martes, 4 de agosto de 2009

ANIVERSARIO DEL NACIMIENTO DEL GENERAL EUDORO BALSA


Iniciándose en la milicia en los días históricos de las luchas entre la Confederación de Buenos Aires y desde entonces su amor a la Republica creció en pujanza y marcó su derrotero el noble anhelo de verla crecer en hermosura y poderío.

Estuvo en Cepeda y en Pavón, donde desempeño las funciones de ayudante de Mitre. También le acompaño en la guerra del Paraguay, con el mismo cargo. Quería al prócer hondamente. Le había tratado en esa intimidad que brinda la vida de campaña y que es fruto del mutuo contacto diario con la muerte. El general retribuyo esa desinteresada labor de años, dándole nuestras constantes de estimación personal.Hacia el final de su presidencia, Mitre le designo Oficial Mayor del Ministerio de Guerra. Así dio término a su carrera administrativa.

En 1876 la interrumpió. Ocupaba entonces una banca de diputado nacional por Buenos Aires. En la cámara, lo mismo que en el ajetreo de las guerras y en el desempeño de sus comisiones administrativas, el general Balsa demostró poseer dotes singulares.

Era un caballero mesurado, chapado a la antigua. Había recogido, en le curso de su existencia, un eficaz caudal de experiencia. Ese caudal lo puso al servicio de la patria cada vez que fue necesario. Su breve actuación en la Legislatura completo, con esa nueva faz, una personalidad rica en perspectivas.

Luego el general Balsa torno a la administración nacional. Fue secretario del Ministerio de Guerra. Bajo los gobiernos de Sarmiento y Avellaneda, en ausencia de los titulares Gainza y Alsina, y durantes las presidencias de Sáenz Peña y José Evaristo Uriburu, por vacancia de la cartera, fue en varias oportunidades el Ministro de Guerra de la Nación. Doto como tal ejercito de diversos perfeccionamientos y mejoras. Conocía exactamente las necesidades de las distintas armas y su curiosidad intelectual le había obligado a permanecer siempre en contacto con las novedades que juzgaba convenientes para el ejército argentino.

Balsa se inicio en la carrera delas armas en 1854 año en que tormo parte en la campaña de Tala, acompañando y custodiando el convoy de armas y municiones que conducía a su bordo el vapor de guerra “Constitución”, servicios que presto en la clase de soldado de la Guardia Nacional, ascendiendo a sargento en enero de 1856. El 7 de octubre de 1858 fue ascendido a subteniente del Regimiento 3º de infantería de Guardias Nacionales.

En junio de 1859 revista como secretario del general en jefe y cuartel General del Ejercito de Operaciones como alférez en el campamento de Laguna Larga y en el mes siguiente, en San Nicolás. En tal carácter asistió a la batalla de Cepeda el 23 de octubre del mismo año. Se encontró igualmente en la retirada sobre San Nicolás y en el combate naval efectuado frente a ese puerto el día 25, entre las fuerzas navales de la Confederación al mandó del coronel Cordero de las porteñas ordenes del coronel Susini. Regresando a Buenos Aires formo parte de los defensores de la misma hasta el pacto del 11 de noviembre de 1859.

El 10 de julio de 1860 fue ascendido a teniente 1º Guardias Nacionales del Regimiento 3º de Infantería de esta clase. En julio de ese año siguiente se le encuentra en el cuartel el general en Rojas como ayudante, calidad para la que fue destinado por el gobierno 27 de junio del mismo, asistiendo a la batalla de Pavón el 17 de septiembre de 1861. En octubre del igual año, figura en el campamento de San Nicolás, como “Inspector de Caballada”, y el 5 de febrero de 1862 fue dado de baja como oficial a guerra. A principios de abril de 1865 se embarco con otras personas en el vapor “Esmeralda” acompañado de su amigo Manuel Rocha, en viaje de placer con destino al Alto Paraguay, ajeno completamente al drama que desarrolla el día 13 en el puerto de Corrientes. El 16 del mismo llegada al “Rincón de Soto”, donde fue alcanzado el vapor por el capitán del puerto de Goya señor Elordi, quien le dio la noticia del asalto de nuestros buques por la escuadra paraguaya, del cautiverio de sus dotaciones y del apresamiento de los vapores “25 de Mayo” y “Gualeguay”. A pesar de la opinión de algunos en contra, el capitán del “Esmeralda” deicidio volver aguas abajo. Balsa inmediatamente dio la noticia al presidente Mitre y, al enterarse este de que aquella circunstancia le había interrumpido el viaje a Asunción, el general le dijo:

“Perfectamente, ahora tiene Vd. Ocasión de seguir el paseo y conocer la Asunción. Como en la campaña de Pavón, será Vd. Uno de mis ayudantes”.

Balsa, que había sido elegido poco antes de emprender viaje diputado a la Legislatura de la Provincia, y a la cual aun no se había incorporado, no vacilo un momento: su resolución estaba tomada. Entre sus deberes de legislador y los del soldado en momentos en que la patria sufría un insulto, no cabía elección. De inmediato formo parte del cuartel general el 1º de agosto de 1865 fue reconocido como capitán de Guardias Nacionales. Ante de incorporarse al ejército de operaciones presto juramento de ley en la Legislatura en la que voto el primer millón de pesos con que la provincia de Buenos Aires contribuyo en aquel momento supremo, después de lo cual se consagro a sus deberes militares.
Como ayudante del general en jefe de la campaña del Paraguay, Balsa se hallo en los hechos de armas siguientes: sitio y rendición de Uruguayana el 18 de septiembre de 1865; combate de Pehuajo el 31 de enero de 1866; pasaje del Rió Paraná el 16 de abril: combate del Estero Bellaco el 2 de mayo; acción para vadear el estero mencionado el día 20 del mismo mes; batalla de Tuyuti el día 24; y asalto de Curupayti el 22 septiembre de 1866, en la cual tuvo la desgracia se ser apretado por el caballo que montaba al caer este muerto en le plomo enemigo. Balsa sufrió causa lesiones internas de gravedad, de cuyas consecuencias no puso nunca curar radicalmente.

Su juventud entonces no quiso dar, mayor importancia a los dolores físicos que sufría, y continuo sirviendo sin interrupción hasta que los sucesos políticos del año 1867 determinaron el viaje a Buenos Aires del presidente Mitre, y Balsa vino a esta ciudad con el Cuartel General del que formaba parte.Al poco tiempo de encontrarse en Buenos Aires le fue imprescindible ponerse en cura, y atendido por los doctores Ayerza y Bernet, pudo establecerse después de ocho meses de cama y de una larga y delicada convalecencias. El día 25 de febrero ascendió a sargento mayor graduado.

El 1º de octubre de 1860 ascendió a sargento mayor efectivo y a teniente coronel graduado el 4 de mayo del año siguiente. Recibió la efectividad de este empleo el 23 de mayo de 1874 y de coronel el 21 de agosto de 1886.Fue diputado nacional de 1876 a 1880 y reelecto en 1882. Ejerció en Buenos Aires el periodismo de combate.

El 25 de octubre de 1905 tenia el coronel Balsa 41 años, 1 mes y 25 días de servicios, por lo cual con fecha 1º de noviembre del mismo año el Poder Ejecutivo le acordó el sueldo del grado inmediato superior, por estar comprendido en el art. 19, capitulo VI, titulo III, de la ley 4707.

Por estar incluidos entre los beneficiarios de le ley 10.307, de 9 de abril de 1917, por decreto del P.E. de 28 de febrero de 1918 se le extendieron despachos de general de brigada.

Sobre su pecho ostento medalla de plata rendición de Uruguayana, conferida por el Emperador Pedro II el 20 de septiembre de 1865; cordones de plata por la batalla de Tuyuti:; escudo del mismo metal por el asalto de Curupayti; medalla de oro por la terminación de la guerra del Paraguay; medalla del mismo metal conferida por la Legislatura de Buenos Aires a la Guardia Nacional que tomo parte en la guerra de referencia; cruz griega de hierro con sol de oro por canje con el Estado Oriental; y medalla de bronce con pasador de oro por canje con el Brasil.

El general Balsa fue uno de los fundadores del Jockey club de Buenos Aires y tuvo a su cargo su presidencia durante varios periodos.En el crepúsculo de su vida se había retirado al pueblo de San Martín. Los vecinos acudían a visitarle, para recoger de sus labios enseñanzas que eran fruto de una existencia privilegiada, y también de Buenos Aires iban a buscarle quienes habían tenido ocasión de apreciar los kilates de su espíritu.

A través de una vida larga hecho de ascensos ganados en los campos de batalla, hecha la comprensión y de su inteligencia y hecha, sobre todo, de fe de una idea grande, el general Balsa toma a la memoria de los muchos que le han admirado a través de una hoja de militar como un ejemplo claro y firme de lo que es el verdadero cumplimiento del deber.

Murió en 1922 a los 85 años. Su entierro corono, en cierto modo, aquella vida modesta y prodiga. El general Riccheri le llamo ejemplar militar y ciudadano.
Fuente: www.ateneohyv.com.ar



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