sábado, 31 de agosto de 2019

ANIVERSARIO DEL NACIMIENTO DE JOAQUIN RIVADAVIA

El día 31 de agosto de 1810 nace en Buenos Aires Joaquín Rivadavia. Hijo de Bernardino Rivadavia, tuvo una educación esmerada y acompañó a su padre a Europa mientras se desempeñó como representante argentino allí. En 1829, se incorporó como voluntario a una de las unidades del General Juan Galo de Lavalle. Asistió a los combates de Yeruá del 22 de septiembre de 1839 y Don Cristóbal del 10 de abril de 1840. Por su comportamiento obtuvo el grado de Sargento Mayor. En Septiembre de 1841, luchó en Famaillá ó Monte Grande. Destruido el ejército que integraba, acompañó a sus restos en su marcha hacia Jujuy, escoltando después los despojos del General Lavalle hasta que fueron depositados en la Catedral de Potosí. Después de la Batalla de Caseros regresó a la Argentina y actuó en la Batalla de Cepeda y en la Guerra del Paraguay.

En la Imagen: "Batalla de Famaillá" en la cual participara como Sargento Mayor. Oleo

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viernes, 30 de agosto de 2019

ANIVERSARIO DE LA MUERTE DEL GENERAL ROMÁN ANTONIO DEHEZA

El día 30 de agosto de 1872 fallece en Valparaíso, Chile, el General Román Antonio Deheza. Se lo denominó general de tres repúblicas. En todas las acciones de guerra en que le tocó actuar, asombró por su valor y temeridad. Inició su carrera militar en 1810, conduciendo comunicaciones de la Junta de Buenos Aires al General Antonio González Balcarce, y combatió en las batallas de Cotagaita, Suipacha y Huaqui. Actuó a las órdenes del General Juan Gregorio de Las Heras destinado a reforzar el ejército chileno, que se defendía de los contingentes realistas enviados por el virrey del Abascal. Combatió en las batallas de Cucha Cucha y Membrillar.
Pasó a las fuerzas del general O'Higgins, a cuyas órdenes luchó en la derrota de Rancagua con el grado de capitán. Combatió en las batallas de Chacabuco, Curapaligüe, Gavilán, en el asalto a Talcahuano y en la gran victoria de Maipú.
Estuvo en el sitio de la Fortaleza del Callao y participó en la defensa de la ciudad de Lima. De vuelta en el Plata, sirvió a las órdenes del General José M. Paz, quién le otorgó los despachos de Coronel Mayor. Emigró a Bolivia durante la dictadura de Rosas, regresando para incorporarse nuevamente a las órdenes de Paz en el ejército que este organizó contra Rosas en la Provincia de Corrientes.
Nació en la Ciudad de Córdoba en 1791. Cursó sus estudios en el Real Colegio de Monserrat, dedicándose luego al comercio. Se enroló en el Ejército del Norte en 1810, como voluntario, y combatió en las batallas de Cotagaita, Suipacha y Huaqui.
En 1813 fue enviado a Chile, como oficial de la división cordobesa (Batallón de Auxiliares Argentinos) a órdenes del después General Juan Gregorio de Las Heras, destinada a reforzar el ejército chileno, que se defendía de los contingentes realistas enviados por el Virrey del Abascal. Combatió en las batallas de Cucha Cucha y Membrillar. Pasó a las fuerzas del General Bernardo O’ Higgins, a cuyas órdenes luchó en la derrota de Rancagua con el grado de Capitán.
Regresó a Mendoza, donde se incorporó al Ejército de los Andes que estaba organizando el gobernador, General José de San Martín. En 1817 cruzó la Cordillera de los Andes y combatió en las batallas de Chacabuco, Curapalige, Gavilán, en el asalto a Talcahuano y en la gran victoria de Maipú. Permaneció después en la guarnición de Valparaiso, con el grado de Teniente Coronel.
Formó parte de la campaña del Perú, como jefe del Batallón 11 de Infantería - fundado por el General Las Heras - y peleó en la Batalla de Cerro de Pasco, en que tuvo una actuación relevante. Participó en la llamada “Campaña a puertos intermedios”, luchando en las derrotas de Torata y Moquegua.
Retirado el General San Martín, luchó a órdenes de Simón Bolivar en Junín, y a órdenes del General Antonio Sucre en la definitiva victoria de Ayacucho. Por esta victoria fue ascendido al grado de Coronel.
Una vez de regreso en Buenos Aires, se unió al ejercito participando activamente en la Guerra del Brasil, luchando en las victorias de Bacacay, Yerbal e Ituzaingó. En esta última batalla fue el Jefe del Estado Mayor, ya que el General Mansilla, que ocupaba ese cargo, dirigió tropas en la batalla.
Regresó a órdenes del General Juan Galo de Lavalle a Buenos Aires y participó en la revolución de diciembre de 1828.
Cuando el General José Maria Paz invadió Córdoba, se unió a éste como su Jefe de Estado Mayor. Fue el primer jefe que ocupó su ciudad natal, y luego luchó en las batallas de San Roque y La Tablada. Después de esa victoria, fusiló a 30 oficiales del General vencido, Facundo Quiroga.
También luchó en la Batalla de Oncativo y, tras esa victoria, Paz quedó en libertad de imponer el unitarismo a todo el interior. Primero se impuso en Cuyo, La Rioja y Catamarca, aliándose con las de Tucumán y Salta.
Por considerarlo inofensivo, Paz había dejado de lado a Juan Felipe Ibarra, caudillo de Santiago del Estero en paz. Pero en mayo de 1830, esa provincia fue invadida por el tucumano Javier López. Tras una serie de escaramuzas, López e Ibarra llegaron a una transacción, por la cual fue electo Gobernador Manuel Alcorta.
Disconforme con el resultado, en septiembre de 1830, el general Paz envió al coronel Deheza a tomar el mando militar y civil de la provincia, para evitar que Ibarra la recuperase con el apoyo de Estanislao Lopez. Deheza se hizo nombrar gobernador y enseguida comenzó a tener problemas con los caudillejos federales, que lo iban aislando y cercando en la capital de la provincia.
Su gobierno en Santiago fue una sucesión de desastres; Ibarra y el salteño Pablo Latorre lo atacaban por todos lados. Vencían o eran vencidos en pequeñas batallas, pero siempre volvían. Deheza dejó de gobernador delegado a un coronel de apellido Gama y salió a perseguirlos, pero debió regresar con las manos vacías. No obstante, Paz lo ascendió a general. En nombre de la provincia que gobernaba, firmó los tratados que establecían la Liga del Interior.
Cuando Paz cayó prisionero de Estanislao López, había otros dos generales en el ejército unitario. El General Lamadrid estaba más cerca de la capital y tomó el mando del mismo, ordenando la retirada a Tucumán. Deheza se negó a obedecer a Lamadrid - habían sido ascendidos el mismo día, por lo tanto su grado militar era el mismo - y, dejando a Santiago bajo la protección de Javier López, se retiró con su escolta a Tucumán. Ni siquiera pasó a saludar a Lamadrid: siguió de largo a Bolivia.
Poco después, Ibarra entraba sin resistencia a Santiago y Quiroga derrotaba - volvía a derrotar - a Lamadrid en la Ciudadela. Así desaparecía la Liga del Norte y los federales pasaban a controlar toda la Argentina.
Deheza se trasladó a Paraguay, donde el dictador Francia lo nombró su Jefe de Estado Mayor. A la muerte de Francia, en 1840, pasó a Chile. Allí se enroló en el ejército, en el que alcanzó el grado de Capitán General.
El 30 de agosto de 1872, muere en Valparaíso, Chile.

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jueves, 29 de agosto de 2019

REGIMIENTO DE INFANTERÍA NRO. 8

El primer antecedente de la unidad lo ubicamos en la segunda campaña al Alto Perú, llevada a cabo por el General Manuel Belgrano al mando del Ejército Auxiliar. Por ese entonces, era denominado Batallón Nro 8 de Infantería, debido a la cantidad de efectivos que lo constituían. Luego de las victorias de Tucumán y de Salta, el ejército patriota prosiguió su marcha hacia el norte hasta llegar a Potosí. Durante la marcha por esta región los nativos decidieron abrazar la causa emancipadora y engrosar las filas del ejército patrio. Debido a la gran cantidad de hombres incorporados a las filas, el Batallón Nro 8 quedó excedido en la cantidad de efectivos, lo que obligó a Belgrano a elevar a la categoría de Regimiento de Infantería Nro 8 al viejo batallón, designando como su primer Jefe al Teniente Coronel Benito Álvarez y al Sargento Mayor Patricio Beldón el día 13 de Julio de 1813.
El Regimiento 8, recibió su bautismo de fuego en la infausta jornada de Vilcapugio den donde debió soportar el peso del combate y la escasa instrucción de sus efectivos por el corto lapso de tiempo entre la creación de la unidad y la batalla produjo gran cantidad de bajas entre ellas sus jefes el Teniente Coronel Álvarez y al Sargento Mayor Beldón. Luego de la Batalla de Vilcapugio, el Regimiento 8 de Infantería quedó debilitado y se decidió su disolución.
En la ciudad de Buenos Aires, el 3 de Febrero de 1814, la unidad fue recreada con el nombre de Batallón 8 de Infantería y conocido con el nombre de “Libertos” por estar constituido en su mayoría por esclavos liberados por la Asamblea del año XIII, y que se sumaron a la lucha por la independencia.
Se designó como su primer Jefe al Teniente Coronel Matías Balbastro. Participa en Junio del mismo año del sitio a Montevideo oportunidad en que contribuyó a la rendición de la fortaleza, que puso fin a la dominación española en el Río de la Plata. Las compañías que participaron de la campaña regresaron a Buenos Aires en Septiembre.
En Octubre nuevamente 300 hombres al mando del Sargento Mayor Juan Viola partieron hacia Colonia del Sacramento para tomar parte de las operaciones contra el caudillo oriental José de Artigas.
En Noviembre la 1ra y 2da compañía marcha hacia Mendoza para engrosar las filas del Ejército Libertador, poniéndose bajo las órdenes del General San Martín.
En Diciembre de 1816 las ultimas tropas del Batallón 8 de Infantería llegaron a Mendoza al mando del Coronel Celestino Vidal, el 2 de Enero se nombra comandante del Batallón al Teniente Coronel Ambrosio Crámer y al Sargento Mayor Joaquín Nazar para constituir la plana mayor, una banda de música, una de granaderos y cuatro de cazadores, se establece en el campamento del Plumerillo donde se aprestaron los equipos y se instruyó a la gran cantidad de reclutas en su mayoría esclavos libertos de Mendoza y Cuyo que engrosaron sus filas . En el cruce de los Andes el Batallón se dividió en varias columnas y secciones dando inicio a la marcha el 14 de Enero de 1817 por el paso del Planchón al mando del Capitán Ramón Freire, el grueso lo hizo por el paso de Los Patos a las órdenes del Brigadier Soler y O’Higgins . Participó de la Batalla de Chacabuco teniendo la mayor cantidad de bajas de todas las unidades del Ejército Libertador. En Cancha Rayada ocupaba la segunda línea de la reserva logrando retirarse hacia el norte para reunirse luego con la división del General las Heras.
En Maipú el Batallón 8 sufre gran cantidad de bajas, las cuales alcanzaron a casi la mitad de sus hombres.
En la Campaña del Perú formó parte del ejército que tomó la ciudad de Lima y participa del sitio al puerto del Callao asaltando y tomando la fortaleza allí existente bajo las órdenes del Coronel Enrique Martinez. En Enero de 1822 fué designado el Teniente Coronel Felix de Olazabal para conformar la división auxiliar que liberó el norte combatiendo en la batalla de Riobamba y Pichincha. El Batallón 8 junto al 7 de Infantería conforman el Regimiento Río de la Plata, participó de los combates de Calama, Torata y la Batalla de Moquegua. Luego de la Independencia del Perú se suscitan una cantidad de acontecimientos que favorecieron el acceso al poder de antiguos sectores realistas.
A mediados del año 23, la División Argentina , resto del glorioso Ejército Libertador se sublevó debido al maltrato y desconocimiento por parte del naciente gobierno peruano, esta sublevación toma como ejemplo de fidelidad al soldado Antonio Ruiz apodado “Falucho” quien se negó a rendir honores al pabellón realista y fue fusilado en ese mismo momento por los sublevados.
El Regimiento 8 de Infantería es uno de los cuerpos más gloriosos que llevaron el Pabellón Nacional por el continente en la lucha por la independencia.
Fuente: Jorge González Crespo para Ejercito Argentino e ilustracion de Héctor Arenales Solís.

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miércoles, 28 de agosto de 2019

ANIVERSARIO DEL ATENTADO EN TUCUMÁN CONTRA GENDARMERÍA

En cumplimiento del Decreto “S” 261 del 5 de febrero de 1975 dictado por la Presidente de la Nación, Doña Estela Martínez de Perón, la Gendarmería Nacional destacó a la provincia de Tucumán parte de sus efectivos.
El 28 de agosto de 1975, 114 gendarmes provenientes de la “Agrupación San Juan” se embarcaron en el avión Hércules C-130, TC-62 en el Aeropuerto “Benjamín Matienzo” de Tucumán, para regresa a su destino, luego de cumplir con la misión impuesta. A las 1305 horas el avión carreteaba para levantar vuelo cuando al promediar la pista una enorme explosión prácticamente lo levantó del suelo, para luego caer destrozado e incendiarse inmediatamente. Por fortuna logró posarse en tierra y la pericia del piloto impidió que cayera sobre el Barrio Obrero que se encontraba prácticamente al final de la pista. El enorme Hércules quedó diseminado en 300metros pero su fuselaje se convirtió en una caldera donde quedaron atrapados los gendarmes.
Sin que muchos lo supieran, la mitad de la pista estaba atravesada de lado a lado por un canal de desagüe de un metro de alto y setenta centímetros de ancho. Allí terroristas de la organización Montoneros colocaron 160 kg de explosivo de alto poder que hicieron estallar por control remoto al paso del avión. La magnitud de la explosión se materializó también en el cráter de 12 ms. de diámetro y 2 ms. de profundidad que dejó en el cemento de la pista.
Los gendarmes comenzaron a salir en medio de las aberturas en llamas, pero algunos quedaron atrapados ya que el fuego impedía su rescate y aproximarse a menos de 10 o 15 metros era imposible. Los compañeros que habían logrado salir, los vecinos, los bomberos y los tripulantes de la aeronave, heroicamente lograron socorrer a gran parte de los efectivos. El máximo ejemplo lo brindó el gendarme Raúl Cuello quien entrando varias veces al fuselaje en llamas rescató a camaradas ofrendando en ello, su propia vida.
El trágico saldo del atentado fue de 6 gendarmes muertos y 60 heridos 9 de ellos, de gravedad. Demostraron que eran criollos valientes, herederos de Güemes, que ofrecieron todo en cumplimiento del deber y del sagrado juramento hecho a la Bandera azul y blanca, de defenderla hasta perder la vida. ¡Argentinos! No los olvidemos y rindámosles nuestro homenaje.
Juan Antonio Luna
Marcelo Godoy
Evaristo Gómez
Pedro Yáñez
Juan Riveros
Raúl Cuello
¡PRESENTE! 

“Lo demandó el honor y obedecieron,
lo requirió el deber y lo acataron;
con su sangre la empresa rubricaron
con su esfuerzo la Patria engrandecieron.

Fueron grandes y fuertes, porque fueron
fieles al juramento que empeñaron.
Por eso como valientes lucharon,
y como héroes murieron.

No quisieron servir a otra Bandera,
no quisieron andar otro camino,
no supieron vivir de otra manera.”

Fuente: Sr. Fausto González. Informador Público 2013.

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martes, 27 de agosto de 2019

ANIVERSARIO DE LA MUERTE DEL CORONEL ANGEL ECHAVARRÍA

Nació en Buenos Aires, el 2 de agosto de 1840, siendo sus padres, José Santos Echavarría y Petrona Dodero. Ingresó en clase de cabo distinguido en el Batallón “Guardias de la Ley”, el 18 de diciembre de 1861, de cuyo cuerpo era jefe el coronel Desiderio Sosa, en la provincia de Corrientes; el cual sirvió de plantel para la formación del 7º de Línea, continuando Echavarría en aquel batallón hasta el 3 de abril de 1864. Había ascendido a porta-estandarte, el 12 de agosto de 1862 y a subteniente de compañía, el 1º de julio de 1863.
El 3 de abril de 1864 se embarcaron para Rojas, provincia de Buenos Aires; habiendo llegado al Rosario de Santa Fe, permanecieron allí más de 15 días, llegando a su destino el día 23 del mismo mes y año. Desde el 1º de enero del año anterior Echavarría servía en el cuerpo que había tomado la denominación del 7º de Infantería, el que fue disuelto en Rojas, refundiéndose 2 compañías en el 3º de Caballería; marchando otras dos a Melincué, sirviendo de plantel para la creación del 12º de Infantería. El 7º de Infantería fue mandado hasta entonces por el teniente coronel Carlos Lezica.
Con motivo de la disolución, el 1º de abril de 1864 pasó a la P. M. D y el 7 de octubre del mismo año fue propuesto para la compañía de cazadores del Batallón 1º de Línea (actual Regimiento de Infantería 1 “Patricios”), que mandaba el teniente coronel Manuel Roseti; pese a que fue concedido el día 10 y hecho efectivo el 9 de noviembre, en que marchó de Buenos Aires a incorporarse a aquel cuerpo, que se hallaba en el “9 de Julio”. De febrero a abril de 1865 permanecieron en el fortín “Hombres sin Miedo”. El 18 de noviembre del año anterior ascendió a teniente 2º.
El 20 de abril de 1865, con motivo del estallido de la guerra del Paraguay, marchó el 1º de Infantería a Buenos Aires, donde después de una permanencia de cinco días, siguió viaje para formar parte del Cuerpo de Ejército del general Paunero. Se halló en la toma de la ciudad de Corrientes, el 25 de mayo de aquel año, por lo que recibió la medalla de plata acordada por el Gobierno. Asistió a la batalla de Yatay y a la toma de Uruguayana, por lo que fue acreedor a las condecoraciones concedidas por los gobiernos oriental y brasileño, respectivamente.
El 24 de setiembre de 1865 pasó al Estado Mayor del 1er Cuerpo de Ejército y en diciembre del mismo año pasó en comisión al Batallón “Catamarca”, cuerpo con el cual se halló en el Paso de la Patria, el 16 de abril de 1866; en la toma de Itapirú, al día siguiente en el combate del Estero Bellaco, el 2 de mayo; en el pasaje de ese mismo estero, el día 20; en la batalla de Tuyutí, el 24 del mismo mes y año, a las órdenes del coronel Maximiliano Matoso; mereciendo por este último hecho de armas el cordón de plata concedido por Ley del 5 de octubre de 1872.
El 7 de octubre de 1866 llegó a Buenos Aires gravemente enfermo, de un fuerte reumatismo, mandado por los cirujanos del hospital que funcionaba en Corrientes. Había ascendido a teniente 1º el 7 de enero de 1866, y capitán el 12 de setiembre del mismo.
Permaneció en cura hasta que el 14 de julio de 1867 solicitó pasar a una P. M. por las circunstancias de haber perdido a sus padres con diferencia de 24 horas, víctimas del cólera, razón por la cual por cuestiones de orden personal, tenía que quedarse en esta Capital; el 5 de agosto del mismo año pasó a la P. M. D., en virtud de la Superior Resolución del 31 de julio de 1867.
El 12 de enero de 1868 pasó al Ministerio de la Guerra, donde permaneció hasta el mismo día del año 1871, en que fue nombrado Jefe del Polvorín de Flores (ubicado en los terrenos que actualmente ocupa el Parque Chacabuco, en la ciudad de Buenos Aires), cargo que ejerció por espacio de largos años. Promovido a sargento mayor graduado el 19 de febrero de 1870, recibió la efectividad de este empleo, el 1º de marzo de 1873 y el 19 de setiembre de 1878, el grado de teniente coronel.
Desempeñando la jefatura del Polvorín de Flores por orden de su superior, tomó parte en las operaciones del 20 de junio de 1880, a las órdenes del general José Octavio Olascoaga, y en la batalla del día siguiente, en Puente Alsina y los Corrales, al mando del general Joaquín Viejobueno. Por su comportamiento en aquellas jornadas ascendió a teniente coronel efectivo, el 9 de julio de igual año.
Participó, igualmente, en las jornadas del 26, 27, 28 y 29 de julio de 1890; por cuya actuación fue promovido a coronel con fecha 27 de aquel mes y año.
El 2 de diciembre de 1890 dejó la jefatura del Polvorín de Flores y pasó a la “Lista de Oficiales Superiores”. En enero de 1894 fue nombrado Jefe del Polvorín de Maldonado, cargo que desempeñó hasta junio del año siguiente en que volvió a revistar en “Lista de Oficiales Superiores”. En febrero de 1899 fue nombrado Juez de Instrucción adscripto al Estado Mayor General. Desempeñando este puesto, el 10 de agosto de 1900 se ordenó el reconocimiento médico del causante, declarándolo la Comisión Médica, el 1º de setiembre, inútil para el servicio por estar afectado de “arterio-esclerosis”. El 4 de este último mes fue declarado en situación de retiro con 47 años, 1 mes y 2 días de servicios.
El coronel Angel Echavarría falleció en esta ciudad, el 26 de agosto de 1916, a las 6 de la mañana, de “miocarditis”. Estaba casado con Rosario Zumeta, natural de Corrientes, hija de Justo Zumeta y Dionisia Cano; matrimonio realizado en aquella ciudad el 10 de febrero de 1862.
Aparte de las condecoraciones mencionadas, recibió la medalla de oro por la conclusión de la guerra del Paraguay.
Su esposa falleció en Buenos Aires, el 15 de diciembre de 1923 a la edad de 83 años.

Fuentes: Yaben, jacinto R. – Biografías argentinas y sudamericanas – Buenos Aires (1938).

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lunes, 26 de agosto de 2019

ANIVERSARIO DE LA EXPEDICIÓN TERRESTRE INVERNAL ANTÁRTICA

Se cumple una de las hazañas más memorables efectuada por personal del Ejército Argentino en el Continente Blanco, la “Expedición Terrestre Invernal Antártica”, uniendo las Bases Antárticas de Ejército “Esperanza” y “San Martín”, después de haber recorrido 1.800 km en vehículos a oruga y 1.500 km con trineos de perros, alcanzando alturas de 1.842 m sobre el nivel del mar, soportando vientos de 220 km/h y temperaturas de -43ºC. Parte del desplazamiento de la patrulla se hizo entre abruptos paredones de roca, helados glaciares y sobre la superficie helada del mar cuyo espesor no sobrepasaba los 20 cm. Los hombres del Ejército que participaron fueron: Teniente Primero Gustavo Adolfo Giro Tapper (Jefe), Teniente Primero Oscar Roberto Sosa, Sargento Ayudante Mecanico Radial Silvano Corvalan, Sargento Ayudante Primero Héctor Pablo Elgueta, Sargento Primero Mecanico Motorista Jorge Raúl Rodriguez, Sargento Mecanico Motorista Gerónimo Mauricio Andrada y Cabo Primero  Ramón Oscar Alfonzo.
Fuente: Ejercito

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viernes, 23 de agosto de 2019

EL DÍA EN EL QUE MURIÓ EL GENERAL SAN MARTÍN

Un relato que recopila, a base de documentos históricos, cómo fue aquel 17 de agosto de 1850.
Dice la leyenda que el reloj se detuvo marcando las tres. A esa misma hora, el General José de San Martín daba su último respiro, el 17 de agosto de 1850. Aquel día había comenzado como cualquier otro para el anciano de 72 años -una edad considerablemente avanzada para aquella época-, quien se encontraba afligido por muchas enfermedades y dolores que plantaban en su mente la inevitable sospecha de la muerte venidera. Sufría de una importante ceguera, padecía asma e incluso ataques agudos de gota, que entorpecían la articulación de la muñeca derecha.
Aquella mañana se despertó temprano. Había amanecido nublado en Boulogne sur Mer, la ciudad francesa en la cual se había asentado. En el piso superior de una casa, San Martín había alquilado una habitación y en un cuarto contiguo, viví su hija Mercedes junto a su marido Mariano Balcarce. Luego del desayuno, le pidió a su hija que le leyera los diarios, como todos los días, ya que él no podía hacerlo por sí mismo. Al mediodía almorzó y luego comenzó a tener fuertes dolores de estómago, acompañados de un intenso frío que le inmovilizó las extremidades. Lo llevaron a la cama del cuarto de su hija y llamaron a su médico.
Los dolores se apaciguaron lo suficiente para que el General pudiera dirigirse a Mercedes para informarle con serenidad y lucidez que al fin le había llegado a su cuerpo el cansancio necesario de la muerte. Repentinamente, el General hizo un movimiento convulsivo, indicando a su yerno, con palabras entrecortadas, que alejara a Mercedes de la habitación para no convertirse en testigo de su agonía. Y así, el conquistador de los Andes expiró por última vez.
La muerte en palabras
Félix Frías fue un pensador argentino, político y prestigioso orador y autor de numerosos libros. Era también un gran amigo del General San Martín. Estando en París en aquella época, había resuelto visitarlo en la casa de Boulogne sur Mer pero lamentablemente, arribó para encontrarse con una triste noticia, un día más tarde de la muerte del Libertador. Esto escribió al respecto: “En la mañana del 18 tuve la dolorosa satisfacción de contemplar los restos inanimados de este hombre, cuya vida está escrita en páginas tan brillantes de la historia americana. Su rostro conservaba los rasgos pronunciados de su carácter severo y respetable. Un crucifijo estaba al lado del lecho de muerte. Dos hermanas de caridad rezaban por el descanso del alma que abrigó aquel cadáver”.
El propietario de la casa en la que vivió San Martín durante poco más de un año y medio se llamaba Adolph Gérard. Habitaba la planta baja de aquella propiedad -ubicada en la calle Grande Rue 105- que hoy es propiedad de la República Argentina. Abogado, periodista y director de la biblioteca de esa ciudad marítima del noroeste de Francia, el hombre había cultivado una amistad con San Martín y prestó su ayuda a Mercedes y su marido con los trámites del sepelio.
Aquel 17 de agosto, Gérard no era ajeno lo que ocurría en el piso alto de su residencia. Cuando escuchó el llanto de Mercedes, sabía lo que había ocurrido. Cuando se dirigió a comprobar que efectivamente había muerto su inquilino, se percató de que las goteras sonoras del reloj de la pared se habían detenido en las tres.
En un diario local, Gérard escribió una necrológica del General en la que lo describía: “El señor de San Martín era un bello anciano, de una alta estatura que ni la edad, ni las fatigas, ni los dolores físicos habían podido curvar. Sus rasgos eran expresivos y simpáticos; su mirada penetrante y viva; sus modales llenos de afabilidad; su instrucción, una de las más extendidas; sabía y hablaba con igual facilidad el francés, el inglés y el italiano, y había leído todo lo que se puede leer. Su conversación fácilmente jovial era una de las más atractivas que se podían escuchar. Su benevolencia no tenía límites. Tenía por el obrero una verdadera simpatía; pero lo quería laborioso y sobrio; y jamás hombre alguno hizo menos concesiones que él a esa popularidad despreciable que se vuelve aduladora de los vicios de los pueblos. ¡A todos decía la verdad!”.
El testamento
José de San Martín fechó su testamento en París, el 23 de enero de 1844, dejando como única heredera a su hija Mercedes de San Martín, casada con Mariano Balcarce, que ejercía como embajador argentino en París.
Entre las cláusulas del documento, se establecía que Mercedes otorgue a su tía María Elena -hermana del General- una pensión hasta su fallecimiento; que a la muerte de María Elena le otorgue una pensión a la hija de ésta, Petronila; que su sable corvo favorito, el de las batallas de Chacabuco y Maipú, fuera entregado al gobernador porteño Juan Manuel de Rosas. Además, prohibió la realización de funerales y de acompañamientos hasta el cementerio. Sin embargo, sí manifestó un humilde deseo: que su “corazón fuese sepultado en Buenos Aires”.
El 30 de agosto de 1850, trece días después de que San Martín falleciera, Mariano Balcarce comunicó la triste noticia al gobernador de Buenos Aires, Juan Manuel de Rosas. Los restos del General fueron depositados en la bóveda de la Catedral boloñesa, con la intención de que algún día fueran repatriados, según el deseo de nuestro prócer.
En 1861 sus restos fueron trasladados a la bóveda de la familia González Balcarce, ubicada en el cementerio de Brunoy, en Francia. Hubo varios intentos de cumplir con el punto de su testamento que manifestaba el deseo de ser enterrado en su país, pero su hija se opuso en reiteradas ocasiones, ya que siendo esposa del embajador en Francia e instalada en ese país, prefería que permanecieran cerca de su residencia.
Finalmente, en 1875 muere Mercedes San Martín y se reactivaron las gestiones para repatriar los restos del General. Durante la presidencia de Nicolás Avellaneda se creó la “Comisión encargada de la repatriación de los restos del Libertador”. El deseo del Libertador finalmente se produjo el 28 de mayo de 1880, cuando sus restos fueron conducidos a Buenos Aires.
Junto a Domingo Faustino Sarmiento, Avellaneda recibió los restos de San Martín y fueron depositados en un mausoleo, en la Capilla Nuestra Señora de la Paz, en la Catedral Metropolitana de Buenos Aires. Dos Granaderos, soldados leales del regimiento de su creación, custodian su tumba hasta el día de hoy. Y su espíritu, es custodia de todos los argentinos.
Fuente: Textos de Bartolomé Mitre / Instituto Sanmartiniano / Relatos de Félix Frías / “El Libertador Cabalga” / Agustín Pérez Pardella / Diario Soldados Digital.

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jueves, 22 de agosto de 2019

ANIVERSARIO DE LA MUERTE DE TENIENTE CORONEL ARGENTINO DEL VALLE LARRABURE

El 23 de agosto de 1975, el grupo autodenominado ERP (Ejercito Revolucionario del Pueblo), abandono del cadáver del Teniente Coronel Larrabure, en un baldío, fue asesinado cobardemente luego de un año secuestrado en una "cárcel del pueblo" cavada debajo de una casa de la organización, un verdadero agujero. Había sido ahorcado con un cable, luego de ser torturado con golpes y corriente eléctrica, perdiendo cuarenta kilos de peso en ese año. Nuestro Homenaje a este Soldado de la Patria.
El Hecho.
En una misma noche, la del 11 de agosto de 1974, el Ejército Revolucionario del Pueblo asaltaba dos organismos militares. Uno de ellos era el Regimiento de Infantería Aerotransportado nº 17, de Catamarca, donde la actuación de la guardia y de la policía provincial impidieron el copamiento, con el resultado de dos terroristas muertos y uno herido. A su vez, dos policías también quedaron con impacto de bala.
En el otro hecho, perpetrado contra la Fábrica Militar de Villa María, el resultado fue muy distinto. Allí, cinco kilómetros afuera del radio urbano, la acción de setenta guerrilleros fuertemente armados logró vulnerar las defensas del perímetro castrense, gracias a la complicidad de un soldado conscripto, apellidado Pettigiani.
El ataque se inició aproximadamente a las 10 de la noche del sábado, cuando por el tiempo invernal la mayoría de la población vecina ya estaba recluída en sus hogares. A esa hora, quince subversivos coparon el motel “Pasatiempo”, ubicado a unas nueve cuadras de la planta militar. Varias parejas guerrilleras, llegadas con anterioridad, ya habían ocupado habitaciones del establecimiento, que en pocos minutos se convirtieron en cuartel general del operativo. Entre los treinta ocupantes armados, una decena vistió con prontitud uniformes militares, mientras que con otro grupo, alejado del lugar, se mantenían conversaciones radiales.
La llegada casual del automóvil de una pareja, que al ver la oscuridad del edificio supuso que estaba cerrado y optó por regresar hacia Villa María, desbarató en parte los preparativos. Asustados, algunos de los guerrilleros que actuaban en el exterior como “campanas” comenzaron a disparar sin resultado contra el automóvil, gracias a lo cual se puso en movimiento un operativo policial en la zona.
Varios grupos de guerrilleros se lanzaron en consecuencia al ataque contra la Fábrica Militar, mientras frente al motel era muerto por los terroristas el cabo Marcelino Cuello. La policía provincial tuvo, igualmente, cuatro heridos.
La acción del soldado Pettigiani, que junto con otros dos había formado una célula en la Fábrica, permitió que la guardia de los portones de entrada fuera reducida por la acción traicionera desde el recinto. A la vez, en el perímetro castrense, donde se alojaban los oficiales superiores con sus familias –entre ellos Argentino del Valle Larrabure, su esposa, los dos hijos del matrimonio y el pequeño incorporado meses atrás al grupo-, se estaba desarrollando una reunión de amigos.
En el instante de abrirse el portón de acceso, y pese a que continuaba el enfrentamiento en el motel, los guerrilleros que penetraron sumaban más de sesenta.
Divididos en grupos que conocían perfectamente la distribución de los hombres a esa hora, así como la ubicación de los materiales, los guerrilleros intentaron secuestrar al Teniente Coronel Osvaldo Jorge Guardone, que se hallaba en su casa. El militar, que segundos antes había percibido movimientos extraños, organizó rápidamente su defensa, entregándole un arma a cada integrante de su familia que sabía manejarla, así cayó muerto uno de los asaltantes que había irrumpido en su vivienda; los restantes componentes del grupo se dieron a la fuga.
A todo el personal que estaba en la reunión, entre los que se contaban el Mayor Argentino del Valle Larrabure y el Capitán Roberto A. García, se le ordenó que se tiraran al piso, el Mayor Larrabure rápidamente se identificó como la persona de más alta jerarquía militar de la fiesta y pidió tranquilidad y que no se les hiciera daño a ninguna de las personas allí congregadas. Los dos militares fueron tomados de rehenes. Cuando fueron llevados hacia un automóvil, el Capitán García intentó fugarse; fue acribillado por la espalda y mal herido, junto al Mayor Larrabure, fueron subidos al vehículo con el que se dieron a la fuga. A la mañana siguiente el Capitán García, gravemente herido, dándolo por muerto, fue abandonado. Larrabure, en cambio, golpeado brutalmente, comenzaba su largo peregrinar hacia su calvario.

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miércoles, 21 de agosto de 2019

ANIVERSARIO DEL RECONOCIMIENTO AL GENERAL BELGRANO

Reconocimiento del Cabildo de Buenos Aires al General Manuel Belgrano.
Hallándose el General Manuel Belgrano en desgracia y retirado en el pueblo de San Isidro, el cabildo de Buenos Aires le remitió, mediante oficio del 21 de agosto de 1814, un par de pistolas de arzón, “...en justo reconocimiento, del triunfo de Salta”, pidiéndole que las aceptase como “una fineza de un padre para con un hijo a quien ama tiernamente”. Belgrano contestó, con fecha 25 del mismo mes, que siempre había sido mirado por el cabildo como un hijo predilecto y que procuraría no desmentir tan dulce nombre.
Fuente: Ejercito.

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martes, 20 de agosto de 2019

ANIVERSARIO DEL COMBATE DE TAPALQUÉ

El día 20 de agosto de 1839 se produce el Combate de Tapalqué. Unos 1.200 indios salvajes atacan a las fuerzas del Coronel Nicolás Granada, quién reaccionando con vigor consiguió no solo derrotarlos sino ponerlos en fuga en el lugar donde hoy se levanta la localidad de Tapalqué, a unos 270 Km. de Buenos Aires. En ese año se creó el partido a partir del fortín Esperanza. Posteriormente, otro ataque de los salvajes lo destruyó, siendo recreado en otro emplazamiento, por decreto del 2 de marzo de 1855.
La indiada en su huída, alcanzó a tomar parte de la caballada que se hallaba en un potrero cercano y algunas chinas e indios de la zona de Tandil, que unos meses antes se habían instalado en Tapalqué, donde vivían al amparo del Gobierno, quien le suministraba los víveres necesarios y seguridad para su existencia. Los indios emprendieron veloz huída y se alejaron del cantón perdiéndose de vista.
A las ocho de la mañana, las fuerzas nacionales que se pusieron en movimiento, alcanzaron al enemigo a las dos leguas, cuando los indios detenidos los estaban esperando para el enfrentamiento formando una sola línea montados en sus animales, con el ganado de repuesto a sus espaldas y dando el frente a las tropas.
Antes de lanzarse al ataque final, los soldados mudaron de caballos por otros frescos y avanzaron en escalones de la siguiente manera:
Derecha: teniente coronel Ramón Bustos con parte del Batallón Escolta de Gobierno, en total 84 hombres. Izquierda: Mayor graduado Florencio Villanueva con parte del Regimiento Nº 3 de Caballería de campaña, en total 120 hombres. Retaguardia: El resto de la tropa con una plaza de artillería y los indios amigos ubicados en varias divisiones protegiendo a las fuerzas nacionales.
Entreverados en la lucha, el ala derecha se introdujo a manera de cuña, valientemente en el centro de la masa indígena, formada por 900 indios. El ala izquierda, mientras tanto sostenía con denuedo los ataques de los guerrilleros. El combate cuerpo a cuerpo fue reñido y dejó como saldo numerosos muertos y heridos. Llegado el momento decisivo, el coronel Granada ordenó la ofensiva general. El enemigo trató de resistir la carga, pero fatigado frente a las largas horas que llevaban luchando (cerca de nueve) y ante el avance decidido de nuestras fuerzas debieron iniciar la retirada, imposibilitado de rehacerse. A media tarde la tropa e indios amigos comenzaron a perseguirlos y lancearlos, produciéndoles una completa derrota. Los pocos que alcanzaron a huir fueron acosados por espacio de 18 leguas hasta cerca de las 20 horas en que comenzó a anochecer y a causa de la oscuridad reinante se vieron obligados a regresar.
El resultado del encuentro fue un elevado número de muertos (entre quienes se encontraban un hijo de Chocorí, otro de Painé y el capitanejo André) y más de 150 heridos, de éstos muy grave el cacique Pichuin, que milagrosamente había conseguido huir pero dejando abandonado en el campo de lucha su caballo y otras prendas. Además se recuperaron alrededor de 1.900 caballos y las chinas que se habían llevado como rehenes. Se tomaron prisioneros a un capitán de indios chilenos y cinco aborígenes.
Entre las fuerzas nacionales las bajas también fueron elevadas, cayeron muertos el teniente graduado Vicente Ferrer y 18 individuos de tropa; heridos el teniente coronel Ramón Bustos, los capitanes Lorenzo Duarte y Patrocinio Ricabarren y 34 soldados. De los indios amigos, cinco fueron muertos y hubo algunos heridos.
 
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viernes, 16 de agosto de 2019

LA HISTORIA DE LAS CONDECORACIONES MILITARES ARGENTINAS

Se otorgan para premiar acciones de mérito llevadas a cabo por toda persona que en combate, haya defendido la República Argentina. A continuación, el detalle de algunas de ellas con reproducciones gráficas hechas íntegramente por Diario Soldados Digital. 

Honor. Valentía. Ejemplo. Las condecoraciones militares se otorgan por los servicios brindados a la Patria, aquella vocación para la cual un militar nació y justamente, distinguen esos valores, los más puros que un hombre de Armas pudiera alcanzar. Son reconocimientos honoríficos, otorgadas por actos de heroísmo o acciones meritorias, realizados exclusivamente en acciones de guerra. 

Las condecoraciones existen desde hace miles de años. Desde la antigüedad, la noción de reconocer y recompensar a una persona por sus méritos militares servía para alentar a otros a seguir el ejemplo. En tiempos remotos cuando habitaban las primeras civilizaciones egipcias, griegas y romanas, los servicios a la Patria se distinguían con collares, cintas o medallas.
La Falerística, una rama de la Numismática, y por lo tanto una ciencia auxiliar de la historia, estudia, justamente, la clasificación e inventario de las condecoraciones. El término deriva de la Phalerae, una de las muchas condecoraciones que crearon los romanos, y que consistía en pequeños escudos repujados en oro, plata o bronce, que se llevaban sobre la coraza.
Otra forma muy común en la que se corporizan las condecoraciones militares son las medallas. Los griegos las llamaban Ta Falara, que simplemente quiere decir “algo para mostrar o ser visto”. Las medallas son muy utilizadas en el Ejército en la actualidad y pueden tener varias clases, usualmente identificadas con el oro, la plata y el bronce. Esta distinción supone una clasificación de los actos y conductas realizadas, pero no implican una jerarquía. 
Si Alguna vez te preguntaste qué significan las algunas de las medallas que se entregan a los miembros del Ejército Argentino que estuvieron en situación de guerra, SOLDADOS DIGITAL te cuenta la historia y el propósito detrás de cada una de ellas. 

Cruz La Nación Argentina al Heroico Valor en Combate
Una medalla con una Cruz de Malta de un lado, hecha en plata, y el brillo del Escudo Nacional del otro, realizado en oro. Así se materializa el máximo galardón que entrega nuestra Nación. La República Argentina otorga esta condecoración rigiéndose en la ley 22.607 (1982) y la ley 24.2291. Las normas establecen que la medalla será concedida al “personal militar, personal de las fuerzas de seguridad, fuerzas policiales civiles, argentinos o extranjeros, que en combate motivado por acontecimientos extraordinarios que revistan el carácter de acción o función de guerra, realice aislado o en el ejercicio del mando, una acción ponderable que se destaque considerablemente de las pautas de conducta, normalmente estimadas correctas”.
Esta condecoración revista un carácter tan especial que fue entregada a muy pocas personas, como fue el caso del Teniente Roberto Estévez (Post Mortem). Se le atribuyó tal honor a este fiel soldado como consecuencia de su accionar en la Guerra de Malvinas por comandar, a pesar de estar gravemente herido por balas británicas, a sus efectivos de Infantería y dirigir por radio el fuego de Artillería en la primera línea de combate durante la batalla de Darwin. Un último impacto de bala terminó con su vida.
Por otro lado, Oscar Poltronieri fue el único conscripto en Malvinas que recibió la medalla y que pudo vivir para contar su experiencia en sus tan queridas Islas. Y bien merecido tiene el honor de ser reconocido por su Nación con la distinción más alta. Espíritu de lucha, sencillez y arrojo. 

Medalla al Valor en Combate
"Reconócese la actuación en la Guerra del Atlántico Sur por sus relevantes méritos, valor y heroísmo en defensa de la Patria”. Estos son los actos que distingue la Medalla al Valor en Combate: los actos de valentía en el combate en circunstancias peligrosas. Es la segunda más alta condecoración militar propuesta por la República Argentina bajo la promulgación de la ley 24.020/19911 y ley 25.576. Hecha a base de plata, la medalla circular lleva el Escudo Nacional, rodeado por la leyenda "La Nación Argentina" en su lado superior y "al Valor en Combate" hacia abajo, suspendido de una cinta de pecho rayada con los colores celeste y blanco. 

La Nación Argentina al Muerto en Combate 
La Nación Argentina al Muerto en Combate es una condecoración militar otorgada por la República Argentina. La ley 22.607, sancionada el 15 de marzo de 1983 y publicada en el boletín oficial el 23 de marzo de 1983, determina que esta condecoración “será concedida al personal militar que, en combate, motivado por acontecimientos extraordinarios que revistan carácter de función de guerra, resultare muerto como consecuencia directa de los riesgos inherentes al mismo”. Fue así como, por bajas producidas durante la Guerra de Malvinas se han entregado 649 condecoraciones. Su material es la plata y pende de una cinta argentina, con borde superior negro. 

La Nación Argentina al Herido en Combate
La Medalla La Nación Argentina al herido en Combate, es la cuarta condecoración militar en orden de importancia, propuesta por la República Argentina a través de la ley 22.607, que fue sancionada el 15 de marzo de 1983. La condecoración es concedida a todo personal militar, personal de las fuerzas de seguridad, fuerzas policiales y civiles, argentinos o extranjeros que, en combate motivado por acontecimientos extraordinarios que revistan carácter de función de guerra, resultare herido de consideración como consecuencia directa de los riesgos inherentes al mismo. 

Nota
El Senado y Cámara de Diputados de la Nación Argentina reunidos en Congreso, etc., sancionaron el 30 de septiembre de 1992 la modificación de la ley 24.020 que establece que la denominación "El Pueblo Argentino" en las medallas será reemplazada por "La Nación Argentina".
Agradecimiento: Sargento Ayudante Medina, del Departamento de Ceremonial, por su colaboración para la realización de esta nota. 
Fuente: Lucía Tornero y Ana Castelli para Diario Soldados Digital.

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jueves, 15 de agosto de 2019

ANIVERSARIO DE LA CREACIÓN DE LA ESCUELA DE CABALLERÍA DEL EJERCITO

La Escuela de Caballería, fue creada por decreto del Presidente Roca el 17 de agosto de 1904, constituyéndose en el primer instituto destinado al perfeccionamiento de los cuadros del arma. Fue su primer director el Teniente Coronel Isaac de Oliveira Cezar, e inició sus actividades en el predio fiscal ubicado en las actuales avenidas Cabildo y Dorrego, siendo trasladada a la localidad de El Palomar en el año 1911.
Estaba compuesta en un primer momento por dos divisiones: "Trabajos Militares" y "Trabajos Hípicos".
Durante la década del veinte, sufre el asesinato de su Director, Teniente Coronel Varela, a manos de anarquistas, a raíz del desempeño del mismo en las acciones de la Patagonia.
En 1924, a raíz de la construcción del Colegio Militar de la Nación,, es trasladada a Campo de Mayo, donde se fusiona con el Regimiento de Caballería 2 "General PAZ", permaneciendo en dicho asiento hasta 1951, cuando se traslada a la ciudad de Mercedes - Corrientes. Durante el año anterior había sido creada la Escuela de Equitación,, sin mantener la vinculación orgánica con la Escuela de Caballería.
En 1956 regresa a sus cuarteles de Campo de Mayo donde en 1958 se constituye en Centro de Instrucción de Caballería, cuya orgánica incluye la Dirección del Centro, el Regimiento de Caballería Escuela, la Agrupación Tropas, la Escuela Militar de Equitación y a partir de 1961 la Escuela de Blindados. En 1964, el Centro de Instrucción de Caballería cambia su denominación por la de Escuela de Caballería.
Con motivos de las acciones emprendidas para reestructar el Ejército a partir de abril de 1992 inicia su traslado a la ciudad de Concordia y con el, el desarrollo de los primeros cursos.
A finales del 2002, la Escuela de Caballería se traslada nuevamente a Campo de Mayo, formando parte de la Escuela de las Armas (EDA). Y continuando con su misión de generar la doctrina específica, desarrollar los cursos regulares y complementarios para oficiales y suboficiales del Arma de Caballería.
Su Misión.
La Escuela de Caballería planificará, programará y ejecutará los cursos regulares y complementarios ordenados por el COEDOC, elaborando simultáneamente la doctrina específica y conjunta para permitir la capacitación operacional de cuadros y tropa a fin de asegurar la continuidad del sistema educativo del Ejército.
Fuente e informes: www.escueladecaballeria.ejercito.mil.ar

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miércoles, 14 de agosto de 2019

ANIVERSARIO DE COMBATE EN EL DESIERTO

El día 15 de agosto de 1876 se producen unos enfrentamientos contra indios salvajes. Sesenta soldados del 2° de Caballería y del Batallón 7°, al mando del Capitán Exequiel Delmozo y el Subteniente Manuel Palacio, combaten por dos horas contra una columna de 360 indios, matando e hiriendo a una gran parte de ellos. Además de quitarles lanzas y armas de fuego, capturaron 400 caballos y yeguarizos. El mismo día otros 60 soldados del 2° de Caballería al mando del Mayor Roque Peyteado derrotaron otra partida de salvajes, mientras que el Mayor Barrionuevo, del mismo Regimiento, con cuatro hombres se batió contra quince indígenas, matando a varios y capturando 9 caballos ensillados que habían robado.

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martes, 13 de agosto de 2019

ANIVERSARIO DE LA BATALLA DE PERIBEBUY

El 12 de agosto de 1869 se produce la Batalla para la conquista de la fortaleza de Peribebuy en la Guerra del Paraguay, 1869. Fuerzas argentinas al mando del General Luis M. Campos iniciaron el asalto, conquistando la plaza junto con tropas brasileñas. Esta acción se rememora en la marcha Capibary.
Guerra de la Triple Alianza. Llegado a Pirayú el 25 de Mayo, recién a fines de Julio, luego de dos meses de meditación, el Conde D’Eu, Príncipe Gastón María de Orleans, yerno del Emperador Pedro II, a cargo de las tropas aliadas, tomó la determinación de ir contra el Mariscal Francisco Solano López. Parecía dispuesto a realizar un avance frontal, tan difícil como audaz.
La presencia próxima del caudillo paraguayo, gravitando sobre su ánimo, le indujo después a pensar en operaciones menos arriesgadas. Y quedó convenido un movimiento envolvente, que amenazara la retaguardia de los paraguayos.
Por eso, el Conde D’Eu operaría sobre la izquierda de su oponente, a la cabeza de una poderosa columna que, haciendo un gran rodeo, iría por Paraguarí, Sapucay, Valenzuela e Itacurubí sobre Piribebuy y Ascurra. Los generales Emilio Mitre y José Antonio da Silva Guimaraes operarían al mismo tiempo sobre la derecha de los paraguayos, por los pasos de Altos y Atyrá, para salir en Tobatí y cortarles la retirada.
En Pirayú quedarían las fuerzas necesarias para amenazar el frente paraguayo y disimular el vasto movimiento proyectado.
El 28 de Julio se dio comienzo a la ejecución de este plan. Ese día partió por delante la vanguardia comandada por el general Juan Manuel Mena Barreto. En pos de ella avanzaron el mariscal Osorio,al frente del primer cuerpo del ejército imperial, el mariscal Plydoro da Fonseca Quintanilla Jordao, con el segundo cuerpo, y el Conde D’Eu con el resto de las tropas.
Eran más de 20.000 hombres de las tres armas, con poderosa artillería.
La plaza de Piribebuy estaba defendida por 1.600 hombres y doce cañones, a las órdenes del comandante Pedro Pablo Caballero.
El 10 de Agosto tomaron posición los aliados en torno del baluarte paraguayo, emplazando cincuenta y tres cañones en las alturas que lo dominaban. En todo el día siguiente continuó la reconcentración de las fuerzas aliadas y los preparativos del asalto.
La resistencia de los paraguayos fue tan tenaz como heroica. Los aliados varias veces rechazados, volvieron a la carga, hasta conseguir abrir una brecha en las trincheras, cuando las mujeres habían sustituido a los soldados paraguayos muertos y cargaban sus cañones, ya sin proyectiles, con frutas de coco, piedras, vidrios y arena.

Fuentes
Chiavenato, Juan José - Genocidio Americano - La guerra del Paraguay - Carlos Schauman Editor, Asunción, 1984 / O’Leary, Juan E. - El Centauro de Ybycui - Editorial Le Levre Libre, París (1929).

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lunes, 12 de agosto de 2019

ANIVERSARIO DE LA RECONQUISTA DE BUENOS AIRES

En el marco histórico de la primera invasión inglesa, se conmemora aquel día de 1806 en que Liniers, al mando de un grupo de criollos y españoles, atacó con éxito al ejército inglés invasor y reconquistó la ciudad de Buenos Aires.

"Por las calles que conducen a la plaza Mayor, avanzan en tropel las fuerzas de la reconquista, envueltas en el humo de las explosiones y el retumbar de los disparos. Liniers, instalado con sus lugartenientes en el atrio de la iglesia de la Merced, ha perdido el control de las operaciones: sus soldados, mezclados con el pueblo que pelea a mano desnuda, no escuchan ya las voces de los oficiales, y se lanzan en un solo impulso a aniquilar al enemigo. Un diluvio de fuego se desata sobre las posiciones británicas en la plaza. Allí, al pie del arco central de la Recova, está Beresford, con su espada desenvainada, rodeado de los infantes escoceses del regimiento 71. Esta es la última resistencia. 
Las descargas incesantes abren sangrientos claros en las filas británicas. El jefe inglés comprende que ya no es posible continuar la lucha, pues sus tropas serán aniquiladas hasta el último hombre. Ordena entonces la retirada hacia el fuerte. Allí, momentos más tarde, iza la bandera de parlamento. 
Volcándose como un torrente en la plaza, las tropas y el pueblo llegan hasta los fosos de la fortaleza, dispuestos a continuar la lucha y exterminar a cuchillo a los británicos. En esas circunstancias, una vez más Hilarión de la Quintana es enviado por Liniers a negociar la rendición. Esta deberá ser sin condiciones. La muchedumbre, terriblemente enardecida, es a duras penas contenida. Se exige a gritos que Beresford arroje la espada. Un capitán británico lanza entonces la suya, en un intento por calmar a la multitud. Pero eso no conforma a la gente y Beresford debe aceptar, aun antes de que sus soldados hayan depuesto las armas, que una bandera española sea enarbolada sobre la cima del baluarte. 
Liniers está ahora a pocos metros de la entrada de la fortaleza, aguardando la salida de su rival vencido. Beresford, acompañado por Quintana y otros oficiales, marcha hacia Liniers a través de la multitud que le abre paso. El encuentro es breve. Los dos jefes se abrazan y cambian muy pocas palabras. Liniers, después de felicitar a Beresford por su valiente resistencia, le comunica que sus tropas deberán abandonar el fuerte y depositar sus armas al pie de la galería del Cabildo. Las fuerzas españolas rendirán, como corresponde, los honores de la guerra.
A las 3 de la tarde del 12 de agosto de 1806, el famoso regimiento 71 desfila por última vez en la plaza Mayor de Buenos Aires. Con sus banderas desplegadas los británicos marchan entre dos filas de soldados españoles que presentan armas, hasta el Cabildo, y allí arrojan sus fusiles al pie del jefe vencedor."

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sábado, 10 de agosto de 2019

DIA DE LA FUERZA AEREA ARGENTINA

El 10 de agosto de 1912 es creada la Escuela de Aviación Militar por la acción entusiasta de Jorge Newbery, oficial naval y pionero de la aviación argentina. La Escuela funcionó en sus primeros tiempos en el campo de aviación de El Palomar, cercano al Colegio Militar de la Nación. Sus primeros aviones fueron Bleriot, Farman, Caudron y Bristol. En 1937, la Escuela fue trasladada a Córdoba. En 1944, con la autonomía orgánica de la Fuerza Aérea, se inició el desarrollo de la aviación como fuerza autónoma.Saludamos a los camaradas de esta fuerza hermana y les deseamos que Dios los acompañe y bendiga en su día.Reseña Histórica de la Aeronáutica Argentina. 

La actividad aeronáutica registra en nuestro país una trayectoria que supera en mucho el siglo pasado. Ya en los años de nuestra independencia, más concretamente en el pronunciamiento de mayo, 1810, Miguel de Colombisse, relojero de origen holandés, se dirigió a la Junta Provisional Gubernativa, desde su residencia en Mendoza, solicitándole la suma de cuatro mil pesos para la construcción de un aeróstato, rígido, impulsado por remos y dirigido por un timón. La solicitud recibida por la Junta fue rechazada ya que en virtud de las urgencias militares del momento, no era posible acceder a ella. 
Durante el pasado siglo los cielos de las ciudades del país se vieron reiteradas veces invadidos por arriesgados aeronautas a bordo de globos de aire caliente, tales como el francés Lartet o el norteamericano Wells y así lo registran cuadros y litografías de la época, como las de Enrique Pellegrini y otros. 
Pero la Guerra de la Triple Alianza, inició entre nosotros la Aerostación Militar, así fue como en el año 1866, el 6 de julio, un aeróstato cautivo del Ejército Brasileño, se elevó sobre las líneas aliadas para observar las posiciones de la artillería paraguaya, llevando a bordo al Ingeniero polaco Roberto A. Chodasiewiecz (incorporado al Ejército argentino con el grado de Capitán) que se constituyó así en el primer militar argentino y latinoamericano en elevarse en globo. 
A fines de 1907 regresó al país el joven diplomático y deportista Aarón de Anchorena, trae consigo un globo esférico de 1.200 metros cúbicos, adquirido en Francia y al que bautizó con el más criollo de nuestros vientos “Pampero”. Una vez instalado y armado, invitó a su amigo el Ingeniero Jorge A. Newbery, joven deportista, ex alumno de Thomas Alva Edison, pionero en el terreno de la energía eléctrica y ganador de varios premios deportivos; a participar de la primera ascensión del esférico en la Navidad de ese año, es así como el 25 de diciembre de 1907, el Pampero salió desde la Sociedad Sportiva Argentina, hoy Campo de Polo y cruzó los cielos descendiendo en la vecina orilla del Río de la Plata, en Conchillas, República Oriental del Uruguay. 
El hecho produjo gran entusiasmo y el 13 de enero de 1908 se creaba el Aero Club Argentino, primera entidad aérea del país. Sus autoridades Aarón de Anchorena (Presidente), Arturo Luisoni (vicepresidente) y Jorge Newbery (vicepresidente segundo) unieron a todos los entusiastas del “más liviano que el aire”, entre otros Eduardo Newbery, Horacio Anasagasti, Alberto Mascias, Antonio de Marchi y Carlos Hirmscher. 
La actividad aérea continuó febrilmente durante 1908, hasta que en la tarde del 17 de octubre se elevó el Pampero, llevando a bordo al Dr. Eduardo Newbery y al Sargento Eduardo Romero, el vuelo se inició normalmente pero en horas de la noche el viento lo arrastró probablemente hacia el Río, nunca más volvería el Pampero ni sus intrépidos tripulantes quienes se convertirían en los primeros mártires de la naciente aeronáutica. 
Pese a la tragedia, la actividad no cejó. Pasado un tiempo el Aero Club retomó el camino iniciado y el 24 de enero de 1909 se elevó el globo de seda “Patriota” adquirido en Francia por el Ingeniero Horacio Anasagasti. 
El final de ese año encontró al país en pleno dedicado a los preparativos del festejo del centenario de Mayo, entre los comités de celebraciones, se destacó el barón Antonio de Marchi, quien como presidente de la Sportiva, se comprometió a traer para las festividades el vuelo de “los más pesados que el aire”. Es así que logra el concurso de destacados aviadores europeos que llegan al país en los primeros días de enero de 1910. El aviador francés Henri Brégi, con dos biplanos Voisin de 50 caballos de fuerza y una semana más tarde Ricardo Ponzelli se trasladó a Campo de Mayo y realizó su vuelo inicial, pero al llegar a 200 metros del recorrido el viento le hizo perder estabilidad y el avión cayó rompiendo un ala. De esta forma, se malogró el primer vuelo mecánico en el país. Brégi tuvo mejor suerte y el 6 de febrero pudo realizar en Longchamps dos vuelos completos sobre el hipódromo, aterrizando sin novedades. 
Llegados los aviones era imprescindible contar con un aeródromo y es así como el 23 de marzo de 1910, nació el aeródromo de Villa Lugano con dos kilómetros de pista de tierra, ocho hangares y doscientos metros de tribuna, fue allí donde le nacieron alas a la Patria. Desde allí, el 30 de marzo de ese año el aviador Emile Aubrun realizó el primer vuelo nocturno en el mundo. 
El aero Club Argentino volcó todas sus fuerzas en pos del vuelo con motor, trajo máquinas e instructores que impartieron sus conocimientos a Newbery, Carlos Goffre, Florencio Parravicini, Hermán Hentsch y Carlos Roth, quienes recibieron sus brevets de aviador en junio del año del Centenario. 
Paralelamente con sus actividades aeronáuticas civiles, el Aero Club Argentino, fue despertando la conciencia de la sociedad en la utilidad del avión para las actividades militares, como ya habían hecho Italia, Francia, Alemania y las demás potencias europeas. La idea fue prendiendo en Argentina y por ello se formó una Comisión Pro Flotilla Aero Militar Argentina (creada por iniciativa del My. (R) Arturo P. Luisoni y presidida por el barón Antonio de Marchi) encargada de recaudar fondos para la compra de aparatos. 
La labor de esta Comisión rindió frutos en tiempo record y puso de manifiesto la generosa disposición de nuestros connacionales. Así el 10 de agosto de 1912, el Presidente de la Nación Doctor Roque Saénz Peña firmó el decreto por el que se creaba la Escuela de Aviación Militar, gracias al extraordinario aporte del Aero Club Argentino que brindaba gratuitamente su parque aerostático, asesoramiento y profesores. El lugar donde habría de instalarse el nuevo instituto era un terreno que había pertenecido al Segundo Grupo de Artillería a Caballo y que el Aero Club Argentino cedió a la Escuela de Aviación Militar con sus instalaciones y que llevaba el nombre de El Palomar. 
Creada la Escuela y la Dirección Técnica a cargo del Aero Club Argentino, se procedió a llamar a oficiales para integrar el primer curso de Aviadores Militares, que después de una estricta selección quedó integrada por: Teniente de Fragata Melchor Z. Escola, Tenientes primeros Raúl E. Goubat y Aníbal Brihuega, Tenientes Alfredo S. Agneta, Saturnino Pérez Ferreyra, Carlos F. Giménez Kramer, Baldomero de Biedma, Pedro Zanni, Juan Carlos Ferreyra y Leopoldo Casavega y Subteniente Manuel Félix Origone, quien sería el primer mártir entre los oficiales de la Escuela de Aviación Militar al perecer en un accidente aéreo pocos meses después. 
La primera meta fue el Río de la Plata. Cattaneo ya lo había cruzado en 1910, pero solo de ida ya que regresó en barco. Fue Jorge Newbery quien el 24 de noviembre de 1912, con intención de ir a la estancia de su amigo Aarón de Anchorena, en la Barra de San Juan, Colonia; lo cruzó en un Bleriot XI de su propiedad, de ida y vuelta a El Palomar en el mismo día. Pero su hazaña fue superada unos pocos días después por el conscripto Pablo Teodoro Fels, quien a bordo de su Bleriot, idéntico al de Newbery lo cruzó en la madrugada del 1º de diciembre de 1912 con rumbo a Montevideo, donde llegó dos horas después, batiendo el record mundial en el vuelo sobre agua. Por esta hazaña, Fels fue felicitado, homenajeado y ¡sancionado! por el ejército por haber contravenido las reglamentaciones militares. Tras cumplir su arresto, fue ascendido a Cabo. 
Jorge Newbery, entre tanto, seguía su intensa labor batiendo records y sumando experiencia con intenciones de realizar su gran sueño, el cruce aéreo de la Cordillera de los Andes. En estos preparativos, batió el record mundial de altura, al elevarse 6.225 metros sobre El Palomar. Luego de ello partió hacia Mendoza a fines de febrero de 1914, a fin de recorrer la cordillera en tren y tomar notas meteorológicas, de alturas y pasos, pero el día 1º de marzo, el mismo en que debía regresar a Buenos Aires, no pudo rechazar una amable invitación para realizar una exhibición de vuelo, utilizando el aparato de Fels, que se hallaba en Mendoza. Se elevó sin sobresaltos, pero tras realizar unas maniobras arriesgadas el avión no respondió a sus mandos y se precipitó a tierra. Newbery moría instantes después, en la plenitud de su vida plegaba sus alas, luego de ofrendárselas a la Patria. En Buenos Aires su sepelio fue multitudinario. Años después sus restos serían trasladados a un Mausoleo en la Chacarita, erigido como perpetuo recuerdo de quien fue el artífice y Fundador de la Aeronáutica Militar Argentina. 
En 1919 el gobierno francés donó a nuestro país tres aviones, un Spad XII y dos Nieport de 165 HP y se designó a los pilotos Zanni, Parodi y Matienzo para que intentaran el cruce de la cordillera en escuadrilla. El 28 de mayo realizaron el intento, pero una falla al despegar obligó a Parodi a desistir, más adelante lo hizo Zanni, enfrentando a un fuerte viento. Matienzo no advirtió el regreso de su compañero y siguió solo. No se supo de él hasta el 19 de noviembre de ese año, en que sus restos fueron encontrados en las cercanías de las Cuevas. Se había visto obligado a aterrizar e intentó regresar hasta la población, pero el frío y el sueño lo vencieron, se durmió para siempre sentado en una roca, a sólo unos kilómetros del refugio. 
La década del veinte estuvo jalonada de grandes raids y records, en los que la aviación argentina se destacó entre las primeras del mundo. Es así que en el año 1924 el Mayor Pedro Zanni inició su famoso raid alrededor del mundo, cubriendo en diversas etapas el cruce sobre Europa y Asia hasta Japón. Acompañado del mecánico Felipe Beltrame y en dos máquinas Fokker denominadas Ciudad de Buenos Aires y Provincia de Buenos Aires recorrió 17.000 Kms.En el año 1926 otro raid dio al país renombre internacional, el aviador Eduardo Olivero, as de la aviación italiana de la primera guerra y experimentado piloto, acompañado del joven Bernardo Duggan y del mecánico italiano Ernesto Campanelli, logró cubrir el trayecto Nueva York - Buenos Aires en un hidroavión Savoia S 59. Luego de varios inconvenientes que llegaron a poner en peligro sus vidas llegaron a Buenos Aires el 13 de agosto cubriendo una ruta de 14.856 Kms. 
Al 1927 ante la importancia adquirida por la Aviación Militar, un decreto del Poder Ejecutivo creaba la Dirección General de Aeronáutica con la categoría de Gran Repartición. Ese mismo año se crea en Córdoba la Fábrica militar de Aviones, ya que si bien se fabricaban aviones desde los inicios de la aviación en nuestro país, tales como los Castaibert o los Mira y desde 1916 existía un taller en la escuela que no sólo reparaba sino que llegó a construir máquinas, la fabricación no estaba racionalizada ni regulada. Es por ello que un Decreto del Poder ejecutivo da forma a una sentida necesidad al crear la Fábrica y encargar la Dirección de la misma a los Ingenieros Domingo Salvá y Francisco de Arteaga el 10 de octubre de 1927. Al año siguiente produjo sus primeros aviones, los Avro K-504, cuyo primer prototipo fue probado por el Suboficial Segundo A. Yubel. Las máquinas se fueron sucediendo, los Ae M.E.1, primeros en ser íntegramente fabricados en el país, realizarían en 1932 el raid Buenos Aires Río de Janeiro y al año siguiente conformarían la escuadrilla “Sol de Mayo” que lograría cubrir El Palomar - Río – Montevideo – El Palomar en vuelo de confraternidad. Los éxitos se sucedieron a lo largo de los años con el Pulqui I, Pulqui II, Pucará y Pampa. 
El 11 de febrero de 1944 se da el primer paso para el nacimiento de la más moderna de las Fuerzas Armadas, se crea el Comando en Jefe de Aeronáutica, en uno de los considerandos del decreto se hacía mención a la creación de la Secretaría de Aeronáutica en un futuro cercano. 
Es así que el 4 de enero de 1945 la Fuerza Aérea Argentina nace como fuerza armada independiente, al crearse la citada Secretaría. A partir de esta fecha la nueva Fuerza asume en pié de igualdad con el Ejército y la Marina de Guerra, la alta misión que significa la custodia y defensa de la Soberanía Nacional. 
La nueva Fuerza se moderniza, en especial al recibir la Argentina, como pago por la deuda que Gran Bretaña tenía con nuestro país luego de la Segunda guerra, modernos aviones a reacción, los famosos Gloster Meteor y los grandes bombarderos Avro Lincoln y Lancaster, con lo que la Fuerza Aérea Argentina se convierte en la primera de América Latina en poseer aparatos a reacción. 
La Fábrica Militar de Aviones recibe también gran impulso, de esos años datan los proyectos de aviones a reacción, que cristalizarán años después en los Pulqui I y Pulqui II, máquinas íntegramente fabricadas por personal argentino dirigidos por los ingenieros Emile Dewoitine (francés) y Kurt Tank (alemán) el famoso constructor de los cazas a reacción de la Segunda Guerra Mundial. 
En el año 1947 nuestro país realiza sus primeras actividades en la investigación espacial y es la Fuerza Aérea quien a través de la Comisión Nacional de investigaciones Espaciales (CNIE), lleva a cabo lanzamientos de toda una familia de cohetes los GAMMA CENTAURO, BETA CENTAURO, ORION y otros. 
En 1952 la Fuerza Aérea da comienzo a su presencia en la Antártida cuando un avión Avro Lincoln, al mando del Vicecomodoro Gustavo A. Marambio, realiza un lanzamiento de elementos de supervivencia sobre la base General San Martín del Ejército Argentino. En ese mismo año, integrando la primera Fuerza Aérea de Tareas Antárticas (FATA), los Avro Lincoln enlazan la Argentina continental con la Argentina Antártica y en el año 1961 la experiencia se concreta de forma permanente con la creación de la “Base Aérea Teniente Benjamín Matienzo” y el Grupo Aéreo I que con sede en dicha base y contando con dos aviones Beaver, operaba en el desierto blanco. 
En el año 1962 el Douglas Dc-3 (TA-33), al mando del Capitán Mario Luis Olezza, une Río Gallegos con la Base Matienzo estableciendo el 2 de noviembre el primer servicio de transporte aéreo militar a la Antártida. El 1º de diciembre realiza la ruta Matienzo-Ellsworth y cuando intentaba despegar con rumbo al Polo Sur, la máquina sufre un accidente frustrando la operación. 
En 1965, el TA –05, trasladó personal y material a la Base Aérea Matienzo para el lanzamiento de cohetes de la CNIE en la Antártida. A partir de septiembre de ese año acompañado de los Beaver P-05 y P-06, llevaron a cabo el apoyo aéreo a la expedición del Coronel Leal. Hasta fines de 1965 realiza múltiples tareas en la zona, entre ellas el traslado de correspondencia interbases, el salvamento de una patrulla perdida en los 80º S, el reconocimiento de zonas y rutas inexploradas y los vuelos al Polo Sur y transpolar a la base USA Mc Murdo el 3 de noviembre de 1965. 
Durante los años siguientes la labor continuó intensamente, se evaluó que para terminar con el aislamiento antártico, se necesitaba una base aérea permanente, que posibilitara el aterrizaje de aeronaves con tren convencional la mayor parte del año. La tarea se inicio el 30 de agosto de 1969 en la Isla Marambio, se despejó el terreno y se alisó una pista, que es inaugurada el 25 de septiembre en que aterriza el Beaver P-03 y dos días después lo hace el célebre TA-05. 
La inauguración de la base se efectuó el 29 de octubre recibiendo el nombre del primer comandante de la FATA, Vicecomodoro Gustavo A. Marambio. 
Al año siguiente se realizó la primer operación de rescate, cuando dos helicópteros Hughes 500 OH-6A, evacuaron al jefe de la Estación Científica Almirante Brown y lo trasladaron a Marambio, para su posterior atención médica en la Capital Federal. 
En el terreno de la investigación espacial, en esos días se realizan distintas experiencias, se lleva a cabo la operación BIO I que consistió en el envío a las altas capas de la atmósfera de una rata blanca en la carga útil de un Orión II y su posterior recuperación para el estudio de las reacciones de su organismo al vuelo espacial. En ese mismo año se lanzan simultáneamente desde la Base de CELPA en Chamical y desde la Base Matienzo, cohetes ALFA CENTAURO. A estos experimentos se suceden los realizados con los cohetes CANOPUS, RIGEL y CASTOR. 
Durante los setenta la Fuerza Aérea Argentina continuó intensamente con su labor. En este sentido, los aviones Hércules C-130 llenaron de orgullo a nuestra institución ya que en 1971 se realiza el primer vuelo directo desde Buenos Aires hacia la Base Aérea Vicecomodoro Marambio y el 4 de diciembre de 1973 se realiza el primer vuelo transpolar bicontinental, uniendo el continente americano con Oceanía. El 27 de octubre de 1977, un helicóptero Lama Sa-315, al mando del Teniente Héctor Pereyra aterriza en tres oportunidades en la cumbre del cerro Aconcagua, este vuelo, realizado por primera vez, le valió al piloto la felicitación de la empresa Aeroespatiale, fabricante de la máquina. Asimismo, durante esta década se crean la Dirección Nacional de la Policía Aeronáutica, la Dirección Nacional de Aeronavegabilidad y el Liceo Aeronáutico Militar. La década siguiente estuvo signada por un acontecimiento bélico sin precedentes en la historia del país. El 2 de abril la Argentina inicia la operación tendiente a la recuperación de las Islas Malvinas. La Fuerza Aérea participa en ella y en el posterior conflicto con Gran Bretaña, que se prolonga hasta el 14 de junio. Durante la contienda la Fuerza Aérea recibe el Bautismo de Fuego el día 1º de mayo y desde entonces hasta el fin de las hostilidades, realiza operaciones que causaron la admiración del mundo por su audacia y las condiciones adversas a las que debieron sobreponerse. 
Cincuenta y cinco hombres de la Fuerza Aérea son los héroes que ofrendaron sus vidas y marcaron indeleblemente el camino de la Soberanía Nacional en los cielos de la Patria. 
Con el advenimiento del nuevo milenio, la Fuerza Aérea se encuentra abocada no solo a sus actividades estrictamente militares, sino que también responde a exigencias y necesidades de la comunidad. Ejerce el control del tránsito aéreo; es responsable de los servicios de búsqueda y salvamento; efectúa investigaciones científicas. Participa en el combate contra incendios; enlaza el continente antártico en vuelos que permiten abastecer y comunicar las bases transpolares. A través de su línea de fomento - LADE - mantiene comunicadas a las poblaciones más aisladas de nuestro territorio. Ante catástrofes naturales realiza el traslado de ayuda humanitaria, facilitando medios aéreos y terrestres que permiten responder con celeridad y eficacia ante las situaciones de emergencia. Siendo líder en la convocatoria de las misiones de paz, en organismos transnacionales, la Fuerza Aérea Argentina participa activamente ante los requerimientos de “cascos azules” o “cascos blancos” en varios puntos del globo.La institución desde sus orígenes fue considerada como un símbolo del progreso del país, al tiempo que abría nuevos rumbos a la labor de las instituciones armadas, posibilitando extender sus horizontes de acción. 
La Fuerza Aérea consciente del vertiginoso avance de la ciencia, la técnica y la complejidad del mundo moderno, trabaja en su más ambicioso proyecto de cara al futuro. 
Nuevos destinos de sus bases para optimizar los recursos operativos al servicio de la defensa del espacio aéreo, reorganización del tránsito aéreo en todo el país, mayor infraestructura tecnológica, en suma, mayor capacidad operativa y mayor seguridad de los vuelos, es decir mejorar la calidad de vida de los ciudadanos, en reconocimiento hacia todos aquellos que hicieron grande esta institución en sus primeros años de vida. Por todo esto, la Fuerza Aérea Argentina se proyecta hacia el futuro con la fuerza de quienes se sienten seguros de su destino y misión.
Fuente: http//www.fuerzaaerea.mil.ar