Los Cazadores Correntinos han tenido el honor de acompañar muy de cerca a las dos figuras máximas de nuestra argentinidad.
Manuel Belgrano al fundar Curuzú Cuatiá el 16 de noviembre de 1816 ya contó a su lado con los combatientes correntinos que frenaron al invasor inglés en los corrales de Miserere. Este bravo cuerpo lo acompañó al Paraguay jugándose la patriada en Paraguari y Tacuarí y acompañándolo desde allí al creador de la Bandera al sitio de Montevideo. Y más tarde, en junio de 1812 cuando el Teniente Coronel San Martín convoca a integrar su cuerpo de Granaderos, allí estarán muchos de ellos, ya esta vez con el Sargento Cabral como uno más entre los bravos que debutaron en San Lorenzo.
Corría el año 1807… y el 2 de julio los Cazadores Correntinos debutaban en la Plaza Miserere. Este batallón lo organizó Corrientes como aporte a la defensa nacional. Salió el 1º de julio desde las inmediaciones de Buenos Aires con 67 hombres junto al batallón de Cántabros de la Amistad, para incorporarse a las fuerzas comandadas por Santiago de Liniers en el puente Barracas.
Inicialmente fueron reclutados en San Roque y fue en Buenos Aires donde terminó de conformarse, siendo así Corrientes junto con la Capital del Virreinato la única actual provincia que tuvo cuerpo propio formado por nativos de ella.
En un principio contó con 85 plazas mandadas por el capitán Juan José Fernández Blanco. Lucían sus hombres escarapelas rojas y su uniforme contaba con chaquetilla verde con vuelts amarillas y alamares, pantalón blanco, faja roja, botas altas y sombrero alto con penacho verde y amarillo.
Por ser pequeño su número, formó brigada con el batallón de Cántabros de la Amistad. Algunos de sus integrantes formaron la expedición auxiliar que combatió en La Colonia y en San Pedro. El resto combatía a las órdenes de Liniers.
El 2 de julio de 1807, en los Corrales de Miserere, llevó a cabo acciones de guerrilla y los días 3 y 4 de julio se distinguió en las acciones libradas en la iglesia de la Merced y sus cercanías y el 5 de julio –Día de la Defensa-, se jugaron a fondo como todos los patriotas que anhelaban un suelo propio.
En estas acciones tuvieron las siguientes bajas: 7 muertos, 5 heridos y 4 prisioneros. Los muertos en combate fueron Pedro José Ignacio Alcaraz, Pedro José Fernández, Juan Alberto Vega, José Gabriel Chaparro, Miguel Antonio Lentes, Clemente Alves de Lima, y Pedro Nieves; resultaron heridos Francisco Javier Molina, Joaquín Flores, Alberto Peralta, Juan Ignacio Morel y José Gabriel Gómez y cayeron prisioneros: Julián Molina, Fernando Ruidíaz, Fernando Centurión y Baltasar Feijó.
Los oficiales del Batallón Cazadores Correntinos eran el capitán Juan José Fernández Blanco (quien en 1821 será elegido el primer gobernador constitucional de Corrientes), teniente Elías Galván (teniente de gobernador de Corrientes dos tres años más tarde, en 1810), subteniente Juan Tomás Fernández y abanderado Juan Ventura Benítez.
Granaderos y Cazadores
Es cierto que las características, formación y misión, a decir de Profesor Enrique Deniri, son distintas en los hombres que conforman Granaderos y Cazadores. Pero igualmente cierto es que la bravura y destreza de todos ellos no los diferencia en nada.
Señala Deniri. “El cazador era un soldado de infantería montado. Una especie de caballería ligera empleada sobre todo en descubiertas y desplegados en guerrillas, que llegado el momento combatía a pie y estaba por lo general armado livianamente, con sable y pistolas, quizá una tercerola. Así vemos que en las Invasiones Inglesas, como se los utilizó con fines defensivos, fueron provistos de mosquetes, necesariamente armas impropias para las acciones montadas.
El Granadero en cambio, era un soldado especializado, que corría gran riesgo por cuanto lanzaba "granadas", que en aquella época era más probable que mataran al tirador que a su enemigo. De allí las bombas que son sus distintivos, en la hebilla del cinto, el cuello y otras partes del uniforme.
El uso como caballería pesada, armada de grandes sables, fue una genial adaptación de San Martín al teatro de guerra americano. En tanto, el uniforme de los cazadores - el histórico - responde a las pautas militares españolas de la época y el de los granaderos es prácticamente el mismo que el de los franceses de Napoleón. Cosa lógica porque San Marín querría diferenciarlos de los "matuchos".
Ese mismo uniforme, con un pequeño sable corvo, torres laureladas en vez de bombas, y gorra sustituyendo el morrión, es el que usan nuestros cadetes del Colegio Militar de la Nación.”
Fuente: Sr. Juan Carlos Raffo.
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