El 10 de agosto de 1912 es creada la
Escuela de Aviación Militar por la acción entusiasta de Jorge Newbery,
oficial naval y pionero de la aviación argentina. La Escuela funcionó en
sus primeros tiempos en el campo de aviación de El Palomar, cercano al
Colegio Militar de la Nación. Sus primeros aviones fueron Bleriot,
Farman, Caudron y Bristol. En 1937, la Escuela fue trasladada a Córdoba.
En 1944, con la autonomía orgánica de la Fuerza Aérea, se inició el
desarrollo de la aviación como fuerza autónoma.Saludamos a los camaradas
de esta fuerza hermana y les deseamos que Dios los acompañe y bendiga
en su día.Reseña Histórica de la Aeronáutica Argentina.
La actividad aeronáutica registra en
nuestro país una trayectoria que supera en mucho el siglo pasado. Ya en
los años de nuestra independencia, más concretamente en el
pronunciamiento de mayo, 1810, Miguel de Colombisse, relojero de origen
holandés, se dirigió a la Junta Provisional Gubernativa, desde su
residencia en Mendoza, solicitándole la suma de cuatro mil pesos para la
construcción de un aeróstato, rígido, impulsado por remos y dirigido
por un timón. La solicitud recibida por la Junta fue rechazada ya que en
virtud de las urgencias militares del momento, no era posible acceder a
ella.
Durante el pasado siglo los cielos de
las ciudades del país se vieron reiteradas veces invadidos por
arriesgados aeronautas a bordo de globos de aire caliente, tales como el
francés Lartet o el norteamericano Wells y así lo registran cuadros y
litografías de la época, como las de Enrique Pellegrini y otros.
Pero la Guerra de la Triple Alianza,
inició entre nosotros la Aerostación Militar, así fue como en el año
1866, el 6 de julio, un aeróstato cautivo del Ejército Brasileño, se
elevó sobre las líneas aliadas para observar las posiciones de la
artillería paraguaya, llevando a bordo al Ingeniero polaco Roberto A.
Chodasiewiecz (incorporado al Ejército argentino con el grado de
Capitán) que se constituyó así en el primer militar argentino y
latinoamericano en elevarse en globo.
A fines de 1907 regresó al país el
joven diplomático y deportista Aarón de Anchorena, trae consigo un globo
esférico de 1.200 metros cúbicos, adquirido en Francia y al que bautizó
con el más criollo de nuestros vientos “Pampero”. Una vez instalado y
armado, invitó a su amigo el Ingeniero Jorge A. Newbery, joven
deportista, ex alumno de Thomas Alva Edison, pionero en el terreno de la
energía eléctrica y ganador de varios premios deportivos; a participar
de la primera ascensión del esférico en la Navidad de ese año, es así
como el 25 de diciembre de 1907, el Pampero salió desde la Sociedad
Sportiva Argentina, hoy Campo de Polo y cruzó los cielos descendiendo en
la vecina orilla del Río de la Plata, en Conchillas, República Oriental
del Uruguay.
El hecho produjo gran entusiasmo y el
13 de enero de 1908 se creaba el Aero Club Argentino, primera entidad
aérea del país. Sus autoridades Aarón de Anchorena (Presidente), Arturo
Luisoni (vicepresidente) y Jorge Newbery (vicepresidente segundo)
unieron a todos los entusiastas del “más liviano que el aire”, entre
otros Eduardo Newbery, Horacio Anasagasti, Alberto Mascias, Antonio de
Marchi y Carlos Hirmscher.
La actividad aérea continuó
febrilmente durante 1908, hasta que en la tarde del 17 de octubre se
elevó el Pampero, llevando a bordo al Dr. Eduardo Newbery y al Sargento
Eduardo Romero, el vuelo se inició normalmente pero en horas de la noche
el viento lo arrastró probablemente hacia el Río, nunca más volvería el
Pampero ni sus intrépidos tripulantes quienes se convertirían en los
primeros mártires de la naciente aeronáutica.
Pese a la tragedia, la actividad no
cejó. Pasado un tiempo el Aero Club retomó el camino iniciado y el 24 de
enero de 1909 se elevó el globo de seda “Patriota” adquirido en Francia
por el Ingeniero Horacio Anasagasti.
El final de ese año encontró al país
en pleno dedicado a los preparativos del festejo del centenario de Mayo,
entre los comités de celebraciones, se destacó el barón Antonio de
Marchi, quien como presidente de la Sportiva, se comprometió a traer
para las festividades el vuelo de “los más pesados que el aire”. Es así
que logra el concurso de destacados aviadores europeos que llegan al
país en los primeros días de enero de 1910. El aviador francés Henri
Brégi, con dos biplanos Voisin de 50 caballos de fuerza y una semana más
tarde Ricardo Ponzelli se trasladó a Campo de Mayo y realizó su vuelo
inicial, pero al llegar a 200 metros del recorrido el viento le hizo
perder estabilidad y el avión cayó rompiendo un ala. De esta forma, se
malogró el primer vuelo mecánico en el país. Brégi tuvo mejor suerte y
el 6 de febrero pudo realizar en Longchamps dos vuelos completos sobre
el hipódromo, aterrizando sin novedades.
Llegados los aviones era
imprescindible contar con un aeródromo y es así como el 23 de marzo de
1910, nació el aeródromo de Villa Lugano con dos kilómetros de pista de
tierra, ocho hangares y doscientos metros de tribuna, fue allí donde le
nacieron alas a la Patria. Desde allí, el 30 de marzo de ese año el
aviador Emile Aubrun realizó el primer vuelo nocturno en el mundo.
El aero Club Argentino volcó todas sus
fuerzas en pos del vuelo con motor, trajo máquinas e instructores que
impartieron sus conocimientos a Newbery, Carlos Goffre, Florencio
Parravicini, Hermán Hentsch y Carlos Roth, quienes recibieron sus
brevets de aviador en junio del año del Centenario.
Paralelamente con sus actividades
aeronáuticas civiles, el Aero Club Argentino, fue despertando la
conciencia de la sociedad en la utilidad del avión para las actividades
militares, como ya habían hecho Italia, Francia, Alemania y las demás
potencias europeas. La idea fue prendiendo en Argentina y por ello se
formó una Comisión Pro Flotilla Aero Militar Argentina (creada por
iniciativa del My. (R) Arturo P. Luisoni y presidida por el barón
Antonio de Marchi) encargada de recaudar fondos para la compra de
aparatos.
La labor de esta Comisión rindió
frutos en tiempo record y puso de manifiesto la generosa disposición de
nuestros connacionales. Así el 10 de agosto de 1912, el Presidente de la
Nación Doctor Roque Saénz Peña firmó el decreto por el que se creaba la
Escuela de Aviación Militar, gracias al extraordinario aporte del Aero
Club Argentino que brindaba gratuitamente su parque aerostático,
asesoramiento y profesores. El lugar donde habría de instalarse el nuevo
instituto era un terreno que había pertenecido al Segundo Grupo de
Artillería a Caballo y que el Aero Club Argentino cedió a la Escuela de
Aviación Militar con sus instalaciones y que llevaba el nombre de El
Palomar.
Creada la Escuela y la Dirección
Técnica a cargo del Aero Club Argentino, se procedió a llamar a
oficiales para integrar el primer curso de Aviadores Militares, que
después de una estricta selección quedó integrada por: Teniente de
Fragata Melchor Z. Escola, Tenientes primeros Raúl E. Goubat y Aníbal
Brihuega, Tenientes Alfredo S. Agneta, Saturnino Pérez Ferreyra, Carlos
F. Giménez Kramer, Baldomero de Biedma, Pedro Zanni, Juan Carlos
Ferreyra y Leopoldo Casavega y Subteniente Manuel Félix Origone, quien
sería el primer mártir entre los oficiales de la Escuela de Aviación
Militar al perecer en un accidente aéreo pocos meses después.
La primera meta fue el Río de la
Plata. Cattaneo ya lo había cruzado en 1910, pero solo de ida ya que
regresó en barco. Fue Jorge Newbery quien el 24 de noviembre de 1912,
con intención de ir a la estancia de su amigo Aarón de Anchorena, en la
Barra de San Juan, Colonia; lo cruzó en un Bleriot XI de su propiedad,
de ida y vuelta a El Palomar en el mismo día. Pero su hazaña fue
superada unos pocos días después por el conscripto Pablo Teodoro Fels,
quien a bordo de su Bleriot, idéntico al de Newbery lo cruzó en la
madrugada del 1º de diciembre de 1912 con rumbo a Montevideo, donde
llegó dos horas después, batiendo el record mundial en el vuelo sobre
agua. Por esta hazaña, Fels fue felicitado, homenajeado y ¡sancionado!
por el ejército por haber contravenido las reglamentaciones militares.
Tras cumplir su arresto, fue ascendido a Cabo.
Jorge Newbery, entre tanto, seguía su
intensa labor batiendo records y sumando experiencia con intenciones de
realizar su gran sueño, el cruce aéreo de la Cordillera de los Andes. En
estos preparativos, batió el record mundial de altura, al elevarse
6.225 metros sobre El Palomar. Luego de ello partió hacia Mendoza a
fines de febrero de 1914, a fin de recorrer la cordillera en tren y
tomar notas meteorológicas, de alturas y pasos, pero el día 1º de marzo,
el mismo en que debía regresar a Buenos Aires, no pudo rechazar una
amable invitación para realizar una exhibición de vuelo, utilizando el
aparato de Fels, que se hallaba en Mendoza. Se elevó sin sobresaltos,
pero tras realizar unas maniobras arriesgadas el avión no respondió a
sus mandos y se precipitó a tierra. Newbery moría instantes después, en
la plenitud de su vida plegaba sus alas, luego de ofrendárselas a la
Patria. En Buenos Aires su sepelio fue multitudinario. Años después sus
restos serían trasladados a un Mausoleo en la Chacarita, erigido como
perpetuo recuerdo de quien fue el artífice y Fundador de la Aeronáutica
Militar Argentina.
En 1919 el gobierno francés donó a
nuestro país tres aviones, un Spad XII y dos Nieport de 165 HP y se
designó a los pilotos Zanni, Parodi y Matienzo para que intentaran el
cruce de la cordillera en escuadrilla. El 28 de mayo realizaron el
intento, pero una falla al despegar obligó a Parodi a desistir, más
adelante lo hizo Zanni, enfrentando a un fuerte viento. Matienzo no
advirtió el regreso de su compañero y siguió solo. No se supo de él
hasta el 19 de noviembre de ese año, en que sus restos fueron
encontrados en las cercanías de las Cuevas. Se había visto obligado a
aterrizar e intentó regresar hasta la población, pero el frío y el sueño
lo vencieron, se durmió para siempre sentado en una roca, a sólo unos
kilómetros del refugio.
La década del veinte estuvo jalonada
de grandes raids y records, en los que la aviación argentina se destacó
entre las primeras del mundo. Es así que en el año 1924 el Mayor Pedro
Zanni inició su famoso raid alrededor del mundo, cubriendo en diversas
etapas el cruce sobre Europa y Asia hasta Japón. Acompañado del mecánico
Felipe Beltrame y en dos máquinas Fokker denominadas Ciudad de Buenos
Aires y Provincia de Buenos Aires recorrió 17.000 Kms.En el año 1926
otro raid dio al país renombre internacional, el aviador Eduardo
Olivero, as de la aviación italiana de la primera guerra y experimentado
piloto, acompañado del joven Bernardo Duggan y del mecánico italiano
Ernesto Campanelli, logró cubrir el trayecto Nueva York - Buenos Aires
en un hidroavión Savoia S 59. Luego de varios inconvenientes que
llegaron a poner en peligro sus vidas llegaron a Buenos Aires el 13 de
agosto cubriendo una ruta de 14.856 Kms.
Al 1927 ante la importancia adquirida
por la Aviación Militar, un decreto del Poder Ejecutivo creaba la
Dirección General de Aeronáutica con la categoría de Gran Repartición.
Ese mismo año se crea en Córdoba la Fábrica militar de Aviones, ya que
si bien se fabricaban aviones desde los inicios de la aviación en
nuestro país, tales como los Castaibert o los Mira y desde 1916 existía
un taller en la escuela que no sólo reparaba sino que llegó a construir
máquinas, la fabricación no estaba racionalizada ni regulada. Es por
ello que un Decreto del Poder ejecutivo da forma a una sentida necesidad
al crear la Fábrica y encargar la Dirección de la misma a los
Ingenieros Domingo Salvá y Francisco de Arteaga el 10 de octubre de
1927. Al año siguiente produjo sus primeros aviones, los Avro K-504,
cuyo primer prototipo fue probado por el Suboficial Segundo A. Yubel.
Las máquinas se fueron sucediendo, los Ae M.E.1, primeros en ser
íntegramente fabricados en el país, realizarían en 1932 el raid Buenos
Aires Río de Janeiro y al año siguiente conformarían la escuadrilla “Sol
de Mayo” que lograría cubrir El Palomar - Río – Montevideo – El Palomar
en vuelo de confraternidad. Los éxitos se sucedieron a lo largo de los
años con el Pulqui I, Pulqui II, Pucará y Pampa.
El 11 de febrero de 1944 se da el
primer paso para el nacimiento de la más moderna de las Fuerzas Armadas,
se crea el Comando en Jefe de Aeronáutica, en uno de los considerandos
del decreto se hacía mención a la creación de la Secretaría de
Aeronáutica en un futuro cercano.
Es así que el 4 de enero de 1945 la
Fuerza Aérea Argentina nace como fuerza armada independiente, al crearse
la citada Secretaría. A partir de esta fecha la nueva Fuerza asume en
pié de igualdad con el Ejército y la Marina de Guerra, la alta misión
que significa la custodia y defensa de la Soberanía Nacional.
La nueva Fuerza se moderniza, en
especial al recibir la Argentina, como pago por la deuda que Gran
Bretaña tenía con nuestro país luego de la Segunda guerra, modernos
aviones a reacción, los famosos Gloster Meteor y los grandes bombarderos
Avro Lincoln y Lancaster, con lo que la Fuerza Aérea Argentina se
convierte en la primera de América Latina en poseer aparatos a reacción.
La Fábrica Militar de Aviones recibe
también gran impulso, de esos años datan los proyectos de aviones a
reacción, que cristalizarán años después en los Pulqui I y Pulqui II,
máquinas íntegramente fabricadas por personal argentino dirigidos por
los ingenieros Emile Dewoitine (francés) y Kurt Tank (alemán) el famoso
constructor de los cazas a reacción de la Segunda Guerra Mundial.
En el año 1947 nuestro país realiza
sus primeras actividades en la investigación espacial y es la Fuerza
Aérea quien a través de la Comisión Nacional de investigaciones
Espaciales (CNIE), lleva a cabo lanzamientos de toda una familia de
cohetes los GAMMA CENTAURO, BETA CENTAURO, ORION y otros.
En 1952 la Fuerza Aérea da comienzo a
su presencia en la Antártida cuando un avión Avro Lincoln, al mando del
Vicecomodoro Gustavo A. Marambio, realiza un lanzamiento de elementos de
supervivencia sobre la base General San Martín del Ejército Argentino.
En ese mismo año, integrando la primera Fuerza Aérea de Tareas
Antárticas (FATA), los Avro Lincoln enlazan la Argentina continental con
la Argentina Antártica y en el año 1961 la experiencia se concreta de
forma permanente con la creación de la “Base Aérea Teniente Benjamín
Matienzo” y el Grupo Aéreo I que con sede en dicha base y contando con
dos aviones Beaver, operaba en el desierto blanco.
En el año 1962 el Douglas Dc-3
(TA-33), al mando del Capitán Mario Luis Olezza, une Río Gallegos con la
Base Matienzo estableciendo el 2 de noviembre el primer servicio de
transporte aéreo militar a la Antártida. El 1º de diciembre realiza la
ruta Matienzo-Ellsworth y cuando intentaba despegar con rumbo al Polo
Sur, la máquina sufre un accidente frustrando la operación.
En 1965, el TA –05, trasladó personal y
material a la Base Aérea Matienzo para el lanzamiento de cohetes de la
CNIE en la Antártida. A partir de septiembre de ese año acompañado de
los Beaver P-05 y P-06, llevaron a cabo el apoyo aéreo a la expedición
del Coronel Leal. Hasta fines de 1965 realiza múltiples tareas en la
zona, entre ellas el traslado de correspondencia interbases, el
salvamento de una patrulla perdida en los 80º S, el reconocimiento de
zonas y rutas inexploradas y los vuelos al Polo Sur y transpolar a la
base USA Mc Murdo el 3 de noviembre de 1965.
Durante los años siguientes la labor
continuó intensamente, se evaluó que para terminar con el aislamiento
antártico, se necesitaba una base aérea permanente, que posibilitara el
aterrizaje de aeronaves con tren convencional la mayor parte del año. La
tarea se inicio el 30 de agosto de 1969 en la Isla Marambio, se despejó
el terreno y se alisó una pista, que es inaugurada el 25 de septiembre
en que aterriza el Beaver P-03 y dos días después lo hace el célebre
TA-05.
La inauguración de la base se efectuó
el 29 de octubre recibiendo el nombre del primer comandante de la FATA,
Vicecomodoro Gustavo A. Marambio.
Al año siguiente se realizó la primer
operación de rescate, cuando dos helicópteros Hughes 500 OH-6A,
evacuaron al jefe de la Estación Científica Almirante Brown y lo
trasladaron a Marambio, para su posterior atención médica en la Capital
Federal.
En el terreno de la investigación
espacial, en esos días se realizan distintas experiencias, se lleva a
cabo la operación BIO I que consistió en el envío a las altas capas de
la atmósfera de una rata blanca en la carga útil de un Orión II y su
posterior recuperación para el estudio de las reacciones de su organismo
al vuelo espacial. En ese mismo año se lanzan simultáneamente desde la
Base de CELPA en Chamical y desde la Base Matienzo, cohetes ALFA
CENTAURO. A estos experimentos se suceden los realizados con los cohetes
CANOPUS, RIGEL y CASTOR.
Durante los setenta la Fuerza Aérea
Argentina continuó intensamente con su labor. En este sentido, los
aviones Hércules C-130 llenaron de orgullo a nuestra institución ya que
en 1971 se realiza el primer vuelo directo desde Buenos Aires hacia la
Base Aérea Vicecomodoro Marambio y el 4 de diciembre de 1973 se realiza
el primer vuelo transpolar bicontinental, uniendo el continente
americano con Oceanía. El 27 de octubre de 1977, un helicóptero Lama
Sa-315, al mando del Teniente Héctor Pereyra aterriza en tres
oportunidades en la cumbre del cerro Aconcagua, este vuelo, realizado
por primera vez, le valió al piloto la felicitación de la empresa
Aeroespatiale, fabricante de la máquina. Asimismo, durante esta década
se crean la Dirección Nacional de la Policía Aeronáutica, la Dirección
Nacional de Aeronavegabilidad y el Liceo Aeronáutico Militar. La década
siguiente estuvo signada por un acontecimiento bélico sin precedentes en
la historia del país. El 2 de abril la Argentina inicia la operación
tendiente a la recuperación de las Islas Malvinas. La Fuerza Aérea
participa en ella y en el posterior conflicto con Gran Bretaña, que se
prolonga hasta el 14 de junio. Durante la contienda la Fuerza Aérea
recibe el Bautismo de Fuego el día 1º de mayo y desde entonces hasta el
fin de las hostilidades, realiza operaciones que causaron la admiración
del mundo por su audacia y las condiciones adversas a las que debieron
sobreponerse.
Cincuenta y cinco hombres de la Fuerza
Aérea son los héroes que ofrendaron sus vidas y marcaron indeleblemente
el camino de la Soberanía Nacional en los cielos de la Patria.
Con el advenimiento del nuevo milenio,
la Fuerza Aérea se encuentra abocada no solo a sus actividades
estrictamente militares, sino que también responde a exigencias y
necesidades de la comunidad. Ejerce el control del tránsito aéreo; es
responsable de los servicios de búsqueda y salvamento; efectúa
investigaciones científicas. Participa en el combate contra incendios;
enlaza el continente antártico en vuelos que permiten abastecer y
comunicar las bases transpolares. A través de su línea de fomento - LADE
- mantiene comunicadas a las poblaciones más aisladas de nuestro
territorio. Ante catástrofes naturales realiza el traslado de ayuda
humanitaria, facilitando medios aéreos y terrestres que permiten
responder con celeridad y eficacia ante las situaciones de emergencia.
Siendo líder en la convocatoria de las misiones de paz, en organismos
transnacionales, la Fuerza Aérea Argentina participa activamente ante
los requerimientos de “cascos azules” o “cascos blancos” en varios
puntos del globo.La institución desde sus orígenes fue considerada como
un símbolo del progreso del país, al tiempo que abría nuevos rumbos a la
labor de las instituciones armadas, posibilitando extender sus
horizontes de acción.
La Fuerza Aérea consciente del
vertiginoso avance de la ciencia, la técnica y la complejidad del mundo
moderno, trabaja en su más ambicioso proyecto de cara al futuro.
Nuevos destinos de sus bases para
optimizar los recursos operativos al servicio de la defensa del espacio
aéreo, reorganización del tránsito aéreo en todo el país, mayor
infraestructura tecnológica, en suma, mayor capacidad operativa y mayor
seguridad de los vuelos, es decir mejorar la calidad de vida de los
ciudadanos, en reconocimiento hacia todos aquellos que hicieron grande
esta institución en sus primeros años de vida. Por todo esto, la Fuerza
Aérea Argentina se proyecta hacia el futuro con la fuerza de quienes se
sienten seguros de su destino y misión.
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