A principios de 1814, Artigas y sus hombres se separaron del sitio de la
ciudad de Montevideo (dominada hasta entonces por los realistas),
indignados por el tratamiento poco digno que el gobierno de Buenos Aires
daba a las demás provincias. Cuando la ciudad de Montevideo cayó en
poder del Directorio, el General Carlos María de Alvear se negó a
entregarla a los orientales. Ya desde antes, las fuerzas de Artigas se
enfrentaron en varias batallas con las del gobierno central en varias
batallas menores, que les permitieron a los primeros controlar Entre
Ríos y Corrientes.
Varias pequeñas divisiones del ejército directorial intentaron derrotar a los federales en la Banda Oriental, y el 4 de octubre, el Coronel Manuel Dorrego aplastó a la fuerza más importante de los federales en la Batalla de Marmarajá, cerca de la frontera norte, obligando a su jefe, Fernando otorgués, a huir hacia el Brasil. Alvear creyó que había terminado con la insurrección y ordenó que sus fuerzas retrocedieran hacia Buenos Aires.
Pero pronto Otorgués estaba de vuelta, y Artigas todavía era fuerte en el noroeste de la Banda Oriental. Dorrego tuvo que hacer varias campañas por el interior de la provincia, hasta que, en los primeros días de enero, marchó hacia el campamento central de Artigas en el arroyo Arerunguá, cerca del río Uruguay. Estando en camino, exigió al jefe de las fuerzas directoriales en Entre Ríos, Juan José Viamonte, que le enviara refuerzos; pero éste estaba tan amenazado por los federales que no se la pudo enviar.
La batalla de Arerunguá, o de Guayabos, del 10 de enero de 1815, se estableció entre los 800 hombres de Dorrego y los alrededor de 1500 de Artigas, cuyas fuerzas eran mandadas por Fructuoso Rivera.
Al iniciar las acciones, el ala derecha, soldados del Regimiento de Granaderos a Caballo al mando de Juan Galo de Lavalle, lograron alguna ventaja sobre los montoneros. Pero varias de las unidades de Dorrego se pasaron a los federales, y los federales lograron resistir el ataque. La mayor parte de las fuerzas del Directorio huyeron despavoridos, salvo los Granaderos y la escolta de Dorrego.
Poco después, también los directoriales de Entre Ríos eran derrotados, y el Director Supremo Alvear ordenaba abandonar la Banda Oriental..
Poco después, Alvear ofrecía a Artigas la independencia de su provincia, que el jefe federal rechazaba indignado.
La batalla de Guayabos significó la liberación de la Banda Oriental de la dominación porteña e inició el período de máximo poder de Artigas. Fue el germen de la emancipación del Uruguay que se concretaría doce años después (1828).
Pero, al no haber solucionado la cuestión federal, fue un eslabón más en las interminables guerras civiles que dividieron la Argentina en el siglo XIX.
Varias pequeñas divisiones del ejército directorial intentaron derrotar a los federales en la Banda Oriental, y el 4 de octubre, el Coronel Manuel Dorrego aplastó a la fuerza más importante de los federales en la Batalla de Marmarajá, cerca de la frontera norte, obligando a su jefe, Fernando otorgués, a huir hacia el Brasil. Alvear creyó que había terminado con la insurrección y ordenó que sus fuerzas retrocedieran hacia Buenos Aires.
Pero pronto Otorgués estaba de vuelta, y Artigas todavía era fuerte en el noroeste de la Banda Oriental. Dorrego tuvo que hacer varias campañas por el interior de la provincia, hasta que, en los primeros días de enero, marchó hacia el campamento central de Artigas en el arroyo Arerunguá, cerca del río Uruguay. Estando en camino, exigió al jefe de las fuerzas directoriales en Entre Ríos, Juan José Viamonte, que le enviara refuerzos; pero éste estaba tan amenazado por los federales que no se la pudo enviar.
La batalla de Arerunguá, o de Guayabos, del 10 de enero de 1815, se estableció entre los 800 hombres de Dorrego y los alrededor de 1500 de Artigas, cuyas fuerzas eran mandadas por Fructuoso Rivera.
Al iniciar las acciones, el ala derecha, soldados del Regimiento de Granaderos a Caballo al mando de Juan Galo de Lavalle, lograron alguna ventaja sobre los montoneros. Pero varias de las unidades de Dorrego se pasaron a los federales, y los federales lograron resistir el ataque. La mayor parte de las fuerzas del Directorio huyeron despavoridos, salvo los Granaderos y la escolta de Dorrego.
Poco después, también los directoriales de Entre Ríos eran derrotados, y el Director Supremo Alvear ordenaba abandonar la Banda Oriental..
Poco después, Alvear ofrecía a Artigas la independencia de su provincia, que el jefe federal rechazaba indignado.
La batalla de Guayabos significó la liberación de la Banda Oriental de la dominación porteña e inició el período de máximo poder de Artigas. Fue el germen de la emancipación del Uruguay que se concretaría doce años después (1828).
Pero, al no haber solucionado la cuestión federal, fue un eslabón más en las interminables guerras civiles que dividieron la Argentina en el siglo XIX.
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