jueves, 8 de abril de 2010
ANIVERSARIO DE LA MUERTE DEL DR. FRANCISCO JAVIER MUÑIZ
Francisco Javier Thomas de la Concepción Muñiz nació el 21 de diciembre de 1795 en Monte Grande, Provincia de Buenos Aires. Sus padres, Don Alberto José Muñiz y Doña Bernardina Frutos, se trasladaron a Buenos Aires para que Francisco continúe con su educación. A los 11 años, a pesar de que su edad lo eximía de tal compromiso, se alista como cadete en el Regimiento de Andaluces para intervenir en la heroica defensa de Buenos Aires y es herido de bala en la pierna derecha. En 1812, en la fundación de la Segunda Sociedad Patriótica Literaria donde Muñiz colabora con el doctor José León Banegas en la redacción del célebre Manifiesto que instaba a declarar la independencia de las Provincias Unidas del Río de la Plata. A los 18 años se inscribe en el primer curso de teología del Colegio San Carlos.
En 1814 el doctor Cosme Argerich resuelve fundar el Instituto Médico-Militar con el fin de formar cirujanos para los ejércitos. Entre sus alumnos figura Francisco Muñiz, quien decidió servir a la patria desde las filas de la sanidad militar. En 1821, el ministro Bernardino Rivadavia, al crear la Universidad de Buenos Aires con su departamento de Medicina, clausura el Instituto Médico Militar por lo que Muñiz se ve obligado a rendir sus últimos exámenes en dicho Departamento para graduarse como médico en 1822.
Al año siguiente, pregona ideas que anticipan el federalismo y auspicia las instituciones liberales en la edición de una revista El Teatro de la Opinión. Esta etapa periodística coincide con un período de deterioro en su salud que se prolonga hasta enero de 1825 cuando, acepta el nombramiento de cirujano del Cantón de la Guardia de Chascomús. En la localidad acampa el regimiento de coraceros de Buenos Aires al mando del Coronel Juan Lavalle, de quien se hace muy amigo y a quien asiste en los combates de Sauce Grande y Toldos Viejos. El contrato de Muñiz tenía una duración de seis meses, el ejemplar médico hace caso omiso de esta disposición y continúa un mes más, hasta el retiro del último soldado herido en el pueblo. En estas expediciones al desierto realiza estudios etnográficos sobre los usos y costumbres de los aborígenes como también inaugura los trabajos iniciales de la paleontología argentina al encontrar en la laguna de esa localidad restos fósiles que omite documentar por ser un simple aficionado y que el explorador francés D’Orbigny se adjudica trece años después.
En 1826 la guerra con el Brasil lo encuentra en Buenos Aires ejerciendo su profesión y proyectando sus conocimientos en ciencias naturales. Se confía a Muñiz el cargo de médico y cirujano principal con el grado de Teniente Coronel. El General de Alvear, asume el mando de las fuerzas y se convierte en el referente de Muñiz por su agilidad mental y preparación técnica. Una bala atraviesa la parte superior de la pierna izquierda del General Lavalle a quien Muñiz atiende y pone fuera de peligro. El jefe del Estado Mayor del Ejército, General Lucio Mansilla, en abril de 1827 deja constancia del esmero del facultativo distinguido con los Cordones y Laureles de Ituzaingó y el Escudo de la República.
Muñiz solicita ser designado para ocupar la Cátedra de Partos y Medicina Legal de la Escuela de Medicina desde el campamento General del Ejército. El gobierno no hace lugar al ofrecimiento, desaire que entristece a Muñiz. Pocos meses después, vuelve sobre sus pasos y en el último día de gobierno de Rivadavia en la Presidencia de la República repara la injusticia designando a Muñiz al mando de la cátedra. El 20 de septiembre de 1827 un decreto del gobierno de Manuel Dorrego deja en suspenso y sin efecto tal nombramiento por considerar infructuosa la enseñanza de partos tomando como excusa que Muñiz no tenía el título de Doctor en medicina.
El 30 de septiembre de 1828 contrae matrimonio con Ramona Bastarte y resuelve alejarse de Buenos Aires y fijar su residencia en la Villa de Luján donde permaneció por 20 años ya que lo favorecía en su salud. Como médico de policía y encargado de la administración de la vacuna en el Departamento, instruye a los propietarios acerca de enfermedades animales (ya que el país carece de veterinarios), propaga la vacuna, pide la eliminación de curanderos y parteras, y ensaya el tratamiento de afecciones cutáneas con la inoculación múltiple o repetida de la vacuna humana logrando por esto último la designación de Miembro Honorario de la Real Sociedad Jenneriana de Londres. El 20 de marzo de 1830 es nombrado cirujano del regimiento 2 de caballería con asiento en la villa.
Durante su permanencia en Luján el doctor Muñiz efectuó fecundos y valiosos trabajos paleontológicos, sacando a luz, como dice Babini, “el extraordinario mundo fósil sepulto en las barrancas de su río”. En Luján reunió, estudió y clasificó abundante material paleontológico, en el que hay restos de megaterio, mastodontes, toxodontes, milodontes, gliptodontes, etc. En 1841 lo obsequió al gobernador Rosas, coleccionado en 11 cajas de cuyo contenido dio cuenta La Gaceta Mercantil. Rosas a su vez, obsequió dicha colección al almirante francés Juan Enrique José Dupotet –jefe de la escuadra de Francia en el Plata y reemplazante de Leblanc-, lo que ha dado lugar a severas críticas por parte de los antirrosistas. Al respecto Andrés Ivern puntualiza que la entrega de tan valioso material a Francia fue hecha por Rosas, seguramente, con el doble fin de cicatrizar heridas de guerra y de demostrar la capacidad científica argentina a una potencia que nos había creído colonizables. Desde el punto de vista de la ciencia nada se perdió con el obsequio, ya que el envío fue a poder precisamente de la nación que era el principal centro de estudios paleontológicos, con sabios como Paul Rivet. Si hubo protestas de algunos naturalistas, como Florentino Ameghino, hay que tener en cuenta que de aquel centro científico provinieron las refutaciones a ciertas conclusiones de este último. Por otra parte debe recordarse que el propio Ameghino en 1878 viajó a Europa y allí exhibió su colección paleontológica en la Exposición Universal de París vendiendo luego una colección de fósiles a ciento veinte mil francos al famoso y acaudalado paleontólogo americano Cope. El propio Muñiz ofreció en venta a Darwin otra colección y en 1861 donó otros fósiles a la Academia de Ciencias de Estocolmo.
El descubrimiento paleontológico más importante de Muñiz fue, según los historiadores de la ciencia, el del tigre fósil, por él descrito en 1845, en informe que publicó La Gaceta Mercantil. Se trata de la especie que él llamó Muñifelis bonaerensis, estudiado también por Kaup, Owen, Lund, Cuvier y Blainville, y que en la hodierna nomenclatura científica se denomina Smilodon bonaerensis (Muñiz).
También encontró en Luján huesos de un caballo fósil, bajo el esqueleto de un megaterio. Y otra novedad fue el hallazgo de un árbol fósil en la pampa, que anunció a diversos naturalistas y museos. Las determinaciones del sabio argentino sobre estos fósiles eran exactas, según aserto de Germán Burmeister.
En septiembre de 1841 Muñiz reconoce la existencia del mal de cow pox en una vaca. Saca de las ubres seis costras, las envuelve en láminas de plomo, las sella y las entrega al dueño del animal. Días después y, ante la presencia de testigos y un juez de paz, vacuna a varios niños con las costras. Los resultados positivos no se hicieron esperar. En 1844, la ciudad de Buenos Aires está desprovista de la vacuna por lo que Muñiz se traslada a la metrópoli con una de sus hijas de pocos meses, recién vacunada y con cuya linfa pudieron ser inoculadas más de veinte personas. Lamentablemente la pequeña muere al contraer una enfermedad infecciosa.
Graduado de Médico, Muñiz se aproximaba a los 50 años de edad sin haber obtenido el título de Doctor en Medicina. Entonces, el 17 de septiembre de 1844 presentó su tesis y se le fue otorgado el anhelado diploma. En marzo de ese mismo año Muñiz, pública Descripción y curación de la fiebre escarlatina, anticipándose a un concepto que aún hoy pugna por abrirse camino: el médico es del todo médico sólo si a la vez es psicólogo.
A fines de 1848 resuelve regresar a la escena metropolitana. En abril de 1849, Rosas lo designa Conjuez del Tribunal de Medicina y en febrero de 1850 se hace cargo de la enseñanza de partos, enfermedades de mujeres y niños en la Facultad de Medicina.
Organiza la remisión del material médico necesario para la asistencia de los heridos en la batalla de Caseros. Por el Pacto de San José de Flores firmado el 11 de noviembre de 1859 Buenos Aires se declara parte integrante de la Confederación y renuncia al mantenimiento de relaciones diplomáticas con las potencias extranjeras. Se convoca a elecciones de convencionales con el objeto de proponer reformas a la Constitución Nacional de 1853. En los comicios del 2 de diciembre Muñiz resulta electo pero aún no repuesto de sus dolencias recién se incorpora el 25 de abril. En las elecciones del 5 de agosto de 1860 sale electo senador por la Capital a la legislatura de la Provincia. Poco tiempo dura esta representación pues resulta consagrado diputado Nacional al Congreso de Paraná el 23 de diciembre de ese año. En 1861 remite una nota al Senado de la Provincia comunicándole que se considera separado de este cuerpo por reputar incompatible su desempeño con la diputación nacional. En septiembre de 1861 se designa a Muñiz senador por la Capital. Al año siguiente forma la Comisión de Negocios Constitucionales y establece en octubre de 1862 que la Asamblea General de la Provincia no acepta ley sancionado por el Congreso de la Nacional, en cuya virtud se federaliza por tres años el territorio de la Provincia. Es reelecto senador el 29 de marzo de 1863.
Renovada la contienda civil en 1861 entre Buenos Aires y la Confederación, Muñiz disminuido todavía físicamente ofrece sus servicios en calidad de subalterno y al no tener éxito insiste en su gestión; el gobierno lo designa Jefe de las Ambulancias establecidas en la línea de fortificaciones.
En 1865 sobreviene la Guerra con el Paraguay. Con 70 años a cuestas, Muñiz reitera su patriótica oferta. El Vicepresidente Marcos Paz la acepta y agradece en nombre del país. Vestido de paisano, con instrumental quirúrgico a cuestas se presenta en el Cuartel General de Paso de los Libres ante el sorprendido General Mitre. En febrero de 1866 se le recomienda la organización y dirección de todos los hospitales instalados en Corrientes donde combate la epidemia de cólera y ayuda a morir a uno de sus hijos. Permanece en Corrientes hasta octubre de 1868, año en que fallece su esposa.
En agosto de 1869 renuncia a sus cargos y se retira a la vida privada. La Legislatura de Buenos Aires le rinde homenaje al acordarle una pensión.
A comienzos de 1871, la epidemia de fiebre amarilla invade la metrópoli. El médico en su retiro, no olvida su deber hipocrático y auxilia a las víctimas.
Alberga en su quinta de Morón al joven Francisco López Torres, amigo de su familia, quien no consigue aislarse del mal. Muñiz lo atiende y en tal empeño contrae el mal y muere el 8 de abril. Sus restos descansan en la Recoleta.
Su nombre al frente de un hospital entraña un acto de justicia histórica.
Fuentes: Chavez, Fermín – La Cultura en la Epoca de Rosas / Ivern, Andrés – Rosas y la Medicina / www. revisionistas.com.ar /Lanuque, María Cecilia – Francisco Muñiz, Un Médico Comprometido / Los Hermanos Ameghino. Museo Argentino de Ciencias Naturales.
http://www.fotolog.com/ejercitonacional
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