Todos los que hemos revistado en el Ejército en cualquiera de sus
Comandos, Institutos, Organismos, Unidades y Subunidades Independientes,
muchas veces hemos pronunciado su nombre, para referirnos a ellas,
saludando a su personal, arengándolo o simplemente, hablando de
“nuestro” elemento, mencionando su nombre: Brigada, Regimiento,
Batallón, Compañía, Escuadrón, Batería, etc. La mayoría lo hacemos
desconociendo el origen de estos nombres. Veamos algunos de ellos:
Tal vez, el más antiguo sea el de “Compañía”. Su etimología es hispana,
siendo su más primitiva acepción, la de “Compaña”. Proviene de los
rincones más antiguos de la Edad Media y se refiere a la simple reunión,
agregación o grupo elemental de “compañeros” de las primitivas huestes
temporales de aquellos tiempos. La ancestral costumbre de estos
“compañeros” o integrantes de las “compañas”, de identificarse con una
divisa o bandera, llevó a que en los tiempos del Renacimiento, Compaña y
Bandera, fueran sinónimos.
La Compaña o Bandera, tuvo por jefe al Capitán (voz derivada del latín
Caput = Cabeza), con lo que la Compañía pasó también a ser llamada
Capitanía. La reunión de varias Compañías, formó una “Colunela” o
Columna, elemento equivalente en nuestros días, a un Batallón. Su nombre
proviene también del latín (colonna), por pretender asemejar la solidez
y cohesión de esta organización humana a la que tiene en arquitectura,
la estructura que sostiene o es base de otra mayor. Estaba al mando de
un Colunello, más tarde, Cabo de Colunela, (mismo origen del vocablo
capitán = Caput = Cabeza) y del que, andando el tiempo, derivaría el
cargo de Coronel y con él, el de Coronelía.
Las colunelas no eran cuerpos estables, como tampoco lo eran las
compañías, ya que solamente se reunían en tiempos de guerra, para llevar
a cabo una campaña. Asimismo, no era fijo el número de compañeros
integrantes de una compañía ni el de compañías que formaban una columna o
colunela, por lo que en ocasiones, estas organizaciones podían oscilar
entre los ochocientos y los mil quinientos o dos mil hombres.
Cuando el número de hombres reunidos, superaba al que en forma práctica
podía conducirse, se organizaba más de una coronelía, organización que
se ponía a órdenes de un Coronel General, ya que asumía el mando de la
generalidad (o totalidad) de las coronelías.
Con el tiempo, al tomar estado permanente, las organizaciones militares
se fueron regularizando, los efectivos de las colunelas normalizándose
en 3.000 hombres. Este número, muy probablemente, haya determinado el
origen del nombre en el que derivaría el de Colunela o Columna: el
Tercio. Esta organización, que se haría famosa con el tiempo en las
ordenanzas españolas, perduró prácticamente hasta finales del siglo
XVIII y principios del siguiente.
Su fama devendría de la forma en que se marcarían, rigurosa y
detalladamente, las ordenanzas y reglamentaciones con que se organizaba,
conducía, administraba, equipaba, vestía, pagaba y vivía el ejército.
No existía nada en la vida del soldado que no estuviera contemplado en
las ordenanzas, y era el Tercio su marco de fundamental observancia.
Esto sucedía particularmente durante el reinado de Carlos III, impulsor
de profundas y perdurables reformas militares. Esta época de gloria del
Ejército Español vería su ocaso durante la invasión napoleónica de
principios del siglo XIX y la consecuente guerra por la independencia.
Esta invasión no sería obstáculo para que la victoriosa maquinaria
bélica francesa, influenciara notoriamente a los ejércitos de los países
que vencía y dominaba. Esto sucedió también con el español, que adoptó
gran cantidad de aspectos, usos y costumbres francesas. Entre otros,
apareció el Regimiento como unidad táctica, integrado por dos o más
batallones y estos por otras tantas compañías. El nombre de Regimiento,
proviene de la forma en que dentro de la unidad o cuerpo, se llevan a
cabo todas las actividades: regimentadas, es decir, marcadas por un
régimen metódico, normas y reglamentos que, en líneas generales, son
estrictos y rigurosos.
No difiere mucho esto de los conceptos observados antes en los Tercios
españoles, pero lo cierto es que estos adoptaron la formalidad francesa
de ser denominados como Regimientos y así han llegado hasta nuestros
días, heredando nosotros también esta costumbre. Hemos definido al
regimiento, mencionando su composición en batallones.
Su nombre proviene del descubrir que por estar organizado en números
reducidos de compañías, resultaba un elemento de infantería muy
maniobrero, flexible y eficaz para presentar batalla. Esto sucedía en
las épocas en que, empleándose armas de avancarga, la transmisión de
órdenes y el control de los movimientos de la maniobra, con grandes
volúmenes humanos, resultaban lentos y complejos.
En cuanto al escuadrón, escuadra o escuadrilla, se trata de términos
derivados todos de la misma raíz: escuadra. En el Ejército sólo usamos
al primero de ellos, pero bueno es saber su origen. La escuadra era el
menor agrupamiento de soldados, puestos a órdenes de un cabo o sargento,
conocido por el grado de Cabo de Escuadra. Se corresponde con nuestro
actual grupo (de tiradores o de las armas) tanto en número de hombres
como en funciones, misiones y capacidades. En la caballería, el
agrupamiento de un número inicialmente variable de escuadras, dio lugar
al escuadrón. En términos navales, una escuadra siempre fue un número
variable o determinado de buques de regular porte y una escuadrilla, uno
menor o compuesto por embarcaciones menores.
No podemos olvidar de citar otro término, muy asociado con nuestros
artilleros: la Batería. Este sustantivo, está asociado al verbo batir y
de allí que haya sido aplicado al conjunto de armas pesadas que ellos
usan. Su agrupamiento en números definidos y concretos de piezas, es
algo mucho más moderno que la cita que estamos haciendo, ya que con la
evolución en el diseño de armas, pólvoras y proyectiles, así como el
dominio de la balística, llevó a determinar cuál era el poder
destructivo relativo de cada pieza y con ello, fijar el número más
adecuado de las mismas para el apoyo de fuego a una fuerza superior.
El número de baterías también fue fijado en unidades mayores que
alternativamente fueron el batallón y el regimiento, para ser adoptado,
en nuestro ejército, el moderno término de Grupo, ya bien avanzada la
mitad del presente siglo.
Otros términos como Brigada, División, Cuerpo, Grupo, etc., son más
modernos, expresando todos distintos agrupamientos de cantidades
progresivamente mayores de hombres. Tal vez el más antiguo de ellos sea
el de Brigada, vocablo de origen francés, que indica una reunión
considerable de hombres. Nos indican también el fraccionamiento que
deben sufrir las organizaciones militares de gran magnitud (Gran Unidad
de Batalla), a los efectos de obtener una mayor eficacia en la
conducción: de allí, el Cuerpo de Ejército, en que se divide éste y las
Divisiones, en las que se estructura el Cuerpo de Ejército. Por último,
éstas se organizan en Brigadas.
El origen de este vocablo puede inferirse del antiquísimo término celta
Briga, que indica población, villa, ciudad. Sea cual fuere el origen,
convencionalmente dio su nombre a un conjunto de hombres, congregados en
varios tercios o regimientos. De él se desprende el nombre de quien
ejercía su conducción: el brigadier, y más tarde, el general de brigada.
En nuestros días, la adopción de nombres característicos de unidades
para cada arma, tropa técnica o servicio, fue derivando en
convencionalismos, reteniendo las armas más antiguas y el uso de los
nombres también más añejos.
De esa suerte, tenemos que la Infantería y la Caballería denominan
Regimientos a sus unidades tácticas. Dentro de ellas, la primera se
divide en compañías, éstas en secciones y éstas últimas, en grupos de
tiradores. En la segunda, los Regimientos se dividen en escuadrones y
éstos en secciones de tanques.
La Artillería se organiza como dijimos, en baterías, divididas en
secciones de piezas y otras especiales y particulares, dependiendo del
tipo de batería y material de que esté dotada la unidad. A su vez, los
Ingenieros y Comunicantes, se organizan en batallones, divididos en
compañías, las que se estructuran en secciones y grupos como en la
Infantería.
El origen del nombre de estas secciones, grupos y también, de los
pelotones, en que dividimos los elementos de nivel subunidad,
llevándolos al carácter y magnitud de fracciones, radica justamente en
la acción de fraccionarla, o seccionarla, de donde proviene el nombre de
las primeras. Si a éstas las dividimos en grupos, debemos considerarlos
como los menores agrupamientos orgánicos ( 10 a 12 hombres), de los que
vemos surgir su nombre.
También tenemos los pelotones, nombre con el que identificamos a los
agrupamientos de personal sin organicidad alguna y que generalmente son
empleados en actividades de orden interno.
Estos deben su nombre a los verbos españoles apelotonar o embrollar y
justamente nos dan una imagen de grupo no uniforme ni orgánico, que
realiza una actividad reunida. Lo paradójico del origen del nombre es
que sirve para denominar a un agrupamiento normalmente organizado para
tareas de orden interno.
Nos quedaría mencionar también a la casi desaparecida voz de piquete.
Con ella se designaba, hasta hace unos cuantos años, a los agrupamientos
temporarios e inorgánicos de personal, con lo que los podemos asemejar a
los ya mencionados pelotones.
Por último, están los organismos administrativos, los comandos y los
institutos, que normalmente tienen organizaciones muy semejantes a las
civiles, estructurándose convencionalmente sobre la base de equipos de
comando o conducción, de los que dependen direcciones, de éstos
departamentos, luego divisiones y de éstas, secciones. Ocasionalmente,
agregan elementos de nivel subunidad, como por ejemplo Compañías, cuando
a la organización administrativa, se le agrega un elemento de apoyo,
seguridad, etc.
Todos estos nombres, que resultan comunes para quienes tenemos el honor
de servir en nuestro Ejército, serían mudas palabras carentes de
sentido, sino conociéramos su origen y significado, aspectos que sumados
a la vida y tradiciones que de suyo tiene cada unidad, adquieren un
vibrante sonido al mencionárselas, nos movilizan cuando nos sabemos y
sentimos pertenecientes a ellas y nos llenan de recuerdos cuando, pasado
el tiempo, visitamos aquellas en las que hemos revistado
Fuente: Mayor Sergio O. H. Toyos para el periódico Soldados Digital, Noviembre 2009.
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