Primera acción militar y victoria del Regimiento de Granaderos a Caballo. El gobierno de Buenos Aires, ante las continuadas depredaciones que hacían las fuerzas españolas establecidas en Montevideo sobre las costas de los ríos Paraná y Uruguay, ordenó al jefe del regimiento que una parte del mismo protegiera las poblaciones del Paraná. Una flotilla española había remontado el río y anclado y anclado por falta de viento frente al monasterio de San Lorenzo -entonces en construcción-, cerca de la localidad del mismo nombre, en la Provincia de Santa Fe. Los españoles, al mando del Capitán Juan A. Zabala se aprestaron a desembarcar fuerzas de infantería con apoyo de algunos cañones chicos. El jefe argentino, Coronel José de San Martín, había arribado a la zona la noche anterior. Arengó a sus tropas y les ordenó que atacarían solamente a sable y lanza, prohibiendo el uso de armas de fuego. Dividió sus aproximadamente 200 hombres en dos escuadrones, el Primero al mando del Capitán Justo Bermúdez, reservándose el mando del Segundo, diciéndole a Bermúdez: "nos encontraremos en el centro del combate, donde le ampliaré mis órdenes...". A su orden los Granaderos cargaron al galope acometiendo a los españoles, sin darles tiempo a formar cuadro. Al llegar San Martín a la línea enemiga su caballo fue muerto tomando una de sus piernas en su caída, armándose a su rededor un entrevero con armas blancas. Un soldado español se disponía a matarlo con su bayoneta cuando el granadero Juan B. Baigorria lo mató con su lanza. El granadero Juan B. Cabral desmontó para ayudar a su jefe, recibiendo heridas mortales, mientras el alférez Hipólito Bouchard, quién se cubriría de gloria posteriormente como jefe naval, se apoderaba de la bandera española tomando la vida de quien la portaba. El combate fue sangriento y tuvo un rápido desenlace. Los españoles que pudieron, se reembarcaron.
Parte del Combate de San Lorenzo suscrito por el Coronel Jose Francisco de San Martin, al Superior Gobierno. San Lorenzo, 3 de febrero de 1813.
Exmo. Señor.
Tengo el honor de decir a V.E. que en el día 3 de febrero los granaderos de mi mando en su primer ensayo han agregado un nuevo triunfo á las armas de la patria. Los enemigos en numero de 250 hombres desembarcaron a las 5 y media de la mañana en el puerto de S. Lorenzo, y se dirigieron sin oposición al colegio S. Carlos conforme al plan que tenían meditado en dos divisiones de a 60 hombres cada una, los ataques por derecha e izquierda, hicieron no obstante una esforzada resistencia sostenida por lo fuegos de los buques, pero no capaz de contener el intrépido arrojo con que los granaderos cargaron sobre ellos sable en mano: al punto se replegaron en fuga a las bajadas dejando en el campo de batalla 40 muertos, 14 prisioneros de ellos, 12 heridos sin incluir los que se desplomaron, y llevaron consigo, que por los regueros de sangre, que se ven en las barrancas considero mayor numero. Dos cañones, 40 fusiles, 4 bayonetas, y una bandera que pongo en manos de V.E. y la arrancó con la vida al abanderado el valiente oficial D. Hipolito Bouchard. De nuestra parte se han perdido 26 hombres, 6 muertos, y los demás heridos, de este numero son: el capitán D. Justo Bermúdez, y el teniente Manuel Díaz Velez, que avanzándose con energía hasta el borde de la barranca cayó este recomendable oficial en manos del enemigo.
El valor e intrepidez que han manifestado la oficialidad y tropa de mi mando los hace acreedores a los respetos de la patria, y atenciones de V.E.; cuento entre estos al esforzado y benemérito párroco Dr. Julián Navarro, que se presentó con valor animando con su voz, y suministrando los auxilios espirituales en el campo de batalla: igualmente lo han contraído los oficiales voluntarios D. Vicente Mármol, y D. Julián Corvera, que á la par de los míos permanecieron con denuedo en todos los peligros.
Seguramente el valor e intrepidez de mis granaderos hubieran terminado en este día de un solo golpe las invasiones de los enemigos en las costas del Paraná, si la proximidad de las bajadas no hubiera protegido su fuga, pero me arrojo a pronosticar sin temor que este escarmiento será un principio para que los enemigos no vuelvan a inquietar a estos pacíficos moradores. Dios guarde a V.E. muchos años. San Lorenzo febrero 3 de 1813.
Carta de San Martín enviada al Excmo. Supremo Poder Executivo en Buenos Aires, el 27 de febrero de 1813.
Excelentísimo Señor:
Como sé la satisfacción que tendrá V.E. en recompensar a las familias de los individuos del Regimiento, muertos en la acción de San Lorenzo, o de sus resultas, tengo el honor de incluir a V.E. la adjunta relación de su número, país de su nacimiento y estado. No puedo prescindir de recomendar particularmente a V.E. a la viuda del Capitán Don Juan Bermúdez, que ha quedado desamparada con una criatura de pechos, como también a la familia del Granadero Juan Bautista Cabral natural de Corrientes, que atravesado el cuerpo con dos heridas no se le oyeron otros ayes que los de “Viva la Patria, muero contento por haber batido a los enemigos”; efectivamente a las pocas horas feneció repitiendo las mismas palabras. Nuestro Señor guarde a V.E. muchos años.
¿Todavia queda alguna duda de la existencia de un Sargento llamado Juan Bautista Cabral y de su Patriotico y abnegado heroismo?
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