lunes, 11 de mayo de 2015

ANIVERSARIO DE LA CREACIÓN DEL HIMNO NACIONAL ARGENTINO

El 11 de mayo de 1813 quedaron impresas para siempre las estrofas del Himno Nacional Argentino. Aquel “ruido de rotas cadenas” y que a las plantas de “una nueva y gloriosa Nación”, quedaba rendido un león, son los primeros versos que surgieron de la inspiración de Vicente López y Planes y a las que Blas Parera musicalizó. A casi dos siglos de su creación, sus sones inflaman los pechos argentinos.
Después de escuchar a un coro en el final de la obra el 25 de Mayo, representada el 24 de mayo de 1812, en la Casa de la Comedia de Buenos Aires, Vicente López y Planes (1785-1856), poeta y abogado graduado en la Universidad de Chuquisaca, se sintió inspirado. Ya en su casa, tomó lápiz y papel y escribió las estrofas del himno que lo llevaría a la inmortalidad. Casi un año más tarde, el 11 de mayo de 1813, la Asamblea General Constituyente las aprobó como Marcha Patriótica. Al día siguiente, Blas Parera, maestro español de piano y violín, fue contratado para que compusiese la música. Cosa que hizo en una sola noche. Con el tiempo, se la conocería sucesivamente como Canción Patriótica Nacional y Canción Patriótica y en 1847, aparecería como Himno Nacional Argentino.
La versión original dura 20 minutos y en 1924 fue abreviada a 3 minutos 30 segundos y 3 minutos 53 segundos. En algunas publicaciones extranjeras aparece con el nombre de ¡Oíd, mortales! El 24 de abril de 1944 y por decreto 10.302, se estableció su texto y forma de ejecución. La que cantamos hoy, corresponde a la transcripción realizada por Luis Lareta, el 25 de septiembre de 1928 y que ya en 1900, el Poder Ejecutivo Nacional había reglamentado utilizarla reducida para actos oficiales y públicos.

MODIFICACIONES
A través de los años y por distintos motivos y para “aggionarla” con las épocas que se vivían, la letra fue modificada varias veces. Así, desde la propia la Asamblea del año XIII en adelante, fueron desapareciendo sus estrofas. En 1860, el músico Juan Pedro Esnaola realizó una versión orquestada más armónica. Y por críticas de la diplomacia españoles, fueron suprimidas las partes que pudiesen ser ofensivas para otros países.
Como ejemplo, desaparecieron las referencias a “los bravos que unidos juraron su feliz libertad sostener, a esos tigres sedientos de sangre fuertes pechos sabrán oponer".
Por otra parte, los historiadores no se ponen de acuerdo sobre cuando fue ejecutado por primera vez en público. Algunos, afirman que fue en la casa de Mariquita Sánchez de Thompson y otros, el 25 de mayo de 1813, en la Plaza de la Victoria. Y es curioso destacar que en 1812, fray Cayetano Rodríguez y Parera dieron a conocer una primera canción patriótica por encargo del Cabildo de Buenos Aires a instancias del segundo Triunvirato. No gustó y la repercusión fue casi nula entre la población. Así, llegó la musa inspiradora de López y Planes.


LETRA ORIGINAL
Las estrofas que escribió Vicente López y Planes decían así:

¡Oíd, mortales!, el grito sagrado:
¡libertad!, ¡libertad!, ¡libertad!
Oíd el ruido de rotas cadenas
ved en trono a la noble igualdad.
Se levanta a la faz de la Tierra
una nueva y gloriosa Nación
coronada su sien de laureles
y a sus plantas rendido un león.
De los nuevos campeones los rostros
Marte mismo parece animar
la grandeza se anida en sus pechos
a su marcha todo hacen temblar.
Se conmueven del Inca las tumbas
y en sus huesos revive el ardor
lo que ve renovando a sus hijos
de la Patria el antiguo esplendor.
Pero sierras y muros se sienten
retumbar con horrible fragor
todo el país se conturba por gritos
de venganza, de guerra y furor.
En los fieros tiranos la envidia
escupió su pestífera hiel.
Su estandarte sangriento levantan
provocando a la lid más cruel.
¿No los veis sobre Méjico y Quito
arrojarse con saña tenaz,
y cuál lloran bañados en sangre
Potosí, Cochabamba y La Paz?
¿No los veis sobre el triste Caracas
luto y llanto y muerte esparcir?
¿No los veis devorando cual fieras
todo pueblo que logran rendir?
A vosotros se atreve, argentinos
el orgullo del vil invasor.
Vuestros campos ya pisa contando
tantas glorias hollar vencedor.
Mas los bravos que unidos juraron
su feliz libertad sostener,
a estos tigres sedientos de sangre
fuertes pechos sabrán oponer.
El valiente argentino a las armas
corre ardiendo con brío y valor,
el clarín de la guerra, cual trueno,
en los campos del Sud resonó.
Buenos Aires se pone a la frente
de los pueblos de la ínclita Unión,
y con brazos robustos desgarran
al ibérico altivo león.
San José, San Lorenzo, Suipacha.
Ambas Piedras, Salta y Tucumán,
la colonia y las mismas murallas
del tirano en la Banda Oriental,
son letreros eternos que dicen:
aquí el brazo argentino triunfó,
aquí el fiero opresor de la Patria
su cerviz orgullosa dobló.
La victoria al guerrero argentino
con sus alas brillantes cubrió,
y azorado a su vista el tirano
con infamia a la fuga se dio;
sus banderas, sus armas se rinden
por trofeos a la Libertad,
y sobre alas de gloria alza el Pueblo
trono digno a su gran Majestad.
Desde un polo hasta el otro resuena
de la fama el sonoro clarín,
y de América el nombre enseñando
les repite: ¡Mortales, oíd!
Ya su trono dignísimo abrieron
las Provincias Unidas del Sud!
Y los libres del mundo responden:
¡Al gran Pueblo Argentino, salud!
Sean eternos los laureles
que supimos conseguir:
coronados de gloria vivamos,
o juremos con gloria morir.
(Se canta después de cada estrofa)
Fuente: Diario Soldados Digital 2012.

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