Nació en Buenos Aires el 10 de mayo de 1843, siendo sus padres Miguel Damianovich, natural de Austria, y Carmen Spiro, argentina, nacida en Concepción del Uruguay, sobrina de Samuel Spiro. Empezó sus estudios en el histórico Colegio del Uruguay dirigido por el Dr. Larroque. Terminados los cursos preparatorios se trasladó a Buenos Aires donde siguió cursando la Facultad de Medicina, debiendo interrumpir sus estudios momentáneamente a causa de la guerra que estalló entre esta Provincia y la Confederación que terminó con la batalla de Pavón.
Al estallar la guerra del Paraguay, el joven Damianovich se presentó al Gobierno ofreciendo sus servicios, los que fueron aceptados, incorporándose al Primer Cuerpo de Ejército el 11 de mayo de 1865 en la división del general Paunero que iba a operar sobre Corrientes, en clase de “Practicante Mayor”. Asistió a la toma de esta ciudad el 25 de mayo de aquel año, por lo que fue acreedor a la condecoración otorgada por Ley especial; prestó sus servicios profesionales en el Hospital General a las inmediatas órdenes del Cirujano Principal Dr. Joaquín Díaz de Bedoya, atendiendo los heridos de aquella función de guerra.
Durante los cinco años que duró la campaña -dice el “Album de la Guerra del Paraguay”- estuvo siempre en el Ejército de operaciones, desempeñando los deberes de su cargo y excediéndolos algunas veces, como cuando se halló a cargo de la asistencia médica en los hospitales de Humaitá y Trinidad, acompañando varias expediciones de las muchas que provocaba la guerra de movimientos, emprendida por Solano López después de la pérdida de Humaitá. Entre ellas se cuenta la que hizo de Caraguatay a Loma de Capivara en que sufrieron miserias y penurias sin desamparar el servicio un solo día y batiéndose cuando llegaba el caso, como en Arroyo Hondo, entre las fuerzas del hoy general Ayala, que llegaron a entreverarse con los paraguayos.
Concluida la guerra -prosigue la publicación de referencia- regresaba con los batallones 2º y 3º de Entre Ríos de Guardias Nacionales (750 hombres) a bordo del vapor Buenos Aires, propiedad de Cándido Galván, fletado y armado en guerra, como transporte por el Gobierno Nacional, que había confiado su mando al capitán náutico Fortunato Camus y el 25 de enero de 1870 se declaró a bordo un incendio con tan grandes proporciones que el pánico se apoderó de la mayor parte sin orden ni concierto, y comenzaron tanto tripulantes como pasajeros, a arrojarse al agua llevándose los botes y abandonándolos una vez que pisaban tierra firme.
En tan críticas circunstancias apareció el Dr. Damianovich, sereno y más digno de encomio entre las llamas, que en los campos de batalla o los incómodos hospitales de coléricos, disentéricos o heridos con gangrena en aquellas tierras paraguayas, donde hasta el aire era enemigo. Los infelices soldados guiados por el instinto de conservación, querían ser los primeros en salvarse, y sólo las indicaciones de Damianovich, y más que todo su decisión, hicieron que el salvataje se realizara sin pérdida de vidas y con el mayor orden relativo a lo excepcional de la situación. Una vez embicado el barco, se echó al agua después de recomendar unos instantes de juiciosa espera y con el agua al pecho se apodera de un bote abandonado con el que comienza la traslación de los náufragos, dignamente auxiliado por los jefes y oficiales de las tropas y de abordo.
Así pudieron salvar de morir devorados por las llamas muchísimos heridos de la sangrienta campaña y que bajo los cuidados profesionales del facultativo de que nos ocupamos volvían al seno de la madre patria, ansiosos de volver a ver sus queridos hogares, después de tantos sacrificios.
Una vez en tierra el comandante Elía, que lo era de las tropas, comisionó a Damianovich para que escribiera, como lo hizo, de su puño y letra, el parte detallado del suceso, y lo condujera personalmente hasta el poder del Ministro de la Guerra, general Gainza, quien le dio toda clase de elementos para el transporte de esa fuerza que había quedado en la isla del Vizcaíno.
Es por esta razón, justamente, por haber sido el encargado de la redacción de ese documento y de su conducción ante el Ministerio, que no figura este brillante acto de abnegación en su foja de servicios, porque la modestia del Dr. Damianovich, ha hecho que lo silencie en atención a que el único documento oficial de consulta o referencia, es escrito por él, como lo dejamos dicho.
Damianovich había sido ascendido a cirujano de cuerpo el 31 de enero de 1867 y el 23 de abril de 1869, a cirujano de ejército. Estando con licencia en Buenos Aires el 12 de julio de 1867, no pudo regresar en esta fecha al ejército de operaciones por mal estado de salud, haciéndolo tan pronto estuvo restablecido. Fue el último miembro de la Sanidad Militar que regresó de aquella campaña, por cuya actuación en su legajo personal existen numerosos informes altamente elogiosos.
El 15 de marzo de 1870 fue dado de alta en el Hospital Militar de esta Capital, anterioridad de 15 de febrero, obteniendo recién su diploma de médico en noviembre de 1872, presentando una interesante tesis, titulada: Estudio sobre algunos accidentes de los heridos, observados en la Campaña del Paraguay”, que en parte fue publicada en el “Album de la Guerra del Paraguay”. Esta tesis lleva el conforme del padrino Dr. Santiago Larrosa y el profesor de “Nosografía Quirúrgica”, Dr. Teodoro Alvarez, la que dice: “Esta tesis esta conforme con las prescripciones del Reglamento.
Se hallaba prestando servicios en el Hospital Militar como cirujano cuando sobrevino la horrorosa epidemia de fiebre amarilla que desoló nuestra Capital y enlutó todos sus hogares. Víctima del flagelo el Dr. Caupolicán Molina, como tantos otros facultativos, soldados del deber, Damianovich ocupó su puesto, quedando al frente del Hospital y mereciendo la medalla de oro acordada por la Municipalidad a los que prestaron su concurso en aquellos momentos de desaliento.
En el otoño de 1872 se declaró una violenta epidemia de gripe en la línea avanzada de Pillahuincó a Sauce Corto, que se hallaba cubierta por el 9º de Caballería y a cargo del coronel Enrique Spika; el Dr. Damianovich fue enviado para combatirla.
Durante la campaña contra los revolucionarios del 24 de setiembre de 1871 que terminó con la batalla de La Verde, sirvió en el Hospital Militar; y en la de junio de 1880 organizó el cuerpo de Sanidad, estableciendo hospitales de sangre en la Chacarita, Belgrano, Flores, Luján, Convalecencia y Lomas de Zamora. Por sus relevantes servicios el Gobierno lo ascendió a Cirujano Mayor en diciembre de 1880.
En 1883 expedicionó al Río Negro, para inspeccionar los cuerpos de la 2ª División de Ejército a las órdenes del general Villegas, en campaña sobre la Cordillera de los Andes; en los primeros días del mes de marzo de aquel año se encontraba en el campamento de la 1ª Brigada de la mencionada División, situado en la “Vega de Ñorquin” de donde siguió viaje a los pocos días para el río Limay, a buscar la incorporación del General en Jefe en operaciones, que se encontraba en el lago Nahuel Huapi. En esta campaña en la cual el Dr. Damianovich inspeccionó también el servicio de sanidad de las fronteras, recorrió 1.350 leguas, entre ellas 500 a caballo, revisando hospitales, ambulancias y botiquines, expidiendo a su regreso un informe extenso recomendando lo más acertado para el mejoramiento del servicio sanitario.
Bajo su dirección se inauguró el Hospital Militar, edificio moderno y el mejor del país en su época. El 18 de octubre de 1888 ascendió a general de brigada asimilado, siendo nombrado en enero de 1892, Inspector General de Sanidad y también en este carácter, miembro de la Junta de Excepciones de la Guardia Nacional en los años siguientes. Fue autor de la Ley orgánica del Cuerpo de Sanidad Militar que se sancionó en 1888.
El 19 de enero de 1897 pasó a revistar en “Lista de Oficiales Generales”, siendo reemplazado en sus funciones de la Inspección General por el Cirujano Mayor, doctor Alberto Costa. El 10 de mayo de 1905 pasó a retiro militar con un total de 47 años, 3 meses y 7 días de servicios aprobados; pero un nuevo cómputo los aumentó a 48 años y 11 días.
El general Dr. Eleodoro Damianovich falleció en esta Capital, a las 10 de la mañana del 17 de noviembre de 1925. Contrajo enlace el 25 de enero de 1873 en Buenos Aires con Josefa Cuyás, porteña, de 19 años, hija de Jaime Cuyás, español, y de Josefa Medina, argentina. Josefa Cuyás de Damianovich falleció en esta ciudad el 22 de febrero de 1933, a la edad de 80 años.
Gozó del uso de las condecoraciones otorgadas por la guerra del Paraguay y campaña del Río Negro.
El Dr. Damianovich se negó a recibir el escudo de Curupaytí, que se le otorgaba sin haber asistido a esta acción de guerra, seguramente por habérsele hecho figurar en las listas de los asistentes al mencionado asalto. En la echa en que éste se produjo, Damianovich había bajado a Buenos Aires a curarse de una grave disentería, y habiéndose restablecido de esta enfermedad, regresó a la zona de guerra para proseguir su labor humanitaria en los campos de batalla.
En la acción de Estero Bellaco, en circunstancias en que asistía a un herido, un soldado paraguayo emboscado le hizo varios disparos al Dr. Damianovich, el cual le hizo señas a su enemigo para advertirle la tarea que estaba cumpliendo, y como el paraguayo no desistiese de su propósito, aquél decidió desenfundar su revólver, poniendo en fuga a su adversario.
Marchando a incorporarse a la expedición del general Villegas, en circunstancias en que se aproximaba un malón de indios, los soldados que le acompañaban pretendieron huir, pero Damianovich se impuso haciéndoles ver que serían perseguidos por los salvajes, que estaban mejor montados, y que serían masacrados; convenciéndolos de las ventajas que representaba el atrincherarse detrás de las carretas que llevaban, como lo hicieron, rechazando el malón.
El Dr. Damianovich presento al Congreso Internacional de Medicina de 1910, a la Sección Sanidad Militar, de la cual era presidente, un trabajo titulado: “Algunos datos sobre la organización del cuerpo de Sanidad en la campaña del Paraguay, en las guerras civiles y la frontera desde 1865 a 1895”.
Entre los conceptos que mereció el Dr. Damianovich, citaremos:
Del general Joaquín Viejobueno: “Durante la época que desempeñó el puesto en que estuvo dependiendo de mi autoridad, el Cirujano Mayor Dr. Eleodoro Damianovich, fue exacto en el cumplimiento de sus deberes, mereciendo la consideración a que se hizo acreedor por su consagración, conducta y competencia – Buenos Aires, 3 de octubre de 1894”.
Del teniente general Donato Alvarez: “En obsequio a la verdad y a la justicia, debo informar al Sr. Jefe de Estado Mayor lo siguiente: “El señor Director del cuerpo de Sanidad Militar Dr. D Eleodoro Damianovich ha servido en ese destino mientras fui yo jefe de Estado Mayor, con inteligencia, con patriotismo y honradez, cuya conducta mereció la aprobación del Superior Gobierno y del Ejército muy particularmente en la revolución de 1890 donde se distinguió por su actividad y esmerados cuidados con los heridos del Ejército – 4 de diciembre de 1894”.
Del teniente general Nicolás Levalle: “Los servicios prestados por el hoy jefe de la Sanidad del Ejército Dr. D Eleodoro Damianovich, lo han sido con el mayor celo y competencia tanto al frente del hospital militar, cuanto en la asistencia personal a los heridos, habiendo merecido por su conducta y desvelo en el cumplimiento de su deber, ser recomendado más de una vez – 15 de diciembre de 1894”.
Del teniente general Emilio Mitre: “En todas las funciones de guerra que hemos tenido durante esta campaña, nuestro cuerpo médico se ha hecho notable por sus servicios; pero séame permitido decir que en la batalla del Boquerón se ha mostrado superior a todo encomio, muy especialmente el Cirujano Principal Joaquín de Bedoya, quien, después de poco de comenzar el combate hasta su terminación, ha estado constantemente curando nuestros heridos y sacando personalmente a los que caían en el campo de batalla, acompañados por los Cirujanos del Ejército Damianovich y Gallegos – Yatay, 21 de julio de 1866”.
Aparte de los trabajos que se han mencionado, el Dr. Damianovich fue autor de los siguientes:
“Informe sobre petición de la Cruz Roja”, publicado en el Boletín de Sanidad Militar en 1892.
En el mismo Boletín fueron publicados los siguientes: “Informe sobre el proyecto de creación de una escuela de Sanidad Militar”, en 1893; “Asistencia de militares en los hospitales y hospicios civiles de la República”, en 1893; y “Aptitud física del soldado”, en 1894.
En la “Semana Médica” apareció un trabajo en 1894 titulado “La tuberculosis en el soldado argentino”. El año anterior publicó otro llamado “El servicio de enfermeros y camilleros del Cuerpo de Sanidad del Ejército”, publicación que apareció en forma de folleto.
Con el Dr. R Payró publicó un “Proyecto de procedimiento para declarar la aptitud o la inaptitud para el servicio de las armas”, en 1895. En el mismo año hizo conocer otro trabajo con motivo de la “Inauguración de los cursos y enseñanza a los estudiantes de medicina de la Guardia Nacional”. De todas estas obras del Dr. Damianovich existe constancia escrita en la Facultad de Medicina de Buenos Aires.
El Dr. Eleodoro Damianovich perteneció a la masonería iniciándose en la Logia Constancia Nº 7 el 22 de agosto de 1871; fue su Venerable Maestro durante los años 1870-1882.
Fuentes:
Efemérides – Patricios de Vuelta de Obligado / www. revisionistas.com.ar /Lappas, Alcibíades – La masonería argentina a través de sus hombres – Buenos Aires (1966) / Yaben, Jacinto R. – Biografías argentinas y sudamericanas – Buenos Aires (1938).
http://www.fotolog.com/ejercitonacional
Al estallar la guerra del Paraguay, el joven Damianovich se presentó al Gobierno ofreciendo sus servicios, los que fueron aceptados, incorporándose al Primer Cuerpo de Ejército el 11 de mayo de 1865 en la división del general Paunero que iba a operar sobre Corrientes, en clase de “Practicante Mayor”. Asistió a la toma de esta ciudad el 25 de mayo de aquel año, por lo que fue acreedor a la condecoración otorgada por Ley especial; prestó sus servicios profesionales en el Hospital General a las inmediatas órdenes del Cirujano Principal Dr. Joaquín Díaz de Bedoya, atendiendo los heridos de aquella función de guerra.
Durante los cinco años que duró la campaña -dice el “Album de la Guerra del Paraguay”- estuvo siempre en el Ejército de operaciones, desempeñando los deberes de su cargo y excediéndolos algunas veces, como cuando se halló a cargo de la asistencia médica en los hospitales de Humaitá y Trinidad, acompañando varias expediciones de las muchas que provocaba la guerra de movimientos, emprendida por Solano López después de la pérdida de Humaitá. Entre ellas se cuenta la que hizo de Caraguatay a Loma de Capivara en que sufrieron miserias y penurias sin desamparar el servicio un solo día y batiéndose cuando llegaba el caso, como en Arroyo Hondo, entre las fuerzas del hoy general Ayala, que llegaron a entreverarse con los paraguayos.
Concluida la guerra -prosigue la publicación de referencia- regresaba con los batallones 2º y 3º de Entre Ríos de Guardias Nacionales (750 hombres) a bordo del vapor Buenos Aires, propiedad de Cándido Galván, fletado y armado en guerra, como transporte por el Gobierno Nacional, que había confiado su mando al capitán náutico Fortunato Camus y el 25 de enero de 1870 se declaró a bordo un incendio con tan grandes proporciones que el pánico se apoderó de la mayor parte sin orden ni concierto, y comenzaron tanto tripulantes como pasajeros, a arrojarse al agua llevándose los botes y abandonándolos una vez que pisaban tierra firme.
En tan críticas circunstancias apareció el Dr. Damianovich, sereno y más digno de encomio entre las llamas, que en los campos de batalla o los incómodos hospitales de coléricos, disentéricos o heridos con gangrena en aquellas tierras paraguayas, donde hasta el aire era enemigo. Los infelices soldados guiados por el instinto de conservación, querían ser los primeros en salvarse, y sólo las indicaciones de Damianovich, y más que todo su decisión, hicieron que el salvataje se realizara sin pérdida de vidas y con el mayor orden relativo a lo excepcional de la situación. Una vez embicado el barco, se echó al agua después de recomendar unos instantes de juiciosa espera y con el agua al pecho se apodera de un bote abandonado con el que comienza la traslación de los náufragos, dignamente auxiliado por los jefes y oficiales de las tropas y de abordo.
Así pudieron salvar de morir devorados por las llamas muchísimos heridos de la sangrienta campaña y que bajo los cuidados profesionales del facultativo de que nos ocupamos volvían al seno de la madre patria, ansiosos de volver a ver sus queridos hogares, después de tantos sacrificios.
Una vez en tierra el comandante Elía, que lo era de las tropas, comisionó a Damianovich para que escribiera, como lo hizo, de su puño y letra, el parte detallado del suceso, y lo condujera personalmente hasta el poder del Ministro de la Guerra, general Gainza, quien le dio toda clase de elementos para el transporte de esa fuerza que había quedado en la isla del Vizcaíno.
Es por esta razón, justamente, por haber sido el encargado de la redacción de ese documento y de su conducción ante el Ministerio, que no figura este brillante acto de abnegación en su foja de servicios, porque la modestia del Dr. Damianovich, ha hecho que lo silencie en atención a que el único documento oficial de consulta o referencia, es escrito por él, como lo dejamos dicho.
Damianovich había sido ascendido a cirujano de cuerpo el 31 de enero de 1867 y el 23 de abril de 1869, a cirujano de ejército. Estando con licencia en Buenos Aires el 12 de julio de 1867, no pudo regresar en esta fecha al ejército de operaciones por mal estado de salud, haciéndolo tan pronto estuvo restablecido. Fue el último miembro de la Sanidad Militar que regresó de aquella campaña, por cuya actuación en su legajo personal existen numerosos informes altamente elogiosos.
El 15 de marzo de 1870 fue dado de alta en el Hospital Militar de esta Capital, anterioridad de 15 de febrero, obteniendo recién su diploma de médico en noviembre de 1872, presentando una interesante tesis, titulada: Estudio sobre algunos accidentes de los heridos, observados en la Campaña del Paraguay”, que en parte fue publicada en el “Album de la Guerra del Paraguay”. Esta tesis lleva el conforme del padrino Dr. Santiago Larrosa y el profesor de “Nosografía Quirúrgica”, Dr. Teodoro Alvarez, la que dice: “Esta tesis esta conforme con las prescripciones del Reglamento.
Se hallaba prestando servicios en el Hospital Militar como cirujano cuando sobrevino la horrorosa epidemia de fiebre amarilla que desoló nuestra Capital y enlutó todos sus hogares. Víctima del flagelo el Dr. Caupolicán Molina, como tantos otros facultativos, soldados del deber, Damianovich ocupó su puesto, quedando al frente del Hospital y mereciendo la medalla de oro acordada por la Municipalidad a los que prestaron su concurso en aquellos momentos de desaliento.
En el otoño de 1872 se declaró una violenta epidemia de gripe en la línea avanzada de Pillahuincó a Sauce Corto, que se hallaba cubierta por el 9º de Caballería y a cargo del coronel Enrique Spika; el Dr. Damianovich fue enviado para combatirla.
Durante la campaña contra los revolucionarios del 24 de setiembre de 1871 que terminó con la batalla de La Verde, sirvió en el Hospital Militar; y en la de junio de 1880 organizó el cuerpo de Sanidad, estableciendo hospitales de sangre en la Chacarita, Belgrano, Flores, Luján, Convalecencia y Lomas de Zamora. Por sus relevantes servicios el Gobierno lo ascendió a Cirujano Mayor en diciembre de 1880.
En 1883 expedicionó al Río Negro, para inspeccionar los cuerpos de la 2ª División de Ejército a las órdenes del general Villegas, en campaña sobre la Cordillera de los Andes; en los primeros días del mes de marzo de aquel año se encontraba en el campamento de la 1ª Brigada de la mencionada División, situado en la “Vega de Ñorquin” de donde siguió viaje a los pocos días para el río Limay, a buscar la incorporación del General en Jefe en operaciones, que se encontraba en el lago Nahuel Huapi. En esta campaña en la cual el Dr. Damianovich inspeccionó también el servicio de sanidad de las fronteras, recorrió 1.350 leguas, entre ellas 500 a caballo, revisando hospitales, ambulancias y botiquines, expidiendo a su regreso un informe extenso recomendando lo más acertado para el mejoramiento del servicio sanitario.
Bajo su dirección se inauguró el Hospital Militar, edificio moderno y el mejor del país en su época. El 18 de octubre de 1888 ascendió a general de brigada asimilado, siendo nombrado en enero de 1892, Inspector General de Sanidad y también en este carácter, miembro de la Junta de Excepciones de la Guardia Nacional en los años siguientes. Fue autor de la Ley orgánica del Cuerpo de Sanidad Militar que se sancionó en 1888.
El 19 de enero de 1897 pasó a revistar en “Lista de Oficiales Generales”, siendo reemplazado en sus funciones de la Inspección General por el Cirujano Mayor, doctor Alberto Costa. El 10 de mayo de 1905 pasó a retiro militar con un total de 47 años, 3 meses y 7 días de servicios aprobados; pero un nuevo cómputo los aumentó a 48 años y 11 días.
El general Dr. Eleodoro Damianovich falleció en esta Capital, a las 10 de la mañana del 17 de noviembre de 1925. Contrajo enlace el 25 de enero de 1873 en Buenos Aires con Josefa Cuyás, porteña, de 19 años, hija de Jaime Cuyás, español, y de Josefa Medina, argentina. Josefa Cuyás de Damianovich falleció en esta ciudad el 22 de febrero de 1933, a la edad de 80 años.
Gozó del uso de las condecoraciones otorgadas por la guerra del Paraguay y campaña del Río Negro.
El Dr. Damianovich se negó a recibir el escudo de Curupaytí, que se le otorgaba sin haber asistido a esta acción de guerra, seguramente por habérsele hecho figurar en las listas de los asistentes al mencionado asalto. En la echa en que éste se produjo, Damianovich había bajado a Buenos Aires a curarse de una grave disentería, y habiéndose restablecido de esta enfermedad, regresó a la zona de guerra para proseguir su labor humanitaria en los campos de batalla.
En la acción de Estero Bellaco, en circunstancias en que asistía a un herido, un soldado paraguayo emboscado le hizo varios disparos al Dr. Damianovich, el cual le hizo señas a su enemigo para advertirle la tarea que estaba cumpliendo, y como el paraguayo no desistiese de su propósito, aquél decidió desenfundar su revólver, poniendo en fuga a su adversario.
Marchando a incorporarse a la expedición del general Villegas, en circunstancias en que se aproximaba un malón de indios, los soldados que le acompañaban pretendieron huir, pero Damianovich se impuso haciéndoles ver que serían perseguidos por los salvajes, que estaban mejor montados, y que serían masacrados; convenciéndolos de las ventajas que representaba el atrincherarse detrás de las carretas que llevaban, como lo hicieron, rechazando el malón.
El Dr. Damianovich presento al Congreso Internacional de Medicina de 1910, a la Sección Sanidad Militar, de la cual era presidente, un trabajo titulado: “Algunos datos sobre la organización del cuerpo de Sanidad en la campaña del Paraguay, en las guerras civiles y la frontera desde 1865 a 1895”.
Entre los conceptos que mereció el Dr. Damianovich, citaremos:
Del general Joaquín Viejobueno: “Durante la época que desempeñó el puesto en que estuvo dependiendo de mi autoridad, el Cirujano Mayor Dr. Eleodoro Damianovich, fue exacto en el cumplimiento de sus deberes, mereciendo la consideración a que se hizo acreedor por su consagración, conducta y competencia – Buenos Aires, 3 de octubre de 1894”.
Del teniente general Donato Alvarez: “En obsequio a la verdad y a la justicia, debo informar al Sr. Jefe de Estado Mayor lo siguiente: “El señor Director del cuerpo de Sanidad Militar Dr. D Eleodoro Damianovich ha servido en ese destino mientras fui yo jefe de Estado Mayor, con inteligencia, con patriotismo y honradez, cuya conducta mereció la aprobación del Superior Gobierno y del Ejército muy particularmente en la revolución de 1890 donde se distinguió por su actividad y esmerados cuidados con los heridos del Ejército – 4 de diciembre de 1894”.
Del teniente general Nicolás Levalle: “Los servicios prestados por el hoy jefe de la Sanidad del Ejército Dr. D Eleodoro Damianovich, lo han sido con el mayor celo y competencia tanto al frente del hospital militar, cuanto en la asistencia personal a los heridos, habiendo merecido por su conducta y desvelo en el cumplimiento de su deber, ser recomendado más de una vez – 15 de diciembre de 1894”.
Del teniente general Emilio Mitre: “En todas las funciones de guerra que hemos tenido durante esta campaña, nuestro cuerpo médico se ha hecho notable por sus servicios; pero séame permitido decir que en la batalla del Boquerón se ha mostrado superior a todo encomio, muy especialmente el Cirujano Principal Joaquín de Bedoya, quien, después de poco de comenzar el combate hasta su terminación, ha estado constantemente curando nuestros heridos y sacando personalmente a los que caían en el campo de batalla, acompañados por los Cirujanos del Ejército Damianovich y Gallegos – Yatay, 21 de julio de 1866”.
Aparte de los trabajos que se han mencionado, el Dr. Damianovich fue autor de los siguientes:
“Informe sobre petición de la Cruz Roja”, publicado en el Boletín de Sanidad Militar en 1892.
En el mismo Boletín fueron publicados los siguientes: “Informe sobre el proyecto de creación de una escuela de Sanidad Militar”, en 1893; “Asistencia de militares en los hospitales y hospicios civiles de la República”, en 1893; y “Aptitud física del soldado”, en 1894.
En la “Semana Médica” apareció un trabajo en 1894 titulado “La tuberculosis en el soldado argentino”. El año anterior publicó otro llamado “El servicio de enfermeros y camilleros del Cuerpo de Sanidad del Ejército”, publicación que apareció en forma de folleto.
Con el Dr. R Payró publicó un “Proyecto de procedimiento para declarar la aptitud o la inaptitud para el servicio de las armas”, en 1895. En el mismo año hizo conocer otro trabajo con motivo de la “Inauguración de los cursos y enseñanza a los estudiantes de medicina de la Guardia Nacional”. De todas estas obras del Dr. Damianovich existe constancia escrita en la Facultad de Medicina de Buenos Aires.
El Dr. Eleodoro Damianovich perteneció a la masonería iniciándose en la Logia Constancia Nº 7 el 22 de agosto de 1871; fue su Venerable Maestro durante los años 1870-1882.
Fuentes:
Efemérides – Patricios de Vuelta de Obligado / www. revisionistas.com.ar /Lappas, Alcibíades – La masonería argentina a través de sus hombres – Buenos Aires (1966) / Yaben, Jacinto R. – Biografías argentinas y sudamericanas – Buenos Aires (1938).
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