3 de noviembre, y a fines de diciembre, un ejército aliado de casi 50.000 hombres acampaba al norte de la capital provincial.
El 5 de abril de 1866, las fuerzas aliadas tomaron la Fortaleza de Itapirú, iniciando la tercera fase de la guerra, la Campaña de Humaitá o del Cuadrilátero.
Los soldados paraguayos habían luchado con asombroso valor en Corrientes y en Yatay, pero – acosados por el hambre y las enfermedades – se habían rendido sin combatir en Uruguayana. Sería el único caso conocido en la larga guerra: en muchas otras oportunidades, los paraguayos demostrarían un valor y una resistencia heroica, aún en condiciones mucho peores que en Uruguayana.

En la imagen: La rendición de Uruguayana. Grabado de Janet Lange, publicado en "El Correo de Ultramar", París.
Fuente: Ejercito.

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martes, 18 de septiembre de 2012

ANIVERSARIO DE LA CREACIÓN DEL REGIMIENTO CÍVICO DE PARDOS Y MORENOS LIBRES


El gobierno del Primer Triunvirato suscribió, el 18 de septiembre de 1812, un decreto por el cual se ordenaba la constitución de un cuerpo de milicias con el nombre de “Regimiento Cívico de Pardos y Morenos Libres”, que debía componerse de los individuos de ésta condición residentes en la ciudad de Buenos Aires, para que concurriendo a los servicios de armas consagrasen su valor, disciplina y amor a la justa causa y a la defensa de la capital en caso de ser invadida por los enemigos.
Inmediatamente después de la Revolucion de Mayo, el 29 de mayo de 1810 la Primera Junta de Gobierno de las nacientes Provincias Unidas del Río de la Plata organizó por decreto las unidades militares de Buenos Aires, elevando a regimientos veteranos de 1.116 plazas a los batallones de milicias urbanas de infantería a sueldo existentes. El Batallón de Castas su también elevado a Regimiento de Castas, pero mantuvo su condición miliciana.
El 8 de junio de 1810, la Junta dispuso por decreto que las compañías de naturales indígenas que integraban el Batallón de Castas se integrasen a los regimientos N° 2 Patricios y N° 3 Arribeños, bajo sus mismos oficiales, por lo que el Regimiento de Castas pasó a ser conocido como Regimiento de Pardos y Morenos. El 19 de junio de 1810 la Junta otorgó el despacho de teniente coronel del regimiento a Martin Galain y de sargento mayor a Miguel Estanislao Soler.
Un decreto del 10 de febrero de 1811 renombró la unidad a Regimiento de Pardos y Morenos Patricios de Buenos Aires y otro decreto, del 4 de octubre de 1811, le otorgó la categoría de fuerza veterana.
El 14 de junio la Junta ordenó al vocal Juan Jose Castelli que reuniera tropas para efectivizar la Expedicion MIlitar a las provincias del interior del virreinato, cumpliendo así el acta del Cabildo de Buenos Aires del 25 de mayo, formándose un ejército de 1.150 hombres. Integraron la expedición 2 compañías del Regimiento de Pardos y Morenos. Este ejército fue conocido en su época como Ejército del Perú o Ejército Auxiliador de las Provincias Interiores, pero actualmente es más conocido como Ejercito del Norte. Las 2 compañías castas avanzaron con el ejército por el norte argentino y el Alto Perú hasta el límite con el Virreynato del Perú, en donde participaron el 20 de junio de 1811 en la Batalla de Huaqui.
Luego de la derrota de Huaqui las compañías de pardos y morenos retrocedieron con el ejército hasta Jujuy, en donde éste fue reoganizado por el nuevo comandante General Manuel Belgrano en 1812.
El 23 de septiembre de 1810 se reunió en el campamento de San Nicolas de los Arroyos una fuerza de 200 hombres de 5 compañías de infantería de la guarnición de Buenos Aires entre las que se hallaba una pardos. Esta fuerza fue el núcleo de la Expedición Libertadora al Paraguay que comandara el General Belgrano.
Durante el avance por la Mesopotamia Argentina la Compañía de Pardos viajaba en la 2° División, bandera azul. Luego de cruzar el Río Paraná en las Misiones, la compañía marchó en la división de vanguardia participando en la Batalla de Paraguarí el 19 de enero de 1811 y en Batalla de Tacuarí el 9 de marzo de 1811. Luego de esta derrota, Belgrano repasó el río Paraná estableciendo su cuartel general en Candelaria, donde el 21 de marzo de 1811 dio un estado detallado de sus fuerzas, teniendo la Compañía de Pardos un capitán, un teniente, 3 cabos y 33 soldados.
En febrero de 1811, 441 soldados pardos y morenos enviados desde Buenos Aires a las órdenes del teniente coronel Martín Galain, Jefe el Regimiento de Pardos y Morenos, se situaron en Entre Ríos, en la margen occidental del Río Uruguay, con la misión de proteger la retirada de Belgrano desde el Paraguay y conmover a la Banda Oriental. Esas fuerzas se hallaban en Santa Fe el 9 de enero de 1811.
El 28 de febrero de 1811 los criollos de la Banda Oriental se insurreccionaron contra el virrey, hecho conocido como Grito de Asencio. Belgrano ordenó a Galain que cruzara el río Uruguay y se posesionara de Mercedes y Santo Domingo Soriano, que se habían pronunciado por la Junta, por lo que éste envió a Soler con 50 soldados pardos y morenos a situarse en esa villa. Una escuadrilla realista al mando de Juan Angel Michelena ingresó en el Río Negro con 800 soldados e intimó la rendición a Soler. El 4 de abril de 1811 se produjo el Combate de Soriano, que culminó con el triunfo de Soler.
El ejército revolucionario al mando de Belgrano que regresaba de la Independencia del Paraguay y las Misiones atravesó la Mesopotamia y cruzó en Entre Ríos el río Uruguay hacia la Banda Oriental, en donde en abril de 1811 estableció su cuartel general en Mercedes: Allí las tropas de Belgrano se reunieron con las milicias orientales y las fuerzas comandadas por Rondeau.
El ejército avanzó hacia Montevideo y en la Segunda División comandada por el teniente Coronel Agustín Sosa iban 450 hombres del Regimiento de Pardos y Morenos. A fines de abril Belgrano fue reemplazado por Rondeau. Tras el triunfo de José Artigas en la Batalla de las Piedras, se inició el Primer Sitio de Montevideo el 21 de mayo de 1811, llegando Rondeau con el grueso de las tropas el 1 de junio (incluso los pardos y morenos). El 15 de julio de 1811 algunos soldados del regimiento participaron como voluntarios en el Asalto de la Isla de las Ratas.
Producida la invasión portuguesa de julio de 1811, el 12 de octubre se levantó el sitio a Montevideo y el 21 de octubre se firmó un armisticio con el Virrey Francisco Javier de Elío. Cumpliendo lo pactado, las tropas porteñas evacuaron suelo oriental en diciembre de ese año y regresaron a Buenos Aires, mientras que otras fuerzas cruzaron el río Uruguay, acampando en Entre Ríos, lo mismo que gran parte del pueblo que realizó el Éxodo Oriental.
Al no haberse retirado los portugueses de la Banda Oriental, y reiniciado las hostilidades con los Realistas de Montevideo, en abril de 1812 el Primer Triunvirato exigió el inmediato retiro portugués bajo amenaza de guerra. El Triunvirato envió a Artigas 20.000 pesos conducidos por Ventura Vázquez y el Regimiento N° 6 de Pardos y Morenos al mando de Soler y lo hizo jefe de las operaciones. El Regimiento de Pardos y Morenos había tomado el N° 6 el 6 de enero de 1812, perteneciendo antes este número a un regimiento que participó de la expedición al Alto Perú y fue rebajado a batallón.
El 7 de abril Artigas cruzó el río Uruguay retornando a la Banda Oriental junto con el Regimiento de Pardos y Morenos destacando partidas hacia los río Cuareim, Negro y Tacuarembó. El 13 de abril se produjo el Combate de Itapebí Grande contra los portugueses, en el que participaron 400 infantes del Regimiento de Pardos y Morenos al mando de Soler. Un nuevo ataque portugués obligó a las fuerzas de Artigas a repasar el río Uruguay hacia Entre Ríos.
En abril de 1812 el Triunvirato envió a uno de sus miembros, Manuel de Sarratea, a ponerse al mando del ejército instalado en Entre Ríos, agudizándose las desavenencias con Artigas. Entre las fuerzas que Sarratea separó del campamento de Artigas a fines de 1812 se hallaba el Regimiento N° 6 de Pardos y Morenos. Cuando Sarratea se dirigió a Concepción del Uruguay, Soler permaneció por un tiempo en el Salto Chico con su regimiento.
En septiembre de 1812 la vanguardia del ejército de Sarratea, comandada por Rondeau, cruzó el río Uruguay e inició la marcha sobre Montevideo, incluyendo al regimiento Regimiento N° 6 con 600 hombres. El 20 de octubre de 1812 el ejército patriota inició el Segundo Sitio de Montevideo. El Regimiento N° 6 participó de manera destacada en la Batalla del Cerrito el 31 de diciembre de 1812, teniendo 43 muertos y 65 heridos. Por este triunfo, el 21 de abril de 1813 Soler recibió los despachos de coronel del Regimiento N° 6 de Pardos y Morenos.
El 17 de marzo de 1814 23 soldados del regimiento comandados por el subteniente Luis Antonio Frutos, participaron en la toma de la Isla Martín García. El regimiento permaneció sitiando a Montevideo hasta la caída de la plaza el 23 de mayo de 1814 a manos de Carlos María de Alvear, siendo el primero en entrar en la Ciudadela. En febrero de 1815 parte de las tropas directoriales evacuaron Montevideo, incluso los pardos y morenos, siendo Soler nombrado gobernador de esa plaza el 25 de agosto de 1814, reteniendo la jefatura del regimiento. Ejerció entre agosto de 1814 al 25 de febrero de 1815, cuando las tropas de las Provincias Unidas abandonaron Montevideo, que quedó en manos de las milicias orientales de Artigas. En Buenos Aires el regimiento quedó al mando del teniente Coronel Mariano Diaz. El 5 de septiembre de 1816 el Brigadier Soler fue nombrado cuartel maestre y mayor general del Ejercito de los Andes.
Al tomar Belgrano el mando del Ejército del Norte en abril de 1812 se hallaba en él el Cuerpo de Pardos y Morenos al mando del Teniente Coronel José Superí, con 305 combatientes. El 10 de diciembre de 1812 fueron recibidos refuerzos desde Buenos Aires, entre ellos 70 u 80 pardos y morenos que engrosaron el Cuerpo de Castas, pasando a ser Batallón de Castas, al mando de Superí.
El batallón participó en el Combate de las Piedras el 3 de septiembre de 1812, con 100 hombres, y en la Batalla de Tucuman el 24 de septiembre de 1812, comandando Superí una de las columnas de infantería. Participó también en la Batalla de Salta el 20 de septiembre de 1813.
Luego de la derrota de Vilcapugio del 1 de octubre de 1813, Belgrano estableció su campamento en Macha, intentando reorganizar el ejército, que incluyó 198 pardos y morenos al mando de Superí, pero fue derrotado en la Batalla de Ayohuma el 14 de noviembre de 1813, debiendo retrogradar hasta Jujuy.
El 27 de agosto de 1814 el Regimiento N° 6 (junto al N° 2 y al N° 9) fue destinado a incorporarse al Ejército Auxiliar del Perú, continuando al mando de Díaz desde el nombramiento de Soler como gobernador de Montevideo. Los dos batallones del regimiento viajaron en 8 buques desde el puerto de San Pedro, arribando a Santa Fe en la segunda semana de septiembre de 1814. El 21 de septiembre partieron de Santa Fe, pero en el camino desertaron 126 hombres, llevándose 42 fusiles. Llegaron a San Miguel de Tucuman el 21 de noviembre, disminuidos a 549 soldados y oficiales. En los primeros días de enero de 1815 el regimiento se trasladó hasta Huacalera en la quebrada de Humahuaca, a donde llegó el 16 de enero, permaneciendo hasta el 20 de marzo de 1815, cuando se dirigió a San Miguel de Chapaca. Llegando a Potosí el 18 de mayo, continuó el 15 de junio hacia Yocava y el 16 de agosto las fuerzas quedaron en los pueblos de Leñas, Culta y Sopollo, para partir hacia Ayohuma el 17 de septiembre.
El 2 de octubre de 1815 Rondeau ordenó que el Regimiento N° 6 se dirigiera a Chayanta. El 27 de noviembre se halló en Sipe Sipe, en donde el Ejército Auxiliar fue derrotado el 29 de noviembre de 1815 en la Batalla de Viluma. El Regimiento N° 6 se hallaba en la reserva, pero se vio envuelto en la fuga de la infantería argentina luego de la derrota, quedando muchos prisioneros y muchos otros dispersos.
Los dispersos se reunieron con las demás tropas en Yotala, retrocediendo hacia Tupiza y luego hacia Huacalera en la quebrada de Humahuaca, para posteriormente continuar hasta Tucumán. El 7 de agosto de 1816, en Trancas, Rondeau fue desplazado y reemplazado por Manuel Belgrano al frente del Ejército del Norte. El ejército se estableció en la Ciudadela de Tucumán, a donde llegó el 28 de agosto. Belgrano distribuyó los restos del Regimiento N° 6 entre los regimientos N° 3 y N° 9, disolviéndolo.

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lunes, 17 de septiembre de 2012

ANIVERSARIO DE INAUGURACIÓN DE BIBLIOTECA NACIONAL DE LIMA

El 17 de septiembre de 1822, presidida por el Protector de la Libertad del Perú, General don José de San Martín, tuvo lugar la inauguración de la Biblioteca Nacional de Lima, cuyo establecimiento él mismo decretara y para la cual había donado sus propios libros, casi ochocientos ejemplares. El ministro de Estado y Relaciones Exteriores, don Francisco Valdivieso, jefe superior y director nato de la nueva institución, expresó al iniciar la ceremonia: “... Este día Señor Excelentísimo es muy amargo para nuestros enemigos, muy dulce para la Patria y muy grato para Vuestra Excelencia. En él se anuncia el triunfo de las luces que harán siempre invencibles las armas de la América; y la Libertad, fruto precioso de su constancia y sacrificios, reconocerá su principal origen en los gobiernos paternales que hayan cuidado más de la ilustración de los Pueblos. Quiera el Cielo que los del Perú consigan por medio de este establecimiento literario, debido a Vuestra Excelencia, la que fuere necesaria para su común felicidad”.
Fuente: Ejercito.

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domingo, 16 de septiembre de 2012

ANIVERSARIO DE LA INAUGURACIÓN DE LA FABRICA MILITAR


El 16 de septiembre de 1952 entró en funcionamiento la Fábrica Militar de Ácido Sulfúrico.


En junio de 1952 se concretó la disolución de Industrias Químicas Nacionales Sociedad Mixta y en la misma fecha se reorganizó el “Grupo Minero Industrial del Azufre”, dividiéndolo en dos entidades individuales: el “Establecimiento Azufrero Salta” y la “Fábrica Militar de Ácido Sulfúrico”. El 16 de septiembre de 1952, a menos de tres meses de su constitución orgánica, entró en funcionamiento la Fábrica Militar de Ácido Sulfúrico y se obtuvo, a los pocos días, un producto de excelente calidad. En 1961, la planta fue modernizada en su operativa industrial y alcanzó un nivel de producción del orden de 70 toneladas diarias de ácido sulfúrico comercial. La fábrica abasteció tanto a la industria militar como a la civil, cubriendo las necesidades de la economía argentina y garantizando, en casos de emergencia, su provisión a los centros vitales del país.
Fuente: Ejercito.

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sábado, 15 de septiembre de 2012

GENERAL SAN MARTÍN EN EL PERÚ Y EL COLEGIO DE SANTO TOMÁS


El 15 de septiembre de 1822, el “Protector de la Libertad del Perú”, General don José de San Martín, mediante un decreto dispuso que se iniciara en el Colegio de Santo Tomás la aplicación del método de “enseñanza mutua”, conocido como “sistema lancasteriano”. En el considerando San Martín expresó: “Los gobiernos interesados en el progreso de las letras no deben cuidar solamente de que se multipliquen las escuelas públicas, sino de establecer en ellas el método más fácil y sencillo de enseñanza que generalizándose por su naturaleza, produzca un completo aprovechamiento y se economice el tiempo necesario para la adquisición de otros conocimientos. El hombre nacido en sociedad se debe todo a su Patria, los momentos necesarios para ponerse en disposición de serle útil, deben aprovecharse con interés; y el modo de hacerlo valer con ventaja, en un invento el más precioso e inestimable”. Estos conceptos son una prueba más de la importancia que concedía el Libertador a todo lo que tuviera relación con la educación; y más todavía si atendemos a la circunstancia especial de ser el broche de oro en la tarea de preparar al pueblo peruano para una vida libre e independiente y para la cual ya no restaría sino instalar e inaugurar el Soberano Congreso Constituyente.
Fuente : Ejercito.


viernes, 14 de septiembre de 2012

ANIVERSARIO DE LA CREACION DEL REGIMIENTO DE INFANTERÍA 1 “PATRICIOS”

El 13 de septiembre de 1806, con motivo de las invasiones inglesas y en respuesta a la proclama de Santiago de Liniers y Bremond, que invitaba a todos los ciudadanos a armarse contra el enemigo, se organizó el Regimiento de Infantería 1 “Patricios”. Así, frente a la inminencia del peligro y antes que la nación misma, nació la heroica “Legión de Patricios Voluntarios Urbanos”, compuesta por tres batallones de 1356 hombres y comandada por el teniente coronel Cornelio Saavedra. Por tanto, en esta fecha, celebramos un nuevo aniversario del nacimiento de la unidad más antigua de todas las armas, embrión del Ejército Argentino.
El Regimiento de Infantería 1 “Patricios” nació con motivo de la primera invasión inglesa al Río de la Plata, respondiendo a la proclama del Capitán de Navío Santiago de Liniers y Bremond, que convocaba a todos los ciudadanos a armarse contra el enemigo. Tuvo su bautismo de fuego el 5 de julio de 1807 defendiendo Buenos Aires durante la segunda invasión. Los colores de su uniforme y el bravo grito de “Patricios” estuvieron siempre, donde quiera que la Patria jugara su suerte a la verdad de las armas.
Fue su primer Jefe el, entonces, Teniente Coronel Don Cornelio Saavedra. Revistaron en las filas de esta gloriosa Unidad personalidades de la talla de Belgrano, Chiclana López y Planes, Pedriel, Diaz Velez y miles de valientes criollos que “Buenos Aires heroica ofrendó” para la noble misión de defender la libertad y los derechos del hombre.
Las Invasiones Inglesas fueron una serie de expediciones británicas que atacaron a las colonias españolas del Río de la Plata a principios del Siglo XIX. Los invasores ocuparon la ciudad de Buenos Aires en 1806 y fueron vencidos 46 días después por un ejército proveniente de Montevideo comandado por Santiago de Liniers.
En 1807 una segunda expedición tomó la plaza fuerte de Montevideo y permaneció en este enclave por varios meses. Un segundo intento de ocupación de la capital del Virreinato del Río de la Plata, en ese mismo año, fue exitosamente combatido por las fuerzas defensoras, que se componía no sólo de las tropas oficiales al servicio de la corona sino también de numerosas milicias urbanas, grupos de criollos a quienes se había armado y organizado militarmente. La resistencia del pueblo y su participación activa en la defensa y la reconquista aumentó el poder y la popularidad de los líderes criollos e incrementó la influencia y el fervor de los grupos independentistas. Paralelamente, quedó en evidencia de la incapacidad de la metrópoli de defender a sus colonias en el contexto de los conflictos internacionales de la época. Estos motivos convierten a las invasiones inglesas en uno de los catalizadores de la causa emancipadora en la Argentina y gran parte de Hispanoamérica.
La Revolución de Mayo de 1810, eclipsaría la importancia de las invasiones inglesas. La cultura popular argentina sólo rescata el agua y el aceite hirviendo sobre las tropas invasoras. Sin embargo, fue en el cabildo abierto del 10 de febrero de 1807 cuando por primera vez prevaleció la voluntad del pueblo americano por sobre los intereses de España, ocasión en que se resolvió la destitución del representante del rey
El Regimiento de Infantería 1 “Patricios” estuvo presente en las jornadas de mayo de 1810, velando con sus armas el nacimiento de la Patria. Bajo la inspiración de su primer jefe, el Brigadier General Cornelio de Saavedra, aseguró la ejecución de la voluntad criolla en aquellos difíciles días que culminaron con la constitución de la Primera Junta de Gobierno, dando luego sobre la base de sus tres Batallones origen al Ejército cuando se organizó el 29 de Mayo,. Desde aquel momento participó en las jornadas decisivas de la guerra por la independencia y bajo las órdenes del General Belgrano.
Durante la Guerra de la Independencia, participó entre otras, en las gloriosas jornadas de Suipacha, San José, Las Piedras, Montevideo y Tucumán. Bravos en el triunfo y abnegados en la derrota, los Patricios supieron defender con su sangre el celeste y blanco del pabellón nacional.Durante la Guerra contra el Imperio del Brasil, inscribió páginas de gloria en su historial, participando en los combates de Bacacay e Ituzaingó.
En la década de 1840, participó exitosamente en el rechazo de las sucesivas incursiones anglo-francesas a las costas argentinas, alcanzando su mayor brillo en el Combate de la Vuelta de Obligado donde el valor de los Patricios, junto con los lugareños, volvió a trascender las fronteras del país, siendo motivo de admiración de los comandantes y tropas extranjeras. Participó activamente en la llamada “Guerra de la Triple Alianza”, destacándose por su valor y coraje, participando en Yatay, Paso de la Patria, Tuyutí, Estero Bellaco, Humaytá y Curupaytí, batalla en la que dejara heroicamente su vida en el campo de combate el Jefe del Regimiento, Teniente Coronel Don Manuel Rosetti.
En 1982, durante la “Gesta de Malvinas”, una de sus compañías tomó parte en la defensa de Puerto Argentino y en el combate de Monte Longdon, donde muere el Soldado Clase 63 Claudio Bastida.
Hablar de la historia del Regimiento de Infantería 1 “Patricios”, es hablar de los hechos más trascendentes de la historia de la Patria. Sus campañas, acciones de guerra, las numerosas condecoraciones obtenidas, el acabado cumplimiento de su misión presente, insertado en un Ejército moderno, sosteniendo las más caras tradiciones de la República, participando con sus hombres y mujeres en Organizaciones Militares de Paz en el exterior y en tareas de combate como Infantería de asalto aéreo, habla de la calidad y espíritu simple y noble de los soldados de la República.
Hoy, es el Regimiento Escolta del Jefe del Estado Mayor General del Ejército y del Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, marcando su permanente presencia en el Cabildo de la Ciudad, La Plaza de la República y el Palacio de Gobierno, el monumento a la Bandera en Rosario, y otros lugares que a lo largo del País simbolizan nuestras Tradiciones.

Fuente: Regimiento de Patricios de Buenos Ayres.

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jueves, 13 de septiembre de 2012

ANIVERSARIO DEL ARMA DE INFANTERÍA “INMACULADA CONCEPCIÓN”


"Si en el combate tu agresividad impresiona
Si tu audacia raya en la temeridad
Y lo sobrehumano de tu conducta paraliza al enemigo
Entonces podrás decir que eres un infante argentino."

Los orígenes del arma se remontan al período colonial, en que los siete batallones de infantería Para buscar sus antecedentes más lejanos, debemos remontamos al siglo XVI, cuando, por la conquista, arribaron a estas tierras los primeros elementos de la Infantería española.
A partir de ese tiempo, y también durante el siglo XVII, el arma, a través de milicias, cumplió diversas operaciones militares con fines básicamente defensivos ante el amago de ataques de piratas y corsarios; los levantamientos de los calchaquíes; el primer sitio de Colonia del Sacramento y la Guerra Paulista.
Durante el siglo XVIII ya puede hablarse de la Infantería que, por intermedio de sus unidades primarias, los tercios y las milicias, intervinieron en: la guerra contra los portugueses; la guerra guaranítica; la expedición española a las Islas Malvinas (1770) y las guerras sociales estalladas en nuestro territorio.
Pero los sucesos más trascendentes en que participa el arma, ya en el siglo XIX, son las Invasiones Inglesas y la Revolución de Mayo. Las tropas de Infantería intervinientes en los tres hechos citados precedentemente, fueron:

En la Primera Invasión Inglesa:
Compañía de Granaderos del Regimiento de Infantería de Buenos Aires; Voluntarios de Infantería de Montevideo; Compañía de Migueletes; Cuerpo de Voluntarios Patricios de la Unión y Real Marina y Marinería desembarcada.

En la Segunda Invasión Inglesa:
Cuerpos de Americanos (criollos); Cuerpo de Patricios; Cuerpo de Arribeños; Batallón de Naturales, Pardos y Morenos; Compañía de Granaderos de Infantería y Compañía de Cazadores Correntinos.
Cuerpos o tercios de españoles; Cuerpo o tercio de Gallegos; Tercio de Andaluces o Batallón de los Cuatro Reinos de Andalucía; Tercio de Catalanes o Miñones y Tercio de Vizcaínos.

En la Revolución de Mayo:
Cuerpos Veteranos: Regimiento de Infantería de Buenos Aires y Asamblea de Infantería y Caballería.
Cuerpos Urbanos (Milicias): Batallones 1 al 5; Batallón Granaderos de Fernando VII y Batallón de Casta de Infantería.

El propio Libertador General Don José de San Martín, durante sus primeros diecinueve años de vida militar, integró la Infantería española, destacándose por sus valores humanos y profesionales acreditados en combate.

La Primera Infantería Argentina
Es importante señalar el papel protagónico que cumplió la Infantería, tanto por la acción de presencia del Regimiento de Patricios, como por la decidida participación político-militar de su prestigioso jefe durante toda la Gesta de Mayo.
Por tal razón, el historiador Emilio Loza relata, en la Historia de la Nación Argentina de Ricardo Levene, el nacimiento de nuestra Infantería de la siguiente manera: “La Infantería constituyó el núcleo más importante de la tropa de línea o veterana de los Ejércitos de la Revolución y de la Independencia, y fue con ella que la Junta Provisional de Gobierno inició la imperiosa e impostergable obra de reforma militar, necesaria para preparar el instrumento que debía apoyar la difusión de los ideales de libertad que acababan de ser proclamados”.
Por decreto y resolución del 29 de Mayo y 31 de Octubre de 1810, respectivamente, los siete batallones de Infantería de milicias existentes en Buenos Aires, desde la reorganización dispuesta por el Virrey Cisneros el 11 de Setiembre de 1809, fueron transformados en regimientos de clase de veteranos de 1.116 plazas.
La primera Infantería argentina estuvo, por lo tanto, constituida por los Regimientos Nº 1 al 5, el de Granaderos de Fernando VII, el de Castas o de Pardos y Morenos, el Regimiento de Infantería de Buenos Aires o Fijo y, además, se encomendó a Don Domingo French la tarea de organizar otro con el nombre de América.
En noviembre de 1810 fue disuelto el Fijo y lo que existía del Nº 5, ingresando algunos restos en el Regimiento de América, al que se le dio el Nº 5 sin perder la otra denominación. Por las razones señaladas precedentemente, se entiende que el 29 de Mayo, al dictarse el decreto de creación de dichos cuerpos militares, inicia su larga y fecunda vida institucional el Ejército Argentino, siendo por lo tanto la Infantería quien la materializa.
No obstante lo expresado, cabe reiterar que se toma como fecha de nacimiento del arma el 13 de Setiembre de 1806, ya que fue ése el día en que se creó el Cuerpo de Patricios, siendo su primer jefe el Coronel Cornelio Saavedra.

"Los otros días, Tata Dios me requería, mate de por medio, ya que es criollo-¿lo sabían?-
-Diga che.
-¡¡Mande Jefe!!
-De volver a vivir ¿Qué querrías? Te cuento que sólo por si acaso…
-¿Yo?
-Si Vos, ¿Qué querrías?
-¡Ser otra vez Oficial de Infantería!
-¿Y por si acaso?
-¡Otra vida de pasiones, poesías y balazos!
Hasta aquí- preguntó Dios- ¿Cómo vendrías?
-Por la ancha Avenida de la Gloria, honrado el juramento a la Bandera, Formado entre los héroes de la historia, altivo el gesto, fija la bayoneta, Rindiendo Honores, al Padre de la Patria. ¡Fusil al hombro! ¡A compás! ¡Vista derecha!
-¿Algo más descarado? ¿Quizás un tanto diferente?
-No Dios, demasiado ya me has dado… en todo caso… ¡Otro poco de Gloria solamente!"

Fuentes: Efemérides – Agrupación Patricios Reservistas / Patricios de Vuelta de Obligado / My(r) VGM Luis Daniel de Urquiza.-