El 19 de noviembre de
1812 el entonces Teniente Coronel José de San Martín le propuso al
gobierno de turno su idea de confeccionar un uniforme para sus
Granaderos. El plan fue aprobado y el uniforme se realizó a comodidad de
los hombres que lo portarían. Hoy, y luego de 200 años, ese uniforme
atesora el espíritu de los valientes granaderos que acompañaron al
General San Martín en su heroica hazaña, más allá de que sus partes
originales hayan sufrido modificaciones acordes al paso del tiempo.
Corría
el año 1812, cuando el entonces Teniente Coronel José de San Martín creó
el Regimiento de Granaderos a Caballo. Lógicamente, los soldados que lo
integraban necesitaban un uniforme que los identificara y protegiera a
la hora de cumplir con su deber. Por ello, San Martín le propuso al
gobierno, en ese entonces el Segundo Triunvirato, confeccionar dos
uniformes para los hombres que tenía a su cargo, uno para usar en
combate y otro más cómodo para las paradas. El plan fue aceptado y
algunos meses después los uniformes estaban listos.
En
diálogo con Soldados Digital, la museóloga del Regimiento de Granaderos a
Caballo “General San Martín”, la licenciada Carol Vitagliano nos
cuenta: “El uniforme de combate estaba compuesto por el morrión -un
casco alto confeccionado con suela negra, con un penacho verde, la
escarapela nacional en el frente y la leyenda ‘Libertad y Gloria’ debajo
de una granada de bronce, las carrilleras y las galápagos-, una
chaquetilla azul con vivos carmesí y granadas de tela en los faldones,
pantalón azul con franjas amarillas y botas altas de cuero negro”.
El
uniforme que hoy reconocemos como histórico es el que se usaba en el
combate por aquel entonces. En éste, cada una de sus partes
constitutivas había sido pensada para cuidar al Granadero durante alguna
batalla. Carol nos detalla algunas de las piezas del uniforme que
servían para resguardar al Granadero en todo momento. “Las carrilleras
de bronce, por ejemplo, sostenían el morrión en el momento de la carga y
al mismo tiempo protegían las mejillas del granadero. Igual función de
protección pero para los hombros cumplían las charreteras, también de
metal. Otra pieza particular del morrión eran las galápagos que
originalmente se trataban de dos círculos de metal que estaban sujetas
por medios de cordones del mismos material. Estas iban colocadas sólo
del lado izquierdo porque ese era el lado más desprotegido, ya que una
vez montado el jinete, sostenía con la mano derecha el sable y con la
izquierda las riendas”, expresa la museóloga.
Otro de
los atributos del uniforme de los Granaderos era un corbatín de pana
negra y un chaleco blanco que se usaba debajo de la casaca -que en
aquella época sólo llevaba una fila de botones blancos-, en el faldón de
esta última lucían granadas carmesí a cada lado. “Completaban el
uniforme unas botas fuertes y altas de cuero negro que llevaban espuelas
con pihuelo en ‘S’, correas de cuero y hebillas de metal. La bandolera
de cuero blanco que sostenía la cartuchera o canana -valijín de cuero
negro con una granada de metal en el frente donde se transportaban las
municiones de los mosquetones- y asimismo el porta mosquetón también
realizado en cuero teñido de color blanco. Por último, aggiornaba este
uniforme el cuello y los vivos color grana. Hay que destacar también la
presencia del cinto con la hebilla de la granada flamígera y las correas
de las cuales pendía el sable granadero”, agregó Vitagliano.
Cuando
en el año 1903 se recrea la unidad, se decide que los Granaderos
continúen usando su uniforme histórico de la Independencia, pero se
debía adecuar a la época. Es por esa razón que, por ejemplo, el morrión
pasó de ser de cuero a cartón entelado, también se le bajó la altura a
la del quepi, que era el gorro de moda de la época, y se le colocó en el
frente el escudo nacional. Las galápagos se realizaron al igual que los
cordones con hilos de seda trenzados, que de acuerdo al color distingue
el grado del Granadero que lo porta.
De
todas maneras, hacia el año 1971, se decidió volver al tamaño del
morrión de la primera época y se tomó como base el perteneciente a
Manuel Escalada. Éste se encuentra en el Museo Histórico Nacional y
tiene el mismo escudo en el frente que los usados actualmente. “Si bien
el uniforme sigue ostentando todos sus elementos constitutivos
originales, los materiales han cambiado ya que simbólicamente están
representando su uso en el pasado”, finaliza la licenciada.
Hoy y
después de 200 años de la creación de este histórico uniforme, la
esencia de los Granaderos que estuvieron al mando del Libertador sigue
intacta. Es un uniforme que atesora entre sus telas una historia de
coraje, valentía y, sobre todo, amor a la Patria.
Fuente: Milagros Lugones para Diario Soldados Digital 2013.
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