El
general Manuel Savio fue el continuador -en la década de 1930- de las
tesis esgrimidas y materializadas en los años veinte, desde YPF, por el
general de brigada Enrique Mosconi, que tuvo una acción destacada
durante el gobierno de Yrigoyen. En la década de 1920, Mosconi viajó a
Europa, donde permaneció tres años, comprobando los profundos cambios
que se estaban produciendo a partir del desarrollo de las industrias
químicas y de la siderurgia. Cuando regresó al país, se propuso aplicar
su experiencia para desarrollar y transformar la economía nacional
agro-exportadora en otra que tuviera a las industrias de base como su
motor de crecimiento, ya que consideraba que no existiría seguridad ni
defensa del país desvinculadas de las manufacturas. Para ello formó un
plantel de ingenieros militares, convocando como profesores a los
profesionales más idóneos, realizando una "movilización nacional" de
carácter militar y técnica al mismo tiempo, correlacionando las
posibilidades de la industria con las necesidades de la defensa.
Afirmaba que "la industria del acero es la primera de las industrias y
constituye el puntal de nuestra industrialización. Sin ella seremos
vasallos". En 1930 Manuel Savio -teniente coronel, jefe del Curso
Superior y Especial del Colegio Militar- eleva el proyecto para crear la
Escuela Superior Técnica, abierta a los oficiales de todas las armas.
Por una suerte de compensación histórica, el general Uriburu, que manda
detener e investigar a Mosconi -creador de YPF- facilita a Savio (su
continuador en otro ámbito), el medio para realizar sus planes.
A
fines de 1934 egresan los primeros ingenieros militares. El 24 de
diciembre de 1936 asume la dirección de Fábricas Militares, pero
advierte que no funciona como debería, para lo cual eleva el 11 de mayo
de 1938 al Poder Ejecutivo un proyecto de ley para crear la Dirección
General de Fabricaciones Militares (DGFM). Con ese fin actúa como un
verdadero político, buscando aliados en todos los sectores,
convenciéndolos de sus beneficios para el país. El 9 de octubre de 1941
se promulga dicha ley, que además lo autoriza a realizar exploraciones y
explotaciones tendientes a la obtención de cobre, hierro, plomo,
estaño, manganeso, wolframio, aluminio y berilio. Además del desarrollo
de un programa de prospección geológico-minera en la Antártida
Argentina. "Es un error el haber estructurado 'a priori' nuestra
economía, posponiendo arbitrariamente a los metales con respecto a los
cereales", afirmaba. Luego propuso buscar yacimientos de hierro en el
país. Los encontró en las serranías de Zapla (Jujuy). Los informes
corroboran que el yacimiento es una cuenca sedimentaria de hematita cuya
potencia visible asegura grandes reservas y justifica sobremanera la
inversión necesaria para emplazar un "Alto Horno". Se inicia
inmediatamente la "gesta Zapla" cuando el país sufre el bloqueo de los
grandes consorcios. Savio intenta formar una "conciencia metalúrgica",
apelando a los industriales, y recordando que la fábrica argentina de
carburo de calcio debió cerrar por el "dumping" del exterior. Afirma en
la ocasión: "La industria siderúrgica es fundamental, es primordial, la
necesitamos como hemos necesitado nuestra libertad política". El 11 de
octubre de 1945 (en plena evolución de los episodios militares que
favorecieron la marcha del 17 y la posterior elección del entonces
coronel Juan Domingo Perón) se produce la primera colada de hierro
fundido hecha con materias primas nacionales. Poco después entrega al
presidente Farrell -en enero de 1946- su Plan Siderúrgico Nacional (Ley
12.987 o "Ley Savio"), que es sancionada el 13 de junio de 1947 -durante
la primera presidencia de Perón- con el apoyo tanto del justicialismo
como del radicalismo. Así se origina SOMISA (Sociedad Mixta Siderurgia
Argentina), cuyos altos hornos son emplazados en terrenos elegidos por
el propio Savio en los márgenes del arroyo Ramallo, en las cercanías de
San Nicolás. Como presidente de su directorio renuncia a sus honorarios,
pero no alcanza a ver concluídos sus sueños, debido a que muere el 31
de julio de 1948, a los 56 años. El Gobierno -a pesar del asedio de los
oficiales que sucedieron a Savio- prácticamente olvidó los planes
siderúrgicos, y hubo que aguardar hasta 1960 para ver inaugurada a
SOMISA y hasta el 5 de mayo de 1961 para presenciar la primera colada de
acero nacional. Por ello se instituyó, con justicia, al 31 de julio
como "Día de la Siderurgia".
Fuente: www. todo-argentina
http://www.fotolog.com/ejercitonacional
http://www.facebook.com/EJERCITO.NACIONAL.ARG
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