Con la Revolución de Mayo, existía la necesidad de tener una canción patriótica. El Triunvirato comprendió que debía brindarle al pueblo nacional una canción que lo identificara. En un comunicado efectuado el 22 de Julio de 1812, al Cabildo, el gobierno imploraba la creación de la `marcha de la patria`, para ser efectuada al principio de las funciones teatrales y en las escuelas al finalizar diariamente las clases. La Asamblea Soberana encargó al abogado Vicente López y Planes la composición de la letra y al músico y empresario teatral, Blas Parera.
Al año siguiente, la Asamblea mandó a componer la letra de la Marcha Patriótica, la cual fue aprobada el 11 de Mayo de 1913.
Al año siguiente, la Asamblea mandó a componer la letra de la Marcha Patriótica, la cual fue aprobada el 11 de Mayo de 1913.
MARCHA PATRIOTICA
Letra: Vicente López y Planes
Música: Blas Parera
Coro
Sean eternos los laureles
Que supimos conseguir.
Coronados de gloria vivamos
O juremos con gloria morir.
Oíd mortales el grito sagrado:
¡Libertad! ¡Libertad! ¡Libertad!
Oíd el ruido de rotas cadenas
Ved en trono a la noble igualdad.
Se levanta la faz de la tierra
Una nueva y gloriosa Nación:
Coronada su sien de laureles
Y a sus plantas rendido un León.
Coro
De los nuevos campeones los rostros
Marte mismo parece animar;
La grandeza se anida en sus pechos,
A su marcha todo hace temblar.
Se conmueven del Inca las tumbas
Y en sus huesos revive el ardor,
Lo que ve renovando a sus hijos
De la Patria el antiguo esplendor.
Coro
Pero sierras y muros se sienten
Retumbar con horrible fragor:
Todo el País se conturba por gritos
De venganza, de guerra y furor.
En los fieros tiranos la envidia
Escupió su pestífera hiel,
Su estandarte sangriento levantan
Provocado a la lid más cruel.
Coro
¡No lo véis sobre México y Quito
arrojarse con saña tenaz,
y cuál lloran bañados en sangre
Potosí, Cochabamba y la Paz!
¡No lo véis sobre el triste Caracas
Luto y llantos y muerte esparcir!
¡No lo véis devorando cual fieras
todo el pueblo que logran rendir!
Más los bravos que unidos juraron
Su feliz libertad sostener,
A esos tigres sedientos de sangre
Fuertes pechos sabrán oponer.
Coro
El valiente argentino a las armas
Corre ardiendo con brío y valor,
El clarín de la guerra cual trueno
En los campos del Sud resonó,
Buenos Aires se pone a la frente
De los pueblos de la ínclita Unión,
Y con brazos robustos desgarran
Al ibérico altivo León.
Coro
San José, San Lorenzo, Suipacha,
Ambas Piedras, Salta y Tucumán,
La Colonia y las mismas murallas
Del tirano en la Banda Oriental;
Son letreros eternos que dicen:
Aquí el fiero opresor de la Patria
Su cerviz orgullosa dobló.
Coro
La victoria al guerrero argentino
Con sus alas brillantes cubrió
Y azorado a su vista el tirano,
Con infamia a la fuga se dio;
Sus banderas, sus armas se rinden
Por trofeos a la Libertad,
Y sobre alas de gloria alza el pueblo
Trono digno a su gran majestad.
Coro
Sean eternos los laureles
Que supimos conseguir.
Coronados de gloria vivamos
O juremos con gloria morir.
A vosotros se atreve ¡Argentinos!
El orgullo del vil invasor,
Vuestros campos ya pisa contando
Tantas glorias hollar vencedor.
Desde un polo hasta el otro resuena
De la fama el sonoro clarín,
Y de América el nombre enseñando,
Les repite: ¡Mortales! Oíd:
¡Ya su trono dignísimo abrieron
las provincias unidas del Sud!
Y los libres del mundo responden:
¡Al Gran Pueblo Argentino Salud!.
Modificaciones
Durante la Presidencia del general Roca fue sancionado un decreto, con la firma del Presidente de la Nación y de sus ministros: Felipe Yofre, Luis Campos, José María Rosa, Martín Rivadavia, Martín García Merou y Emilio Civit, el cual disponía:
Que, sin producir alteraciones en el texto del Himno Nacional, hay en él estrofas que responden perfectamente al concepto que universalmente tienen las naciones respecto de sus himnos en tiempo de paz y que armonizan con la tranquilidad y la dignidad de millares de españoles que comparten nuestra existencia, las que pueden y deben preferirse para ser cantadas en las festividades oficiales, por cuanto respetan las tradiciones y la ley sin ofensa de nadie, el Presidente de la República, en acuerdo con sus ministros decreta:
Que, sin producir alteraciones en el texto del Himno Nacional, hay en él estrofas que responden perfectamente al concepto que universalmente tienen las naciones respecto de sus himnos en tiempo de paz y que armonizan con la tranquilidad y la dignidad de millares de españoles que comparten nuestra existencia, las que pueden y deben preferirse para ser cantadas en las festividades oficiales, por cuanto respetan las tradiciones y la ley sin ofensa de nadie, el Presidente de la República, en acuerdo con sus ministros decreta:
Artículo 1: En las fiestas oficiales o públicas, así como en los colegios y escuelas del Estado, sólo se cantarán la primera y la última cuarteta y coro de la canción nacional, sancionada por la Asamblea General el 11 de Marzo de 1813.
HIMNO NACIONAL
Oíd mortales, el grito sagrado:
Oíd mortales, el grito sagrado:
¡Libertad! ¡Libertad! ¡Libertad!
¡Oíd el ruido de rotas cadenas:
ved del trono a la noble Igualdad!
Ya su trono dignísimo abrieron
Las Provincias Unidas del Dud,
Y los libres del mundo responden
¡Al gran Pueblo Argentino salud!
Coro
Sean eternos los laureles
Que supimos conseguir:
Coronados de gloria vivamos
O juremos con gloria morir.
Bibliografía:Los símbolos patrios, Dardo Corvalán Mendilaharsu.Historia de los símbolos nacionales argentinos, Luis Cánepa.
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