jueves, 13 de octubre de 2016

CONTESTACIÓN SUBLIME

En el sangriento asalto que los soldados argentinos llevaron a la trinchera de Potrero Sauce, el 18 de julio de 1866, el primero que puso los pies en la disputada posición fue el capitán del Batallón San Juan, don Lisandro Sánchez, seguido del soldado Santiago Esquivel.
Animados por tan bravo ejemplo, toda la compañía sanjuanina y otra del Regimiento Córdoba, escalaron el terrible obstáculo. Animaba a sus cordobeses el capitán Pedro Sosa, cuando una bala cortó su vida, casi al mismo instante que rendía la suya el primero holló la trinchera, el bravo Lisandro Sánchez.
En medio de aquella carnicería y de aquel desesperado batallar, muere, al pie de la trinchera, el abanderado del 2 de Entre Ríos; el Sargento Máximo Euguren, un verdadero niño, la levanta en alto y escala la batería gritando a sus camaradas:
- Siganme, si son hombres.
Tal injuria no quedó sin recoger. Un miliciano le contesta airado:
- Lo hemos de seguir y aun hemos de pasar, Sargento… ¿Acaso usted nomás es argentino?
Y para sostener esta frase de insubordinación sublime, provocada por la duda del superior, el bravo miliciano se lanza adelante; tras él fueron otros, y al fin todos.
Fuente: Compilación de Anécdotas Militares, Subteniente Juan Carlos Cordoni, Bs. As. 1936.


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