jueves, 6 de marzo de 2014

UN UNIFORME QUE ATESORA UNA HISTORIA

El 19 de noviembre de 1812 el entonces Teniente Coronel José de San Martín le propuso al gobierno de turno su idea de confeccionar un uniforme para sus Granaderos. El plan fue aprobado y el uniforme se realizó a comodidad de los hombres que lo portarían. Hoy, y luego de 200 años, ese uniforme atesora el espíritu de los valientes granaderos que acompañaron al General San Martín en su heroica hazaña, más allá de que sus partes originales hayan sufrido modificaciones acordes al paso del tiempo. 
Corría el año 1812, cuando el entonces Teniente Coronel José de San Martín creó el Regimiento de Granaderos a Caballo. Lógicamente, los soldados que lo integraban necesitaban un uniforme que los identificara y protegiera a la hora de cumplir con su deber. Por ello, San Martín le propuso al gobierno, en ese entonces el Segundo Triunvirato, confeccionar dos uniformes para los hombres que tenía a su cargo, uno para usar en combate y otro más cómodo para las paradas. El plan fue aceptado y algunos meses después los uniformes estaban listos. 
En diálogo con Soldados Digital, la museóloga del Regimiento de Granaderos a Caballo “General San Martín”, la licenciada Carol Vitagliano nos cuenta: “El uniforme de combate estaba compuesto por el morrión -un casco alto confeccionado con suela negra, con un penacho verde, la escarapela nacional en el frente y la leyenda ‘Libertad y Gloria’ debajo de una granada de bronce, las carrilleras y las galápagos-, una chaquetilla azul con vivos carmesí y granadas de tela en los faldones, pantalón azul con franjas amarillas y botas altas de cuero negro”. 
El uniforme que hoy reconocemos como histórico es el que se usaba en el combate por aquel entonces. En éste, cada una de sus partes constitutivas había sido pensada para cuidar al Granadero durante alguna batalla. Carol nos detalla algunas de las piezas del uniforme que servían para resguardar al Granadero en todo momento. “Las carrilleras de bronce, por ejemplo, sostenían el morrión en el momento de la carga y al mismo tiempo protegían las mejillas del granadero. Igual función de protección pero para los hombros cumplían las charreteras, también de metal. Otra pieza particular del morrión eran las galápagos que originalmente se trataban de dos círculos de metal que estaban sujetas por medios de cordones del mismos material. Estas iban colocadas sólo del lado izquierdo porque ese era el lado más desprotegido, ya que una vez montado el jinete, sostenía con la mano derecha el sable y con la izquierda las riendas”, expresa la museóloga. 
Otro de los atributos del uniforme de los Granaderos era un corbatín de pana negra y un chaleco blanco que se usaba debajo de la casaca -que en aquella época sólo llevaba una fila de botones blancos-, en el faldón de esta última lucían granadas carmesí a cada lado. “Completaban el uniforme unas botas fuertes y altas de cuero negro que llevaban espuelas con pihuelo en ‘S’, correas de cuero y hebillas de metal. La bandolera de cuero blanco que sostenía la cartuchera o canana -valijín de cuero negro con una granada de metal en el frente donde se transportaban las municiones de los mosquetones- y asimismo el porta mosquetón también realizado en cuero teñido de color blanco. Por último, aggiornaba este uniforme el cuello y los vivos color grana. Hay que destacar también la presencia del cinto con la hebilla de la granada flamígera y las correas de las cuales pendía el sable granadero”, agregó Vitagliano. 
Cuando en el año 1903 se recrea la unidad, se decide que los Granaderos continúen usando su uniforme histórico de la Independencia, pero se debía adecuar a la época. Es por esa razón que, por ejemplo, el morrión pasó de ser de cuero a cartón entelado, también se le bajó la altura a la del quepi, que era el gorro de moda de la época, y se le colocó en el frente el escudo nacional. Las galápagos se realizaron al igual que los cordones con hilos de seda trenzados, que de acuerdo al color distingue el grado del Granadero que lo porta.
De todas maneras, hacia el año 1971, se decidió volver al tamaño del morrión de la primera época y se tomó como base el perteneciente a Manuel Escalada. Éste se encuentra en el Museo Histórico Nacional y tiene el mismo escudo en el frente que los usados actualmente. “Si bien el uniforme sigue ostentando todos sus elementos constitutivos originales, los materiales han cambiado ya que simbólicamente están representando su uso en el pasado”, finaliza la licenciada. 
Hoy y después de 200 años de la creación de este histórico uniforme, la esencia de los Granaderos que estuvieron al mando del Libertador sigue intacta. Es un uniforme que atesora entre sus telas una historia de coraje, valentía y, sobre todo, amor a la Patria. 
Fuente: Milagros Lugones para Diario Soldados Digital 2013.

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