Nació en Buenos Aires en 1832, oriundo de una distinguida familia porteña. Inició su carrera militar en el sitio de esta capital, en diciembre de 1852, en las filas de la Guardia Nacional, ingresando poco después como subteniente del batallón 1º de línea, que mandaba el coronel Conesa, cuerpo en el que sirvió el resto del sitio, hasta el 13 de julio de 1853.
En agosto de 1854 ascendió a teniente 2º y el 16 de febrero de 1855, a
teniente 1º, recibiendo los galones de ayudante mayor, el 12 de febrero
de 1856. En este intervalo de tiempo se halló en varias expediciones que
se llevaron a cabo al interior de la provincia de Buenos Aires, a
consecuencia de las invasiones realizadas por fuerzas de la
Confederación. A fines de 1856 marchó a la frontera con su batallón,
hallándose en los combates que tuvieron lugar con los indios en
diciembre de 1857 y posteriormente, en aquellos que se dieron en el Sol
de Mayo, los días 16 y 17 de febrero de 1858, en el Arroyo de Pigué. El
15 de diciembre de 1857 fue promovido a capitán, pasando a mandar la 2ª
compañía de su batallón.
En 1859 regresó con su cuerpo a Buenos Aires, siendo destacado de inmediato a la Isla de Martín García, donde permaneció hasta el mes de octubre, incorporándose a principios de éste, al ejercicio del general Mitre, con el cual se aprestaba a rechazar la invasión de las fuerzas de la Confederación, formando parte Roseti del 1º de Línea, a cargo de la 2ª compañía. En la batalla de Cepeda, el capitán Roseti se batió bravamente a las órdenes del general Conesa, recibiendo un balazo en un hombro, y asistió, a pesar de estar herido, a la famosa retirada sobre San Nicolás, y al regresar con el ejército embarcado en la escuadra, tomó parte en el combate naval sostenido frente a aquella ciudad, así como también, al corto sitio que le fue impuesto a la capital por las fuerzas de Urquiza, hasta el acuerdo del 11 de noviembre.
En enero de 1860 ascendió a sargento mayor graduado y el 14 de junio del mismo año alcanzó la efectividad. En la campaña de 1861 se halló al frente del batallón 1º de Línea, batiéndose con su bravura acostumbrada, en Pavón, el 17 de setiembre, participando en el avance del ejército vencedor hacia la provincia de Santa Fe, en persecución de las fuerzas de la Confederación, obteniendo Roseti en diciembre del mismo año, el grado de teniente coronel. Después de la expedición, marchó a la frontera Oeste de la provincia de Buenos Aires, a las órdenes del coronel Julio de Vedia, siendo uno de los fundadores del pueblo “9 de Julio”. Recibió la efectividad de teniente coronel el 28 de febrero de 1863, y confirmado en el mando del 1º de Línea. Asistió este último año a la campaña de Córdoba contra el Chacho, a las órdenes de Paunero. Nombrado por el coronel Vedia, el 18 de octubre de 1864, jefe de la Frontera del Oeste, fue confirmado por el Gobierno el 24 del mismo mes.
Provocada la guerra del Paraguay, marchó con el general Paunero, formando parte del 1er Cuerpo del Ejército: el 25 de mayo de 1865 desembarcaba en Corrientes y en el asalto a la ciudad ocupada por las fuerzas paraguayas, Roseti al mando de dos compañías del 1º de Línea, se batió aquel día con una intrepidez y serenidad admirables, destacando su hermosa figura de soldado y dejando imperecedero recuerdo en las fuerzas beligerantes.
Se halló en la batalla de Yatay, el 17 de agosto; en la toma de Uruguayaza, el 18 de setiembre del mismo año; pasaje del río Paraná, el 16 de abril de 1866; combate de Estero Bellaco, el 2 de mayo; gran batalla de Tuyutí, el día 24 del mismo mes, en la que actuó como jefe de la brigada formada por el 1º de Línea y el batallón San Nicolás. En esta acción Roseti reveló pericia y buen golpe de vista táctico, prestando oportuna ayuda a otros cuerpos que se habían comprometido imprudentemente en la vanguardia, distinguiéndose el 1º de Línea por una carga a la bayoneta dada oportunamente a una fuerza paraguaya.
En Yataytí-Corá demostró temple de acero, resistiendo con su batallón contra fuerzas superiores, perdiendo 11 jefes y oficiales, entre ellos el mayor Echegaray. Se halló igualmente en el Boquerón, el 18 de julio de 1866.
En el furioso asalto de Curupaytí, el 22 de setiembre de aquel año, al frente de su brigada, Roseti destacó su figura enérgica entre los soldados: en el transcurso del ataque es herido y sus oficiales lo rodean pidiéndole que se retire; “no es nada”, les dice, y levantando su espada, grita “¡Adelante!”, y más enardecido que nunca, marcha desafiando aquel granizo de plomo y de metralla; es una fuerza misteriosa que le impele a cumplir el glorioso compromiso de su muerte; herido por segunda vez, cae desfallecido. Algunos de sus compañeros intentan salvarlo, pero el plomo enemigo ocasiona nuevas víctimas, y al pronunciarse el retroceso de los atacantes, el valiente coronel Roseti queda en poder de los enemigos, entre el montón de cadáveres. Su agonía debió ser dantesca, viendo aproximarse aquellos demonios paraguayos con sus uniformes rojos, poseídos del vértigo de sangre y sin ninguna clemencia para los rendidos o heridos. Así perdió la Patria uno de sus más valerosos servidores.
En la Imagen: El coronel Manuel Roseti rodeado por dos tenientes del 1º de Línea.
Fuentes: Efemérides – Patricios de Vuelta de Obligado / Yaben, Jacinto R. – Biografías argentinas y sudamericanas – Buenos Aires (1938).
http://www.fotolog.com/ejercitonacional
En 1859 regresó con su cuerpo a Buenos Aires, siendo destacado de inmediato a la Isla de Martín García, donde permaneció hasta el mes de octubre, incorporándose a principios de éste, al ejercicio del general Mitre, con el cual se aprestaba a rechazar la invasión de las fuerzas de la Confederación, formando parte Roseti del 1º de Línea, a cargo de la 2ª compañía. En la batalla de Cepeda, el capitán Roseti se batió bravamente a las órdenes del general Conesa, recibiendo un balazo en un hombro, y asistió, a pesar de estar herido, a la famosa retirada sobre San Nicolás, y al regresar con el ejército embarcado en la escuadra, tomó parte en el combate naval sostenido frente a aquella ciudad, así como también, al corto sitio que le fue impuesto a la capital por las fuerzas de Urquiza, hasta el acuerdo del 11 de noviembre.
En enero de 1860 ascendió a sargento mayor graduado y el 14 de junio del mismo año alcanzó la efectividad. En la campaña de 1861 se halló al frente del batallón 1º de Línea, batiéndose con su bravura acostumbrada, en Pavón, el 17 de setiembre, participando en el avance del ejército vencedor hacia la provincia de Santa Fe, en persecución de las fuerzas de la Confederación, obteniendo Roseti en diciembre del mismo año, el grado de teniente coronel. Después de la expedición, marchó a la frontera Oeste de la provincia de Buenos Aires, a las órdenes del coronel Julio de Vedia, siendo uno de los fundadores del pueblo “9 de Julio”. Recibió la efectividad de teniente coronel el 28 de febrero de 1863, y confirmado en el mando del 1º de Línea. Asistió este último año a la campaña de Córdoba contra el Chacho, a las órdenes de Paunero. Nombrado por el coronel Vedia, el 18 de octubre de 1864, jefe de la Frontera del Oeste, fue confirmado por el Gobierno el 24 del mismo mes.
Provocada la guerra del Paraguay, marchó con el general Paunero, formando parte del 1er Cuerpo del Ejército: el 25 de mayo de 1865 desembarcaba en Corrientes y en el asalto a la ciudad ocupada por las fuerzas paraguayas, Roseti al mando de dos compañías del 1º de Línea, se batió aquel día con una intrepidez y serenidad admirables, destacando su hermosa figura de soldado y dejando imperecedero recuerdo en las fuerzas beligerantes.
Se halló en la batalla de Yatay, el 17 de agosto; en la toma de Uruguayaza, el 18 de setiembre del mismo año; pasaje del río Paraná, el 16 de abril de 1866; combate de Estero Bellaco, el 2 de mayo; gran batalla de Tuyutí, el día 24 del mismo mes, en la que actuó como jefe de la brigada formada por el 1º de Línea y el batallón San Nicolás. En esta acción Roseti reveló pericia y buen golpe de vista táctico, prestando oportuna ayuda a otros cuerpos que se habían comprometido imprudentemente en la vanguardia, distinguiéndose el 1º de Línea por una carga a la bayoneta dada oportunamente a una fuerza paraguaya.
En Yataytí-Corá demostró temple de acero, resistiendo con su batallón contra fuerzas superiores, perdiendo 11 jefes y oficiales, entre ellos el mayor Echegaray. Se halló igualmente en el Boquerón, el 18 de julio de 1866.
En el furioso asalto de Curupaytí, el 22 de setiembre de aquel año, al frente de su brigada, Roseti destacó su figura enérgica entre los soldados: en el transcurso del ataque es herido y sus oficiales lo rodean pidiéndole que se retire; “no es nada”, les dice, y levantando su espada, grita “¡Adelante!”, y más enardecido que nunca, marcha desafiando aquel granizo de plomo y de metralla; es una fuerza misteriosa que le impele a cumplir el glorioso compromiso de su muerte; herido por segunda vez, cae desfallecido. Algunos de sus compañeros intentan salvarlo, pero el plomo enemigo ocasiona nuevas víctimas, y al pronunciarse el retroceso de los atacantes, el valiente coronel Roseti queda en poder de los enemigos, entre el montón de cadáveres. Su agonía debió ser dantesca, viendo aproximarse aquellos demonios paraguayos con sus uniformes rojos, poseídos del vértigo de sangre y sin ninguna clemencia para los rendidos o heridos. Así perdió la Patria uno de sus más valerosos servidores.
En la Imagen: El coronel Manuel Roseti rodeado por dos tenientes del 1º de Línea.
Fuentes: Efemérides – Patricios de Vuelta de Obligado / Yaben, Jacinto R. – Biografías argentinas y sudamericanas – Buenos Aires (1938).
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