viernes, 28 de febrero de 2020

ANIVERSARIO DE LA CREACIÓN DEL GRUPO DE ARTILLERIA BLINDADO 1 "CORONEL MARTINIANO CHILAVERT"

Por Superior Decreto del Poder Ejecutivo de fecha 28 de febrero de 1921 se crea el 2do Grupo de Artillería a Caballo. Con el correr del tiempo, en su evolución orgánica, se convertiría en el que hoy es el Grupo de Artillería Blindado 1.
En febrero de 1922, se encontraba ya organizado y con asiento de paz en la localidad de San Vicente, provincia de Córdoba, con material de cañones Krupp de 75 mm.
En los siguientes años la unidad recorrió varias guarniciones en diferentes provincias, tales como San Luis, Corrientes y Buenos Aires. Su denominación sufrió las siguientes modificaciones:

En 1943, Regimiento 1 de Artillería a Caballo.
En 1948, Regimiento 1 de Artillería Blindado.
En 1952, Agrupación Blindada 3.
En 1954, Grupo de Artillería Blindado.
En 1961, Grupo de Artillería Blindado 1.

En 1959 cambia su material por el obús 105 mm M2 A1 montado sobre la cureña del M7.
En noviembre de 1964, pasó a ocupar los cuarteles del "Regimiento 2 de Artillería Montado Reforzado", con asiento en la localidad de Azul.
Entre los años 1970 y 1971 la unidad fue dotada de cañones 155 mm L33 F3 AMX y la línea de los vehículos de combate de acompañamiento similares.
En 1974 la Guarnición vive uno de sus momentos más críticos de su historia debido al intento de copamiento perpetrado por elementos subversivos, quienes el 19 de enero secuestraron al Jefe del Grupo de Artillería Blindado 1 Tcnl Jorge Roberto Ibarzábal, hasta su muerte, 10 meses despúes. En el mismo hecho, fueron asesinados el Coronel de Caballería Camilo Gay, Jefe del Regimiento de Caballería 10 y Jefe de Guarnición, junto a su señora esposa.
En 1975 se honra al Grupo de Artillería Blindado 1 con la imposición del nombre histórico de "Cnl Martiniano Chilavert".
En cumplimiento de una de las misiones subsidiarias del Ejército, a partir del año 1992, personal de oficiales y suboficiales de la Unidad participaron en operaciones militares de mantenimiento de la paz, bajo el mandato de Naciones Unidas, en Croacia y Chipre, recibiendo elogiosos conceptos por su actuación.
Fuente: /www.artilleria.ejercito.mil.ar

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jueves, 27 de febrero de 2020

ANIVERSARIO DEL PRIMER IZAMIENTO DEL PABELLÓN NACIONAL

“Aquí está la bandera idolatrada,
la enseña que Belgrano nos legó,
cuando triste la Patria esclavizada
con valor sus vínculos rompió.”

El día 27 de febrero de 1812 el General Manuel Belgrano hace enarbolar por primera vez la bandera argentina. Al inaugurar dos baterías de artillería cerca de Rosario, Provincia de Santa Fe, construidas para bloquear la navegación por el Río Paraná a la flota española con base en Montevideo, hace enarbolar una bandera “celeste y blanca, conforme a los colores de la escarapela nacional” (que provenían de los colores Borbónicos de la casa de Fernando VII) y jurarla por las fuerzas allí presentes.

La primera vez que la bandera se izó en Buenos Aires fue el 23 de agosto de 1812, en la torre de la iglesia de San Nicolás de Bari, donde hoy se encuentra el Obelisco. La Asamblea de 1813 promovió en secreto su uso, pero no produjo normas escritas al respecto. El Gobierno no deseaba insistir en ese momento con símbolos independentistas.
Tras la declaración de independencia el 9 de julio de 1816, la bandera azul celeste y blanca fue adoptada como símbolo por el Congreso el 20 de julio de 1816; el Congreso le agregó el sol el 25 de febrero de 1818.
El 8 de junio de 1938, con aprobación del Congreso, el entonces Presidente de la Nación, Roberto M. Ortiz, promulgó la ley 12361. Esta dispone que el 20 de junio es el Día de la Bandera y lo declara feriado nacional, como homenaje a Manuel Belgrano (Fallecido el 20 de junio de 1820).
La Bandera Argentina está compuesta por tres franjas horizontales de igual tamaño, la superior y la inferior de color azul celeste, y la central blanca; en el centro, un sol amarillo oro.
Las medidas de la Bandera Oficial son 1,40 m de largo por 0,90 m de alto (Es decir, una proporción 9/14).
Los argentinos llamamos simplemente celeste al tono claro de azul de nuestra bandera (en inglés, el adjetivo cerulean significa lo mismo, “color del cielo”). De modo que celeste y blanca es más frecuente que azul y blanca al referirnos a la bandera. Más allá de esta definición, se ha debatido desde siempre cuál sería el tono exacto de este celeste o azul claro.
Cuando la nueva bandera flameó frente al Paraná, Belgrano dijo a los soldados: "Esta será la divisa con que marcharán al combate los defensores de la patria".Recordemos Siempre nuestro Juramento a la Patria, de seguir constantemente su Bandera y defenderla hasta perder la vida.
Ejercito Nacional.
Dibujo de Héctor Ruben Arenales Solís

 
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miércoles, 26 de febrero de 2020

EL GENERAL MANUEL BELGRANO CREANDO LA BANDERA

El 26 de febrero de 1812, el Coronel del entonces Regimiento Nro. 5 de Infantería (que era el castigado por el “Motín de las Trenzas”) don Manuel Belgrano informó al gobierno que merced a la actividad y eficiencia del Teniente Coronel don Angel Monasterio llegaban a su conclusión los trabajos de las baterías del Rosario. Con relación al uso de las banderas necesarias, expresaba su preocupación pues hasta el momento se habían izado los mismos colores que el enemigo; “pero – agregaba Belgrano – ya que Vuestra Excelencia ha determinado la escarapela con que nos distinguimos de ellos y de todas las Naciones….”.Dejaba así planteado el problema al cual él mismo daría pronta solución.

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viernes, 21 de febrero de 2020

ANIVERSARIO DEL COMBATE DE CUCHA-CUCHA

El 22 de febrero de 1814 se produce el Combate de Cucha-Cucha. El cuerpo de infantería argentina denominado Auxiliares de Chile, comandado por el entonces Teniente Coronel Juan Gregorio de Las Heras combate y derrota a un numeroso contingente de fuerzas realistas. Los Auxiliares habían sido enviados por el gobierno de Buenos Aires en socorro del primer gobierno independiente chileno, constituido a partir de la revolución del 18 de septiembre de 1810. Gregorio de Las Heras, su oficialidad y sus soldados recibieron un escudo de honor que decía: “La Patria a los valerosos de Cucha-Cucha, auxiliares de Chile, año 1814”
Luego de que Bernardo O'Higgins se hizo cargo de la jefatura del ejército independentista chileno, destinó a Mackenna con una pequeña división del ejército patriota chileno en febrero de 1814 para situarse cerca de Chillán, mientras él pensaba en intentar recuperar la línea del río Biobío estableciendo su cuartel general en en Concepción. Los auxiliares argentinos, acantonados en Quirihue al noroeste de Chillán, se integraron en la división de Mackenna y marcharon con éste hacia el Río Itata. La división de Mackenna en el fundo Membrillar se componía de 800 infantes, 100 dragones y 16 piezas de artillería, siendo nombrado el coronel Marcos Balcarce (jefe de los auxiliares argentinos) como jefe del estado mayor. Los realistas controlaban Chillán y sus fuerzas móviles, compuestas de guerrillas y huasos leales a España, mantuvieron a Mackenna asediado en Membrillar, en donde se había fortificado.
La situación de los patriotas de esta división empeoró por la escasez de víveres y Mackenna despachó destacamentos para proveerse de ganado. Supo también que Luis Urréjola estaba reuniendo tropas en su hacienda de Cucha Cucha para aumentar las fuerzas de su división que se hallaban en Caimaco, a tres leguas del campamento de Mackenna y al otro lado del río Itata, con el fin de atacarlo, por lo que decidió dirigirse a Cucha Cucha con un destacamento para batirlo y apoderarse del ganado de la hacienda. Esa hacienda se hallaba a tres leguas del campamento de Membrillar, en las cercanías del río Ñuble.
El Combate
A la medianoche del 22 de febrero Mackenna partió de su campamento llevando como segundo al coronel Andrés Alcázar, con 300 fusileros, 40 dragones, 2 piezas de artillería y varios oficiales de milicias, dejando a Balcarce al mando del campamento. Cuando después del amanecer del día 23 arribaron a la hacienda, la encontraron desierta, pues las fuerzas realistas habían cruzado el río Ñuble, por lo que Mackenna ordenó que dos piquetes saliesen un busca del ganado de la hacienda. Al observar esos movimientos desde la orilla opuesta del río, una fuerza de aproximadamente 150 realistas fue destacada para repasarlo y atacar a los piquetes de Mackenna, pero fue contenida por los soldados del teniente coronel Bueras haciendo que se dirigieran a unas alturas inmediatas desde donde se desprendían partidas de tiradores. Estas fuerzas fueron perseguidas por las tropas de Bueras y por los voluntarios al mando del alférez Allende, pero debido a que los realistas tenían caballos y los independentistas eran mayormente infantes, no pudieron alcanzarlas. Allende se alejó del resto de la división y quedó en retaguardia.
Luego de reunir ganado, Mackenna ordenó el regreso a su campamento, siendo atacada su retaguardia por una fuerza de más de medio millar de realistas, pudiendo solo auxiliarlos el piquete de caballería al mando de Bueras y 100 auxiliares argentinos al mando del sargento mayor Juan Gregorio de Las Heras, quienes protegían la retirada, pues el resto de las tropas se hallaba en avanzada retirada:
"Viendo á las diez del dia que el enemigo no atacaba ni que se le podia alcanzar por la bondad de sus caballos la división se puso en retirada para restituirse ál campo, lo que hizo sin novedad hasta la mitad del camino: quando el enemigo habiendo recibido fuerzas considerables de la división de Urrejola, (y creo también de Chillan, que solo dista de 4 á 5 leguas de Chuca,) intento cortar la guerrilla del Teniente Coronel Bueras; pero este con su acostumbrada intrepidez hizo frente por todas partes, hasta que auxiliado por las demás Tropas, en particular por el valeroso Sargento Mayor de Auxiliares de Buenos Aires D. Juan Gregorio de las Heras, quién con 100 hombres de su cuerpo, y bien sostenido por el Capitán Varga del mismo, avanzo en el mayor orden sobre el enemigo, y le obligo con perdida considerable a replegarse a una altura inmediata que dominaba la posición que ocupaba nuestra Tropa por cuyo motivo, y por haberse inutilizado las dos piezas de Artillería habiéndose roto el exe de la cureña de una, y quedado atascada la lanada en el ánima cónico de la otra determiné variar de posición y tomar una altura que franqueaba la del enemigo. La maniobra se hizo en el mayor orden; y desde el nuevo punto se desafiaba al enemigo que sin embargo de tener de 500 á 600 hombres solo trato de recoger sus muertos y heridos y retirarse; lo que verificó en orden no siéndonos a nosotros posible atacarlo por la falta de Caballería."  Parte de Mackenna a su gobierno
Las Heras logró rechazar tres cargas de tres divisiones realistas, en la última impidió que la partida de Bueras fuera destrozada, cargando a bayoneta y haciendo retroceder a los atacantes hacia una altura, quedando en posesión del campo de batalla durante el tiempo suficiente para proteger la retirada de las tropas, tras lo cual se retiró sin ser molestada su fuerza hacia el campamento de Membrillar.

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jueves, 20 de febrero de 2020

ANIVERSARIO DE LA BATALLA DE SALTA

A principios de enero de 1813 el ejército se pone en marcha hacia el norte. Ya para el 11 de febrero el grueso de las tropas había cruzado el río Pasaje. Allí decide Belgrano que las tropas presten el juramento de fidelidad a la Asamblea General Constituyente que, con ; gran pompa, ha inaugurado sus sesiones en Buenos Aires el 31 de enero.Por tercera vez despliega la bandera celeste y blanca ante el ejército formado. "Éste será el color de la nueva divisa con que marcharán al combate los nuevos campeones de la patria", les dice. Y luego, personalmente, y en forma individual, toma juramento a los soldados. Sobre una margen del río se yergue un árbol eminente y frondoso. Cuando los ecos de la marcha de1 ejército se pierden a lo lejos, sobre el gigante vegetal, mudo testigo de la emocionante ceremonia, queda prendido en su tronco, una tablilla, grabada a punta de cuchillo, donde se lee Río del Juramento.En momentos en que el ejército comandado por el general Belgrano avanzaba hacia Salta con intención de vencer a las fuerzas españolas que bajo el mando del general Pío Tristán se encontraban a la sazón, acantonados en la ciudad de Salta; se encontró con un fuerte impedimento: la desmesurada fortificación que había realizado el general español del único paso de acceso a la ciudad, el portezuelo; lo que planteaba a su jefe una disyuntiva de hierro: entablar un combate en circunstancias desventajosísimas o desistir del propósito y retroceder. En tales circunstancias, el 17 de febrero de 1813, el capitán Apolinario Saravia, ayudante del Gral. Belgrano comenta el General Paz en sus memorias- "se ofreció para conducir al ejército y salvarlo, avisando al General que, como salteño y habitante de por allí, tenía conocimiento de una senda extraviada y así por nadie conocida que, pasando por el escabroso laberinto de las montañas, pues los cerros se suceden unos a espaldas de otros, y poblada de vegetación, conducía en su prolongación hacia el norte, por cosa de dos leguas entre el seno de los montes, hasta dar con una pequeña quebrada llamada de chachapoyas que desembocaba en la estanzuela de castañares, que estaba precisamente en el campo norte y lindero con la tablada de Salta, al opuesto lado de la sierra".El general Belgrano tras recorrer pormenorizadamente el itinerario propuesto dió órdenes de como proceder para que el ejército avancen por él. Esa noche, azotados por una lluvia espantosa, se inició la marcha de las fuerzas patriotas a través del fracturado terreno cubierto de espeso malezal, portando cincuenta carretas con pertrechos y doce piezas de artillería. La estrechez del camino y lo torrencial de la caída de las aguas por las laderas circundantes, agudizaban las dificultades que la quebrada presentaba de por si para semejante tránsito, más, la decisión, el fervor, el Ansia de libertad que todos y cada uno de los componentes de la fuerza llevaban en su corazón, los impulsaba para que la suma de dificultades no los arredraran en su empeño e hicieran que en el amanecer del día 18 arribaran a la finca de castañares donde permanecieron hasta las 11 de la mañana del día 19, cuando iniciaron su marcha a la chacras de Gallinato.El general Belgrano pernoctó el día 18 en una de las habitaciones de la casa de campo del Coronel Saravia, progenitor del capitán, su ayudante, que tan acertadamente había servido de guía.Haciendo uso eficaz del color tostado de su piel, este leal oficial a quien llamaban "Chocolate Saravia", ansioso por conocer la cantidad y calidad de las fuerzas de Tristán, tanto como las posiciones que ocupaban; vistiendo ropas similares a la de los aborígenes, arreando una recua de burros cargados de leñas marcha hacia la casa de sus padres sita en la calle Buenos Aires de la ciudad de Salta. Su disfraz le posibilitó cruzar frente al ejército realista y llegar a destino, donde entregó la carga de leña y regresar después a castañares para informar al General y posteriormente combatir junto a él.El ataque comenzó el día 19, a las 11 de la mañana, en la pampa de Castañares con el ataque a la posición realista por la retaguardia. Belgrano, seriamente enfermo, había preparado un carro para efectuar en él los desplazamientos, pero a último momento pudo reponerse y montó a caballo. 
LA BATALLA.
A las nueve de la mañana del día 20 se desplazó el Ejército Nacional cubriendo todo el ancho de la planicie que en leve plano inclinado lleva a la ciudad. Marchaba compacto sobre el centro con la caballería e infantería, separada por sectores, reserva plegada y dos columnas de caballería en ambos flancos. Tristán lo esperaba fortaleciendo el lado izquierdo de su formación, pues el flanco derecho se apoyaba sobe el cerro San Bernardo, donde había distribuido una columna de tiradores que obstaculizaran las cargas sobre ese sector. Precisamente esta disposición posibilitó al español controlar los ataques porque además de prevalecer en el llano rechazaba los avances sobre el flanco derecho por la eficaz acción de los tiradores del cerro y porque el terreno dificultaba las operaciones de caballería.
Al promediar el combate Belgrano cambió su táctica inapropiada. Movilizó la reserva, dotando de más efectivos de infantería y caballería y ordenó a Martín Dorrego, que había reemplazado al segundo jefe Díaz Vélez, gravemente herido, atacar vigorosamente ("... lléveselos por delante..."). Dispuso cargar simultáneamente con artillería y, luego de cruzar el campo, condujo él mismo la avanzada contra las barricadas del cerro.Al mediodía la situación varió. La furibunda carga de Dorrego arrasó el flanco izquierdo junto a las columnas de Zelaya, Pico, Forest y Superí (compartieron el honor de ser los primeros oficiales triunfantes de la ciudad) sostenían la persecución de las calles. En tanto el centro y el ala izquierda patriota fue quebrando inexorablemente la resistencia.Con la retirada cortada, los realistas vencidos retrocedieron desordenadamente quedando entrampados en el corral que circunda la ciudad, denominado Tagarete del Tineo, donde fueron diezmados por los criollos. El tramo final de la lucha se concentró alrededor de la Plaza Mayor, mientras el desbande y la persecución eran confusos y cruentos.
La calma llegó cuando desde la iglesia de La Merced doblaron campanas por la patria anunciando la rendición incondicional del invasor.Queda acordado que al día siguiente los soldados realistas salgan de la ciudad con los honores de la guerra, a tambor batiente y con las banderas desplegadas, y que a las tres cuadras rindan las armas y entreguen los pertrechos de guerra, quedando obligados por juramento, desde el general hasta el último tambor, a no volver a tomar las armas contra la Provincias Unidas hasta los límites del Desaguadero. Belgrano devolverá todos los prisioneros, a cambio de igual actitud por parte de los realistas, quienes deberán entregar los prisioneros patriotas que tiene Goyeneche en el Alto Perú.
Así desfilan 2.786 hombres. La caballería echa pie a tierra y rinde sus sables y carabinas; la artillería entrega sus cañones, carros y municiones. Belgrano dispensa al general Tristán de la humillación de entregarle personalmente la espada, y lo abraza ante todos los presentes.Tres banderas son los trofeos de esta victoria. Diecisiete jefes y oficiales fueron hechos prisioneros en el campo de batalla; hubo 481 muertos, 114 heridos, 2.776 rendidos. En total, 3.398 hombres que componían el ejército de Tristán, sin escapar uno solo. Además, diez piezas de artillería, 2.188 fusiles, 200 espadas, pistolas y carabinas y todo el parque y la maestranza.Luego de enterrar a los héroes del 20 de febrero de 1813, el General Manuel Belgrano colocó una humilde cruz de madera en la fosa común de los 600 guerreros muertos de ambos lados. El Gobernador Feliciano Antonio Chiclana la reemplazó, a pedido del mismo Belgrano, por otra cruz pintada de verde, con laleyenda cristiana ``A los Vencedores y Vencidos''. Las capitulaciones firmadas con Tristán, permitían a los realistas volver a sus casas, previo el juramento de no tomar nuevamente las armas contra las Provincias Unidas. Esta lenidad en las condiciones, desató, contra Belgrano, las críticas de los partidarios de una acción enérgica. "Siempre se divierten - le escribía a Chiclana: los que están lejos de las balas y no ven la sangre de sus hermanos... También son esos los que critican las determinaciones de los jefes. Por fortuna dan conmigo que me río de ellos, y hago lo que me dicta la razón, la justicia y la prudencia y no busco glorias sino la unión de los americanos y la prosperidad de la patria. . . ".
La Asamblea Constituyente. con fecha 8 de marzo, dispuso premiar a Belgrano con 4~0.000 pesos y un sable con guarnición de oro por el brillante triunfo obtenido.Generosamente declinó el obsequio Manuel Belgrano. Y al hacerlo, comprometió para siempre la gratitud de Tarija, Jujuy, Tucumán y Salta, para quienes dispuso, con ese dinero, la creación de cuatro escuelas. "Que renunciar, es poseer".
Fuente: http://www.camdipsalta.gov.ar

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miércoles, 19 de febrero de 2020

ANIVERSARIO DE LA BATALLA DE ITUZAINGÓ

El 20 de febrero de1827 se produce la Batalla de Ituzaingó. El ejército argentino, bajo el mando del General Carlos M. de Alvear, derrotó al brasileño, conducido por el Marqués de Barbacena, en una jornada con un alto protagonismo para la caballería republicana. Los dos ejércitos se enfrentaron cerca del arroyo Ituzaingó, en la provincia brasileña de Río Grande del Sur. Las tropas derrotadas abandonaro su campamento y entre los bagajes se encontró la partitura de esta marcha, que considerada botín de guerra, fue nominada Ituzaingó e incorporada desde entonces al acervo musical argentino.
Siete días después del triunfo del General Juan Galo de Lavalle frente a las fuerzas del General Benito Manuel en la Batalla de Bacacay, y cuatro después del triunfo del General Lucio Norberto Mansilla en la Batalla del Ombú; que dispersó con 350 hombres a caballo y 1.800 efectivos de infantería a la caballería de Bento Manuel, elite de la tropa imperial. Carlos de Alvearatrajo al grueso de las fuerzas imperiales, mandadas por el marqués de Barbacena, a un enfrentamiento en la vera del río Santa María.
La acción fue una total sorpresa para las tropas brasileñas, que hasta el día anterior perseguían a las fuerzas conjuntas argentino-orientales. El Santa María separaba el territorio montañoso (donde las caballadas aliadas poco valor táctico tenían) de los terrenos más llanos con buenos pastizales al sur del río. El ejército aliado buscaba campos con forrajeadecuado, mas la imposibilidad de vadear el río por estar crecido obligó a efectuar una contramarcha de veinte kilómetros en la noche previa a la batalla recorriendo un camino ascendente que permitía posicionar al ejército aliado en igualdad de condiciones con el oponente.
Como los brasileños estimaron erróneamente que los aliados habían cruzado el río en la tarde anterior su marcha fue descuidada y desprolija. Barbacena envió el grueso de su infantería en tres columnas a atacar el primer cuerpo del ejército aliado, comandado porLavalleja, que estaba ubicado con la artillería en el centro del campo de batalla. Una vez próximos a éste, Alvear ordenó la carga de lacaballería, hasta entonces oculta, sobre el flanco izquierdo de los brasileños. Posicionados sorpresivamente frente a un ejército bien formado y dispuesto para la batalla, los voluntarios que componían este flanco, al mando del Mariscal José de Abreu Mena Barreto, se desbandaron. El flanco derecho imperial se replegó también, cruzando el río por el vado, y dejando sólo a la columna central, entre los que se contaban 2.000 mercenarios experimentados de origen austíaco y prusiano, para resistir las sucesivas cargas dirigidas por el Teniente Coronel Federico Brandsen, ascendido póstumamente a Coronel, tras caer en batalla, el General Juan Galo de Lavalle y el General José Maria Paz, que fueron decisivas. Luego de intentar pasar la línea defensiva argentina durante 6 horas sin éxito, y siendo bombardeado por la artillería, el ejército imperial se retiró para no ser atacado por la infantería que todavía no había intervenido y para no ser rodeado
A pesar de la victoria los republicanos no tenían capacidad ni medios para hacer más. El ejército imperial sufrió 200 muertos, entre ellos el mariscal Abreu y 150 prisioneros. Las Provincias Unidas sufrieron 139 bajas de caballería y 9 de los Cazadores de Infantería. Entre los pertrechos abandonados por el Ejército Imperial se encontraba un cofre conteniendo una partitura entregada por el Emperador al Marqués de Barbacena para ser interpretada tras la primera victoria del Imperio del Brasil; el ejército aliado se apoderó de ella y bautizada comoMarcha de Ituzaingó se interpreta en conmemoración del hecho de armas cuando la bandera Argentina se traslada en actos oficiales. Es uno de los tres atributos que ostenta el Presidente de la República Argentina: bastón de mando, banda presidencial y marcha de Ituzaingó.
En Brasil el 4º Regimento Passo do Rosário (el nombre de la batalla en Brasil es Batalla del Passo do Rosário), localizado en Rosário do Sul, Rio Grande do Sul, es el mantenedor de las tradiciones de la batalla. Y la memoria de los soldados que han luchado también es mantenida en Brasilia, todos los años, tanto por el Regimento de Cavalarias de Guarda como por los Dragões da Independência.
Esta batalla importante que dio una victoria trascendental a las fuerzas de la República Argentina no terminó generando políticamente los resultados esperados. Los duros conflictos internos en la República Argentina y el mal manejo de los poderes públicos por parte del Presidente Rivadavia, no hicieron posible poder sacar mayor provecho a la victoria de Ituzaingo por parte de los argentinos.

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martes, 18 de febrero de 2020

ANIVERSARIO DE LA BATALLA DE HUMAITÁ

Guerra de la Triple Alianza. Marcos Paz, vicepresidente de la República Argentina, había muerto en Buenos Aires por la epidemia de cólera que traída del frente de guerra, se propagó como una maldición durante el verano de 1867-68. La verdad es que los brasileños – dueños casi únicos de la guerra, pues solamente del Imperio llegaban refuerzos y armas – se pusieron serios con Mitre después del feo desastre de Tuyú-Cué y le impusieron volverse a Buenos Aires. Constitucionalmente no era necesaria su presencia, no obstante la muerte de Paz, porque el gabinete desempeñaba sus funciones (no había ley de acefalía) y faltaban escasamente ocho meses para la conclusión del período presidencial. Pero Brasil quería apresurar la conclusión de la guerra.

Alejado Mitre (para no volver más), las perspectivas fueron más risueñas para Brasil: Caxias volvió a tomar el mando en jefe. Tal vez no había leído a Federico II, pero llevaba a Mitre la ventaja de ganar batallas.

Sin el general en jefe todo resultaría fácil. El 19 de enero el almirante Inácio fuerza el paso de Humaitá; el 24 dos monitores brasileños llegan hasta Asunción y bombardean la capital paraguaya. Dominado el río por los brasileños, no le era posible al mariscal mantener las fortificaciones de Humaitá y Curupaytí, y el 10 de marzo hizo el repliegue del grueso de su ejército por el camino del Chaco. Apenas dejó cuatro mil hombres de Humaitá para cubrir la retirada. En canoas, chatas y jangadas, los diezmados paraguayos que han defendido hasta más allá del heroísmo la línea de Curupaytí y Humaitá, cruzan el río Paraguay, y por el Chaco toman rumbo norte: en Monte Lindo vuelven a atravesar el río y acampan finalmente en San Fernando. Esa operación resulta un alarde de conducción y valor: es todo un ejército con sus bagajes y armas, heridos y enfermos, evacuando una posición comprometida y en presencia del enemigo. Dos veces cruzaron el río sin que “la escuadra de Brasil se diera por enterada de la doble y audaz maniobra”, dice Arturo Bray.

El coronel Martínez quedó en Humaitá como cebo para inmovilizar al ejército aliado. Pero ya la fortaleza inexpugnable carecía de objeto. El julio recibe la orden de abandonarla con sus pocos efectivos clavando los 180 cañones que no pueden transportarse. Pero el impaciente mariscal Osorio quiere darse la satisfacción de tomarla por las armas y ataca con 8.000 soldados. Martínez hará en Humaitá y con Osorio la misma defensa de Díaz en Curupaytí y ante Mitre: lo deja acercar hasta las primeras líneas y allí lo envuelve en la metralla de su fuego de artillería. Muy cara pagaría Osorio la pretensión de entrar en Humaitá tras un ataque; finalmente se vio obligado a desistir y ordenar la retirada. Fue Humaitá la última gran victoria paraguaya. Pero más afortunado que Mitre, Osorio ha dado a tiempo la orden de retirada y consigue salvar gran parte de sus efectivos. Los cambá (negros brasileños) entrarían en Humaitá y en Curupaytí solamente después de que el último paraguayo las hubiera evacuado el 24 de julio. El 23 a la noche, Martínez ha hecho salir por el río a los efectivos postreros, hombres y mujeres. El 24 al amanecer los brasileños izan la bandera imperial en la ya legendaria fortaleza; poco antes lo habían hecho en Curupaytí. No es feliz la retirada de Martínez a través del Chaco. Los heroicos defensores de la fortaleza han debido sacrificarse para proteger el repliegue del grueso del ejército; van por el Chaco hostilizados por fuerzas muy superiores, ametrallados desde el río por la escuadra. Inácio y Osorio quisieran vengar en Martínez el respeto que le han tenido a Humaitá durante tres años. Finalmente la diezmada guarnición queda encerrada en Isla Poi; logra resistir durante diez días y debe rendirse agobiada por el hambre y el número. Se rinden así los últimos paraguayos que quedaban en ese teatro de guerra. Conmovido, el general Gelly y Obes, hace desfilar a los nuestros “ante los grandes héroes de la epopeya americana”. Hermoso ejemplo que nos debe llenar de orgullo.

Un paraguayo no puede rendirse, aunque la inanición le impida moverse y la falta de municiones no le permita contestar el fuego enemigo. Solano López, ya convertido en el frenético “soldado de la gloria y el infortunio” que dice Bray, es implacable con quienes no demuestran tener su mismo temple. Es imposible ganar la guerra y no han sido prósperas las gestiones de una paz honrosa. Por lo tanto el solo camino que queda a los paraguayos es la muerte; dar al mundo una lección de coraje guaraní.

El coronel Martínez se había conducido como un héroe en su defensa de Humaitá y en su imposible retirada por el Chaco. Pero se había rendido. No importa que contara con mil doscientos hombres y mujeres sin más uniforme que un calzón desgarrado, un quepí, sin pólvora para su fusil de chispa, ni alimentos, frente a tropas veinte veces superiores. Pero el mariscal se había rendido y eso no le era permitido a un paraguayo: la palabra “rendición” había sido borrada del léxico. López declara traidor al defensor de Humaitá.

Los tres años de guerra injusta y desproporcionada han hecho del atildado Francisco Solano una verdadera fiera: está resuelto a morir con su patria y no comprende ni perdona otra conducta. Ni a sus amigos ni a sus jefes más capaces ni a su misma madre y hermanos. Ante todo está Paraguay y por él sacrificará sus afectos más caros. No es la suya una conducta “humanitaria”, seguro; pero López no es en aquella agonía un ser humano sometido a la moral corriente. Es el símbolo mismo de un Paraguay que quiere morir de pie; un jaguar de la selva acosado sin tregua por sus batidores.

En esa última etapa de la guerra nacerá la versión del monstruo, del tirano sanguinario, del gran teratólogo, que alimentaría medio siglo de liberalismo paraguayo. Se le imputaron hechos terribles y no todo fue leyenda urdida por el enemigo. Hay cosas que estremecen, pero pongámonos en la tierra y en el tiempo para juzgarlos; en ese Paraguay de fines de la guerra envuelto en un halo de tragedia. Pensemos en los miles de paraguayos muertos en los combates por defender su tierra o caídos de inanición o de peste en la retaguardia. Sólo así puede juzgarse ese conductor que no puede perdonar a quienes manifiestan flaqueza, hablen de rendirse o tengan simplemente otro pensamiento que no sea morir en la guerra. Para comprenderlo hay que tener un corazón como el de los paraguayos y un alma lacerada por la inminencia de la derrota de la patria. Porque ocurrirán ahora cosas espantosas: el fusilamiento del obispo Palacios, los azotes y el fusilamiento de la esposa de Martínez, la muerte de los hermanos de López, acusados de conspiración; la prisión y los azotes de sus hermanos y hasta de su misma madre. En la atmósfera de tragedia, se yergue la figura del mariscal implacable, convencido de que a los paraguayos, con él a la cabeza, sólo les queda disputar palmo a palmo el querido suelo o morir.

Fuentes: Rosa, José María – La Guerra del Paraguay y las Montoneras Argentinas, Buenos Aires (1985). / Bray, Arturo – Solano López Soldado de la Gloria y el Infortunio, Asunción (1984)

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lunes, 17 de febrero de 2020

ANIVERSARIO DE LA MUERTE DEL TENIENTE CORONEL JOSÉ GIRIBONE

Nació en Génova (Italia), el 18 de julio de 1824, en 1843 emigra al Río de la Plata, recala en Montevideo, forma parte de la Legión Italiana cuyo Comandante es Garibaldi. En este período conoce a Bartolomé Mitre, Ignacio Rivas, Juan Andrés y a Gelly y Obes.
El 1853 es nombrado Director de la Banda del Regimiento 2 de Infantería y en 1854, participa del enfrentamiento bélico El Tala, entre Buenos Aires y la Confederación, escribiendo una marcha militar del mismo nombre.
En este período dirige una temporada de ópera italiana en la ciudad de Paraná.
Su popularidad en Buenos Aires es notable; se destaca con su banda en la interpretación de música clásica y militar para satisfacción del pueblo capitalino, reflejado en los comentarios de los periódicos de la época.
El 29 de noviembre de 1858, en “El Nacional” podemos leer: “Los domingos en la plaza del parque toca la magnífica música del Batallón del Coronel Arenas, bajo la dirección de su hábil director el señor Pipo (José Giribone), ejecutando bellísimos trozos de música con una perfección sorprendente”.
El 10 de agosto de 1861, es designado Capitán del Batallón Nro. 1 – Legión de Voluntarios de la Libertad y participa en la Batalla de Pavón; al respecto podemos decir: “. . . a las dos y media se tocó a la carga sobre el enemigo, las bandas de música batían A LA LID; las cornetas A DEGÜELLO. . .”. Este cuerpo militar pasa a denominarse “Legión Extranjera” y su orgánica a cuatro compañías de infantería se cubre con personal voluntario, integrado por italianos y franceses y sueldo similar al Ejército de Línea; Giribone recibe el nombramiento de Capitán – Comandante, responsable de su organización.
En 1864, esta unidad pasa a denominarse 1er Batallón – Legión Voluntarios y se instala en la localidad de Azul, para defensa de la zona sur.
Producida la guerra de la Triple Alianza, el Batallón a órdenes de su Capitán – Comandante, participa de dicho conflicto en las Batallas de: § Yatay (17 agosto 1865) § Paso de la Patria (18 setiembre 1865) § Toma de las Fortificaciones de Itapirú (16/17 abril 1866) § Estero Bellaco (02 mayo 1866) § Tuyutí (24 mayo 1866) § Curupaytí (22 setiembre 1866); en la cual resulta herido.
El 21 de agosto de 1866, es ascendido a Teniente Coronel Graduado y posteriormente efectivo en setiembre del mismo año. Su Unidad tomó parte en el rechazo del ataque paraguayo de Tuyutí el 03 noviembre de 1867.
El 17 de febrero de 1868, a la edad de 43 años el Teniente Coronel Giribone cae muerto en el combate de Tuyú – Cué, desempeñándose en ese momento como Jefe de la línea de vanguardia de la 4ta Brigada de la 2da División.
Su funeral se llevó a cabo en la Iglesia Parroquial San Nicolás de Bari. La Brigada de Artillería rindió honores póstumos.
Fuente: Comision Santa Cecilia
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viernes, 14 de febrero de 2020

45º ANIVERSARIO DEL COMBATE DEL RIO PUEBLO VIEJO

El 14 de febrero de 1975 se libró el primer combate en los montes tucumanos entre efectivos del Ejército Argentino y del “Ejército Revolucionario del Pueblo” (ERP).
El hecho tuvo lugar en el contexto de la “Operación Independencia”, un conjunto de acciones militares y cívicas ordenadas por la entonces presidente de la Nación María Estela Martínez de Perón para “neutralizar y/o aniquilar el accionar de los elementos subversivos”, tal el texto del Decreto firmado el 5 de febrero del mismo año.
Relato del Teniente Coronel Rodolfo Richter, donde cuenta como perdió la vida el Capitan Héctor Caceres.
Avanzábamos por un sendero angosto, en columna de a uno, bordeando el río. Los árboles no eran muy altos. No se veía más allá de cinco metros (…)
Después de recorrer un trecho muy corto, vi delante de mí, a unos diez metros, a un subversivo. Estaba parado en medio del camino. Llevaba uniforme, kepis y un arma en la mano (…)
Hubo un instante en que nos quedamos mirándonos. Su sorpresa debió ser exactamente igual a la mía. Yo llevaba el fusil con ambas manos, y pude tirar primero. El tipo se escapó, y allí cometí el gran error. En vez de quedarme donde estaba, me lancé a perseguirlo. Me dejé llevar por el impulso y por la inexperiencia. Tenía veintiséis años.
Empecé a correr tras él tirando, y supongo que debo haber pasado junto a un hombre de “seguridad” de ellos. Sentí un golpe en la espalda y caí de bruces. Alguien, que debía ser el mismo que me disparó, pasó corriendo a mi lado.
El suboficial (un cabo primero) también cayó herido. Le tiraron por la espalda, como a mí. Uno de ellos saltó para rematarlo, pero en el momento de disparar se le trabó el arma y se apartó unos pasos para ponerla en funcionamiento. El cabo 1º tomó el fusil con una sola mano, porque el otro hombro lo tenía inutilizado, y apuntó hacia donde estaba agachado el enemigo. Cuando vio que se levantaba, disparó. Le pegó el balazo justo en la frente (…)
Se produjo un pequeño silencio y después volvió a arreciar el tiroteo (…)
Quedé casi bocabajo, medio de costado, sin poder moverme. El fusil había caído a unos tres metros.
En ese momento, grité: ¡Cáceres, estoy herido!
Y… ¡mi teniente primero….! Nunca me lo hubiera imaginado. Cáceres saltó y se tiró cuerpo a tierra a mi lado. Me dí cuenta de que estaba arriesgando demasiado y le dije: Mi teniente primero, ¿qué hace? Me respondió tranquilamente: Quédate tranquilo, que ya te saco.
Oí varios disparos y cerré los ojos.
Le encajaron un balazo. Escuché un pequeño quejido y se quedó inmóvil. Había muerto.
Se produjo una pequeña pausa. Sólo entonces tomé plena conciencia de que estaba muy mal. Sentí de todo: miedo, angustia, bronca. Tenía un fuerte dolor en la espalda y no podía mover las piernas.
Cuando fui destinado a Tucumán tenía muy presente las imágenes de mis camaradas asesinados. Me acordaba de Paiva, un buen oficial instructor, al que mataron por la espalda cuando esperaba el colectivo (microbus).
Después de que me hirieron, sí noté que odiaba. Después me dí cuenta de que ese sentimiento me estaba destruyendo, haciéndome daño. El odio destruye primero a quien lo siente. No sé cómo, no recuerdo haber hecho un gran esfuerzo, pero me lo quité de encima.
No odio al tipo que me tiró. Tenía la obligación de hacerlo. No por su ideología política, sino porque si no, lo bajaba yo a él. Tal vez mi sentimiento sea distinto hacia el subversivo urbano que ponía bombas y cometía atrocidades. En Tucumán la cosa era más clara: o ellos o nosotros, cosa de hombres.
Teniente Coronel Rodolfo Richter

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jueves, 13 de febrero de 2020

ANIVERSARIO DE LA BATALLA DE BACACAY

La batalla de Bacacay fue un enfrentamiento producido el 13 de febrero de 1827 entre las tropas de las Provincias Unidas del Río de la Plata y las del Imperio del Brasil, enfrentados por el control de la Banda Oriental, en manos brasileñas desde 1824. El apoyo de Buenos Aires a la insurrección de los Treinta y Tres Orientales había desembocado en una contienda naval, en la que la armada comandada por Guillermo Brown se veía en inferioridad frente a las fuerzas lusobrasileñas. A comienzos de 1827, y bajo el mando de Carlos Maria de Alvear, se iniciaron las hostilidades terrestres, tomándose la ciudad de Bagé el 26 de enero. Poco más tarde las fuerzas del General Manuel Bentos hicieron frente a la columna de Caballería (el Regimiento de Granaderos a Caballo) e Infantería (los Colorados de las Conchas) comandada por Juan Galo de Lavalle en Bacacay; el enfrentamiento se saldó favorablemente al Ejercito Patriota, que triunfarían nuevamente tres días más tarde en la Batalla de Ombú, la antesala de la Batalla de Ituzaingó.


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miércoles, 12 de febrero de 2020

ANIVERSARIO DE LA BATALLA DE CHACABUCO

Para poder alcanzar su objetivo final, que era lograr la independencia del Perú ocupando Lima, en acción coordinada con Bolívar, el general San Martín había previsto cruzar la cordillera de los Andes, en el mes de enero de 1817, y libertar a Chile. Las fuerzas principales que integraban el Ejercito de los Andes -que entonces dependía de las Provincias Unidas del Río de la Plata- lo hicieron divididas en dos columnas de efectivos. La más importante, por el llamado “camino de Los Patos”, a las órdenes del brigadier general Estanislao Soler. Por el mismo camino marcharon el Libertador y el brigadier O’Higgins. La columna menor, lo hizo por el “camino de Uspallata”, a las órdenes del general Juan Gregorio de Las Heras. Esa ruta fue utilizada también, dada su menor dificultad, por gran parte de la artillería y los abastecimientos, conducido por el capitán fray Luis Beltrán. Ambas columnas debían apoyarse mutuamente y reunirse en el valle del río Aconcagua, en la zona comprendida entre San Felipe y Santa Rosa de los Andes. La intención de San Martín era avanzar hacia la cuesta de Chacabuco, donde tenía previsto conducir una batalla de aniquilamiento. Con el fin de obligar al jefe español, Casimiro Marco del Pont, a dispersar sus fuerzas y engañarlo sobre la oportunidad y lugar de su esfuerzo principal, el Libertador había ordenado cuatro travesías secundarias con efectivos menores: dos al norte y otras dos al sur. A pesar de los múltiples problemas que supuso atravesar montañas de hasta 5.000 metros de altura, en un frente de 800 kilómetros de extensión y con recorridos que fluctuaban entre los 380 y 750 kilómetros, los diversos agrupamientos mencionados aparecieron casi simultáneamente sobre el territorio chileno entre los días 6 y 8 de febrero de 1817.La columna mayor del ejercito patriota ocupo San Felipe el día 8 de febrero, después de librar los combates de Achupallas el día 4 y de Las Coimas el día 7 de ese mes. Por su parte, el coronel Las Heras alcanzó Santa Rosa también el día 8, debiendo combatir durante su marcha con débiles fracciones españolas en Picheuta, Potrerillos y Guardia Vieja. Reunida así la masa de los efectivos, San Martín estimó la imposibilidad realista de oponérsele con fuerzas suficientes, aunque tenía la certeza que habría cierta resistencia en el área de la cuesta de Chacabuco, dada su importancia estratégica.


El 10 de febrero agrupó su ejército al pie de la cuesta y, después de realizados los reconocimientos en detalle, resolvió dar la batalla el día 12 a la madrugada, previa discusión del plan con sus jefes subordinados, el 11 al mediodía oportunidad en la cual impartió la orden de ataque. Por su parte, Marco del Pont dispuso la rápida reunión hacia las cercanías de Santiago de los efectivos de Rancagua, Curicó y Talca. En la tarde del 10 de febrero nombró al brigadier Rafael Maroto comandante de las tropas y, con órdenes poco precisas, le mandó marchar al lugar alcanzado por San Martín. El jefe español llegó a la hacienda de Chacabuco en la tarde del día 11, con algo más de 2.000 hombres. Se adelantó a reconocer la cuesta, decidiendo ocuparla en la mañana siguiente. Calculó a los efectivos de San Martín en unos 800 hombres y esperó el ataque dentro de las siguientes 48 horas, lo cual daría tiempo para la llegada de los refuerzos solicitados a Santiago. Al retirarse hacia la hacienda, en la noche del día 11, dejó en la cuesta una fracción de seguridad a órdenes del capitán Mijares.
San Martín apreció acertadamente que el enemigo se defendería en la cuesta de las alturas de Chacabuco, pero ignoraba que, según el plan de Maroto, ello se haría efectivo a partir del día 12. En la mañana del 11 de febrero había comprobado avanzadas enemigas entre la Quebrada de los Morteros y la Loma de los Bochinches, creyendo que se trataba de una parte del grueso realista. Como la posición era fácil de atacar por sus flancos, resolvió adelantar su ejército esa noche hasta Manantiales, para asaltarla al amanecer del día 12 de febrero.
Para ello formó dos divisiones. La primera, a ordenes de Soler, compuesta por los batallones No 1 y 11, las compañías de granaderos y volteadores de los batallones No 7 y 8, el escuadrón escolta, el 4º escuadrón de granaderos y 2 piezas de artillería. Estas fuerzas debían atacar por el oeste. La segunda, al mando de O’Higgins, formada por el resto de los batallones No 7 y 8, los tres escuadrones restantes de granaderos y 2 piezas de artillería, que realizarían la misma operación por el lado este. El total de estas tropas alcanzaba a unos 3.500 hombres, de los cuales 2.000 correspondían al mando de Soler.Este primer plan se ejecutó a partir de las dos de la madrugada. Con las primeras luces se atacó a los efectivos de Mijares, los que se replegaron rápidamente hacia la masa del ejército real, siendo sorprendidos mientras avanzaban a la altura del cerro del Chingue.

En tal oportunidad se modificó el plan inicial patriota, pues Maroto había ocupado una posición defensiva en los cerros Guanaco, Quemado y Chingue al tomar conocimiento del repliegue de Mijares. San Martín consideró estas posiciones fácilmente rodeables, y como se trataba en su gran mayoría de fuerzas de infantería, resolvió conducir una batalla ofensiva con una acción frontal de aferramiento con la división O’Higgins y una maniobra envolvente con la división Soler, por el camino de la Cuesta Nueva, lo cual aseguraba caer por sorpresa sobre la retaguardia enemiga.
Al impartir las instrucciones a ambos jefes, encomendó a O’Higgins la misión de amenazar el frente realista sin comprometerse seriamente, con el fin de distraer la atención y dar tiempo a que la división Soler -cuyo trayecto era más largo- desembocase por el frente oeste de la posición. En ese momento ambos debían lanzarse al asalto, coordinando sus respectivas maniobras. No obstante las recomendaciones de no quebrar la simultaneidad de ambos ataques, O’Higgins ordenó proseguir el avance de su columna hasta alcanzar las distancias de tiro. Dado lo escabroso del terreno, recién al sobrepasar el cerro de los Halcones pudo desplegar en batalla, abriendo inmediatamente el fuego, el que fue intensamente contestado desde la posición realista. Al cabo de una hora, O’Higgins ordenó a sus tropas pasar al asalto, las que se lanzaron sobre el cerro Guanaco y el Quemado. Los escuadrones de granaderos fueron dirigidos por el estero de Las Margaritas contra el ala oeste enemiga. El intenso fuego y la acción decidida de la defensa española rechazaron este intento.
Desde lo alto de la cuesta, San Martín presenció el estéril esfuerzo, y temiendo que Maroto aprovechase la momentánea ventaja lograda para pasar a un contraataque, que podía significar la derrota de la primera división, ordenó a su ayudante Alvarez de Condarco que alcanzase a Soler y le instara a apresurar su avance. Luego, el Libertador cabalgó velozmente cuesta abajo para tomar la conducción personal de la primera división. Cuando llegó al morro de Las Tórtolas Cuyanas ya era tarde: O’Higgins había renovado su ataque y, por lo tanto, no era posible retroceder. Avanzando nuevamente por la quebrada de la Ñipa, pero ahora con la Caballería en el ala este, el prócer chileno se empeñó por segunda vez.

El peligro de un fracaso desapareció poco después, pues se hizo sentir la proximidad de Soler manifestada por una visible vacilación del ala oeste de la posición.
Soler había alcanzado, a la una y media del mediodía, la pendiente occidental del cerro del Chingue sin que sus defensores lo supiesen, pues trataban de contener nuevamente a O’Higgins. El ataque del batallón No 1, que marchaba a la cabeza, resultó una verdadera sorpresa para los realistas. Comprendieron que la caída del morro el Chingue significaría el derrumbe de toda resistencia, por lo que trataron de retenerlo tenazmente, no pudiendo evitar su derrota final.
Cuando San Martín llegó al campo de la lucha vio decidida la batalla: tomó la bandera de los Andes de manos de su portaestandarte y se colocó a la cabeza de los granaderos, lanzándose a la carga contra un ala de la posición. El escuadrón de Medina pasó audazmente por uno de los claros de la infantería española, alcanzando a sablear a los artilleros sobre sus mismas piezas. Al mismo tiempo, Zapiola hacía otro tanto, envolviendo el ala derecha en una impetuosa carga y los batallones No 7 y 8 se apoderaron del cerro Guanaco, haciendo replegar a sus defensores.
Después del combate hubo una corta persecución de la Caballería patriota hasta el Portezuelo de la colina. Los perseguidores regresaron a Chacabuco, sin advertir que al Sur del citado Portezuelo, y a escasa distancia del mismo, se encontraba el comandante Baranao con 180 húsares. Fue el único refuerzo que pudo ser dirigido a tiempo para recibir a los fugitivos de Chacabuco, pues el resto -alrededor de 1.600 hombres con 16 piezas de artillería, que Marco del Pont había logrado reunir en Santiago en la mañana del mismo día de la batalla- se hallaba imposibilitado de proseguir la marcha hacia el norte debido al cansancio físico de las tropas. Las pérdidas de los realistas ascendieron a 500 muertos, 600 prisioneros (incluyendo 32 oficiales), 2 piezas de artillería, un parque completo y 3 banderas. A los patriotas, este triunfo significo 12 muertos y 120 heridos. San Martín resumió de esta forma la victoria obtenida: “En 24 días hemos hecho la campaña, pasamos las cordilleras más elevadas del globo, concluimos con los tiranos y dimos la libertad a Chile.”
Fuentes: Picciuolo, José Luis - La Batalla de Chacabuco – Instituto Nacional Sanmartiniano
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martes, 11 de febrero de 2020

ANIVERSARIO DEL COMBATE DE ACOYTE

El 11 de febrero de 1818, se desarrolló el Combate de Acoyte, donde 20 gauchos comandados por Bonifacio Ruiz de los Llanos, y pertenecientes a las fuerzas del General Martín de Guemes, derrotan a una columna de 200 hombres del ejército realista español del General Olañeta.
El suceso tuvo lugar cerca del pequeño pueblo de Acoyte, en el extremo noroeste de la Provincia de Salta.
El Coronel Bonifacio Ruiz de los Llanos, a partir de 1815 revistaba en las partidas gauchas del entonces Coronel Güemes, y fue ascendido a Teniente 1º, a la vez era designado Segundo Jefe del Escuadrón Gauchos del Valle de Cachi. Poco después por su intrepidez fue trasladado al comando de los Infernales con el grado de Capitán, a cuyo frente participó de las acciones de 1817 contra La Serna y un año después habría de encontrarse en el triunfo de Acoyte con el que se hizo acreedor del título de “intrépido” y el ascenso al grado de Teniente Coronel.

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lunes, 10 de febrero de 2020

ANIVERSARIO DE LA PUESTA EN MARCHA DEL "OPERATIVO INDEPENDENCIA"

El 9 de febrero de 1975 se pone en marcha el “Operativo Independencia”. El ejército empieza las operaciones de guerra contra la subversión. Un año mas tarde, el enemigo ha sufrido importantes bajas. quedan héroes, mártires. historias, nombres. quedan fechas y batallas y estos testimonios.

Lo que sigue es parte del Relato, los Testimonios, las Experiencias de dos Periodistas de la Revista “GENTE” que, entre Octubre y Diciembre de 1975, estuvieron en el Frente de Lucha de Tucumán. HAY GUERRA y todo sucede rápido en la Guerra. A mediodía, cuando el sol es una gota de plomo fundido sobre las calles de la ciudad, cuando una Muchedumbre desfila entre Vendedores de abanicos mágicos, pilas, fósforos, cordones e indescriptibles costureros hechos con caracoles, un Helicóptero Militar nos lleva a Acheral, donde ha estallado un Combate. Nadie habla a Bordo. miramos hacia abajo, hacia los Cañaverales Verdes y amarillos, hacia los Campos prolijos e interminables y tenemos miedo. De pronto, otros ruidos inconfundibles nos ubican de una vez por todas a menos de quinientos metros donde hay Tableteo de Ametralladoras, Secos Estampidos de Fusiles FAL, disparos de Pistola, Humo de Cohetes que parten de un Helicóptero y revientan en los Surcos. Estamos Cara a Cara con la Guerrilla.
Aquí no hay sol. El Sol está arriba del Techo Verde. Debajo de nuestros zapatos la tierra es húmeda. La Tierra es Oscura y Pegajosa. Esta Tierra no Conoce la Luz. Es el Monte. Senderos Angostos. Subidas y Bajadas. Arroyos, Riachos, Quebradas que se alargan impenetrables y frías. De tanto en tanto el Sol quiebra el techo verde y se cuela en hilos delgados y fosforescentes. Parecen Pedazos de Vida. Es el Monte Tucumano. Hasta no hace mucho aquí sólo había Labriegos, Cañeros y Pastores que Cruzaban sus Rebaños de Pueblo en Pueblo. Ahora hay Hombres con Uniformes Verdes, con Cascos, con Armas. Ahora es un Territorio de Guerra. Un Paraje donde se Pelea Hombre a Hombre. Donde sólo hay una Posibilidad: Vivir o Morir".
Sigue la Lucha en el Cañaveral. Los Helicópteros Vuelan sobre los Surcos y los Abren como un Peluquero Abre el Pelo de su Cliente. Los Camiones Unimog se Bambolean por el Terreno Irregular y dejan los Soldados en Posiciones Estratégicas. El Cerco se Cierra sobre la Patrulla Extremista Sorprendida una hora antes (...) Uno de los Helicópteros Militares ha Sufrido una Emergencia: Alcanzado por una Bala de FAL en su Sistema Eléctrico, ha tenido que Bajar en el Centro mismo de la Patrulla Enemiga. El piloto ha Salvado su Máquina, pero ha Perdido su Artillero. Una Bala le ha Perforado el Pecho. El Hombre Caído era un Suboficial. Ese día había Terminado su Misión y tenía que salir con Licencia. Al producirse el Combate, insistió en Volar como Artillero. Esa fue su última misión.
El campamento está en la Cima de la Colina. Varios Senderos llegan hasta él. A cada trecho hay Hombres Apostados (con armas largas). El Peligro está en todas partes. Desde una Radio se Escucha: "Contacto con dos Oponentes. ... Contacto con dos Oponentes...".
Bajamos los mil metros que tiene la Colina y Bordeamos el Monte. Hace Calor. De la Tierra se Desprende un Vapor Maloliente que se Pega a la Piel. Cerca de Treinta Soldados están Alertas, Semiescondidos entre la Maleza. Un Suboficial Explica:
“Salieron del Monte y Entraron al Cañaveral”.
El Ruido de las Balas nos llega de cerca. Es un Tableteo Seco, como Dedos que Golpean sobre una Mesa de Madera. Una Patrulla Va Detrás de Ellos. Pero Ellos Logran Escapar. Llega un Grupo de Soldados. El Sudor les Baña la Cara. Algunos Mordisquean Caña de Azúcar, Uno de ellos, alto, trae una Charretera con una Insignia Azul. Es una Estrella. Era de un Sargento Extremista que Acababa de Matar".
Durante un Enfrentamiento un Soldado pierde la mitad del dedo índice de la mano derecha. Durante la Lucha siente el Dolor, pero quiere seguir Tirando. No puede Apretar el Gatillo: le falta el dedo. Un Guerrillero Pasa Cerca de él y su Desesperación es tal que Emprende la Lucha a Culatazos hasta que Mata a su Enemigo. Recién en el Campamento supo que no se le había Trabado el Fusil. La Danza de los Helicópteros No Termina. Han Empezado a Arrojar Bombas Incendiarias, y Bombas de Demolición Sobre los Surcos, donde se han refugiado los Extremistas. llega una Ambulancia. bajan tres Soldados. En el Fondo de la Ambulancia hay un Cadáver, el Cadáver de un Guerrillero. Lo sacan y lo dejan sobre el pasto junto al Fusil FAL que tenía en la mano. Alguien Pregunta: ¿Cuantas Vidas Habrá Costado ese Fusil?.
Hubo Muchos que Dejaron su Vida en Batalla. Y Aquí está la Prueba. Estos son los Soldados Muertos en el mes de Octubre de 1975:


*Ramón Pío Fernández, nacido en Palma Sola, Jujuy.
*Rogelio Ramón Espinosa, nacido en Caimancito, Jujuy.
*Juan Carlos Castillo, nacido en Aguaray, Salta.
*Enrique Ernesto Guastoni, nacido en Córdoba,
*Freddy Ordóñez (desertor incorporado por propia voluntad), nacido en Salta.

Todos estos Argentinos tenían 21 años.
Los Disparos Suenan cada vez mas cerca. Es el fin. La Patrulla Extremista, Acosada por los Cohetes, las Bombas y el Incendio del Cañaveral Abandona su Refugio en los Surcos. Entonces, los Soldados la Ametrallan. Son las Seis de la Tarde del Viernes 10 de Octubre. El Combate de Acheral se acaba con la última luz del día.
Tiene el rostro aindiado, la piel morena . Sus Gestos no saben de grandilocuencias y sus respuestas son cortas y seguras. Tiene la voz grave y las manos acostumbradas al monte. Tiene 21 años y se llama Nicanor. Es un poco todos. Un poco un símbolo. Un poco el Molde con el que están Hechos los Jóvenes Argentinos que hoy Pelean en Tucumán. Nicanor es un Soldado y piensa así.

-¿DE DONDE SOS?
-DE PAMPA GRANDE, SALTA.
-¿CUANTO HACE QUE ESTAS ACÁ, EN LA GUERRA?
-22 DIAS.
- ¿LOS CONTAS SEGUIDO, PARECE?
-SI SEÑOR, ES BUENO PODER CONTAR UN DIA MAS.
-¿ TENES MIEDO?
-NO SEÑOR. EL MIEDO VIENE CUANDO MATAN A UN AMIGO y NO POR UNO.
-¿VOS TENIAS AMIGOS QUE MURIERON EN COMBATE?
-SI. MALDONADO y CASTILLO ERAN MIS AMIGOS.
-¿VOS ESTUVISTE EN ALGÚN ENFRENTAMIENTO CON LOS GUERRILLEROS?
- UNA VEZ. DE NOCHE EN UNA EMBOSCADA QUE LES PREPARAMOS.
-¿COMO FUE?
- NOSOTROS LOS ESPERAMOS PORQUE SABÍAMOS QUE TENÍAN QUE PASAR POR AHÍ. COMO A ESO DE LAS DOS DE LA MAÑANA SENTIMOS RUIDO, GENTE QUE VENIA CAMINANDO POR EL MONTE. DE ALGO DEBEN HABER SOS PECHADO PORQUE TIRARON PRIMERO. A CUALQUIER LADO. ACÁ DE NOCHE NO SE VE NADA.
-¿Y USTEDES QUE HICIERON?
-ABRIMOS FUEGO. A ELLOS LOS DELATARON LOS FOGONAZOS DE SUS ARMAS. Y ENTONCES MAS O MENOS UNO TIENE UNA REFERENCIA.
-¿A QUE DISTANCIA ESTABAN UNOS DE OTROS?
-TREINTA METROS MAS O MENOS.
-¿HUBO MUERTOS ?
- NOSOTROS HERIMOS A UNO y DE PARTE NUESTRA GRACIAS A DIOS NO LE PASO NADA A NADIE.
-¿QUE PENSASTE CUANDO TUVISTE QUE DISPARAR?
-MIRE, EN ESOS CASOS ES LA VIDA DE ELLOS O LA NUESTRA. UNO NO TIENE MUCHO QUE ANDAR PENSANDO.
-¿PENSASTE ALGUNA VEZ QUE TE PUEDEN MATAR?
-CLARO, UNO SABE QUE EN CUALQUIER MOMENTO PUEDE MORIR.
-¿VOS CONOCES BIEN EL MONTE?
-ME CRIÉ EN EL MONTE. YO A LA SELVA LE CONOZCO TODOS LOS SECRETOS. -¿UN HOMBRE PUEDE SUBSISTIR EN ESTE MONTE SIN APROVISIONAMIENTO?
-DURARÍA POCO. LO MANTENDRÍA EL AGUA. NADA MÁS.
-¿LE ESCRIBÍS A TU FAMILIA?
-SI, y ELLOS ME ESCRIBEN. HOY RECIBÍ UNA CARTA.
-¿HASTA CUANDO TE QUEDAS EN EL FRENTE?
-UNO O DOS MESES MÁS. NO SE TODAVÍA.
-¿TE ASUSTASTE CUANDO TE DIJERON QUE TENIAS QUE VENIR A LA GUERRA?
-MIS AMIGOS ME ESCRIBIERON UN PAR DE VECES y YO QUERÍA VENIR. QUERÍA ESTAR CON ELLOS.


Nicanor se levanta. se pone el casco, toma su fusil y va a su puesto. ni siquiera pregunto por que las preguntas. ahora es uno mas confundido entre sus compañeros. ahora es uno mas que debe saberse. El postulado: "Acá se vive o se muere”.
Junto con los Alimentos y Provisiones, los Soldados Regresan al Campamento con un Paquete Realmente Valioso:
La Correspondencia. Un Suboficial va Cantando los Nombres. Algunos están. Otros se fueron de Patrullaje. Otros murieron y la carta no tendrá destinatario. Todos Abren los Sobres y Leen. Después los Comentarios: “Tengo un Hermanito Enfermo”. “Mi señora está bien, esperamos un Hijo para Diciembre". “Mi Primo consiguió Trabajo en Salta". "Mi Papá me está Levantando una Piecita en el Fondo para mi Solo". "Soy Tío de una Nena". y muchos más. Son cosas de todos lo días. Son Noticias Chiquitas que acá, en la Guerra, Valen lo mismo que una esperanza.
Un Oficial Explica como es esta Guerra. Por lo General un Contacto, es decir Divisar al Oponente, dura con mucha suerte de diez a quince segundos. A partir de ahí todo es cuestión de suerte. El Monte es un Infierno. Si el Oponente va por una Senda y es Divisado, inmediatamente entra al monte. Allí es casi Imposible ver más allá de las propias narices. Uno camina y no sabe si al lado hay un hombre apuntándole. Aquí la Vida esta en Juego a Cada Rato. Incluso ahora no sabemos si puede haber alguien apuntándonos. Esta es una Guerra de Tiempo y Paciencia. Es una Guerra de uno por uno. De noche, en el Despacho del General Edgardo Adel Vilas, nos enteramos del último Parte. En la Batalla de Acheral han Muerto 14 Extremistas. Un Grupo de Jefes Evalúa la Situación. Dicen que la Compañía de Monte de los Extremistas está Prácticamente Desmembrada. Que por el Aspecto de los Cadáveres puede deducirse que las Fuerzas Subversivas carecen de Comida y de Ropa Adecuada. Que no se trata de Combatientes Rurales Hombres bien Entrenados y Acostumbrados al Monte y a la Selva, sino de Guerrilleros Urbanos que han tenido que subir al Monte ante los Reveses Sufridos por la Subversión desde el 09 de Febrero, fecha en que comenzó el “Operativo Independencia”.


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viernes, 7 de febrero de 2020

ANIVERSARIO DEL NACIMIENTO DEL CORONEL AMBROSIO CRÁMER

El día 7 de febrero de 1792, nace en París, Francia, el Coronel Ambrosio Crámer. Egresado de la Escuela Militar de Nobles en 1808, pasó a formar parte del 5° Regimiento de Infantería de la Grande Armée. Después de la Batalla de Waterloo vino al Río de la Plata con otros oficiales franceses como Brandsen y Bruix. Colaboró con entusiasmo y valentía en la emancipación americana, acumulando fama y gloria. El Director Supremo, General Juan M. de Pueyrredón lo nombró Sargento Mayor del 1er. Batallón de Cazadores de los Andes en 1816. Luego el General José de San Martín le encomendó la organización –durante la formación del Ejercito de los Andes- del Regimiento N° 8 de Infantería, sobre la base del 2° Batallón de dicha unidad. Poco después cruzó con su unidad la Cordillera, batiéndose con singular determinación en la Batalla de Chacabuco. Posteriormente fue ayudante de campo del General Manuel Belgrano. Volvió a Francia, para retornar luego a la Argentina. En 1821, por encargo del gobierno, hizo un relevamiento de las defensas del puerto de Carmen de Patagones, en la desembocadura del Río Negro. En 1823, formó parte de una campaña al desierto como jefe de ingenieros. Fue uno de los fundadores de Tandil. Murió en la Batalla de Chascomús, luchando como parte de la Revolución de los Libres del Sur contra Juan M. Rosas, en el año 1839.
Se enroló como cadete en los ejércitos de Napoleón Bonaparte en 1806. Hizo la campaña de España, donde fue herido dos veces.
Años más tarde se recibió de ingeniero militar y combatió en la batalla de Waterloo. Después de esa batalla fue dado de baja del ejército francés y proscrito por sus ideas políticas, al considerársele bonapartista.
Llegó a las Provincias Unidas del Río de la Plata a mediados de 1816 junto con otros oficiales, como Federico Brandsen, Alejo Bruix y su hermano, Benjamín Viel y otros en el Celeste, provenientes del puerto de Calais, Francia. El Director Supremo Pueyrredón lo nombró Sargento Mayor del 1er. Batallón de Cazadores de los Andes, de modo que se incorporó al Ejército de los Andes. Posteriormente, el general José de San Martín le encargó la organización del Regimiento N° 8 de Infantería, formado por esclavos negros sobre la base del 2do. Batallón de Cazadores.
Participó del Cruce de los Andes al frente de las Compañías de Fusileres de esa unidad, y participó en la Batalla de Chacabuco, en la que la carga a la bayoneta de su cuerpo tuvo un papel principal en la victoria.
Posteriormente fue asignado a la guarnición de Santiago de Chile, mientras el resto del Ejército hacía la campaña del sur de Chile. Tras un entredicho con el general San Martín, obtuvo la baja y regresó a las Provincias Unidas. Allí se unió al Ejército del Norte y fue edecán del general Manuel Belgrano. A fines de la década hizo un breve viaje a Francia.
Tras el motín de Arequito se unió al ejército de Buenos Aires y luchó en Cepeda y Cañada de la Cruz. Al año siguiente participó en la campaña contra el caudillo federal Francisco Ramírez.
En 1821 fue enviado a efectuar reparaciones en el puerto de Carmen de Patagones, y acompañó como jefe del contingente militar una frustrada empresa de colonización de la bahía de San Antonio, en la costa de la actual provincia de Río Negro, dirigida por el francés Leloir, fundador de la familia de ese apellido. Pero el barco naufragó al salir de Carmen de Patagones, y fue uno de los pocos sobrevivientes.
Participó en la campaña que el gobernador Martín Rodríguez llevó contra los indígenas en 1823, y fue el autor de los planos del Fuerte Independencia, inicio de la actual ciudad de Tandil. Estuvo destinado en las guarniciones de Bahía Blanca y Carmen de Patagones.
Pidió su retiro militar en 1825, y al año siguiente obtuvo la licencia oficial de agrimensor; se dedicó a la mensura de campos, en la época de reparto por la ley de enfiteusis. Junto a ese trabajo, acompañó al coronel Federico Rauch en varias operaciones contra los indígenas. Beneficiándose de la ley de enfiteusis, fundó la estancia "La Postrera", un gran establecimiento de cría de ovejas, junto al río Salado y al sur de Chascomús. Por su trabajo de agrimensura fue integrado a la sociedad constituida por Juan Pedro Aguirre, Pedro Andrés García, Manuel José de Haedo y José María Rojas en la enfiteusis de cien leguas solicitada el 21 de febrero de 1826 en la "Sierra del Bolcán", hoy parte de los partidos de Balcarce y Ayacucho; allí surgiría la Estancia San Juan de la familia Girado.
Durante la guerra civil entre Juan Lavalle y Juan Manuel de Rosas tenía amigos en ambos bandos, por lo que se encerró en su campo y no tomó partido.
Fue jefe de ingenieros en la Campaña de Rosas al Desierto del año 1833. En los años siguientes trabajó activamente en mensura de campos y en deslindes de lotes en pueblos del interior de la provincia de Buenos Aires. Tuvo serios problemas con varios jefes políticos y militares de la época de Rosas, especialmente con Prudencio Rosas, hermano del gobernador.
Cuando se produjo el Bloqueo francés al Río de la Plata —a partir de 1838— se vio perjudicado en sus intereses económicos, por la imposibilidad de exportar su producción. La actitud intransigente del gobierno lo llevó culpar a éste de sus problemas. Por otro lado, se lo veía como sospechoso por su origen francés. De modo que pasó rápidamente de la protesta privada y pública a la participación en conspiraciones contra el gobierno de Rosas.
En 1839, los estancieros del sur de Buenos Aires se rebelaron contra Rosas, azuzados por lo que quedaba del partido unitario y la flota francesa que bloqueaba el río. Pedro Castelli, de la zona de Balcarce, fue elegido como jefe militar, dado que era el estanciero que más tropas había logrado reunir. Esta sublevación debía coincidir con el complot dirigido por el coronel Ramón Maza en Buenos Aires y con el desembarco de Lavalle en la zona del Tuyú.
Los otros dos jefes de la conjura eran los coroneles Ambrosio Crámer y Manuel Rico. Este último había participado de la expedición al desierto de 1833 y era entonces Juez de Paz de Dolores. Crámer también aportó tropas y se puso al frente de las fuerzas del partido de Chascomús. Prestó también algunos galpones de su propiedad en Chascomús para ser utilizados como cuarteles de ese ejército improvisado.
Pronto las cosas empezaron a andar mal para los autodenominados "Libres del Sur". La conjuración de Maza fue descubierta, su jefe ejecutado, y su padre, el ex gobernador Manuel Vicente Maza, asesinado en su despacho de la legislatura provincial.
Para empeorar todo, Lavalle faltó a la cita, aceptando en cambio dirigir un pequeño ejército de oficiales hacia la provincia de Entre Ríos: terminaría recorriendo el país entero, de derrota en derrota, hasta terminar muerto de un balazo casual en San Salvador de Jujuy.
Los revolucionarios quedaron librados a sus propias fuerzas y encerrados de tal forma que no podían esperar escapar: tenían a todo el ejército de Rosas al norte, y los “indios amigos” al sur. No obstante, siguieron adelante con sus planes. Habían reunido 2 000 hombres en Dolores y otros 1 000 en Chascomús, y los trasladaron en su totalidad hacia Chascomús. Crámer y Rico se encargaron de la maniobra y del escaso entrenamiento que pudieron dar a sus bisoños gauchos.
El 7 de noviembre de 1839, el ejército al mando de Castelli fue atacado por Prudencio Rosas en las orillas de la Laguna de Chascomús, en la llamada batalla de Chascomús. En un primer momento, la victoria pareció quedar del lado de los rebeldes, y el propio Rosas huyó hacia el norte. Pero la decisiva reacción del coronel Nicolás Granada volcó la batalla en su favor, que quedó decidida cuando el coronel Crámer fue muerto en combate. Una parte de los soldados rebeldes huyeron, y el resto se entregó al enemigo, que fue indulgente con ellos.
Pedro Castelli fue muerto varios días más tarde, cerca de Dolores, mientras Rico pudo huir.

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