Nació en Buenos Aires en 1792. Fue su madre doña Faustina Antonia Lima. El 12 de agosto de 1811 era ayudante del Escuadrón de Caballería Patriótica de San José; y con el empleo de ayudante mayor se le encuentra en las milicias de Gualeguaychú, el 15 de julio de 1812. Hizo la campaña de Entre Ríos en este último año, a las órdenes del Representante D. Manuel de Sarratea, habiendo sido comisionado por el comandante general D. Hilarión de la Quintana cerca de este Gobierno después de efectuado el nombramiento de diputado por la Asamblea General.
En marzo de 1813 pasó a formar parte del Regimiento 7º de Infantería, en el cual fue reconocido como teniente de la 4ª compañía, el 3 de junio de aquel año, y teniente 1º de la de granaderos el 1º de diciembre de igual año, fecha en que salió con su cuerpo para el Ejército del Norte. Rodríguez fue uno de los oficiales que con las armas en la mano, reprimieron la sublevación del Regimiento 7º en la Guardia de la Esquina, en enero de 1814. El 27 de noviembre de 1815, con los 93 hombres de su compañía, se batió en el Cerro de Viluma, contra un batallón del ejército real hasta haber agotado sus municiones, retirándose bajo los fuegos del enemigo. El 28 del mismo mes fue atacado en la quebrada de aquel Cerro por fuerzas muy superiores, sosteniéndose hasta el total agotamiento de sus municiones. Y en la foja de servicios de este glorioso guerrero, redactada el 31 de agosto de 1832, se lee el siguiente párrafo altamente honroso: “El 29 del mismo (noviembre) marchando sobre los enemigos con “un pedazo de hoja de su espada en el puño, por haberla roto en los días anteriores para obligar a la tropa a cumplir su deber, le fue presentada la del mayor general del Ejército, Brigadier D. Francisco de la Cruz, por uno de sus ayudantes de campo, diciéndole que el mayor general del Ejército fiaba su espada al capitán de cazadores del Batallón Nº 7, porque le constaba en qué brazo la depositaba. Sostuvo con brillo el puesto cuando cargó por su frente la línea enemiga, perdiendo sus dos oficiales subalternos y el corneta. Se halló en la acción de Sipe-Sipe y en cuya derrota acreditó su disciplina militar para organizar la tropa retirándose a la ciudad de La Plata encargado del Detall”. El 16 de diciembre de 1813 fue ascendido a ayudante mayor de su batallón, y a capitán, el 26 de julio de 1814, pasando a cargo de la compañía de cazadores del Nº 7, el 10 de enero de 1815.
En Julio de 1816 pasó a Buenos Aires, comisionado ante el Gobierno Directorial por el general Rondeau. El 27 de noviembre del mismo año fue nombrado Juez Fiscal de la Comisión Militar Permanente. Revistó en octubre de aquel año en el Regimiento Dragones de la Nación, destacado en Lules, con la nota: “En Buenos Aires”. El 31 de diciembre de 1816 pasó a la 1ª compañía del Batallón de Cazadores Nº 2 (después “Río de la Plata”, de nueva creación, en el que fue graduado sargento mayor, el 22 de mayo de 1817, grado que había solicitado el 19 del mismo mes, solicitud en la que decía que hacía 5 años que era capitán, en campaña “sin que el haberme batido desventajosamente con el enemigo en varias ocasiones con toda energía” le hubiese permitido un progreso. Desde fines de 1818 hasta principios de 1819 hizo la campaña contra los disidentes de Santa Fe, a las órdenes del general Juan Ramón Balcarce. Se halló en la toma de las fortificaciones del Paso de Aguirre, el 27 de noviembre de 1818, a las órdenes del coronel Bernabé San Martín; en la acción de Saladillo y en todas las guerrillas que sostuvo el ejército directorial en el Rosario. Mandó la fuerza que sostuvo el reembarco en este último punto para replegarse sobre San Nicolás, habiendo sido el mayor Rodríguez el último en embarcarse, sufriendo con tal motivo los fuegos de los enemigos
En seguida volvió a tomar parte en la nueva campaña al mando del general Juan José Viamonte, hallándose en el choque del Espinillo y en todas las guerrillas que sostuvo el ejército en las proximidades del Rosario, evitando con su alerta vigilancia una sorpresa que pretendieron llevar los disidentes al ejército para arrebatarle el ganado. Fue comisionado para venir a Buenos Aires, cerca del Gobierno, y también recibió la comisión de organizar el 3er Batallón de Argentinos a las órdenes del general Aparicio. El 1º de noviembre de 1819 recibió la efectividad de sargento mayor, desempeñando tales funciones interinamente en el Batallón 2º de Cazadores desde el mes anterior.
Tomó parte en la campaña de 1820 a las órdenes de los generales Soler y Rodríguez, incorporado al 2º de Cazadores; asistiendo a la batalla de la Cañada de la Cruz, el 28 de junio de aquel año y a los combates que tuvieron lugar en Buenos Aires desde el 1º al 5 de octubre del mismo, con motivo de la rebelión del coronel Manuel Vicente Pagola, levantado en armas contra el gobernador, general Martín Rodríguez. Las tropas que mandaba el primero se atrincheraron en la plaza de la Victoria y sus adyacencias, y fue necesario librar terribles combates para desalojarlas y obligarlas a rendirse. En ellos actuó Rodríguez a órdenes del coronel Celestino Vidal. También intervino en la campaña contra los indios de Carrera que saquearon el Salto, en los últimos meses de 1820.
Restablecida la calma, el sargento mayor Ramón Rodríguez marchó en los primeros meses de 1821 de guarnición a la Villa de Luján, con el 2º de Cazadores, punto en el que permaneció varios meses, regresando después a Buenos Aires con su cuerpo, en el que revistó hasta el 14 de noviembre de 1822, en que pasó a revistar a la Plana Mayor del Ejército de la provincia de Buenos Aires.
En esta situación de revista obtuvo su reforma militar el 12 de febrero de 1823.
El 1º de marzo de 1825 fue nuevamente incorporado al servicio activo, y el día 23 del mismo mes se puso en marcha para Salta, acompañando al coronel Lamadrid y llevando dos o tres oficiales. Todos iban a incorporarse a las fuerzas norteñas que el gobernador de aquella Provincia, el insigne general D. Juan Antonio Alvarez de Arenales, alistaba para colaborar con los vencedores de Ayacucho en la terminación de la guerra de la Independencia, las que debían marchar al Norte, sobre las tropas reales que operaban en la región de Chuquisaca, al mando de Olañeta, pero cuando llegaron a Salta ya se había producido la muerte de aquel general y habiendo enfermado Lamadrid en el pueblo de Nazareno, debieron detenerse allí, hasta que pudieron retrogradar a Salta a principios de julio de 1825. Allí el coronel Lamadrid recibió la comisión de conducir el contingente de las provincias del Norte que debía formar parte del ejército que se iba a organizar para hacer la guerra al Brasil. En tales circunstancias Lamadrid derrocó en el mes de noviembre al gobernador López, de Tucumán, apoderándose del poder.
El coronel José María Paz reemplazó al coronel Lamadrid en el mando de aquel contingente, por decreto del P. E. N. de 13 de diciembre de 1825 y en el cual también se establecía que el sargento mayor Rodríguez debía incorporarse a aquel contingente. El coronel Paz dispuso que aquel permaneciese en Tucumán hasta que el gobernador Lamadrid le entregase el contingente de tucumanos, mientras el proseguía su viaje a Buenos Aires. Por fin, en el mes de marzo de 1826, Rodríguez partió con los 70 ú 80 tucumanos que le entregó Lamadrid, incorporándose con dicho contingente al Regimiento Nº 3 de Caballería, donde recibió el comando del 2º escuadrón, el 24 de abril de aquel año. Hizo la campaña a las órdenes del general Alvear, desempeñando desde el 9 de diciembre las funciones de ayudante de éste (reteniendo el cargo en su cuerpo), interviniendo en la gloriosa jornada de Ituzaingó el 20 de febrero de 1827. Por su actuación en esta batalla, el 4 de marzo fue designado teniente coronel del Regimiento 1º de Caballería, interviniendo en la campaña que realizó el general Alvear sobre el Río Grande, que terminó con el combate de Camacuá, el 23 de abril de 1837. Acampado el Ejército Republicano en el Cerro Largo desde el mes de junio, el 1º de Caballería quedó en aquel acantonamiento. Recibió los cordones y el escudo acordado a los vencedores de Ituzaingó.
En la campaña del Brasil, el comandante Rodríguez fue designado por el general Alvear para desempeñar interinamente las funciones de Jefe del E. M. con fecha 15 de octubre de 1826, cargo que desempeñó hasta fines de aquel mes, en que se hizo cargo el general Soler. Por su comportamiento en tan importante puesto, el comandante Rodríguez mereció el siguiente concepto del coronel Escalada y del general Alvear: “Sr. Inspector General: En cumplimiento del mandato de V. S. digo: Que el Sr. Coronel Rodríguez pasó a la Banda Oriental de comandante del Regimiento 3 de Caballería, en la época que cita y trabajó en su organización con todo el empeño que exige la creación de un cuerpo.- Manuel Escalada”.
Y del general Alvear: “Sr. Inspector General: El coronel D. Ramón Rodríguez fue empleado por mi para desempeñar una comisión de mucha importancia cerca del Gobernador y Junta de Representantes de la Provincia Oriental, cuando aquel país se hallaba envuelto en guerra civil; el modo hábil y prudente con que se desempeñó en esta delicada circunstancia, correspondieron completamente a justificar lo acertado de la elección y como una justificación de su mérito fue encargado interinamente del mando del E. M. en la época justamente en que llegado el Ejército al Arroyo Grande, había que hacerlo todo, y gravitaba sobre el Jefe del E. M. un trabajo ímprobo y asiduo. El coronel Rodríguez desempeñó con su acostumbrada habilidad tan difícil comisión, uniendo a ella una lealtad de conducta digna del mayor aprecio. La presencia del general Soler, Jefe del E. M. del Ejército, hizo volver al coronel Rodríguez a su Regimiento, habiendo merecido los reconocimientos del que suscribe por su brillante desempeño como Jefe del E. M. interino. En Ituzaingó sus servicios fueron como siempre, los de un valiente, hábil y honrado militar: estas calidades me hicieron elegirlo cuando llegó el Ejército a formar sus cuarteles en el Cerro Largo, para desempeñar varias comisiones de importancia cerca del Gobierno Provincial y en el Departamento de Canelones. El Sr. Coronel Rodríguez todo el tiempo que ha servido bajo mis órdenes se ha hecho admirar por su puntualidad en el servicio, el acierto en su desempeño, por su honrada comportación, unido a su carácter prudente y a una conducta muy subordinada.- Buenos Aires, 5 de agosto de 1832.- Carlos M. de Alvear”.
El 29 de octubre de 1827 reemplazó al coronel José Paulino Rojas en la comandancia militar de Patagones, donde organizó dos compañías de infantería de línea y un escuadrón de milicias. Descubrió y sofocó una conspiración; y el 29 de octubre de 1828 batía completamente a los indios a inmediaciones del “Potrero Batel”, quitándoles las haciendas que habían tomado en las incursiones que habían practicado en la zona próxima a Patagones. En dicho combate, que fue iniciado a las 7 de la mañana de aquel día, los indios tuvieron varios muertos y se llevaron sus heridos.
El comandante Rodríguez fue reemplazado en aquel cargo por el teniente coronel José Gabriel de la Oyuela, regresando a Buenos Aires a comienzos de mayo de 1829. Al mes siguiente se incorporó a las divisiones a las órdenes del Comandante General de Campaña, D. Juan Manuel de Rosas, siendo promovido a coronel graduado del Regimiento Nº 3 de Milicias de Campaña, el 24 de junio de igual año.
El 5 de octubre del mismo recibió la efectividad de coronel y marchó a la cabeza del 1er escuadrón del Regimiento Nº 2 a incorporarse a las fuerzas del coronel Angel Pacheco, habiendo realizado la campaña de reconocimiento del Salado, asistiendo a la acción del 10 de abril de 1830, contra los salvajes, por la que mereció la medalla acordada por el Superior Gobierno.
El 16 de febrero de 1831 marchó a la villa de Luján, donde formó con los contingentes de los pueblos inmediatos un batallón provisorio de infantería, con el que se incorporó al Ejército de Reserva mandado por el general Juan Ramón Balcarce con el que hizo la campaña de Córdoba contra el General Paz. En febrero de 1833 formó parte del Tribunal Militar que juzgó la conducta del comandante de la “Sarandí”, José María de Pinedo, con la que se hallaba en las Malvinas cuando tomó posesión de estas islas la fragata británica “Clio”.
Al mes siguiente partió en la expedición al Desierto mandada por Rosas, estando el coronel Rodríguez encargado de los “Piquetes de Línea” de la División Izquierda. De regreso de aquella campaña, en la cual Rodríguez batió la indiada de Yanquetruz logrando la rendición de algunos caciques, pasó a la P. M. A. hasta el 1º de abril de 1834, en que fue nombrado jefe del Batallón “Defensores de Buenos Aires”, cargo que renunció el 1º de abril de 1835, en que se destinó a la P. M. del Ejército. El 1º de octubre de ese mismo año pasó a la Plana Mayor de edecanes del Restaurador y a fines del mismo mes, el coronel Rodríguez fue encargado de ir a recibir en el Arroyo del Medio, límite territorial con Santa Fe, a los hermanos Reynafé, enviados desde Córdoba para ser juzgados por el asesinato de Quiroga en Barranca Yaco. A comienzos de 1836 recibió de Rosas la misión de trasladarse a Córdoba, a cuyo efecto, partió de Buenos Aires escoltando una galera roja, que era en la cual se iban a colocar los restos del general Quiroga: éstos fueron transportados a Pucará en procesión pública, donde los recibió el coronel Rodríguez, labrándose un acta al efectuarse la entrega. El 7 de febrero llegaba a esta Capital con su fúnebre carga.
Con motivo de las violaciones de los anglo-franceses de los derechos argentinos, con el fin aparente de auxiliar a los unitarios, fue necesario tomar medidas defensivas a lo largo del litoral del río Paraná: el 31 de octubre de 1845 partió de Santos Lugares el coronel Ramón Rodríguez, con la mayor parte de las fuerzas que iban a defender la Vuelta de Obligado, a donde llegó el 8 de noviembre.
En la acción de este último nombre, librada el día 20 del mes de referencia contra las escuadras francesa e inglesa, aliadas, el coronel Rodríguez, al mando de los cuerpos de “Patricios de Buenos Aires”, que sumaban 500 infantes, se batió con sin igual bravura. Cuando las tropas aliadas de desembarco trataron de poner pie en la orilla del río, el coronel Rodríguez, por dos veces consecutivas, repelió tales intentos, cargando briosamente a la bayoneta. Por su heroico comportamiento, conjuntamente con otros jefes, mereció en el parte del General en Jefe la siguiente mención: “son dignos del renombre de intrépidos y serenos guerreros”.
Tomó parte también en otros hechos de armas contra la flota aliada, en el Quebracho. En 1850 era diputado a la Legislatura, continuando en su situación de revista en la Plana Mayor de edecanes hasta junio de 1852. El 13 de julio de 1852, habiendo fallecido el general Felipe Heredia, que desempeñaba la Inspección del Resguardo de Buenos Aires, fue reemplazado por el coronel Blas José Pico, siendo sustituido este último en la Inspección y Comandancia General de Armas por el coronel Rodríguez. El 24 de diciembre del mismo año se decretó la formación del Tribunal Militar de conformidad a la Ley del 9 de dicho mes, presidido por el general Zapiola. Fueron fiscales del mismo el teniente coronel Nazar y el capitán Marcos Vergara y vocales los coroneles Blas J. Pico y Ramón Rodríguez, cargo que desempeñó este último hasta el mes de diciembre de 1853, en que pasó a ocupar la capitanía del puerto de Buenos Aires. El 5 de octubre de 1854 le fue aceptada la renuncia que hizo de este puesto, siendo subrogado interinamente y con retención de cargo de ayudante del Riachuelo que ejercía, por el coronel Francisco Seguí.
En la misma fecha el coronel Rodríguez pasó a revistar en la P. M. A., donde permaneció hasta el 1º de marzo de 1855, en que pasó a la P, M. I. volviendo a Activa el 7 del mismo, donde figuró hasta junio de 1857, fecha en que fue nombrado vocal de la “Comisión de Marina”, cesando en este puesto el 28 de enero de 1864, en que fue reemplazado por el teniente coronel Antonio Somellera, pasando Rodríguez a la P. M. D.
El coronel Ramón Rodríguez falleció en Buenos Aires el 18 de noviembre de 1866, a la edad de 75 años. Había formado su hogar con doña Concepción Líate y Elía, natural de Montevideo, matrimonio realizado en Buenos Aires, en la Catedral del Norte, el 14 de abril de 1818. La esposa del coronel Rodríguez era hija de D. Luis Líate y de doña Toribia Elía.
En la batalla de Sipe-Sipe el después coronel Ramón Rodríguez había caído en poder de los enemigos victoriosos que se disputaban el derecho de ultimarlo con cobarde saña. Fue salvado gracias al arrojo personal del capitán Juan pascual Martínez, ayudante del general Fernández de la Cruz, que lo arrancó de manos de los españoles.
Fuentes: Yaben, Jacinto R. - Biografías argentinas y sudamericanas – Buenos Aires1939 / www. revisionistas.com.ar.
http://www.fotolog.com/ejercitonacional
En marzo de 1813 pasó a formar parte del Regimiento 7º de Infantería, en el cual fue reconocido como teniente de la 4ª compañía, el 3 de junio de aquel año, y teniente 1º de la de granaderos el 1º de diciembre de igual año, fecha en que salió con su cuerpo para el Ejército del Norte. Rodríguez fue uno de los oficiales que con las armas en la mano, reprimieron la sublevación del Regimiento 7º en la Guardia de la Esquina, en enero de 1814. El 27 de noviembre de 1815, con los 93 hombres de su compañía, se batió en el Cerro de Viluma, contra un batallón del ejército real hasta haber agotado sus municiones, retirándose bajo los fuegos del enemigo. El 28 del mismo mes fue atacado en la quebrada de aquel Cerro por fuerzas muy superiores, sosteniéndose hasta el total agotamiento de sus municiones. Y en la foja de servicios de este glorioso guerrero, redactada el 31 de agosto de 1832, se lee el siguiente párrafo altamente honroso: “El 29 del mismo (noviembre) marchando sobre los enemigos con “un pedazo de hoja de su espada en el puño, por haberla roto en los días anteriores para obligar a la tropa a cumplir su deber, le fue presentada la del mayor general del Ejército, Brigadier D. Francisco de la Cruz, por uno de sus ayudantes de campo, diciéndole que el mayor general del Ejército fiaba su espada al capitán de cazadores del Batallón Nº 7, porque le constaba en qué brazo la depositaba. Sostuvo con brillo el puesto cuando cargó por su frente la línea enemiga, perdiendo sus dos oficiales subalternos y el corneta. Se halló en la acción de Sipe-Sipe y en cuya derrota acreditó su disciplina militar para organizar la tropa retirándose a la ciudad de La Plata encargado del Detall”. El 16 de diciembre de 1813 fue ascendido a ayudante mayor de su batallón, y a capitán, el 26 de julio de 1814, pasando a cargo de la compañía de cazadores del Nº 7, el 10 de enero de 1815.
En Julio de 1816 pasó a Buenos Aires, comisionado ante el Gobierno Directorial por el general Rondeau. El 27 de noviembre del mismo año fue nombrado Juez Fiscal de la Comisión Militar Permanente. Revistó en octubre de aquel año en el Regimiento Dragones de la Nación, destacado en Lules, con la nota: “En Buenos Aires”. El 31 de diciembre de 1816 pasó a la 1ª compañía del Batallón de Cazadores Nº 2 (después “Río de la Plata”, de nueva creación, en el que fue graduado sargento mayor, el 22 de mayo de 1817, grado que había solicitado el 19 del mismo mes, solicitud en la que decía que hacía 5 años que era capitán, en campaña “sin que el haberme batido desventajosamente con el enemigo en varias ocasiones con toda energía” le hubiese permitido un progreso. Desde fines de 1818 hasta principios de 1819 hizo la campaña contra los disidentes de Santa Fe, a las órdenes del general Juan Ramón Balcarce. Se halló en la toma de las fortificaciones del Paso de Aguirre, el 27 de noviembre de 1818, a las órdenes del coronel Bernabé San Martín; en la acción de Saladillo y en todas las guerrillas que sostuvo el ejército directorial en el Rosario. Mandó la fuerza que sostuvo el reembarco en este último punto para replegarse sobre San Nicolás, habiendo sido el mayor Rodríguez el último en embarcarse, sufriendo con tal motivo los fuegos de los enemigos
En seguida volvió a tomar parte en la nueva campaña al mando del general Juan José Viamonte, hallándose en el choque del Espinillo y en todas las guerrillas que sostuvo el ejército en las proximidades del Rosario, evitando con su alerta vigilancia una sorpresa que pretendieron llevar los disidentes al ejército para arrebatarle el ganado. Fue comisionado para venir a Buenos Aires, cerca del Gobierno, y también recibió la comisión de organizar el 3er Batallón de Argentinos a las órdenes del general Aparicio. El 1º de noviembre de 1819 recibió la efectividad de sargento mayor, desempeñando tales funciones interinamente en el Batallón 2º de Cazadores desde el mes anterior.
Tomó parte en la campaña de 1820 a las órdenes de los generales Soler y Rodríguez, incorporado al 2º de Cazadores; asistiendo a la batalla de la Cañada de la Cruz, el 28 de junio de aquel año y a los combates que tuvieron lugar en Buenos Aires desde el 1º al 5 de octubre del mismo, con motivo de la rebelión del coronel Manuel Vicente Pagola, levantado en armas contra el gobernador, general Martín Rodríguez. Las tropas que mandaba el primero se atrincheraron en la plaza de la Victoria y sus adyacencias, y fue necesario librar terribles combates para desalojarlas y obligarlas a rendirse. En ellos actuó Rodríguez a órdenes del coronel Celestino Vidal. También intervino en la campaña contra los indios de Carrera que saquearon el Salto, en los últimos meses de 1820.
Restablecida la calma, el sargento mayor Ramón Rodríguez marchó en los primeros meses de 1821 de guarnición a la Villa de Luján, con el 2º de Cazadores, punto en el que permaneció varios meses, regresando después a Buenos Aires con su cuerpo, en el que revistó hasta el 14 de noviembre de 1822, en que pasó a revistar a la Plana Mayor del Ejército de la provincia de Buenos Aires.
En esta situación de revista obtuvo su reforma militar el 12 de febrero de 1823.
El 1º de marzo de 1825 fue nuevamente incorporado al servicio activo, y el día 23 del mismo mes se puso en marcha para Salta, acompañando al coronel Lamadrid y llevando dos o tres oficiales. Todos iban a incorporarse a las fuerzas norteñas que el gobernador de aquella Provincia, el insigne general D. Juan Antonio Alvarez de Arenales, alistaba para colaborar con los vencedores de Ayacucho en la terminación de la guerra de la Independencia, las que debían marchar al Norte, sobre las tropas reales que operaban en la región de Chuquisaca, al mando de Olañeta, pero cuando llegaron a Salta ya se había producido la muerte de aquel general y habiendo enfermado Lamadrid en el pueblo de Nazareno, debieron detenerse allí, hasta que pudieron retrogradar a Salta a principios de julio de 1825. Allí el coronel Lamadrid recibió la comisión de conducir el contingente de las provincias del Norte que debía formar parte del ejército que se iba a organizar para hacer la guerra al Brasil. En tales circunstancias Lamadrid derrocó en el mes de noviembre al gobernador López, de Tucumán, apoderándose del poder.
El coronel José María Paz reemplazó al coronel Lamadrid en el mando de aquel contingente, por decreto del P. E. N. de 13 de diciembre de 1825 y en el cual también se establecía que el sargento mayor Rodríguez debía incorporarse a aquel contingente. El coronel Paz dispuso que aquel permaneciese en Tucumán hasta que el gobernador Lamadrid le entregase el contingente de tucumanos, mientras el proseguía su viaje a Buenos Aires. Por fin, en el mes de marzo de 1826, Rodríguez partió con los 70 ú 80 tucumanos que le entregó Lamadrid, incorporándose con dicho contingente al Regimiento Nº 3 de Caballería, donde recibió el comando del 2º escuadrón, el 24 de abril de aquel año. Hizo la campaña a las órdenes del general Alvear, desempeñando desde el 9 de diciembre las funciones de ayudante de éste (reteniendo el cargo en su cuerpo), interviniendo en la gloriosa jornada de Ituzaingó el 20 de febrero de 1827. Por su actuación en esta batalla, el 4 de marzo fue designado teniente coronel del Regimiento 1º de Caballería, interviniendo en la campaña que realizó el general Alvear sobre el Río Grande, que terminó con el combate de Camacuá, el 23 de abril de 1837. Acampado el Ejército Republicano en el Cerro Largo desde el mes de junio, el 1º de Caballería quedó en aquel acantonamiento. Recibió los cordones y el escudo acordado a los vencedores de Ituzaingó.
En la campaña del Brasil, el comandante Rodríguez fue designado por el general Alvear para desempeñar interinamente las funciones de Jefe del E. M. con fecha 15 de octubre de 1826, cargo que desempeñó hasta fines de aquel mes, en que se hizo cargo el general Soler. Por su comportamiento en tan importante puesto, el comandante Rodríguez mereció el siguiente concepto del coronel Escalada y del general Alvear: “Sr. Inspector General: En cumplimiento del mandato de V. S. digo: Que el Sr. Coronel Rodríguez pasó a la Banda Oriental de comandante del Regimiento 3 de Caballería, en la época que cita y trabajó en su organización con todo el empeño que exige la creación de un cuerpo.- Manuel Escalada”.
Y del general Alvear: “Sr. Inspector General: El coronel D. Ramón Rodríguez fue empleado por mi para desempeñar una comisión de mucha importancia cerca del Gobernador y Junta de Representantes de la Provincia Oriental, cuando aquel país se hallaba envuelto en guerra civil; el modo hábil y prudente con que se desempeñó en esta delicada circunstancia, correspondieron completamente a justificar lo acertado de la elección y como una justificación de su mérito fue encargado interinamente del mando del E. M. en la época justamente en que llegado el Ejército al Arroyo Grande, había que hacerlo todo, y gravitaba sobre el Jefe del E. M. un trabajo ímprobo y asiduo. El coronel Rodríguez desempeñó con su acostumbrada habilidad tan difícil comisión, uniendo a ella una lealtad de conducta digna del mayor aprecio. La presencia del general Soler, Jefe del E. M. del Ejército, hizo volver al coronel Rodríguez a su Regimiento, habiendo merecido los reconocimientos del que suscribe por su brillante desempeño como Jefe del E. M. interino. En Ituzaingó sus servicios fueron como siempre, los de un valiente, hábil y honrado militar: estas calidades me hicieron elegirlo cuando llegó el Ejército a formar sus cuarteles en el Cerro Largo, para desempeñar varias comisiones de importancia cerca del Gobierno Provincial y en el Departamento de Canelones. El Sr. Coronel Rodríguez todo el tiempo que ha servido bajo mis órdenes se ha hecho admirar por su puntualidad en el servicio, el acierto en su desempeño, por su honrada comportación, unido a su carácter prudente y a una conducta muy subordinada.- Buenos Aires, 5 de agosto de 1832.- Carlos M. de Alvear”.
El 29 de octubre de 1827 reemplazó al coronel José Paulino Rojas en la comandancia militar de Patagones, donde organizó dos compañías de infantería de línea y un escuadrón de milicias. Descubrió y sofocó una conspiración; y el 29 de octubre de 1828 batía completamente a los indios a inmediaciones del “Potrero Batel”, quitándoles las haciendas que habían tomado en las incursiones que habían practicado en la zona próxima a Patagones. En dicho combate, que fue iniciado a las 7 de la mañana de aquel día, los indios tuvieron varios muertos y se llevaron sus heridos.
El comandante Rodríguez fue reemplazado en aquel cargo por el teniente coronel José Gabriel de la Oyuela, regresando a Buenos Aires a comienzos de mayo de 1829. Al mes siguiente se incorporó a las divisiones a las órdenes del Comandante General de Campaña, D. Juan Manuel de Rosas, siendo promovido a coronel graduado del Regimiento Nº 3 de Milicias de Campaña, el 24 de junio de igual año.
El 5 de octubre del mismo recibió la efectividad de coronel y marchó a la cabeza del 1er escuadrón del Regimiento Nº 2 a incorporarse a las fuerzas del coronel Angel Pacheco, habiendo realizado la campaña de reconocimiento del Salado, asistiendo a la acción del 10 de abril de 1830, contra los salvajes, por la que mereció la medalla acordada por el Superior Gobierno.
El 16 de febrero de 1831 marchó a la villa de Luján, donde formó con los contingentes de los pueblos inmediatos un batallón provisorio de infantería, con el que se incorporó al Ejército de Reserva mandado por el general Juan Ramón Balcarce con el que hizo la campaña de Córdoba contra el General Paz. En febrero de 1833 formó parte del Tribunal Militar que juzgó la conducta del comandante de la “Sarandí”, José María de Pinedo, con la que se hallaba en las Malvinas cuando tomó posesión de estas islas la fragata británica “Clio”.
Al mes siguiente partió en la expedición al Desierto mandada por Rosas, estando el coronel Rodríguez encargado de los “Piquetes de Línea” de la División Izquierda. De regreso de aquella campaña, en la cual Rodríguez batió la indiada de Yanquetruz logrando la rendición de algunos caciques, pasó a la P. M. A. hasta el 1º de abril de 1834, en que fue nombrado jefe del Batallón “Defensores de Buenos Aires”, cargo que renunció el 1º de abril de 1835, en que se destinó a la P. M. del Ejército. El 1º de octubre de ese mismo año pasó a la Plana Mayor de edecanes del Restaurador y a fines del mismo mes, el coronel Rodríguez fue encargado de ir a recibir en el Arroyo del Medio, límite territorial con Santa Fe, a los hermanos Reynafé, enviados desde Córdoba para ser juzgados por el asesinato de Quiroga en Barranca Yaco. A comienzos de 1836 recibió de Rosas la misión de trasladarse a Córdoba, a cuyo efecto, partió de Buenos Aires escoltando una galera roja, que era en la cual se iban a colocar los restos del general Quiroga: éstos fueron transportados a Pucará en procesión pública, donde los recibió el coronel Rodríguez, labrándose un acta al efectuarse la entrega. El 7 de febrero llegaba a esta Capital con su fúnebre carga.
Con motivo de las violaciones de los anglo-franceses de los derechos argentinos, con el fin aparente de auxiliar a los unitarios, fue necesario tomar medidas defensivas a lo largo del litoral del río Paraná: el 31 de octubre de 1845 partió de Santos Lugares el coronel Ramón Rodríguez, con la mayor parte de las fuerzas que iban a defender la Vuelta de Obligado, a donde llegó el 8 de noviembre.
En la acción de este último nombre, librada el día 20 del mes de referencia contra las escuadras francesa e inglesa, aliadas, el coronel Rodríguez, al mando de los cuerpos de “Patricios de Buenos Aires”, que sumaban 500 infantes, se batió con sin igual bravura. Cuando las tropas aliadas de desembarco trataron de poner pie en la orilla del río, el coronel Rodríguez, por dos veces consecutivas, repelió tales intentos, cargando briosamente a la bayoneta. Por su heroico comportamiento, conjuntamente con otros jefes, mereció en el parte del General en Jefe la siguiente mención: “son dignos del renombre de intrépidos y serenos guerreros”.
Tomó parte también en otros hechos de armas contra la flota aliada, en el Quebracho. En 1850 era diputado a la Legislatura, continuando en su situación de revista en la Plana Mayor de edecanes hasta junio de 1852. El 13 de julio de 1852, habiendo fallecido el general Felipe Heredia, que desempeñaba la Inspección del Resguardo de Buenos Aires, fue reemplazado por el coronel Blas José Pico, siendo sustituido este último en la Inspección y Comandancia General de Armas por el coronel Rodríguez. El 24 de diciembre del mismo año se decretó la formación del Tribunal Militar de conformidad a la Ley del 9 de dicho mes, presidido por el general Zapiola. Fueron fiscales del mismo el teniente coronel Nazar y el capitán Marcos Vergara y vocales los coroneles Blas J. Pico y Ramón Rodríguez, cargo que desempeñó este último hasta el mes de diciembre de 1853, en que pasó a ocupar la capitanía del puerto de Buenos Aires. El 5 de octubre de 1854 le fue aceptada la renuncia que hizo de este puesto, siendo subrogado interinamente y con retención de cargo de ayudante del Riachuelo que ejercía, por el coronel Francisco Seguí.
En la misma fecha el coronel Rodríguez pasó a revistar en la P. M. A., donde permaneció hasta el 1º de marzo de 1855, en que pasó a la P, M. I. volviendo a Activa el 7 del mismo, donde figuró hasta junio de 1857, fecha en que fue nombrado vocal de la “Comisión de Marina”, cesando en este puesto el 28 de enero de 1864, en que fue reemplazado por el teniente coronel Antonio Somellera, pasando Rodríguez a la P. M. D.
El coronel Ramón Rodríguez falleció en Buenos Aires el 18 de noviembre de 1866, a la edad de 75 años. Había formado su hogar con doña Concepción Líate y Elía, natural de Montevideo, matrimonio realizado en Buenos Aires, en la Catedral del Norte, el 14 de abril de 1818. La esposa del coronel Rodríguez era hija de D. Luis Líate y de doña Toribia Elía.
En la batalla de Sipe-Sipe el después coronel Ramón Rodríguez había caído en poder de los enemigos victoriosos que se disputaban el derecho de ultimarlo con cobarde saña. Fue salvado gracias al arrojo personal del capitán Juan pascual Martínez, ayudante del general Fernández de la Cruz, que lo arrancó de manos de los españoles.
Fuentes: Yaben, Jacinto R. - Biografías argentinas y sudamericanas – Buenos Aires1939 / www. revisionistas.com.ar.
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