viernes, 25 de junio de 2010
ANIVERSARIO DE LA BATALLA DE LAS PIEDRAS
El 20 de junio de 1814 a las tres y media de la tarde, se entregó por capitulación la plaza de Montevideo, y el día 22 a las diez de la mañana, las tropas argentinas al mando del general Alvear tomaron posesión de las fortalezas del Cerro, en la que ya flameaba la bandera de la patria. El día 23 de junio a las dos de la tarde, el ejército sitiador de Montevideo, guarnecía la fortaleza de la ciudad de San Felipe de Montevideo.
El Regimiento de Infantería Nº 6 fue el primero que entró a tomar posesión de la ciudadela, bajo cuyos fuegos acreditó tantas veces su intrepidez y valor. Un escuadrón de los valientes Dragones de la Patria le seguían. A éstos los brillantes y bravos del Regimiento de Granaderos de Infantería, luego el Nº 2, el Nº 3, el Nº 8 y el Nº 9, los Granaderos a Caballo y sucesivamente el resto del ejército. La moderación de aquella serenidad inalterable con que todos ellos acostumbraron a marchar delante de los peligros, distinguía esencialmente el acto de su pacífica entrada.
Como hasta esa fecha no habían sido ratificadas las condiciones de la capitulación, el general Alvear dispuso tomar a vivas fuerzas las fortalezas, parques y todo lo demás concerniente a los poderes públicos.
Las tropas realistas fueron trasladadas a extramuros, alojándoselas en la casa de los negros y la panadería de Pérez. Tanto el general Vigodet como toda la oficialidad veterana que existía en la plaza fueron arrestados, al mismo tiempo las tropas patriotas se apoderaron de los buques que se hallaban en la bahía, así como los demás pertrechos navales.
Los grupos subversivos orientales desde que el ejército iniciaba la entrada en Montevideo, iniciaron una seria actividad picando la retaguardia del mismo, y desplegando actos de hostilidad a ambas márgenes del río Santa Lucía. El día 23 a las doce de la noche, Alvear destacó a los Granaderos a Caballo para contener las correrías de los insurgentes, los que se habían extendido en sus atropellos hasta la costa del Arroyo Miguelete.
A las 3 de la mañana del día 24, le fue comunicado al general Alvear, que un capitán del insurrecto coronel Otorguéz, llegaba con cartas de éste para el comandante del campamento de los prisioneros, que se encontraba en Arroyo Seco, por la que los invitaba a sublevarse y a unirse a él.
Alvear se trasladó inmediatamente a dicho campamento, donde los prisioneros detuvieron al capitán comisionado, pudiendo constatar la veracidad de la comunicación, pues le fue entregada la referida carta, que el general elevó al Supremo Director Posadas. De las averiguaciones hechas al detenido se supo que Otorguéz se encontraba con sus fuerzas en Las Piedras y que lo había acompañado esa misma noche hasta el Miguelete, con el propósito de observar el efecto que su carta producía en el campamento de los prisioneros.
Impuesto el general Alvear de lo narrado, se dirigió al Cerrito, donde tenían su campamento los Dragones de la Patria y los Granaderos a Caballo, disponiendo que se aprontasen para marchar. En este estado, se presenta como parlamentario de Otorguéz, el doctor Revuelta, exigiendo la entrega de la plaza al ejército oriental. Con una rotunda negativa fue despedido el parlamentario por Alvear, quien ordenó al coronel Rafael de Hortiguera, hiciera montar a 200 Dragones de la Patria, y con ellos marchó a Las Piedras, dejando la orden al teniente coronel Zapiola, que con los Granaderos a Caballo y 400 infantes marchasen a su alcance. A eso de las 4 de la tarde, Alvear descubrió ya en las cuchillas a las partidas volantes del enemigo, a las que hizo cargar, y al trote largo se dirigió al pueblo de Las Piedras, encontrando antes de llegar, al enemigo formado en línea de combate, con el pueblo a su espalda, la que se extendía por lo más alto de las lomas de los alrededores. Hecho personalmente por el general Alvear el reconocimiento de la posición enemiga, ordenó a los dragones formar en línea de batalla, frente a la derecha del enemigo. A fin de distraer al enemigo, dispuso que los dragones formasen en ala, hasta la llegada de las demás tropas, llegando demorado a eso de las cinco y media de la tarde el regimiento, debido al mal estado de su caballada, agotada en la noche anterior, en cumplimiento de las funciones de guerra narradas.
Como principiaba a oscurecer, el general dispuso que el regimiento mudase sus caballos, tomándolos de un trozo de caballada arrebatada al paciente enemigo e inepto jefe Otorguéz. Mientras tanto llegó la infantería, lo que motivó la resolución de Alvear, de iniciar el ataque, siendo ya las 8 de la noche. Con tal propósito formó tres divisiones, la primera compuesta por 200 Granaderos a Caballo al mando del teniente coronel Eusebio Valdenegro; la segunda con igual número de Dragones de la Patria a las órdenes del coronel Rafael de Hortiguera; y la tercera, compuesta de 200 infantes del Nº 2 y 200 del Nº 6 a las órdenes del comandante Ramón Fernández, reservándose el general el mando de todas las fuerzas. En este orden de batalla, el general ordenó que la primera división flanqueara y atacara la derecha enemiga, mientras Alvear atacaba con la segunda y tercera en frente al enemigo. Este fue inmediatamente envuelto, arrollado y acuchillado, cargado con tanta bizarría y valor, que no tuvo otra salvación que una dispersión furiosa, siendo perseguido implacablemente hasta Canelones, a cinco leguas de Las Piedras. Fracciones de tropas continuaron la persecución de los restos insurgentes hasta Santa Lucía, cuyo río logró cruzar Otorguéz, con alguna gente que pudo seguirle.
Las pérdidas del enemigo, entre muertos y prisioneros, fueron de 200 hombres, sufiendo una dispersión numerosísima. Los patriotas sólo tuvieron dos dragones heridos. Además fueron tomadas dos banderas, dos cajas de guerra, 1.200 caballos, 2.000 cabezas de ganado y una porción de fusiles, sables, pistolas, ollas, calderas y mujeres que acompañaban a las tropas enemigas. Según los datos recogidos en el lugar, las fuerzas enemigas se calculaban que ascendían a unos 1.300 hombres, de los cuales, apenas unos 400 habían llegado a cruzar el río en su huída. Las tropas patriotas regresaron al día siguiente a la plaza, menos algunas partidas de dragones que quedaron vigilando la campaña.
Fuentes: Anschütz, Camilo – Historia del Regimiento de Granaderos a Caballo – Círculo Militar – Buenos Aires (1945). / www. revisionistas.com.ar / Efemérides – Patricios de Vuelta de Obligado
http://www.fotolog.com/ejercitonacional
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