En junio de 1817, Andrés Guazurary había establecido su Cuartel General en el pueblo de Apóstoles, meses antes saqueado y destruido por la invasión portuguesa y brasileña dirigida por el comandante Francisco das Chagas Santos. Andrés Guazurarí, conocido por su pueblo como Andresito, comenzó la organización de las fuerzas misioneras con la finalidad de contrarrestar las invasiones de los portugueses. La concentración de las fuerzas misioneras en Apóstoles exacerbó los ánimos del comandante portugués Francisco das Chagas Santos, quien decidió organizar una nueva invasión a Misiones con el objetivo de atacar a los misioneros que se hallaban concentrados en Apóstoles.
A fines
del mes de junio del año 1817 una fuerza portuguesa compuesta por 800
hombres pertenecientes al Regimiento de Dragones de Río Pardo y a la
Infantería de Santa Catalina, comandados por el Brigadier Francisco das
Chagas Santos, el Mayor José María da Gama, el Capitán Alexandre José de
Campos y el Alférez Antonio de Souza Coutinho, cruzaron el río Uruguay y
se dirigieron hacia Apóstoles. Eran en su mayoría soldados veteranos,
gran parte de ellos se habían formado en las guerras napoleónicas de
Europa. Ante el avance decidido de los portugueses los gauchos que
habitaban las chacras y estancias se fueron replegando junto a sus
familias hacia la guarnición de Apóstoles, uniéndose a los guaraníes.
Composición de las Tropas Misioneras
Las
tropas de Andresito estaban compuestas por los sobrevivientes de las
matanzas realizadas por los portugueses en San Carlos, San José,
Concepción, Santo Tomé, La Cruz, Mártires, San Javier, Apóstoles y otras
tantas reducciones de Misiones, durante los meses de enero y febrero de
1817. Eran el mismo pueblo, integrado por indios guaraníes y criollos
habitantes de la campaña adyacente a los pueblos.
La Batalla
Al
amanecer del día 2 de julio el enemigo se presentó en formación de
batalla en las afueras del pueblo, hacia el Este, sobre la margen
izquierda del arroyo Cuñamanó, dispuesto a iniciar el ataque. Los
misioneros decidieron salir a enfrentarlos enarbolando una bandera roja.
El enfrentamiento se produjo a media legua del pueblo. Los gauchos y
guaraníes fueron rechazados al no lograr quebrar la línea de artillería
de los portugueses y se replegaron hacia el pueblo, fortificándose en
los patios de talleres, residencia y en el templo. Entonces los
portugueses, a media mañana, comenzaron el asedio del pueblo. Dice
textualmente el parte de batalla redactado por el Brigadier Das Chagas
Santos:
“El
escuadrón de la izquierda rompió el fuego tomando los costados del
cementerio y la huerta. El de la derecha ganó al galope el portón del
segundo patio y por el centro atacó nuestra infantería, que luego tomó
la bandera encarnada siendo muerto su portador y atacando a los gauchos,
huyeron éstos para la plaza y acosados por nuestra fusilería corrieron
por el patio del colegio, cuyo portón cerraron guarneciéndose adentro
con sus tiradores; así como por las ventanas de la iglesia de donde nos
habían iniciado fuego. Al mismo tiempo, los milicianos de la derecha
habían forzado el portón del segundo patio debajo del fuego de los
gauchos, que precipitadamente corrieron para el primer patio, en que
hubo mucho fuego de ambas partes.”
Mientras
la batalla se desarrollaba, una torrencial lluvia se abatía sobre el
pueblo, lo que tornaba más confusa e indecisa la situación. La batalla
llegó a una resolución a las 3 de la tarde, momento en que entró en
escena el Comandante Andrés Guazurary al frente de un cuerpo de
caballería compuesto por doscientos hombres. Llegaba al galope desde el
vecino pueblo de San José con este importante auxilio. Das Chagas
intentó detenerlo y mandó al capitán de granaderos José María da Gama
junto a 120 hombres para que rechazara a Guazurary a las afueras del
pueblo. Los doscientos lanceros guaraníes de Andresito arrollaron en su
marcha a la columna portuguesa del capitán da Gama y cayeron
violentamente sobre los portugueses que atacaban al pueblo. El combate,
en medio de la lluvia y el barro, se volvió terrible. Las cargas de los
fusiles estallaron y los choques del acero de las lanzas, los facones y
los sables, se mezclaron con sapucays (típico grito de coraje o de
alegría originado en la cultura guaraní) de coraje y gritos de dolor.
Los lusobrasileños comenzaron a perder terreno, hasta que el mismo
brigadier das Chagas fue herido en el hombro derecho. Entonces comenzó
la retirada de los invasores, y la implacable persecución de los gauchos
y guaraníes misioneros se convirtió en un azote para los portugueses y
brasileños hasta que lograron repasar el río Uruguay.
Consecuencias
Al
anochecer de aquel 2 de julio la Batalla de Apóstoles concluía con una
victoria rotunda de las fuerzas del comandante Andrés Guazurary y sus
lugartenientes y subordinados como: Pantaleón Sotelo, Nicolas Alipi,
Nicolás Cristaldo, Francisco Javier Sití, Blas Basualdo y el apostaleño
Caqpitán Matías Abucú.
La
Batalla de Apóstoles no constituyó un hecho aislado. Es un episodio
crucial que llena de gloria a las campañas militares del comandante
Andresito, desarrolladas en el transcurso de los años 1815 y 1819. Forma
junto a la Batallas de Candelaria, San Carlos, Saladas, Lomas de Caa
Catí, San José, la pura expresión de la lucha desatada por el pueblo
misionero contra la dominación extranjera y la defensa de los principios
de la Libertad y la autonomía. Las bajas de las tropas al mando de
Andrés Guazurary se calculan en 84 misioneros gauchos y guaraníes.
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