Con ese mismo porte, el uniforme imperial francés y las medallas que obtuvo en el campo de batalla, enfrentó a la muerte
Hace 187 años, el 20 de febrero de 1827, tuvo lugar el decisivo
enfrentamiento entre las fuerzas patriotas y el Imperio del Brasil con
la victoria de las tropas comandadas por el general Carlos María de
Alvear. Entre sus protagonistas, surgió el heroico sacrificio del
coronel Federico Brandsen. Esta es su historia.
Sabía que iba a morir. La orden que había recibido sonó a sentencia de
muerte. Al escucharla, el comandante del Regimiento Nº 1 de Caballería,
teniente coronel Charles Louis Frederic de Brandsen presintió
amargamente ese final. La batalla estaba en ciernes y no le quedaba otra
que llevar adelante el polémico cometido. No ocultó su fastidio. El
entredicho con el general Carlos María de Alvear, jefe del ejército
patriota y de quien emanó la consigna lo puso muy mal. Era una locura lo
que le pedía. Lo sabía muy bien.
-¡Usted comandará una carga contra la infantería brasileña!, le espetó.
Frunció el ceño. Era una locura atacar de esa manera a una fuerza de
2000 mercenarios austríacos y alemanes. Se lo recalcó con crudeza.
-¡General, es un suicidio atacar a esa unidad de élite fortificada
detrás de una profunda hondonada casi imposible de sortear!!!!
Alvear lo miró con severidad. No esperaba tal respuesta. Hizo caso omiso de sus argumentos y le gritó en la cara.
-¡Cuando el emperador Napoleón le daba una orden ¿usted dudaba en cumplirla?!
Brandsen sostuvo la mirada. Las palabras tocaron a su amor propio. Con una profunda crispación, dijo escuetamente.
-Está bien mi general, sé que voy a morir, pero cumpliré con lo que se me ordena. Saludó, dio media vuelta y se retiró.
Soldado napoleónico
En la carpa de campaña comenzó a vestirse con el uniforme del ejército
imperial francés. Era el único que tenía. El resto de su equipaje lo
había extraviado con el avance del ejército republicano. En eso estaba
cuando sus pensamientos volaron lejos, muy lejos… Ya tenía 41 años.
Había nacido en la Ciudad Luz el 28 de noviembre de 1875. Hijo de un
médico holandés y luego de recibir educación en el Liceo Imperial de
Francia, Brandsen ingresó en el ejército. Recordó que tras prestar
servicios en la secretaría del Ministerio de Guerra, en 1811 se
incorporó como subteniente de caballería en el Ejército del Reino de
Italia, cuyo monarca era Napoleón Bonaparte y donde servían numerosos
compatriotas.
Suspiró largamente al memorizar aquellos tiempos. En 1813, estuvo en la
campaña de Alemania, donde cayó herido tres veces. Fue ascendido a
teniente y nombrado ayudante de campo del emperador. En Bautzen, a la
cabeza de un destacamento, tomó una posición prusiana. Por esta acción
recibió la condecoración Real Orden Italiana de la Corona de Hierro de
manos del Gran Corzo y con ella, el grado de capitán de caballería. Tras
la abdicación de Napoleón en 1814, Brandsen regresó a Francia. En 1815,
intervino en la campaña de los Cien Días que culminó con la batalla de
Waterloo donde resultó herido otra vez.
Con San Martín
Finalmente, en 1817 pidió la baja del ejército. En ese ínterin y en
París, conoció a Bernardino Rivadavia quien lo convenció para que se
uniera a la causa de la independencia americana. No dudó. En Calais y a
bordo del navío Celeste puso rumbo a Buenos Aires. El 19 de diciembre de
ese año, el gobierno de las Provincias Unidas del Río de la Plata lo
destinó al II Escuadrón del Regimiento de Granaderos a Caballo, como
capitán de caballería en Las Tablas, cerca de Valparaíso, Chile y que
combatía bajo las órdenes del general San Martín, Entre 1818 y 1819,
Brandsen participó en la segunda campaña al sur del país trasandino que
culminaría con la victoria de Bío Bío. Posteriormente, formó parte de la
expedición libertadora al Perú. El 28 de abril de 1821, en Huaura, se
casó con Rosa Jáuregui, nieta del virrey Agustín de Jáuregui y Aldecoa.
Tuvieron tres hijos; uno en Lima y dos niñas en Santiago de Chile.
De pronto, volvió a la realidad. Con parsimonia ciñó su correaje,
acomodó la espada y siguió recordando aquella acción de Nazca junto al
mayor Juan Lavalle. Tampoco olvidó ese 8 de noviembre de 1820, en
Chancay cuando con 36 Cazadores vencieron a una fuerza realista de casi
200 hombres. Así, ascendió a sargento mayor. San Martín lo puso al
frente del regimiento de Húsares de la Legión Peruana de la Guardia con
el grado de teniente coronel y con el que triunfó en Zepita. Luego, con
la Caballería de la Vanguardia del Ejército del Perú intervino en
Sica-Sica y en Ayo-Ayo donde contuvo la persecución enemiga para salvar
los restos del ejército derrotado en esos encuentros. Entre 1822 y 1823
participó en otras operaciones contra los realistas. Encarcelado,
desterrado y luego liberado por Simón Bolívar, el 5 de marzo de 1825
embarcó con su familia en el buque Livonia, a Santiago de Chile. Tras
una breve permanencia en esa ciudad, regresó al Río de la Plata. El 23
de enero de 1826 el gobierno lo designó jefe del Regimiento 1 de
Caballería con las jinetas de teniente coronel y se preparó parta luchar
contra el Imperio del Brasil. Finalmente, llegó el 20 de febrero de
1827 y la fatídica orden.
El desenlace
Salió de la tienda de campaña y montó a caballo. Al paso, cabalgó al
frente de sus hombres con el pecho cubierto de medallas. Alvear lo
seguía unos metros más atrás como esperando que cumpliese con su orden.
El guerrero napoleónico lo vio y se le acercó.
-General, por favor, no me ofenda, le pidió.
Entonces, Alvear luego de excusarse, se alejó. Frente al 2º Escuadrón,
Brandsen ordenó una carga escalonada. A su lado, lo acompañaba su
edecán, Ignacio Lavalle, hermano del general.
Blandió su espada y gritó:
-¡Escuadrón… marche…al galope…a la carga…!
Tal como lo había previsto, el ataque fracasó y la metralla enemiga
rápidamente terminó con su vida y la de varios de sus soldados.
Sin embargo, luego de varios intentos, el empeño patriota dio
resultados. Tras 5 y 6 horas de combate, las tropas imperiales tocaron a
retirada. El triunfo de las fuerzas de la República es total. Las
cargas encabezadas por Juan Lavalleja, Estanislao Soler, Lucio Mansilla y
el general paz, entre otros, fueron decisivas. Finalizada las acciones,
el propio Juan Lavalle recorrió la zona y encontró el cadáver de
Brandsen entremezclado entre los cuerpos de sus hombres. Estaba
completamente desnudo porque en su huída, los imperiales le habían
quitado el uniforme y sus medallas. Metros más allá, yacía el cadáver de
su hermano. El valiente guerrero fue promovido póstumamente a coronel y
sus restos descansan en el cementerio de la Recoleta, en Buenos Aires.
Su sepultura fue declarada Monumento Histórico Nacional. La ciudad y el
partido homónimos de la provincia de Buenos Aires, llevan su nombre. En
su honor, el Regimiento 1 de Caballería del Ejército Argentino, del que
fuera primer comandante, se denomina Regimiento de Caballería de Tanques
1 “Coronel Brandsen”, con asiento en Villaguay, Entre Ríos.
La batalla
Ituzaingó o batalla del Paso de Rosa se desarrolló en lo que hoy es el
centro-oeste del estado de Río Grande del Sur. Allí chocaron las tropas
aliadas de los insurrectos orientales y el Ejército Argentino, por una
parte contra las tropas del Imperio del Brasil por la otra, por el
control de la Banda Oriental en manos brasileñas desde 1820. Fue una
victoria táctica de los aliados. Contribuyó al nacimiento de la
convención preliminar de paz firmada 1828 y que reconoció como estado
libre, independiente y soberano al Uruguay. El imperio sufrió 200
muertos, entre ellos su jefe, el mariscal José de Abreu Mena Barreto,
150 prisioneros y 800 extraviados. Las Provincias Unidas tuvieron 139
bajas de caballería y 9 de los Cazadores de Infantería.
Hallazgo
Entre los pertrechos abandonados por el ejército imperial se encontraba
un cofre con una partitura de una marcha entregada por el emperador
brasileño al marqués de Barbacena para que la interpretase tras obtener
la supuesta victoria. Sin embargo, los patriotas vencedores se
apoderaron de ella y la bautizaron “Marcha de Ituzaingó”. Sus sones son
escuchados cuando la bandera Argentina se traslada en actos oficiales y
es uno de los tres atributos que ostenta el presidente de la República
junto con el bastón de mando y la banda presidencial.
Fuente: Diario Soldados Digital 2014.
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