domingo, 24 de enero de 2010

ANIVERSARIO DE LA BATALLA DE PICHEUTA



El combate de Picheuta tuvo lugar en el marco del Cruce de los Andes realizado por el General Jose de San Martín. Tuvo lugar en la ruta sanmartiniana que cruzó por el Paso de Uspallata.
El combate se celebró el 24 de enero de 1817. El coronel Juan Gregorio Las Heras se encontraba acampado en Uspallata cuando recibió un aviso de que una avanzada de 14 hombres fue sorprendida en Picheuta. Marco del Pont tenía 1.000 hombres en el Valle del Aconcagua y dispuso que un destacamento de 250 hombres avanzara por el camino de Uspallata, previo pasar la cumbre, e hiciera un reconocimiento a fin de recabar noticias ciertas sobre los movimientos de las tropas sanmartinianas. La vanguardia de este grupo, compuesta por 60 hombres, era la que había sorprendido a los soldados en Picheuta. De los 14 soldados se salvaron algunos que llevaron la noticia a Uspallata, donde estaba Las Heras. Inmediatamente envió al mayor Enrique Martinez con un piquete de 110 Granaderos a Caballo que alcanzaron a los españoles el 25 en Los Potrerillos. Allí se peleó durante más de 2 horas debiendo los españoles repasar la cumbre de la cordillera y llevar la noticia a Los Andes.
Enterado San Martìn de lo ocurrido en Picheuta y Potrerillos enviò al Mayor de Ingenieros Arcos con 200 hombres a que ocupara la garganta de Acupallas y se fortificara.
En la imagen General Juan Gregorio Las Heras.

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sábado, 23 de enero de 2010

2 ESCUADRON DE HUSARES


(Caballería)
Llamado también Infernales de Vivas, recuerda el nombre de su jefe y organizador, don Lucas Vivas. Se componía de 186 hombres y tuvo destacada actuación en la Defensa de Buenos Aires cuando las Invasiones Inglesas.
Fuente: Uniformes de la Patria del Comando en Jefe del Ejercito – Circulo Militar.



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viernes, 22 de enero de 2010

TERCIO DE GALLEGOS


(Infanteria)
Delos cuerpos españoles creados en 1806, éste fue el mas importante por la cantidad de correligionarios residentes en Buenos Aires.
Al mando de don Pedro Andres Cerviño, el 7 de septiembre se constituyeron en una compañía de granaderos y ocho de fusileros, con un total de seiscientas plazas.
Tuvo activa participación en las jornadas de la Defensa de Buenos Aires en el puente de Barracas, en los corrales de Miserere, en el Retiro y en el ataque a Santo Domingo.
Fuente: Uniformes de la Patria del Comando en Jefe del Ejercito – Circulo Militar.



jueves, 21 de enero de 2010

COMPAÑÍA DE CAZADORES CORRENTINOS


(Infanteria)
Ante la primera noticia de la invasión inglesa a Buenos Aires, la provincia de Corrientes se organizó militarmente y envió a la c apital un contingente de 85 hombres al mando del Capitán Juan José Blanco.
Actuaron junto con los Vizcaínos, Asturianos y Castellanos, agregados al Batallón de Cántabros, a órdenes de don Prudencio Murguiondo.
A este cuerpo le cupo brillante actuación en la salida de barracas, en los corrales de Miserere, en la Iglesia de la Merced y en la Plaza Mayor, con el ataque general del 5 y 6 de julio de 1807.
Fuente: Uniformes de la Patria del Comando en Jefe del Ejercito – Circulo Militar.



miércoles, 20 de enero de 2010

TERCIO DE MIÑONES


(Infanteria)
Se organizó para la Reconquista de Buenos Aires, con 8 compañías de sesenta y cinco hombres cada una, a órdenes de don Jaime Nadal y Guada. Se los conoció también como Miñones de Cataluña, por estar formado por hijos de esta región.
Se distinguieron en la toma del Retiro a la bayoneta y en el ataque a la Plaza Mayor.
Fuente: Uniformes de la Patria del Comando en Jefe del Ejercito – Circulo Militar.



martes, 19 de enero de 2010

CUERPO DE VOLUNTARIOS PATRIOTAS DE LA UNION


(Artilleros)
Inicialmente fue formado por don Martín de Alzaga durante los preparativos de la Reconquista.
Su creación oficial data del 8 de octubre de 1806, con siete compañías de un total de 455 hombres, integrado por españoles y criollos, bajo el mando de don Gerardo Esteve.
En virtud de la misión de apoyo del arma, los artilleros participaron en las invasiones Inglesas durante la Reconquista y Defensa, a partir de la acción de Pedriel.
Fuente: Uniformes de la Patria del Comando en Jefe del Ejercito – Circulo Militar.

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lunes, 18 de enero de 2010

PRIMER ESCUADRON DE HUSARES O HUSARES DE PUEYRREDON


En atención a los oficios del 4 y 10 de septiembre de 1806 elevado por don Santiago de Liniers al Virrey Sobremonte y al Príncipe de la Paz, se lo considera como el primer cuerpo de voluntarios creado para repeler al invasor ingles.
El cuerpo de húsares se componía de tres escuadrones, independientes entre si, de los cuales el primero, comandado por don Juan Martín de Pueyrredón.
En 1807 se integró con 4 compañías de 55 hombres cada una, formado por los paisanos de la campaña que tuvieron su bautismo de fuego en Pedriel, el 1 de agosto de 1806 y protagonizaron otros hechos de arrojo.
Los Húsares tuvieron destacada actuación en la reconquista y Defensa de Buenos Aires, principalmente en el ataque a la Plaza mayor del 12 de agosto de 1806, en los corrales de Miserere y en la guarnición de Montevideo.
Participó en los sucesos revolucionarios de 1810, pasando a denominarse Húsares de la Patria y refundiéndose en 1812 con los Dragones de la Patria.
Fuente: Uniformes de la Patria.

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domingo, 17 de enero de 2010

REGIMIENTO DE PATRICIOS (INFANTERIA)


Creado el 13 de septiembre de 1806 a órdenes del Coronel Cornelio Saavedra.
Gracias al crecido número de voluntarios pudo constituirse a tres batallones con un comando único en la pero con un comando único en la persona de Saavedra, quedando los batallones 2 y 3 al mando respectivo de Esteban Romero y José Domingo Urien.
El 1er. Y 3er. Batallón constaban de ocho compañías, y el 2 de siete, con un efectivo de 70 hombres de tropa cada una. Fue el regimiento más numeroso, con 1.380 soldados, todos criollos.
Tenía su cuartel vecino a la Iglesia de San Ignacio. Caracterizaba al Patricio su largo cabello sostenido por una cinta.
Su desempeño en las jornadas de la Defensa de Buenos Aires fue brillante, especialmente desde su cuartel y cantones que ocuparon cerca de la iglesia, existiendo numerosos anécdotas que recuerdan su acción gloriosa.
Sus componentes fueron principales protagonistas de los sucesos de mayo y después de 1810 combatieron en la campaña de Oriente y a las órdenes de Manuel Belgrano en la expedición al Paraguay.

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sábado, 16 de enero de 2010

REGIMIENTO DE CABALLERIA DE BLANDENGUES DE LA PATRIA


Creado inicialmente en 1752 por Don José de Andonaegui con fuerzas criollas, para la defensa de las fronteras con los indios y toda otra comisión de protección de las provincias de Buenos Ayres, tales como perseguir fugitivos, vagos y cuatreros, acompañar a las expediciones salineras y cumplir el oficio de chasques. La medida fue desaprobada por el rey, siendo disueltos, y recién se reorganizaron de nuevo el 7 de septiembre de 1760 con el establecimiento de tres compañías, aumentadas a cinco con 54 hombres cada una, por decreto del 28 de junio de 1779. Finalmente, el Virrey Vértiz, con fecha 30 de octubre de 1780 las elevó a seis compañías de 100 hombres cada una.

Por Real Orden del 3 de julio de 1784, los Blandengues de la frontera de Buenos Ayres y Santa Fe, fueron elevados a tropas veteranas.

En 1806 participaron contras las invasiones inglesas al mando de Don Antonio de Olavarría, y en 1810 se conocían como Regimiento de Caballería de la Patria.

Fuente: Uniformes de la Patria.



viernes, 15 de enero de 2010

GUERRA DEL PARANA – ANIVERSARIO DE LA BATALLA DE SAN LORENZO


Luego del combate de la Vuelta de Obligado, las fuerzas aliadas que allí desembarcaron con el designio de internarse, habían sido arrolladas en los meses de diciembre y de enero por las del coronel Thorne, que comandaba la línea de observación sobre la costa. El 2 de febrero de 1846 los aliados desembarcaron 300 soldados protegidos por la artillería de sus buques fondeados en la costa. Thorne desplegó contra ellos una fuerte guerrilla, y después de un fuerte tiroteo se les fue encima con dos compañías de artillería y 50 lanceros, obligándolos a reembarcarse. El mismo día enfrentó a Obligado un convoy de más de 50 barcos mercantes, armados y cargados por los interventores y por el gobierno y negociantes de Montevideo, y para seguir aguas arriba con el auxilio de los buques de guerra.

El general Mansilla colocó convenientemente su artillería volante en la costa de San Nicolás del Rosario, San Lorenzo y Tonelero, y se vino a dirigir personalmente la resistencia al pasaje del convoy de los que especulaban con la guerra y al favor de los avances de la intervención. El 9 de enero llegaron los barcos del convoy a la altura del puerto de Acevedo. Mansilla enfiló contra ellos sus cañones. Cuatro buques británicos y franceses fondearon a su frente respondiéndole con su artillería de grueso calibre. Así protegieron el paso del convoy, el cual se alejó de la costa y hacia una isla interpuesta frente a la posición de Mansilla. En la imposibilidad de hostilizarlo al través de las islas que se levantaban entre ambas costas a esa altura del Paraná, Mansilla fue siguiendo por tierra el convoy para verificarlo donde se pusiese a tiro.

En los barrancos de la costa comprendida entre el convento de San Lorenzo y la punta del Quebracho, Mansilla había colocado ocho cañones ocultos bajo montones de maleza, 250 carabineros y 100 infantes en los barrancos de la costa comprendida entre el convento de San Lorenzo y la punta del Quebracho.

A mediodía del 16 de enero aparecieron el vapor Gorgon, la corbeta Expeditive, los bergantines Dolphin, King y dos goletas armadas en la Colonia, los cuales montaban 37 cañones de grueso calibre y acompañaban 52 barcos mercantes. Al enfrentar a San Lorenzo, la Expeditive y el Gorgon hicieron tres disparos a bala y metralla sobre la costa para descubrir la fuerza de Mansilla. Los soldados argentinos permanecieron ocultos en su puesto, según la orden recibida. Cuando todo el convoy se encontraba en la angostura del río que se pronuncia en San Lorenzo arriba, Mansilla mandó romper el fuego de sus baterías dirigidas por los capitanes José Serezo, Santiago Maurice y Alvaro de Alzogaray. El ataque fue certero; los buques mercantes rumbeaban desmantelados hacia dos arroyos próximos, aumentando con el choque de los unos con los otros las averías que les hacían los cañones de tierra.

A las cuatro de la tarde el combate continuaba recio todavía, y el convoy no compensaba lo andado con sus grandes averías. Favorecido por el viento de popa y tras los buques que vomitaban sin cesar un fuego mortífero, se aproximó al Quebracho. Aquí reconcentró sus fuerzas Mansilla y batalló hasta la caída de la tarde, cuando desmontados sus cañones y neutralizados sus fuegos de fusil por el cañón enemigo, el convoy pudo salvar la punta del Quebracho, con grandes averías en los buques de guerra, pérdidas de consideración en las manufacturas y 50 hombres fuera de combate. El contralmirante Inglefield, en su parte oficial al almirantazgo británico dice que “los vapores ingleses y franceses sostuvieron el fuego por más de tres horas y media; y apenas un solo buque del convoy salió sin recibir un balazo”.

La pérdida de los argentinos fue esta vez insignificante, y Mansilla pudo decir con propiedad que habíale tocado el honor de defender el pabellón de su patria en el mismo paraje de San Lorenzo que regó con su sangre San Martín al conducir la primera carga de sus después famosos Granaderos a Caballo.

Como se ve, los aliados no continuaban impunemente su conquista en las aguas interiores argentinas. Verdad es que Mansilla, cumpliendo órdenes terminantes del gobierno, recorría incesantemente la extensa costa que defendía, haciendo tronar sus pocos cañones allí donde aquéllos a tiro se presentaban. Así fue como los burló en sus tentativas de desembarque después de Obligado y San Lorenzo. El 10 de febrero, en seguida de fracasar en una de esas tentativas, los buques de guerra ingleses Alecto y Gordon bombardearon durante tres horas el campo del Tonelero con balas a la Paixhans 64. La artillería e infantería de los argentinos mandados por el mayor Manuel Virto les respondió con denuedo, y no consiguieron más que matar algunos milicianos, incendiar dos armones y destrozar los ranchos y árboles que había. Pocos días después renovaron las hostilidades sin mayor éxito. El 2 de abril llegó el Philomel frente al Quebracho. El teniente coronel Thorne les asestó sus cañones, mas como el Philomel huyese aguas abajo, ató tres piezas de a 8 a la cincha de sus caballos y corrió por la costa a darle alcance; lo que no pudo verificar porque el buque francés iba a toda vela y corriente. El día 6 la misma batería de Thorne sostuvo otro combate con el buque de guerra inglés Alecto, que pasó por el Quebracho remolcando tres goletas. Los ingleses tuvieron algunos muertos y su buque salió bastante descalabrado.

El 19, después de otro combate, Mansilla consiguió represar el pailebot Federal, tomado por los aliados en Obligado. Al dar cuenta al gobierno de este suceso, remitiendo la bandera inglesa conquistada, y bajo la relación, todo el equipaje de cámara del ex comandante del preciado pailebot Carlos G. Fegen, Mansilla agregaba en su nota: “Los anglofranceses verán la diferencia que existe entre el saqueo de los equipajes de los valientes de Obligado que hicieron los hombres que se llaman civilizadores, y la conducta de los federales que defienden su patria y respetan hasta los despojos de sus enemigos”. El día 21 le cupo todavía a Thorne sostener otro combate de dos horas con el buque inglés Lizard, el cual acribilló a balazos, volteándole el pabellón que flameaba al tope mayor y dejándole casi inservible para nuevas operaciones. “El enemigo, dice el teniente Tylden, que mandaba el Lizard, en su parte al capitán Hotham, volteó nuestra pieza del castillo de proa; y su terrible fuego de metralla y fusilería, cribando al buque de proa a popa me obligó a ordenar a oficiales y tripulación que bajasen…. El Lizard recibió treinta y cinco balas de cañón y metralla, La lista de los muertos y heridos van al margen….”

Simultáneamente con estos combates en la costa norte, los barcos bloqueadores de la costa sur forzaron el puerto de la Ensenada en la madrugada del 21 de abril y organizaron una columna de desembarco, la cual fue rechazada por las baterías de esa costa al mando del general Prudencio de Rozas. Entonces los aliados penetraron en la bahía a sangre y fuego; se apoderaron de lo mejor que encontraron a bordo de los buques neutrales allí surtos, e incendiaron varios de estos buques con la carga que contenían. Cuatro días después un guardiamarina inglés encargado de practicar un reconocimiento, penetró en el puerto cercano de la Atalaya en un bote con un cañón chico a proa y 15 hombres armados, y sostuvo un tiroteo con la partida que guarnecía el punto. Como varase al querer retirarse, levantó bandera de parlamento y fue recibido en tierra por el jefe argentino, quien mandó un bote con ocho hombres a traer la tripulación inglesa. Esta hizo fuego que le fue contestado, y en la confusión quedó muerto el oficial.

En presencia del incendio y violencias que perpetraron los aliados en la Ensenada, el gobierno argentino expidió un decreto de represalias, en el que “constituyéndose en el deber de poner a salvo esta sociedad, no menos que las propiedades neutrales y argentinas de tales incendios y depredaciones” proscriptas por la civilización; y sin perjuicio de adoptar para lo futuro otras medidas en caso de que se repitan iguales escandalosas agresiones por las fuerzas navales de Inglaterra y Francia, establecía que los comandantes, oficiales o individuos de las tripulaciones de los buques o embarcaciones de guerra de dichas dos potencias, que fueron aprehendidos en cualesquiera de los puertos y ríos de la Provincia, bien para sacar violentamente los buques nacionales o extranjeros, bien para incendiarlos o saquearlos, serían castigados como incendiarios con la pena prescripta para éstos en las leyes generales.

La intervención bélica no resolvía, pues, la situación a favor de los aliados, por mucho que la Gran Bretaña y la Francia confiasen en sus poderosos elementos militares, en los recursos de su diplomacia y en la propaganda y los esfuerzos de los emigrados unitarios y el gobierno de Montevideo. El gobierno argentino permanecía firme defendiendo el suelo y los derechos de la Confederación; y la intervención ya no tenía medida de rigor que emplear contra él para reducirlo. No quedaba más que duplicar o triplicar las fuerzas navales de ambas potencias, y bombardear y ocupar Buenos Aires. Esto último había sido materia de consulta a Londres y París; y si los almirantes Lainé e Inglefield no lo habían llevado a cabo era porque no se resignaban a presentar en seguida la prueba de una impotencia muy parecida a la derrota, cuando en su orgullo inconmensurable no cabía la magnitud de sus hazañas en Malta, en Acre, en Mojador, en San Juan de Ulloa. Ya no se engañaban acerca de esto; y la misma opinión se había generalizado entre los oficiales ingleses y franceses, a tal punto que varios de éstos no ocultaban sus temores de que sufriese un desastre la expedición mercantil que debía bajar el Paraná protegida por las escuadras de las potencias interventoras. “Rosas está levantando baterías a lo largo de las barrancas entre nosotros y Obligado”, escribía el teniente Robins, de la fragata Firebrand surta en la bajada de Santa Fe; “si no hay una poderosa división abajo con fuerzas de tierra para sacar los hombres de la barranca, ellos echarán a pique algunos de los buques del convoy y probablemente harán gran daño a los de guerra. Nos hemos internado muy pronto río arriba. Hemos tomado una posición que no podemos sostener sin muchas posiciones fortificadas. Si la Provincia de Buenos Aires es atacada, el ataque debe ser hecho en Obligado. El país es abierto y propio para reorganizar tropas…” “El San Martín -escribía el teniente Marelly- surto en la bajada de Santa Fe a la espera del convoy que debía salir de Corrientes, después de esta campaña no podrá hacer mayores servicios sin muy costosas reparaciones. Nosotros nos preocupamos mucho de las baterías que Rosas levanta contra nosotros en San Lorenzo…”.

La exactitud de estas observaciones se reveló muy luego. Los buques que habían pasado para Corrientes cargaron juntamente con otros, por cuenta de comerciantes de allí y de Montevideo y aun del gobierno de esta plaza y de los ministros interventores, y se dieron a la vela para bajar el Paraná protegidos por las escuadras combinadas. El 9 de mayo fondearon en una ensenada como a dos leguas de las posiciones que tomó Mansilla en el Quebracho. El 28, Mansilla se corrió por la costa con dos obuses, y les asestó algunas balas obligándolos a retirarse aguas arriba, en medio de la confusión consiguiente a esta operación, cuyo objeto principal era templar los bríos de los soldados noveles que la ejecutaron. El 4 de junio, favorecido por el viento norte, enfrentó la posición del Quebracho todo el convoy de los aliados, compuesto de 95 barcos mercantes y de 12 de guerra a saber: vapores Firebrand, Gorgon, Alecto, Lizard, Harpy, Gazendi y Fulton; bergantines goletas Dolphin y Procida; bergantines San Martín y Fanny, y corbeta Coquette, los cuales montaban 85 cañones de calibre 24 hasta 80, con más una batería de tres cohetines a la Congreve que habían colocado la noche anterior en un islote hacia la izquierda de aquella posición.

La línea de Mansilla se apoyaba en 17 cañones, 600 soldados de infantería y 150 carabineros, así colocados: a la derecha una batería y piquetes del batallón de San Nicolás y Patricios de Buenos Aires al mando del mayor Virto; en el centro dos baterías y dos compañías de infantería al mando del coronel Thorne; a la izquierda otra batería y el resto del regimiento Santa Coloma, al mando de este jefe; en la reserva 200 infantes, dos escuadrones de lanceros de Santa Fe y la escolta del general. En tales circunstancias, Mansilla les recordó a sus soldados el deber de defender los derechos de la patria, ya cumplido en Obligado, Acevedo y San Lorenzo. Y tomando la bandera nacional y al grito de “¡Viva la soberana independencia argentina!” mandó que por sus cañones tronase la voz de la patria, cuando ya las escuadras aliadas habían enfilado contra él su poderosa artillería para que por retaguardia pasasen los barcos del convoy. El fuego sostenido de los argentinos hizo vacilar a los aliados y llevó el estrago a los barcos mercantes, algunos de los cuales vararon por ponerse a salvo, o se despedazaron al chocar entre sí en las angosturas del río por huir pronto. A la 1 p.m., después de dos horas de combate, el convoy no podía todavía salvar los fuegos de las baterías de Thorne.

El Firebrand, Gazendi, Gorgon, Harpy y Alecto retrocedieron para cubrir la línea de barcos más comprometidos. Pero, viendo, después de una hora más de encarnizado combate, que ello era infructuoso y que todos corrían gran riesgo, incendiaron allí los que pudieron y bajaron el río precipitadamente con los restantes. Este combate fue una derrota de trascendencia para los aliados; pues no sólo sufrieron pérdidas más considerables que en Obligado, sin inferirlas de su parte a los argentinos, sino que se convencieron de que no podían navegar impunemente por la fuerza las aguas interiores de la Confederación. Contaron cerca de 60 hombres fuera de combate y perdieron una barca, tres goletas y un pailebot cargados con mercaderías valor de cien mil duros, parte de las cuales salvó Mansilla consiguiendo apagar el fuego del pailebot. De los argentinos sólo cayeron Thorne, herido en la espalda por un casco de metralla y algunos soldados. “El fuego fue sostenido con gran determinación, –dice el teniente Proctor en su parte al capitán Hotham- fuimos perseguidos por artillería volante y por considerable número de tropas que cubrían las márgenes haciéndonos un vivo fuego de fusilería. El Harpy está bastante destruido; tiene muchos balazos en el casco, chimeneas y cofas” El mismo capitán Hotham, en su parte al almirante Inglefield datado a 30 de mayo de a bordo del Gorgon, acompañando la lista de muertos y heridos ingleses y franceses en el Quebracho, declara que “los buques han sufrido muchos”.

El convoy de los aliados era esperado con vivísimo interés por los negociantes de Montevideo, quienes se prometían pingües ganancias dada la escasez que se sentía en esa plaza de muchos de los productos de Corrientes y de Paraguay. Las pérdidas y averías sufridas en el Quebracho aumentaron visiblemente el descontento de los principales comerciantes en cuyas manos estaba hasta cierto punto la suerte del gobierno de Montevideo, y quienes, como accionistas de la compañía compradora de los derechos de aduana bajo la garantía de los ministros Ouseley y Deffaudis, habían ya protestado del nuevo contrato hecho por el ministro Vásquez hasta el año 1848. A fin de cubrir en lo posible esas pérdidas impusieron una fuerte suba en los precios; y el gobierno les ofreció prontas ganancias que facilitaría Rivera, como se va a ver.

Rivera se había puesto en campaña y sus primeras operaciones habían sido tan felices como rápidas. Con poco más de 400 hombres, entre los que se encontraban buenos oficiales como el coronel Mundelle, el cual le fue recomendado por el ministro Ouseley y, auxiliado por una flotilla anglofrancesa al mando de Garibaldi, Rivera se plantó en la Colonia, pasó al Carmelo y lo fortificó después de batir fuerzas del comandante Caballero. Sobre la marcha entró en las Víboras a sangre y fuego, apoderándose de todo cuanto encontró. A pesar de las disposiciones del coronel Montoro, se dirigió a Mercedes, se apoderó de esta ciudad el 14 de junio y derrotó a Montoro tomándole 400 prisioneros, 2.000 caballos y mucho armamento.

Estas operaciones fueron acompañadas de depredaciones, en las cuales estaban interesados los comerciantes de Montevideo y principalmente los ministros interventores de Gran Bretaña y Francia, quienes entraban en los negocios de cueros, ganados y frutos del país, que Rivera les enviaba, y daban en cambio recursos y dineros para proseguir una guerra devastadora.

Es necesario verlo así escrito por los mismos hombres del gobierno de Montevideo para que no quede duda del rol que desempeñaba en su impotencia la intervención anglofrancesa en el Plata. El 5 de junio de 1846 le escribía el ministro Magariños a Rivera: “..he hablado con los ministros (interventores) sobre el armamento que se harán cargo de pagarlo, tomando para su reembolso ganado del que usted tiene y les servirá a las estaciones marítimas. También nos darán estos días 20 quintales de pólvora, y ya pusieron en batería dos de los cañones tomados en Obligado; los otros fueron fueron a Londres como trofeos” “Sale don Agustín Almeida -le escribe el mismo Magariños a Rivera el 24 de junio- para que asociado con la persona que usted elija en ésa, se haga cargo de conducir lo que quieran mandar a ésta de lo tomado al enemigo, y según los contratos que fuese conveniente hacer, porque eso ha parecido más arreglado y expeditivo para ir en armonía…”.

El medio de que los interesados vayan en armonía lo da el ministro de Hacienda Bejar, escribiéndole a Rivera en esa misma fecha: “Anteriormente he dicho a usted que la compra del armamento estaba arreglada con los ministros interventores, los cuales me habían dicho del modo de arreglar ese negocio….. Ultimamente han dicho que tomarán ganado para cobrarse su importe….. Para el mejor desempeño en la remisión de cueros, ganado y demás frutos tomados en el territorio que ocupaba el enemigo, el gobierno ha nombrado un comisionado, que lo es don Agustín Almeida, quien procederá en unión de otro que usted nombre. De este modo nos ha parecido que será más conveniente, y que más pronto vendrán a disposición del gobierno esos recursos”. Ratificándole las seguridades de Bejar, le escribe todavía Magariños a Rivera en 5 de julio: “Ayer se acordó avisar a usted que para cubrir el contrato de armamento, se debe entregar su valor en cueros y ganado a orden de los ministros y almirantes”. Con fecha 11 de junio el ministro Bejar le acusa recibo a Rivera de una remesa de cueros, pero le encarece nuevas remesas, “porque usted sabe bien nuestro estado y la necesidad de evitar inconvenientes que puedan presentarse en este asunto”.

Es claro que esto último se refería a las exigencias de los ministros interventores, como que las remesas de cueros y frutos no debían de ser muy abundantes. Es que aunque Rivera hiciese enormes acopios, todo era poco para entretener su sistema de dilapidaciones. Asediado por los que iban al olor de sus larguezas; explotado por los que medraban al favor del desbarajuste que lo caracterizaba, siempre estaba urgido de dinero, que nada reservaba para sí. A fines de agosto ya le pedía más dinero al ministro de Hacienda, y éste al remitírselo no podía menos que pedirle el informe sobre cueros “con los documentos que puedan ilustrar el particular”. Así entretenían la intervención y la guerra los ministros interventores de Gran Bretaña y Francia, cuando el repentino arribo del comisario británico Thomas S. Hood comenzó a imprimirle nuevo giro a la cuestión del Río de la Plata.

Fuentes: Saldías, Adolfo – Rozas y el Brasil – Ed. Americana – Buenos Aires (1945) / www. revisionistas.com.ar / Turone, Oscar A. – Efemérides – Patricios de Vuelta de Obligado.

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jueves, 14 de enero de 2010

EPISODIOS DE LA GUERRA DEL PARAGUAY


El día 14 de enero de 1868, el General Bartolomé Mitre delega el mando en el General brasileño Marqués de Caxias.
Ante la muerte del vicepresidente de la República Argentina, Doctor Marcos Paz, el Presidente y General en Jefe de las fuerzas argentinas, brasileñas y uruguayas en la Guerra del Paraguay, delega su mando militar para retornar de inmediato a Buenos Aires a reasumir su cargo presidencial.

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miércoles, 13 de enero de 2010

ANIVERSARIO DE LA MUERTE DEL CORONEL RUPERTO FUENTES


Nació en Buenos Aires, el 27 de mayo de 1828. Fueron sus padres José Fuentes y Juana Fuentes. Se inició en la carrera de las armas el 17 de julio de 1845, en clase de soldado de Guardia Nacional de la 2ª Compañía del 1er. Escuadrón del Regimiento 6 de Caballería, mandado por el coronel Jorge Velázquez, teniente coronel Manuel Brizuela y sargento mayor Eustaquio Zapiola, formando parte este cuerpo de la División que mandaba el Gral. Prudencio Ortiz de Rosas. Este regimiento se hallaba en Chascomús cuando tuvo lugar la batalla de Caseros, y entonces marchó sublevado a San Borombón, donde fue tomado prisionero por fuerzas a las órdenes del coronel Hilario Lagos.

Fuentes fue dado de alta nuevamente en clase de soldado el 4 de abril de 1853, en el Batallón 1º de Línea del Estado de Buenos Aires (actual Regimiento de Infantería 1 “Patricios”), en el cual fue ascendido a sargento 2º de la compañía de granaderos, el 4 de octubre de igual año, después de haber actuado en la defensa de esta ciudad, sitiada por las fuerzas de Urquiza, las que se disolvieron el 13 de julio de 1853; marchando por esta circunstancia el día 18 de este mismo mes con su batallón a San Nicolás de los Arroyos, donde permaneció Fuentes seis meses de guarnición. Al año siguiente estuvo destacado en Arrecifes, marchando el 9 de noviembre del mismo con su batallón al Norte, donde se organizaba el ejército a las órdenes del Gral. Hornos, para repeler las invasiones llevadas a cabo por jefes adictos a la Confederación. El 28 de enero de 1855 fue ascendido a sargento 1º. En diciembre de este mismo año marchó con su cuerpo a sofocar la revolución encabezada por el general José María Flores, que había penetrado en la provincia con un grupo de emigrados porteños y en el curso del mes siguiente marchó a combatir contra la invasión del general Jerónimo Costa. Fue dado de baja por Orden Superior “por haber cumplido su condena”, según revista, el 23 de julio de 1856.

El 6 de junio de 1857 fue dado de alta voluntario en el mismo batallón, como sargento 1º; marchando el 18 de setiembre de aquel año al “Campo de Marte”, en el Azul, formando parte del llamado “Ejército del Sur”. Se halló en la expedición a las Salinas Grandes, el 15 y 16 de febrero de 1858, a las órdenes de los coroneles Nicolás Granada, Emilio Conesa y Wenceslao Paunero. Ascendió a subteniente el 15 de diciembre de 1857 y a teniente 2º el 22 de junio de 1859; permaneciendo los primeros meses de este último año en la región de Napostá y Sauce Chico (Bahía Blanca).

El 24 de julio de este último año marchó con el 1º de Línea a la Isla Martín García, donde estuvo poco más de un mes, siendo trasladado a San Nicolás para incorporarse al ejército de operaciones. Asistió a la batalla de Cepeda, el 23 de octubre y después de la acción se retiró sobre aquel puerto, donde se embarcó en el vapor de guerra “Guardia Nacional”, a bordo del cual asistió al combate naval que tuvo lugar el día 25, contra la escuadra de la Confederación, a las órdenes del coronel Mariano Cordero.

Participó en la defensa de la Capital, sitiada por los vencedores de Cepeda hasta el tratado del 11 de noviembre. En marzo de 1860 marchó con su batallón a sofocar la revolución encabezada por los coroneles Nadal y Lamela. Fue promovido a teniente 1º el 1º de agosto de aquel año, estando de guarnición en esta Capital.

En julio de 1861 marchó a Rojas, incorporándose con su cuerpo al ejército de operaciones mandado por el general Mitre, asistiendo a la batalla de Pavón, el 17 de setiembre; haciendo en seguida la campaña hasta la ciudad de Córdoba, en el cuerpo de ejército que a las órdenes del general Paunero, ocupó esa capital. En enero de 1863 regresó a Buenos Aires; y habiendo sido promovido a ayudante mayor el 23 de noviembre de 1861, lo fue a capitán, el 18 de mayo de 1863. En julio de este último año se hallaba en Rosario, de guarnición, de donde pasó a la Frontera Oeste de la provincia de Buenos Aires, con asiento en “25 de Mayo” y en “9 de Julio”.

Permaneció en aquella línea fronteriza hasta abril de 1865, en que con motivo del estallido de la guerra con el Paraguay, bajó con su batallón (en el que mandaba la 1ª Compañía) a esta Capital, marchando en seguida a campaña formando parte del 1er. Cuerpo del Ejército, que a las órdenes del general Paunero, inició las operaciones en demanda del ejército invasor. Fuentes se halló en la toma de Corrientes, el 25 de mayo de 1865, por lo que fue merecedor a la medalla de plata concedida por la Superioridad a los vencedores en aquella gloriosa jornada. Asistió a la batalla de Yatay, el 17 de agosto de aquel mismo año, por lo que se le condecoró con la medalla de plata otorgada por el Gobierno Oriental por decreto del 30 de setiembre de igual año. Participó en el sitio y toma de Uruguayana, el 18 de setiembre; recibiendo la condecoración acordada dos días después por el Emperador Pedro II.

Asistió al combate de Pehuajó, el 31 de enero de 1866, así como también al del Paso de la Patria y toma de las fortificaciones de Itapirú, el 16-17 de abril del mismo año. Participó en las acciones del Estero Bellaco, el 2 y el 20 de mayo de igual año. En la batalla de Tuyutí, librada el día 24 de este mismo mes y año, recibió una herida de bala de fusil en la rodilla izquierda. En el combate de Yataytí-Corá, el 11 de julio de 1866, recibió una contusión de rabiza de “cohete a la Congreve”; y en el violento asalto de Curupaytí, el 22 de setiembre de igual año, recibió dos heridas de bala de fusil, que le atravesaron la parte superior de ambos muslos. Por la batalla de Tuyutí recibió los cordones de plata acordados por Ley de 5 de octubre de 1872, por la cual también le fue otorgado el escudo de Curupaytí.

Por las últimas heridas recibidas marchó a Buenos Aires para curarse, y apenas restablecido, regresó al ejército de operaciones el 5 de junio de 1867, tomando el mando accidental del batallón hasta que fue nombrado el sargento mayor Pedro Retolaza, quedando Fuentes de 2º Jefe. Este último había sido promovido a sargento mayor graduado el 19 de marzo de aquel año, por méritos de guerra.

El 28 de noviembre de 1867 fue designado jefe del batallón, el teniente coronel Juan Ayala, y habiéndose retirado el mayor Retolaza, Fuentes pasó a ocupar la segundía del cuerpo, recibiendo la efectividad de su grado el 18 de enero de 1868.

Enviado en comisión el teniente coronel Ayala a la provincia de Córdoba, el 8 de marzo de este último año, el mayor Fuentes quedó de jefe accidental de su batallón. En este carácter participó el 21 de marzo de igual año en el reconocimiento ordenado efectuar a una división del ejército por el General en Jefe sobre las fortificaciones paraguayas de Paso Pucú; asistiendo al ataque llevado con tal motivo al reducto denominado “El Angulo”, el que fue realizado con una audacia propia del valor de los soldados argentinos y uno de los más fecundos en resultados para aquella campaña, y si bien es cierto que la mencionada División debió retirarse, obligada a ello por el nutrido fuego de artillería que soportaba, no es menos cierto que impuesto el enemigo por la audacia del ataque, como por el orden de la retirada, a poco tiempo abandonaba sus formidables posiciones. Este ataque se llamó también del Cuadrilátero.

Del campamento de Paso Pucú el Batallón 1º de Línea fue enviado, a solicitud del general Rivas, a tomar parte de la división que a sus órdenes operaba en el Chaco, entre las fortalezas de Humaitá y el campamento enemigo de Timbó. Tenía esta División la misión de impedir el paso de la fuerza de Humaitá a Timbó. El 8 de mayo de 1868 el coronel Martínez de Hoz atacaba este último punto al frente de una fuerza constituida por el 1º de Línea y los Batallones 14 y 16 del ejército del Brasil, formando la extrema vanguardia el cuerpo de Fuentes a quien correspondió el honor de iniciar el combate con tanto éxito, que en breve tiempo la bandera del Batallón flameaba en las trincheras enemigas. Este triunfo entusiasmó tanto a los atacantes, que imprudentemente se entregaron a las expansiones propias de un asunto tal; afortunadamente el mayor Fuentes mantuvo su cuerpo en riguroso orden de combate, y poco después fuerzas enemigas de refuerzo atacaban violentamente a la División de Martínez de Hoz, correspondiéndole al 1º de Línea el insigne honor de detener el impetuoso ataque, alentado por la palabra y el ejemplo de su valiente jefe. Dos horas largas duró este segundo combate. “Dos horas de angustia –dice el capitán Pascual Beracochea en un informe fechado el 4 de julio de 1883 para la formación de la foja de servicios del coronel Fuentes- por la situación difícil en que nos hallábamos, destacados de nuestras fortificaciones, sin esperanzas de protección y amenazados por el frente y por un flanco, teniendo al otro un río”.

“La mayor gloria – prosigue el informante- para el mayor Fuentes consiste en que fue sólo su batallón el que reprimió al enemigo, si bien con dolorosas pérdidas, de cuyo dolor no fue bastante a compensarnos la satisfacción que nos proporcionó el Comandante en Jefe, recibiéndonos a nuestro regreso en medio de las dianas y demostraciones de los demás cuerpos formados a presenciar nuestro desfile”.

En los momentos en que el valiente coronel Martínez de Hoz era atacado por fuerzas muy superiores, antes de caer para siempre, por intermedio del entonces teniente Fábregas, envió orden a Fuentes de marchar en su ayuda con el 1º de Línea. Este último marchó a paso de trote para cumplir la orden de su superior, y sólo la terminante que le impartió durante la marcha el general brasileño Betancourt, lo detuvo en su propósito. Junto con Martínez de Hoz, cayó prisionero el valiente comandante Gaspar Campos.

El 1º de Agosto de 1868 el mayor Fuentes recibió orden del teniente coronel Luis María Campos, jefe accidental de todas las fuerzas destacadas en aquella zona, de tripular 19 canoas para guardar el paso de la Laguna Loó-Cangue; servicio que quedó establecido a las 11.15 horas de la noche. Distribuido así el 1º de Línea, como a las dos horas fueron atacados por una flotilla de canoas enemigas, lanzadas con el ímpetu de hombres que buscan su salvación acosados por todas partes.

“La menor confusión –dice el capitán Beracochea en su informe- podía proporcionar al enemigo la consecución de su objeto”.

“Así lo comprendió el mayor Fuentes, quien, por un movimiento de concentración que ordenó en el acto, y cuya orden yo mismo transmití (Beracochea era ayudante de aquél), consiguió un triunfo completo, echando a pique el mayor número de las canoas enemigas y apresando a otras. Las fuerzas que en ellas venían perecieron en el combate o ahogadas”.

“El 13 del mismo mes de agosto, después de rendidas las últimas fuerzas de la guarnición de Humaitá que habían pasado al Chaco, el Batallón 1º de Línea pasó al campamento de Paso Pucú, conduciendo 1.500 prisioneros. Aquel cuerpo tomó parte en la batalla de las Lomas Valentinas, el 27 de diciembre de 1868, acción en la que no se halló Fuentes por estar en Buenos Aires en comisión; en cambio, había asistido al combate parcial del 8 de setiembre de aquel año librado para desalojar al enemigo de una posición llamada Villeta, Villa Franca y Villa Oliva. El día 15 de este último mes y año ascendió a teniente coronel graduado.

El 17 de octubre de aquel año (1868) se le concedió licencia para pasar a Corrientes “a restablecer su salud”, y el 7 de noviembre del mismo, para bajar a esta ciudad de Buenos Aires, a curarse, previo informe facultativo.

Del Paraguay el batallón 1º de Línea fue retirado a mediados de abril de 1870 para pasar a tomar parte en la campaña contra López Jordán, en la provincia de Entre Ríos, llegando a Paraná el 19 de mayo de aquel año; al día siguiente, el coronel Ayala organizó un ataque a los sitiadores que se habían retirado a inmediaciones de la ciudad. La fuerza jordanista, compuesta por 2.000 hombres, ocupaba una posición estratégica llamada “La Tablada”; de la cual fue desalojada por el 1º de Línea, el regimiento de caballería de Guardias Nacionales “San Lorenzo” de Santa Fe y un escuadrón de “Abastecedores del Paraná”, cuyo jefe, el coronel Ibarra, fue muerto en la acción. Fuentes mandó el 1º de Línea, pues el coronel Ayala tuvo a sus órdenes la columna de ataque.

También asistió al combate de Don Cristóbal, el 19 de diciembre de 1870, permaneciendo con su cuerpo en Yuquery Chico, en febrero de 1871; en Victoria en marzo y abril y desde mayo de igual año hasta el 1º de octubre de 1872, en Gualeguay; pasando en esta última fecha la P. M. D., a su solicitud. En esta situación de revista permaneció hasta el 27 de octubre de 1874, en que fue designado edecán del Presidente de la República, en cuyo carácter marchó en comisión a la provincia de Corrientes el 17 de abril de 1878, a las órdenes del Interventor Nacional Dr. Victorino de la Plaza; y desempeñando iguales funciones, al mando de una división, el 4 de julio de 1880. Desde el 25 de enero de 1878 era teniente coronel efectivo.

Estando en Corrientes, en la comisión última mencionada, el 10 de diciembre de 1880 solicitó pasar a la P. M. D., lo que se le concedió el día 13 del mismo mes; siendo nombrado en aquella provincia Jefe de Policía de la capital de la misma. Ejerció también el cargo de jefe político de los departamentos Itatí, San Antonio, Loreto, San Miguel, Caá-Caty e Itá Ibaté. Cuando marchó el 4 de julio de 80, a las órdenes del Interventor General Contado R. Villegas, Fuentes mandó una división compuesta por los Batallones 1º y 2º de Guardias Nacionales del Paraná y el Regimiento 3º de Caballería.

El 2 de agosto de 1883 solicitó pasar de la P. M. P. en la que se hallaba desde el 1º de agosto de 1881, a la Disponible; disponiéndose el 7 de setiembre de aquel año su pase como Jefe de la Oficina de Enganche de La Rioja, en reemplazo del teniente coronel José W. Fernández, que pasó con igual cargo a Paraná.

Promovido a coronel el 21 de agosto e 1886, pasó con tal fecha a “Lista de Oficiales Superiores”, de la que fue destinado como agregado al Estado Mayor General, el 28 de setiembre de 1892; para volver a su anterior situación de revista el 5 de setiembre de 1895. El 16 de octubre de este último año pasó a retiro militar con 53 años, 2 meses y 23 días de servicios aprobados.

Falleció en esta capital el 13 de enero de 1905. Aparte de las condecoraciones mencionadas lució sobre su pecho: medalla de oro por la terminación de la Guerra del Paraguay y la medalla de cobre concedida por el Imperio del Brasil por la misma campaña.

Contrajo enlace en Buenos Aires, el 4 de junio de 1861, con Felipa Cabrera, porteña, nacida en 1845; hija de Laureano Cabrera y de Manuela Rojas.

Fuentes: Efemérides – Patricios de Vuelta de Obligado/ www. revisionistas.com.ar / Yaben, Jacinto R. – Biografías argentinas y sudamericanas – Buenos Aires (1938).

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martes, 12 de enero de 2010

ANIVERSARIO DE LA MUERTE DE CAYETANO ALBERTO SILVA


El 17 de agosto de 1868, nació el autor de la “Marcha de San Lorenzo”, hijo de Natalia Silva, una esclava de Emilia Silva, en cuya casa se crió la madre, que le dio el apellido. Vio la luz en San Carlos, Departamento de Maldonado, Uruguay, una Villa fundada en 1763 por el General y Gobernador Español don Pedro de Cevallos, siendo la única población del interior que no pudieron conquistar los ingleses, en sus invasiones de principios del Siglo XIX. Es Capital artesanal y agropecuaria de la región, y en el año 1953, se construyó en ella un espacio de esparcimiento y la cultura: un Teatro al Aire Libre que en su honor, lleva su nombre.

Desde muy niño mostró vocación por la música, comenzando a estudiar con el Maestro Rinaldi, y cuando tenía apenas 12 años, dicho profesor lo incorporó a su Banda Popular para tocar el pistón. Su madre y Emilia, se preocuparon de mejorar su educación musical, y lo ingresaron en la Escuela de Artes y Oficios, donde cuando tenía 16 años, bajo la Dirección del maestro Gerardo Grasso, el italiano de Caposele autor entre otros del Pericón Nacional Uruguayo, estudió solfeo y corno, y durante cuatro años violín, sin abandonar el pistón..

En 1888, esto es cuando tenía 20 años, marchó a Río Grande do Sur (Brasil), ingresando a la Banda del Sampaio, buque de la Armada Brasileña. Y tiempo después a Buenos Aires, donde estudió en la Escuela de Música de Pablo Beutti. Allí fue Maestro de Bandas en diversos regimientos militares. Posteriormente se trasladó a San Juan organizando una Banda, y luego a Mendoza, donde creó la Banda del Cuerpo de Bomberos. En Rosario fue Director de la Banda del Regimiento Nº 7 de Infantería “Cnl Conde”. Allí contrajo matrimonio con Filomena Santanelli, con la que tuvo ocho hijos. En 1898, es contratado por la Sociedad Italiana de Venado Tuerto, provincia de Santa Fe y se traslada con su familia a dicha ciudad donde funda un centro lírico, enseña música y crea La Rondalla, con la que actúa en el Carnaval de 1900. También escribe la música de las obras teatrales como Canillita y Cédulas de San Juan de su compatriota y amigo Florencio Sánchez. Estas obras son estrenadas en Rosario con mucho éxito.

Venado Tuerto debe su curioso nombre a que, en un fortín de la zona, fue criado por soldados un venado guacho al que le faltaba un ojo perdido en un ataque sufrido ante los indígenas. Desde entonces, cada vez que se aparecía en el fortín, era aviso seguro de la proximidad del malón, hecho que permitía a los soldados refugiarse y defenderse del ataque. En épocas de sequía, conducía a las tropas por buenos pastos y aguas lo que le valió el reconocimiento de aquellos hombres. Cuando esta historia le fue narrada a Eduardo Casey, decidió que el pueblo a fundar se llamaría Venado Tuerto. Está al Sur de la Provincia de Santa Fe, a 65 km de Rosario, y fue fundada el 26 de abril de 1884 por Eduardo Casey, llegando a categoría de ciudad el 16 de diciembre de 1935. Ha mantenido hasta ahora su denominación originaria, a pesar de varios intentos de cambiarle su extraño nombre. Hoy hay allí un Museo Regional y Archivo Histórico que lleva su nombre, en el cruce de las rutas 8 y 33, en un pequeño parque, donde se encuentra la casa en que Silva vivió, y donde por primera vez se ejecutó su más importante obra. Es también sede de la Banda Municipal. Está ubicada en la calle Maipú 966, y fue declarada Monumento Histórico por la Municipalidad de Venado Tuerto en el año 1972.

La famosa Marcha de San Lorenzo, que es como un Segundo Himno Nacional Argentino, fue la culminación de una serie de marchas militares que había comenzado a componer Cayetano Silva. La compuso en bancos de la plaza San Martín, terminando de hacerlo el 1 de enero de 1902, y la tocó por primera vez en su domicilio, con su violín, frente a su esposa y una hija muy pequeña. Se la dedicó al coronel Pablo Riccheri, por entonces Ministro de Guerra, quien la declaró Marcha Oficial del Ejército Argentino, el 30 de octubre de 1902, después de ser escuchada en la inauguración del Monumento al General San Martín, en la ciudad de Santa Fe, en presencia del Presidente Julio Argentino Roca.

La compuso en alusión al Combate de San Lorenzo, del 3 de febrero de 1813, bautismo de fuego de los Granaderos del General José de San Martín. El mismo tuvo lugar a 26 kilómetros al Norte de Rosario, cuando habían desembarcado 250 españoles que se instalaron en el Colegio de San Carlos; siendo sorprendidos allí por los granaderos, que los atacaron de un lado y otro del colegio, obligándolos a retirarse. Fue un combate de unos pocos minutos, en el cual el caballo de San Martín calló, aplastando una pierna del Libertador, y cuando una bayoneta enemiga se aprestaba para matarlo, el sargento Juan Bautista Cabral, se interpuso salvando su vida, pero muriendo él en la acción. La marcha cumple un doble propósito de exaltar al Libertador, y al mismo tiempo al sargento Cabral, que dio su vida por su Jefe.

Entre el conjunto de marchas creadas por Cayetano Silva se destacan, entre otras, la marcha de “Curupaity”, inspirada en la guerra del Paraguay, la marcha de “San Genaro” -localidad próxima a Rosario-, “Río Negro”, “22 de Julio” y “Tuyutí”.

Es de lamentar que desde la creación de esta marcha, la misma y su autor, siguieron caminos muy distintos. Pues apremiado por necesidades económicas, con una familia numerosa, debió vender sus derechos a una casa editora de música de Buenos Aires, por la módica suma de cincuenta pesos. En una época en que no existían leyes que ampararan los Derechos de Autor. -

La vida fue muy dura con él y su familia, pues partió hacia Rosario, donde terminó como Policía. Falleciendo allí en estado de indigencia el 12 de enero de 1920, es decir a los 52 años de edad. La ciudad le dio su nombre a un Pasaje, como también lo dio a Carlos Javier Benielli, amigo y vecino de Silva en Venado Tuerto, que dio letra a esta música y a otros temas suyos.

Al fallecer Silva, era policía, pero negaron su sepelio en el Panteón Policial según parece por ser de raza negra, por lo que fue sepultado en el Cementerio “El Salvador” de Rosario, aunque muchos años después, en 1997, fueron trasladados al Cementerio Municipal de Venado Tuerto, a raíz de gestión de la Comisión de Amigos de la Casa Histórica Cayetano A. Silva.

La miseria también persiguió a su numerosa familia, pues su viuda debió esperar más de cuatro años, para que le otorgaran una pensión, muy modesta también. Pero mientras la miseria caía sobre el autor y su núcleo familiar, la marcha que compuso se hacía cada vez más famosa, y se escuchaba con mayor frecuencia en cuarteles y escuelas, no solo argentinas, sino también en otros países, en especial Uruguay, Alemania, Brasil, Polonia y Gran Bretaña.

En Gran Bretaña, se ejecutó en la ceremonia de Coronación de Jorge V, y también en la de la actual Reina Isabel, y en los cambios de guardia en el Palacio de Buckinghan, modalidad que se suspendió en la guerra por las Malvinas. Una cosa curiosa es que en Alemania la tocó el ejército alemán cuando tomó París, al marchar por sus calles, y años después la ordenó tocar el General Eisenhower, luego del desembarco en Normandía en 1944, para levantar el ánimo de sus tropas, que culminaron cuando el ejército aliado liberó a los franceses.

Fuentes: Efemérides – Patricios de Vuelta de Obligado / Sica Dell’Isola, Nelson – Cayetano Alberto Silva, Un carolino ilustre / www. revisionistas.com.ar / Silva, A. Cayetano y Horacio A. Silva – Vida y obra de Cayetano Alberto Silva – Buenos Aires (1997) / Venado Tuerto – Portal del gobierno de la ciudad.

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lunes, 11 de enero de 2010

ANIVERSARIO DE LA BATALLA DE GUAYABOS


A principios de 1814, Artigas y sus hombres se separaron del sitio de la ciudad de Montevideo (dominada hasta entonces por los realistas), indignados por el tratamiento poco digno que el gobierno de Buenos Aires daba a las demás provincias. Cuando la ciudad de Montevideo cayó en poder del Directorio, el General Carlos María de Alvear se negó a entregarla a los orientales. Ya desde antes, las fuerzas de Artigas se enfrentaron en varias batallas con las del gobierno central en varias batallas menores, que les permitieron a los primeros controlar Entre Ríos y Corrientes.
Varias pequeñas divisiones del ejército directorial intentaron derrotar a los federales en la Banda Oriental, y el 4 de octubre, el Coronel Manuel Dorrego aplastó a la fuerza más importante de los federales en la Batalla de Marmarajá, cerca de la frontera norte, obligando a su jefe, Fernando otorgués, a huir hacia el Brasil. Alvear creyó que había terminado con la insurrección y ordenó que sus fuerzas retrocedieran hacia Buenos Aires.
Pero pronto Otorgués estaba de vuelta, y Artigas todavía era fuerte en el noroeste de la Banda Oriental. Dorrego tuvo que hacer varias campañas por el interior de la provincia, hasta que, en los primeros días de enero, marchó hacia el campamento central de Artigas en el arroyo Arerunguá, cerca del río Uruguay. Estando en camino, exigió al jefe de las fuerzas directoriales en Entre Ríos, Juan José Viamonte, que le enviara refuerzos; pero éste estaba tan amenazado por los federales que no se la pudo enviar.

La batalla de Arerunguá, o de Guayabos, del 10 de enero de 1815, se estableció entre los 800 hombres de Dorrego y los alrededor de 1500 de Artigas, cuyas fuerzas eran mandadas por Fructuoso Rivera.
Al iniciar las acciones, el ala derecha, soldados del Regimiento de Granaderos a Caballo al mando de Juan Galo de Lavalle, lograron alguna ventaja sobre los montoneros. Pero varias de las unidades de Dorrego se pasaron a los federales, y los federales lograron resistir el ataque. La mayor parte de las fuerzas del Directorio huyeron despavoridos, salvo los Granaderos y la escolta de Dorrego.
Poco después, también los directoriales de Entre Ríos eran derrotados, y el Director Supremo Alvear ordenaba abandonar la Banda Oriental..
Poco después, Alvear ofrecía a Artigas la independencia de su provincia, que el jefe federal rechazaba indignado.
La batalla de Guayabos significó la liberación de la Banda Oriental de la dominación porteña e inició el período de máximo poder de Artigas. Fue el germen de la emancipación del Uruguay que se concretaría doce años después (1828).
Pero, al no haber solucionado la cuestión federal, fue un eslabón más en las interminables guerras civiles que dividieron la Argentina en el siglo XIX.

domingo, 10 de enero de 2010

ANIVERSARIO DE LA CREACION DEL BATALLON DE INGENIEROS DE MONTE 12


El Batallón de Ingenieros de Monte 12, fue creado el 14 de diciembre de 1995, sobre la base de tres Subunidades de la Brigada de Monte XII, la Compañía de Ingenieros 12 de BERNARDO de IRIGOYEN, la Compañía de Construcciones 12 de PUERTO IGUAZU y la Compañía de Ingenieros 7 de GOYA.

A partir del 11 de enero del 2000, se le agrega la especialidad de monte, pasando a denominarse como el resto de las Unidades de la Gran Unidad de Combate, “Batallón de Ingenieros de Monte 12”.

Los Ingenieros han brindado un continuo apoyo a la comunidad y esto se manifestó en innumerables ocasiones, prestando la atención sanitaria y logística por motivos de las inundaciones y tornados que afectaron a la región, en las cuales, el Batallón dispuso la totalidad de su personal y medios para la construcción de la defensa de la ciudad, evacuación del personal, racionamiento de los evacuados y en la construcción de un Puente Mabey Doble – Doble de 61 metros de largo sobre el arroyo Machuca, permitiendo restablecer la transitabilidad de la vital Ruta Nacional Nº 12 que une los principales centros económicos del Oeste de la Provincia de CORRIENTES con la Provincia de ENTRE RIOS.

Durante las inundaciones que azotaron a la ciudad de Santa Fé en el año 2003, por el desborde el Río Salado, tuvo la responsabilidad de la construcción de un puente bailey Doble-Doble de 51,85 metros, para permitir la transitabilidad sobre la avenida Mar Argentino, donde se había abierto una brecha para permitir el drenaje de las aguas.

En el año 2004, realizó la construcción de 2 puentes Bailey Doble-Simple de 21,35 metros y 15,25 metros, sobre la Ruta Nacional N° 95 en la localidad de la Clotilda - Provincia del Chaco, para restablecer el tránsito entre las localidades de Presidente Roque Sáenz Peña y Villa Ángela.

También brinda apoyo a distintas instituciones mediante; la construcción de escenarios con material de puente KRUPP y acoplados, construcción de puentes, mantenimiento edilicio a escuelas, distribución de computadoras y muebles a las distintas escuelas de la zona, préstamo de instalaciones deportivas, participación de la Banda Militar de Música "PUERTO ARGENTINO" en eventos sociales y culturales, etc.


Esta joven Unidad del arma ha respondido cabal y fielmente al espíritu abnegado y silencioso de los Ingenieros es por ello que ha perpetuado en su Estandarte una palabra como signo de determinación, el Batallón de Ingenieros de Monte 12 “CUMPLE” .

El Asiento del Cuartel

Esta Unidad es denominada “FUERTE ÑAEMBE” en honor a la batalla librada en estos pagos el 26 de enero de 1871, en la cual, las tropas del Ejército Nacional a órdenes del Coronel SANTIAGO BAIBIENE, participando además el por entonces Teniente Coronell JULIO ARGENTINO ROCA, y el Sargento Mayor DOMINGO VIEJOBUENO, derrotaron al General RICARDO LOPEZ JORDAN, caudillo de Entre Ríos. El ataque principal lo llevó a cabo el Teniente Coronel PLACIDO MARTINEZ, oriundo de ésta ciudad.

La mayoría de las instalaciones edilicias que dispone datan del año 1940, siendo su edificio más antiguo el viejo “HOTEL DE INMIGRANTES” construido en 1888.

Los asentamientos militares fijos en esta Ciudad se inician en el año 1917, cuando se creó el Distrito Militar 29, y posteriormente tuvieron su asentamiento el IIIer Grupo de Artillería a Caballo en 1920, el Regimiento de Infantería 28 en 1943, el 7mo Batallón de Comunicaciones en 1948, el IVto Destacamento de Zapadores en 1953, que luego en 1966 pasaría a denominarse Compañía de Ingenieros 7 y la Compañía de Telecomunicaciones 121 en 1970. Esta última fue trasladada en 1981 a la Ciudad de Rosario. A partir de su creación en el año 1995, el Batallón de Ingenieros de Monte 12, ocupa las actuales instalaciones.

Es de destacar que además de un considerable número de edificios, la Unidad cuenta con más de 270.000 m2 para campo de instrucción en inmejorable ubicación, dado que una parte del inmueble es recorrido por el riacho GOYA, importante afluente del río PARANÁ, que permite el adiestramiento del personal en tareas específicas como ser construcción de puentes, navegación, y toda actividad acuática que las exigencias del Arma imponen.

Además dispone de un sistema de instrucción compuesto por un polígono de tiro, plaza de monte, pista de combate, plaza de agua, plataforma de descenso y un refugio de monte con todas las comodidades que exige este ambiente geográfico para el adiestramiento del personal en los cursos de la especialidad.

En síntesis esta Unidad es heredera del legado de la historia de sus hombres, pertenecientes a las diversas armas que nacieron y fenecieron en esta ciudad, y como tal tiene la responsabilidad de continuar tamaña empresa, enmarcada en la misión del EJERCITO ARGENTINO y su tradición Sanmartiniana bajo la advocación de la Santa Patrona, la Virgen de ITATI.
Fuente: www.batallondeingenierosdemonte12.ejercito.mil.ar

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sábado, 9 de enero de 2010

LA BANDERA DE LOS ANDES


Era el 5 de enero de 1817. En la Plaza principal de Mendoza, en un modesto altarcito, estaba expuesta la imagen de Nuestra Señora del Carmen; la sagrada imagen lucía una bandera azul y blanca y un precioso bastón de mando, que le regalara el Libertador al consagrarla “Patrona del Ejército de los Andes”.

Gentes de toda condición llenaba la plaza y las calles vecinas: era un ir y venir de uniformes, de levitas, de ponchos, de sotanas, de velos, de mantos. La misma sonrisa en todas las bocas, el mismo fuego en todos los ojos, la misma emoción en todos los pechos…

El General en Jefe y los Oficiales de su Estado Mayor, las damas patricias, los altos funcionarios y los sacerdotes, formaban un brillante grupo al pié del altar.

Terminada la misa y la bendición de las banderas, San Martín tomó la que habían bordado las damas de Mendoza para su cuartel general, y subió con ella por la gradería de la Iglesia Matriz. Cuando estuvo en el atrio, desplegó el paño bicolor. Se oyó un sordo redoble y las tropas presentaron armas.En medio de un silencio impresionante, San Martín, con la cabeza descubierta, la frente muy alta y la mirada más aguda y más firme que nunca, dijo:

- ¡Soldados! Estas son las primeras banderas independientes que se bendicen en América. ¡Jurad sostenerlas muriendo en su defensa como yo lo juro!

Y agitó tres veces en el aire la histórica bandera. El ejército, lleno de entusiasmo, juró solemnemente. Y, entre descargas de fusil y tiros de cañón, el pueblo aclamó a aquellos bravos, que cinco semanas más tardes vencían a los españoles en la cuesta de Chacabuco.


Fuente: "El Libro de la Patria", de Berdiales e Inschauspe. Ed Kapeluz.


viernes, 8 de enero de 2010

ROSAS Y LAVALLE


Un día del mes de agosto de 1829 tuvo lugar una célebre entrevista entre el General don Juan Galo de Lavalle y don Manuel de Rosas. La noche estaba oscura. El General Lavalle llamó a su ayudante, Capitán Estrada, y le ordenó que eligiera dos soldados de su mayor confianza. Montaron a caballo los cuatro hombres y se dirigieron en dirección al campamento del General Rosas. A las dos leguas el enemigo les dio el alto, y un grupo de soldados de Rosas los rodeó.

-Soy el General Lavalle. Digan ustedes al oficial que los manda que se aproxime sin temor, pues estoy solo.

El Capitán Estrada y los dos soldados habían quedado atrás.

-Ordene usted -dijo Lavalle al jefe de la fuerza enemiga- que un hombre vaya a avisarle a su jefe que aquí está el General Lavalle, y que necesita un baqueano que lo acompañe al campamento del General Rosas.

El oficial obedeció como si se tratara del propio Rosas. Al rato apareció el jefe de la fuerza; echó pie a tierra y, con el sombrero en la mano, saludó al General Lavalle, quien también había desmontado. Una hora y media después llegaban al campamento. En el silencio de la oscura noche de invierno, los gauchos de Rosas dormían tranquilamente. Un oficial superior le salió al encuentro.

-Diga usted al General Rosas que el General Lavalle desea verlo al instante.

El oficial se conmovió de pies a cabeza, pero cuadrado y respetuoso pudo responder que Rosas no se encontraba en ese momento allí. Lavalle pidió unos mates, y en silencio, sentado en un banquito bajo el alero de la casa, mientras era observado por los soldados de Rosas, los tomó. Al rato dijo al oficial que lo recibiera:

- Indíqueme usted el alojamiento del general.

Y al llegar a la pieza de Rosas, agregó:

-Bien, puede usted retirarse; estoy bastante fatigado y tengo el sueño ligero.

Sin quitarse las espuelas ni las botas, se arrojó sobre el lecho, conciliando a poco un sueño profundo. Cuando Rosas estuvo de regreso, el oficial de servicio en el vivac le dio cuenta que Lavalle estaba solo y durmiendo en su propio lecho, y aquél, a pesar de que sabía dominar sus impresiones, no pudo reprimir algo así como la tentativa de un sobresalto. Rosas se dirigió lentamente a su alojamiento y al entrar ordenó que dos jefes de su mayor confianza quedasen encargados de que no hubiera -ruido alguno mientras durmiese Lavalle, y de que cuando lo sintieran levantado le avisaran sin demora. Cuando recibió el mensaje, Rosas le envió un mate y el aviso de que iba a verle y a tener el gran placer de abrazarle. Cuando los dos generales se encontraron se abrazaron enternecidos.

Fuente: Josué Igarzabal, Reflejos del pasado, Círculo Militar, Buenos Aires, 1964

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jueves, 7 de enero de 2010

ANIVERSARIO DE LA BATALLA DE MARACANÁ


La hostilidad del gobernador del Paraguay don Bernardo de Velazco hacia la recién asumida Junta de Buenos Aires, decidió el envío de una expedición; se iba a auxiliar con la fuerza armada a los pueblos de Entre Ríos, la Banda Oriental, Corrientes y Paraguay.
La expedición se preparó en San Nicolás de los Arroyos, lugar donde Belgrano se hizo cargo del mando. Encontró soldados bisoños, oficiales sin instrucción, escasez de parque; no tenía órdenes detalladas y precisas, carecía de mapas adecuados; sólo vislumbraba un largo y agobiador camino hacia lo desconocido. Aun las disposiciones de rutina eran para el jefe improvisado una novedad, pero con decisión inquebrantable solucionó, sobre la marcha, los problemas, interiorizándose de la técnica militar, aprendiendo y superándose día a día, siendo ejemplo permanente de lo que puede la voluntad de servir.
Los pueblos celebraron a su paso a este ejército de libres, lo que confortó sus ánimos. AI llegar a Corrientes, siempre alerta el espíritu civilizador de Belgrano, dispuso el trazado definitivo de dos pueblos, Curuzú-Cuatiá y Mandisoví, con un extenso e ilustrativo reglamento.
A los tres meses de la partida su ejército realiza la primera operación militar: fuerza el cruce del río Paraná y toma Campichuelo, ocupado por los realistas

Los efectivos triunfantes en Campichuelo se constituyeron en la vanguardia de las tropas de Buenos Aires ocupando Itapuá donde fueron capturados canoas, un cañón, armamento diverso, municiones y equipo que el enemigo abandonó en su precipitada huida.
Mientras tanto, el jefe realista, coronel Velasco, mantuvo débiles fracciones de seguridad en contacto con el invasor.
El avance de las fuerzas patriotas en tierra paraguaya fue una empresa difícil, debió vencer bosques impenetrables, inmensos montes, lagunas y pantanos, en medio de la incertidumbre más absoluta. En su avance, Belgrano supo que una subunidad paraguaya de un centenar de hombres, se retiraba hacia el norte con algunas horas de ventaja. Ordenó al capitán Gregorio Perdriel, al mando de una compañía de Patricios, que iniciara su persecución y posterior ataque.

Los efectivos al mando del comandante Rojas, que habían pasado al descanso en la margen opuesta de un curso de agua en el monte de Maracaná, respondieron el fuego y lograron desprenderse y replegarse a través de la espesura. Dos prisioneros y armamento fue el botín conquistado. El grueso de los efectivos de Belgrano, marchando de noche a la luz de la Luna, cruzó el río Tebicuary, acampando el 11 de enero de 1811 en Itaipá, a 27 leguas (135 kilómetros) de Asunción. En su repliegue, Velasco utilizó el procedimiento de evacuar la población y el ganado de la zona. Belgrano, en su avance, encontró aldeas y pueblos desiertos.
Fuente: Oscar J. Planell Zanone – Oscar A. TuronePatricios de Vuelta de Obligado

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miércoles, 6 de enero de 2010

ANIVERSARIO DE LA CREACION DE LA BASE DE APOYO LOGÍSTICA "CURUZÚ CUATIÁ”


El 31 de marzo de 1950, por Decreto de PEN, Nro 6691, se crea la 1ra Compañía de Reparaciones Motorizada, fijándose como asiento de la misma el Arsenal "Esteban de Luca".
En el año 1959, por disposición superior y sobre la base de esa Compañía, pasa a constituirse la Compañía de Reparaciones de Material de Guerra Motorizado, constituyéndose temporariamente en la ciudad de Federal, Pcia de Entre Ríos, asumiendo las responsabilidades zonales del Arsenal "Esteban de Luca", por el hecho de integrar el Comando del 1er Ejército.
En 1961 pasó a configurar la Compañía de Material de la 4ta División de Caballería dependiendo del Comando de la referida División.El 16 de febrero del mismo año con la totalidad de sus efectivos y materiales ocupo las instalaciones de los cuarteles de Curuzú Cuatiá.
El 16 de Noviembre de 1964 por disposición del Comando en Jefe del Ejército y en función de la reorganización funcional vigente impartida en la Directiva Nro 503/64, adopta la denominación de Batallón Logístico 3, sumándose desde esa fecha a las Unidades dependientes del Comando de la IIIra Brigada de Infantería.
En el año 1978 con parte de sus efectivos participó en la movilización al TEATRO DE OPERACIONES SUR, instalándose en la Ciudad de RIO GALLEGOS, provincia de SANTA CRUZ.
En 1982 intervino con ocho Oficiales, veintiséis Suboficiales y treinta y nueve Soldados en el conflicto armado contra el REINO UNIDO DE GRAN BRETAÑA.
El 16 de Noviembre de 1992 cambia su denominación por la de BASE DE APOYO LOGÍSTICO "CURUZÚ CUATIÁ", orgánico de la Br III-Ec y trasladando sus instalaciones al actual Cuartel.

CONDECORACIONES OTORGADAS
· MEDALLA DE LA CAMPAÑA, otorgada por el Poder Ejecutivo Nacional el 30 May 1993.
· "EL GOBIERNO Y LA PROVINCIA DE CORRIENTES", otorgada el 04 Nov 1993.
· "EL GOBIERNO Y EL PUEBLO DE LA PROVINCIA DE SANTA FÉ", otorgada el 9 Jul 1995.

CAÍDOS EN EL CONFLICTO DE MALVINAS
· Sargento de Infantería HECTOR CARLOS MONTELLANO (11 de Junio 1982).
· Cabo de Intendencia OSCAR EDUARDO LABALTA, (11 de Junio de 1982).
· Soldado clase 62 ALBERTO GENARO PAVON (10 de Junio de 1982).

Fuente: www.arsenales.ejercito.mil.ar

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martes, 5 de enero de 2010

ANIVERSARIO DEL FALLECIMIENTO DEL GENERAL GREGORIO ARAOZ DE LA MADRID.


El día 5 de enero de 1857 fallece el General Gregorio Aráoz de La Madrid. De él dijo Belisario Roldán "tenía el pecho cubierto de cicatrices como de tejidos un encaje de Irlanda". Famoso por su valor personal, combatió en Nazareno, Las Piedras, Tucumán, Salta, Vilcapugio, Ayohuma, Venta y Media y Sipe-Sipe. Había nacido en Tucumán en 1795.

Valiente e impetuoso comandante militar, que desempeñó un importante papel en la guerra de la independencia y en las luchas que le siguieron.
Nació en Tucumán; alistado en la milicia provincial, obtuvo despacho de teniente en 1811; tomó parte en la mayoría de los combates del norte; en los de Vilcapugio, Ayohuma, Venta y Media, y en Sipe Sipe en el cual salvó al herido general Francisco Fernández de la Cruz, de ser capturado por los realistas.
Sirvió como ayudante de San Martín en Tucumán; en 1818 había alcanzado el grado de coronel; transferido del norte a Buenos Aires, combatió con las fuerzas del Directorio contra los caudillos mesopotámicos Estanislao López de Santa Fe y Francisco Ramírez de Entre Ríos, a principios de la década de 1820.
En 1825 Lamadrid fue enviado a las provincias del norte para reclutar fuerzas para la inminente guerra con el Brasil; en lugar de ello, como firme partidario de la causa unitaria, se lanzó a la guerra civil en Tucumán, derrocando al gobernador Javier López y generalmente suscitando temores en las provincias norteñas de que Rivadavia (líder unitario) trataba de imponer el poder centralista por la fuerza; Lamadrid continuó su actuación en las guerras civiles pero fue derrotado y gravemente herido por fuerzas de Quiroga en El Tala, huyendo hacia el exilio en Bolivia después de una nueva derrota en Rincón; regresando a Buenos Aires en 1828, se unió a las fuerzas unitarias del general Paz, luchó en La Tablada, San Roque, Oncativo y después que el general Paz fue inesperadamente capturado por los federales, Lamadrid, en su carácter de segundo en el mando, asumió la responsabilidad del gobierno de Córdoba y del mando de su ejército; retirándose a Tucumán fue derrotado por Quiroga en Ciudadela, en 1831; Lamadrid volvió a Bolivia otra vez como exiliado, permaneciendo allí durante siete años. A su regreso a la Argentina, Lamadrid llegó a ser uno de los más prominentes generales bajo el régimen federal de Rosas; enviado nuevamente a su Tucumán natal (a principios de 1840) con la misión de reprimir la creciente revuelta contra Rosas, Lamadrid decidió en cambio, unirse a la oposición y fue nombrado comandante en jefe de fuerzas de las provincias que formaban la Coalición del Norte poco tiempo después de haber sido derrotado por Aldao, en Pampa Redonda.En octubre, un levantamiento producido contra el gobierno de Córdoba mientras se aproximaba Lamadrid le otorgó asimismo el comando de las tropas de esa provincia; se unió a las fuerzas de Lavalle para realizar un esfuerzo conjunto destinado a derrocar a Rosas, pero este último, habiendo celebrado la paz con Francia, pudo enviar un ejército federal completo contra Lamadrid y Lavalle; ambos ejércitos, viajando juntos pero bajo mandos separados, salieron de Córdoba retirándose hacia Tucumán donde esperaban obtener refuerzos y pertrechos. En el camino Lavalle propuso una temeraria estratagema que ofrecía posibilidades de éxito: él permanecería atrás manteniendo inmovilizados a los federales en la provincia de La Rioja hasta tanto Lamadrid pudiera formar un nuevo ejército en Tucumán; el desesperado ardid fracasó y Lavalle fue obligado a huir a Tucumán en junio de 1841, prosiguiendo su marcha hasta Jujuy, donde fue muerto; Lamadrid abrió campaña en San Juan, bajo su segundo en el mando, general Mariano Acha, pero éste fracasó; Lamadrid, contando con la mayoría de las fuerzas de coalición, se abrió paso entre dos ejércitos federales hasta Mendoza, donde los ejércitos de Pacheco, Aldao y Benavídez convergieron para derrotarlo, el 24 de septiembre de 1841, en Rodeo del Medio; los sobrevivientes, incluyendo a Lamadrid, huyeron a Chile donde recibieron ayuda de Domingo Faustino Sarmiento, también él exiliado de los federales.Lamadrid prosiguió hasta Bolivia y luego se dirigió a Montevideo; se unió a las fuerzas que combatían contra Rosas, distinguiéndose como comandante del ala derecha del ejército de Urquiza, derrotando a Rosas en la batalla de Caseros (1852). El general Gregorio Aráoz de Lamadrid murió en Buenos Aires cinco años después.

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lunes, 4 de enero de 2010

ANIVERSARIO DE LA CREACION DEL GRUPO DE ARTILLERIA 7


El Grupo de Artillería 7 tuvo su origen en el IIIer Grupo de Artillería del Regimiento Nro. 3 de Artillería, con asiento en la ciudad de Diamante ( Entre Ríos) a cargo del Teniente Coronel D Alejandro Quevedo, quien en el año 1941, recibe la orden preparatoria de crear una nueva unidad de artillería, en la ciudad de Paraná ( Entre Ríos), sobre la base de los efectivos y materiales propios.
Por superior resolución inserta en el Boletín Militar Reservado No 1738 con fecha 01 de enero de 1942, se crea finalmente el 3er Grupo de Artillería Pesada, orgánico de la IIIra División del Ejército.
La historia de una Unidad Militar, no escapa al patrón común de lo que significa la vida de un elemento militar, pero con las particularidades de su propio patrimonio histórico, mantenido, custodiado y transmitido por quienes fueron sus protagonistas, los que, quizás con la sola mención de un acontecimiento cronológico, traen a flote una infinita carga de vivencias, recuerdos y anécdotas que permanecen guardadas en la mente y en el corazón.
Luego de tres años de permanencia en la capital entrerriana, el 01de enero del año 1945, encontrándose al mando el Teniente Coronel D Arturo Osorio Arana, recibe la orden de trasladar el Grupo de Artillería a la ciudad de La Paz (Entre Ríos), debiendo mantener su organización y dependencia.
El traslado comenzó con el movimiento de un primer escalón, que se ejecuta como parte de una ejercitación militar, que finaliza en La Paz, dejándose allí todo el material bélico y regresando el personal para completar el traslado por vía fluvial con las balsas militares.
Durante el transcurso del año 1958, en el marco de la reestructuración del Ejército operada por aquellos tiempos, la unidad cambia de denominación, pasando a llamarse 3er Grupo de Artillería Mediana de Campaña Hipomóvil.
Con el andar de los años y con los avances tecnológicos, se le provee como material orgánico el cañon 155 mm Schneider.
En 1963 pasó a llamarse 3er Grupo de Artillería de la División de Ejército 3.
En 1964, al adoptar el Ejército una nueva organización, se lo denomina Grupo de Artillería 121, pasando a constituir lo que por entonces se denominó "formación" del Comando del IIdo Cuerpo de Ejército, con asiento en la ciudad de Rosario (Pcia. de Santa Fe).
En diciembre de 1965, debe compartir el cuartel de La Paz al organizarse en parte de sus instalaciones el Comando de Artillería del IIdo Cuerpo de Ejército.
En los años 1974 y 1975 la unidad participó en el "Operativo Independencia" que por decreto del Poder Ejecutivo Nacional Nº 261/ 75 del 07 de febrero de 1975, el Ejército Argentino desarrolló en los montes tucumanos, para erradicar las organizaciones subversivas que por entonces, pretendían imponer una zona liberada, asignando mensualmente personal para integrar los Equipos de Combate que se organizaron en la zona.
El 16 de agosto de 1980, el Grupo de Artillería 121, recibe la provisión del cañon 155 mm Modelo Argentino L 33.
Durante la Guerra de Malvinas, el 06 de mayo de 1982, al mando del Tcnl D Juan M. Costa, parte a la ciudad de Comodoro Rivadavia para integrar las fuerzas del Teatro de Operaciones Atlántico Sur (TOAS). Participa activamente en las acciones bélicas de las Islas Malvinas a través de un oficial, 3 suboficiales, 22 soldados y 2 piezas de artillería Cal 155 mm.
En el transcurso del año 1986, recibió para su experimentación, la provisión de coheteras de lanzadores múltiples Slam Pampero Cal 105 mm de fabricación nacional de excelente rendimiento táctico, montado sobre el vehículo Unimog 416.
En el año 1992 cambia de dependencia, pasando a depender del Comando de la IIda Brigada Blindada, con asiento en la ciudad de Paraná.
En cumplimiento de una de las misiones subsidiarias del Ejército, a partir del año 1992, personal de oficiales y suboficiales de la Unidad participaron en operaciones militares de mantenimiento de la paz , bajo el mandato de Naciones Unidas, en Croacia y Chipre, recibiendo elogiosos conceptos por su actuación.
El 01 de mayo de 1996, cambia su designación por la de Grupo de Artillería 7.
Luego de 55 años de permanencia en tierras entrerrianas, por Superior Resolución del Jefe del Estado Mayor General del Ejército, es trasladado a la ciudad de San Luis, para compartir el cuartel con el Grupo de Artillería de Defensa Aérea 161.
El día 27 de febrero de 1997, el Gobernador de la provincia de San Luis, Dr. Rodríguez Saa, acompañado por el Jefe del Estado Mayor General del Ejército, entre otras autoridades y representantes de todos los sectores de la comunidad puntana, ofrendaron una calurosa bienvenida al último contingente del Grupo de Artillería 7, en una emotiva ceremonia en la que se lo recibió oficialmente.
Fuente: www.artilleria.ejercito.mil.ar

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sábado, 2 de enero de 2010

ANIVERSARIO DE LA CREACION DEL REGIMIENTO DE INFANTERIA MECANIZADO 35


Fue creada el 01 de enero de 1980, como Regimiento de Infantería 35 (núcleo), y se le asignó como asiento la localidad de El Turbio, en la Provincia de Santa Cruz, pero permaneció ocupando los cuarteles del Regimiento de Infantería Mecanizada 24, en Río Gallegos, hasta la reunión del personal fundador y parte del material que le fue provisto
Durante el mes de mayo siguiente, se traslado con su personal y medios, a la villa minera de El Turbio, donde quedó organizado con una Compañía de Infantería y una Sección Comando y Servicios, ocupando pabellones de propiedad de Yacimientos Carboníferos Fiscales, donde se improvisaron la mayoría, los alojamientos para cuadros y tropas y cuatro tinglados, para parques y otras dependencias de la naciente unidad.Recibió su bandera Nacional de Guerra, a fines de ese año, adquirió el carácter de Mecanizado y cambió su denominación por la que conocemos actualmente. A principios de 1981, comenzó a recibir los primeros vehículos blindados de transporte de personal M 113, de un lote inicial de 19 que conformarían su dotación.
Los mismos le fueron transferidos por el Regimiento de Caballería de Tanques 8, arma que perdía sus elementos de Tiradores Blindados, permaneciendo únicamente dotada con tanques y transfiriendo a la infantería aquella capacidad de llevar tiradores en este tipo de vehículos para desembarcarlos en el objetivo mismo, dando así lugar a una nueva doctrina de empleo para esta arma.
Durante los dos años siguientes, llevo a cabo una intensa práctica de conducción y operaciones con los vehículos blindados provistos, probándolos en situaciones críticas y sometiéndolos a una repotenciación integral, aspecto que se logró concretar a principios de 1982.
En ese año, organizado en dos Campañías de Infantería Mecanizada (-) y una Compañía Comando y Servicios, participó en el conflicto por la Recuperación de las Islas Malvinas, brindando seguridad estratégica operacional en el sector fronterizo con Chile, dividido en cuatro agrupamientos:
• Agrupamiento “A”, con asiento en la Villa Minera.
• Agrupamiento “B” y “D”, con asiento en la Estación Rospentek.
• Agrupamiento “C”, con asiento en Mina 3, próximo a la Villa Minera.
Su traslado definitivo hacia la Estación Rospentek lo inició en mayo de 1982, inaugurando las nuevas instaciones que se habían construído en el interín para cuartel de la Unidad.
A fines del año siguiente, completó la dotación de vehículos M 113, que prevé su Cuadro de Organización, continuó con intensas actividades de instrucción de operaciones de infantería mecanizada, experimentando la naciente doctrina de empleo de esta especialidad.
Simultáneamente con las actividades operacionales, ha desarrollado una constante y estrecha relación con la población civil, dispersa en las inmensas soledades de la región patagónica austral en la que se encuentra. Actividades tales como reconomientos, apoyatura sanitaria, rescates y diversos tipos de apoyo a los pobladores, particularmente durante la época invernal, han constituído a esta unidad en faro de atención y ayuda de la muy sufrida población de la zona. Aunque solitaria en esos páramos desiertos, constituye prácticamente el único y difícilmente accesible lugar poblado de esa parte de la provincia de Santa Cruz, dispone de una escuela y de dispensario de sanidad, modelo en su tipo, que no solamente atiende las necesidades del personal militar y sus familias, sino también las de los pobladores que se encuentran afincados en las cercanías de la Unidad.
Fuente: Sergio Toyos para diario Soldados Digital.

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viernes, 1 de enero de 2010

¡FELIZ AÑO NUEVO! ¡FELIZ 2010!


VAYAN NUESTROS MEJORES DESEOS A LOS INTEGRANTES DE LA FAMILIA CIVIL Y MILITAR, ESPERANDO QUE EN EL NUEVO AÑO QUE COMIENZA VEAN REALIZADOS TODOS SUS SUEÑOS Y ASPIRACIONES.QUE EL BICENTENARIO DE NUESTRA PATRIA NOS ENCUENTRE UNIDOS COMO VERDADEROS HERMANOS.

“Unámonos, paisano mío, para batir a los maturrangos que nos amenazan: divididos seremos esclavos: unidos estoy seguro que los batiremos: hagamos un esfuerzo de patriotismo, depongamos resentimientos particulares y concluyamos nuestra obra con honor.”

General Jose de San Martin


RECIBAN UN COORDIAL SALUDO;

EJERCITO NACIONAL.