domingo, 3 de noviembre de 2013

ANIVERSARIO DE LA BATALLA DE TUYUTÍ

El día 3 de noviembre de 1867 se produce la derrota paraguaya en Tuyutí. Ocho mil paraguayos mandados por el General Barrios atacan el campamento aliado de Tuyutí, donde acampaban fuerzas brasileñas y argentinas, consiguiendo un triunfo incipiente. Luego la caballería argentina, al mando del General Manuel Hornos los atacó a fondo con el apoyo de infantería brasileña, derrotando por completo a los paraguayos quienes por segunda vez fueron derrotados en Tuyutí.

Después de las batallas de Paso de la Patria y de Estero Bellaco, el 2 de mayo, las fuerzas aliadas, estimadas en más de 50.000 hombres, al mando del General Mitre avanzaban cautelosamente en territorio enemigo desconocido, una vez que no había mapas confiables sobre el terreno. Del mismo modo, no se disponía de informaciones sobre los efectivos y la disposición de las fuerzas enemigas.
La cautela de Mitre entraba en conflicto con las diposiciones de los comandantes de las fuerzas brasileñas, que pugnaban por mayor rapidez en el avance, comprendiendo que la lentitud era peligrosa para la moral de los soldados, y comprometedora para el prestigio que las tropas en marcha tenían ante el enemigo.
El 20 de mayo los aliados cruzaron el Bellaco Sur y los paraguayos se retiraron tras el Bellaco Norte. Según el coronel inglés George Thompson, del ejército paraguayo, "la posición paraguaya era formidable, si los aliados atacaban, el Mariscal López pensaba esperarlos y luego lanzar 10.000 hombres sobre la retaguardia enemiga por un camino abierto a través del bosque. Este plan hubiese sido coronado por el éxito, pero lamentablemente se lo cambió"
De acuerdo con el testimonio de Thompson, Fransisco Solano López confiaba en dar una batalla decisiva pasando a la ofensiva y empujar al enemigo de vuelta al Río Paraná. Los oficiales paraguayos parecían, al contrario, excépticos en la posibilidad de atacar y vencer un enemigo más númeroso en un terreno adecuado para la defensa, una vez que los aliados acamparon en los pantanos alrededor del lago Tuyutí. Sin embargo, López no consideró las objeciones y siguió con sus planes.
Estos consistían en el ataque coordinado de tres poderosas columnas por la derecha, centro e izquierda. Mientras una cuarta columna al mando del general Vicente Barrios, por la extrema derecha, debía cruzar el monte del Sauce y aparecer sorpresivamente en el Potrero Piris a la retaguardia enemiga. La unidad de Barrios debía unirse a las fuerzas del general Francisco Isidoro Resquín que atacarían en flanco izquierdo y encerrar al enemigo.
Tras salir del monte del Sauce en el Potrero Piris la columna del general Vicente Barrios, este debía avisar por medio de chasque al coronel José Eduvigis Díaz, que mandaba la columna que marcharía sobre el flanco derecho de los aliados, y este debía disparar un cohete. Al oír el cohete, la artillería mandada por el coronel José María Bruguez debía disparar un cañonazo a cuyo estampido comenzaría el ataque general.
Además el ataque debía llevarse al clarear el alba con el fin de tomar por sorpresa a las tropas aliadas. De tener éxito, el gobierno paraguayo quedaría en una posición inmejorable ya que la mayor parte de las fuerzas enemigas quedarían destruidas.
La tropa de Díaz se vio favorecida por el terreno y fue la primera en atacar. Derrotó a dos batallones uruguayos a cargo de defender delante de Bellaco Norte pero luego fue rechazada por tres batallones brasileños que usaron 26 piezas de artillería desde una sólida posición defensiva, los paraguayos retrocedieron al bosque hasta que finalmente fueron obligados a retroceder de ahí por un contraataque aliado.
La unidad del comandante Marcos, que debía atacar por el centro, flanquearía el estero por el paso Gómez, pero se vio retrasada en su avance y fue rechazada en tres ataques con graves pérdidas. La poderosa caballería de Marcos cargo contra las líneas brasileñas, pero el general francés Emílio Luís Mallet, comandante de las tropas brasileñas en el centro había ordenado cavar un foso delante de sus posiciones, por lo que los paraguayos nunca pudieron acercarse a menos de 50 metros, esto unido al fuego de la artillería imperial diezmó a los jinetes paraguayos.
En el caso del general Resquín, sus dos batallones de infantería cruzaron el estero por el paso Yatayty Corá y Lequizamón, y su caballería de ocho regimientos por paso Minas. La caballería derrotó a los pocos escuadrones argentinos que allí se encontraban, pero en su temerario ataque contra la infantería argentina formada en cuadros resultó prácticamente aniquilada aunque con gran dificultad, finalmente no pudó envolver el flanco. Los batallones de Resquín avanzaron con gran lentitud debido a las dificultades del terreno, lo que dio tiempo a los argentinos para tomar adecuadas contramedidas y rechazarlos a través del estero.
Las intenciones de López eran cortar el ejército aliado al medio usando la caballería, pero sus intenciones fueron frustradas por la artillería brasileña, comandada por el general Mallet, y por las formaciones en cuadro de los regimientos de Infantería argentinos.
El general Díaz y sus hombres por sus parte, debido a las dificultades del terreno, se vieron muy retrasados, llegando a Potrero Piris casi al medio día. En esos momentos las tropas argentinas ya estaban preparadas por lo que se perdió la sorpresa. Sin embargo, el general dió la señal y sus tropas atacaron a las unidades de brasileños y uruguayos. El actuar del general brasileño Manuel Luis Osorio fue decisivo, ordenó a las reservas ir a apoyar a las tropas más comprometidas.
Aunque la batalla casi fue una devastadora derrota, terminó en un sangriento desastre paraguayo. A las 16:30, tras cinco horas de combate, el combate ceso y las unidades paraguayas se retiraron. La batalla de Tuyutí fue una de las más sangrientas de la historia de América del Sur, entre 13.000 y 15.000 combatientes murieron ese día. Según la historiografía paraguaya su ejército sufrió cerca de 5.000 muertos y 8.000 heridos mientras que su enemigo perdió 7.000 hombres y 4.000 más fueron heridos. Pero las fuentes aliadas dan cuenta de 3.000 brasileños (entre ellos el general Antônio de Sampaio, comandante de la 3ª Divisón de Infantería), 800 argentinos y 300 paraguayos muertos y heridos frente a 13.000 bajas del enemigo.
Mitre al tener tal número de pérdidas y desconociendo realmente la situación de los paraguayos se negó a avanzar a Paso Pucú, sin saber que López era totalmente incapaz en esos momentos de contener cualquier ataque. Mitre no sacó mayor provecho de su victoria, se quedo en Tuyutí esperando lo que hiciera su enemigo. Lo que da la verdadera importancia de la batalla es que por la mala coordinación y poca planificación, un ataque que debió darles una victoria decisiva, costó a los paraguayos la destrucción de sus mejores unidades regulares, la mayoría de los jinetes muertos eran miembros de la élite de Asunción.
Al final de la batalla los aliados aún poseían una fuerza de combate, al contrario de López que, de allí en adelante, nunca más consiguió reunir una fuerza de aquella magnitud para combatir. Desde entonces, sin condiciones humanas para batir en campo abierto, a Solano López restaba resistir atrincherado en las fortificaciones (Fortaleza de Curupaytí y Fortaleza de Humaitá) con la esperanza de poder desgastar a las fuerzas enemigas. Con esta victoria, las tropas aliadas se establecieron firmemente en territorio enemigo.


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