Francisco Javier Thomas de la
Concepción Muñiz nació el 21 de diciembre de 1795 en Monte Grande,
Provincia de Buenos Aires. Sus padres, Don Alberto José Muñiz y Doña
Bernardina Frutos, se trasladaron a Buenos Aires para que Francisco
continúe con su educación. A los 11 años, a pesar de que su edad lo
eximía de tal compromiso, se alista como cadete en el Regimiento de
Andaluces para intervenir en la heroica defensa de Buenos Aires y es
herido de bala en la pierna derecha. En 1812, en la fundación de la
Segunda Sociedad Patriótica Literaria donde Muñiz colabora con el doctor
José León Banegas en la redacción del célebre Manifiesto que instaba a
declarar la independencia de las Provincias Unidas del Río de la Plata. A
los 18 años se inscribe en el primer curso de teología del Colegio San
Carlos.
En 1814 el doctor Cosme Argerich
resuelve fundar el Instituto Médico-Militar con el fin de formar
cirujanos para los ejércitos. Entre sus alumnos figura Francisco Muñiz,
quien decidió servir a la patria desde las filas de la sanidad militar.
En 1821, el ministro Bernardino Rivadavia, al crear la Universidad de
Buenos Aires con su departamento de Medicina, clausura el Instituto
Médico Militar por lo que Muñiz se ve obligado a rendir sus últimos
exámenes en dicho Departamento para graduarse como médico en 1822.
Al año siguiente, pregona ideas que
anticipan el federalismo y auspicia las instituciones liberales en la
edición de una revista El Teatro de la Opinión. Esta etapa periodística
coincide con un período de deterioro en su salud que se prolonga hasta
enero de 1825 cuando, acepta el nombramiento de cirujano del Cantón de
la Guardia de Chascomús. En la localidad acampa el regimiento de
coraceros de Buenos Aires al mando del Coronel Juan Lavalle, de quien se
hace muy amigo y a quien asiste en los combates de Sauce Grande y
Toldos Viejos. El contrato de Muñiz tenía una duración de seis meses, el
ejemplar médico hace caso omiso de esta disposición y continúa un mes
más, hasta el retiro del último soldado herido en el pueblo. En estas
expediciones al desierto realiza estudios etnográficos sobre los usos y
costumbres de los aborígenes como también inaugura los trabajos
iniciales de la paleontología argentina al encontrar en la laguna de esa
localidad restos fósiles que omite documentar por ser un simple
aficionado y que el explorador francés D’Orbigny se adjudica trece años
después.
En 1826 la guerra con el Brasil lo
encuentra en Buenos Aires ejerciendo su profesión y proyectando sus
conocimientos en ciencias naturales. Se confía a Muñiz el cargo de
médico y cirujano principal con el grado de Teniente Coronel. El General
de Alvear, asume el mando de las fuerzas y se convierte en el referente
de Muñiz por su agilidad mental y preparación técnica. Una bala
atraviesa la parte superior de la pierna izquierda del General Lavalle a
quien Muñiz atiende y pone fuera de peligro. El jefe del Estado Mayor
del Ejército, General Lucio Mansilla, en abril de 1827 deja constancia
del esmero del facultativo distinguido con los Cordones y Laureles de
Ituzaingó y el Escudo de la República.
Muñiz solicita ser designado para
ocupar la Cátedra de Partos y Medicina Legal de la Escuela de Medicina
desde el campamento General del Ejército. El gobierno no hace lugar al
ofrecimiento, desaire que entristece a Muñiz. Pocos meses después,
vuelve sobre sus pasos y en el último día de gobierno de Rivadavia en la
Presidencia de la República repara la injusticia designando a Muñiz al
mando de la cátedra. El 20 de septiembre de 1827 un decreto del gobierno
de Manuel Dorrego deja en suspenso y sin efecto tal nombramiento por
considerar infructuosa la enseñanza de partos tomando como excusa que
Muñiz no tenía el título de Doctor en medicina.
El 30 de septiembre de 1828 contrae
matrimonio con Ramona Bastarte y resuelve alejarse de Buenos Aires y
fijar su residencia en la Villa de Luján donde permaneció por 20 años ya
que lo favorecía en su salud. Como médico de policía y encargado de la
administración de la vacuna en el Departamento, instruye a los
propietarios acerca de enfermedades animales (ya que el país carece de
veterinarios), propaga la vacuna, pide la eliminación de curanderos y
parteras, y ensaya el tratamiento de afecciones cutáneas con la
inoculación múltiple o repetida de la vacuna humana logrando por esto
último la designación de Miembro Honorario de la Real Sociedad
Jenneriana de Londres. El 20 de marzo de 1830 es nombrado cirujano del
regimiento 2 de caballería con asiento en la villa.
Durante su permanencia en Luján el
doctor Muñiz efectuó fecundos y valiosos trabajos paleontológicos,
sacando a luz, como dice Babini, “el extraordinario mundo fósil sepulto
en las barrancas de su río”. En Luján reunió, estudió y clasificó
abundante material paleontológico, en el que hay restos de megaterio,
mastodontes, toxodontes, milodontes, gliptodontes, etc. En 1841 lo
obsequió al gobernador Rosas, coleccionado en 11 cajas de cuyo contenido
dio cuenta La Gaceta Mercantil. Rosas a su vez, obsequió dicha
colección al almirante francés Juan Enrique José Dupotet –jefe de la
escuadra de Francia en el Plata y reemplazante de Leblanc-, lo que ha
dado lugar a severas críticas por parte de los antirrosistas. Al
respecto Andrés Ivern puntualiza que la entrega de tan valioso material a
Francia fue hecha por Rosas, seguramente, con el doble fin de
cicatrizar heridas de guerra y de demostrar la capacidad científica
argentina a una potencia que nos había creído colonizables. Desde el
punto de vista de la ciencia nada se perdió con el obsequio, ya que el
envío fue a poder precisamente de la nación que era el principal centro
de estudios paleontológicos, con sabios como Paul Rivet. Si hubo
protestas de algunos naturalistas, como Florentino Ameghino, hay que
tener en cuenta que de aquel centro científico provinieron las
refutaciones a ciertas conclusiones de este último. Por otra parte debe
recordarse que el propio Ameghino en 1878 viajó a Europa y allí exhibió
su colección paleontológica en la Exposición Universal de París
vendiendo luego una colección de fósiles a ciento veinte mil francos al
famoso y acaudalado paleontólogo americano Cope. El propio Muñiz ofreció
en venta a Darwin otra colección y en 1861 donó otros fósiles a la
Academia de Ciencias de Estocolmo.
El descubrimiento paleontológico más
importante de Muñiz fue, según los historiadores de la ciencia, el del
tigre fósil, por él descrito en 1845, en informe que publicó La Gaceta
Mercantil. Se trata de la especie que él llamó Muñifelis bonaerensis,
estudiado también por Kaup, Owen, Lund, Cuvier y Blainville, y que en la
hodierna nomenclatura científica se denomina Smilodon bonaerensis
(Muñiz).
También encontró en Luján huesos de un
caballo fósil, bajo el esqueleto de un megaterio. Y otra novedad fue el
hallazgo de un árbol fósil en la pampa, que anunció a diversos
naturalistas y museos. Las determinaciones del sabio argentino sobre
estos fósiles eran exactas, según aserto de Germán Burmeister.
En septiembre de 1841 Muñiz reconoce
la existencia del mal de cow pox en una vaca. Saca de las ubres seis
costras, las envuelve en láminas de plomo, las sella y las entrega al
dueño del animal. Días después y, ante la presencia de testigos y un
juez de paz, vacuna a varios niños con las costras. Los resultados
positivos no se hicieron esperar. En 1844, la ciudad de Buenos Aires
está desprovista de la vacuna por lo que Muñiz se traslada a la
metrópoli con una de sus hijas de pocos meses, recién vacunada y con
cuya linfa pudieron ser inoculadas más de veinte personas.
Lamentablemente la pequeña muere al contraer una enfermedad infecciosa.
Graduado de Médico, Muñiz se
aproximaba a los 50 años de edad sin haber obtenido el título de Doctor
en Medicina. Entonces, el 17 de septiembre de 1844 presentó su tesis y
se le fue otorgado el anhelado diploma. En marzo de ese mismo año Muñiz,
pública Descripción y curación de la fiebre escarlatina, anticipándose a
un concepto que aún hoy pugna por abrirse camino: el médico es del todo
médico sólo si a la vez es psicólogo.
A fines de 1848 resuelve regresar a la
escena metropolitana. En abril de 1849, Rosas lo designa Conjuez del
Tribunal de Medicina y en febrero de 1850 se hace cargo de la enseñanza
de partos, enfermedades de mujeres y niños en la Facultad de Medicina.
Organiza la remisión del material
médico necesario para la asistencia de los heridos en la batalla de
Caseros. Por el Pacto de San José de Flores firmado el 11 de noviembre
de 1859 Buenos Aires se declara parte integrante de la Confederación y
renuncia al mantenimiento de relaciones diplomáticas con las potencias
extranjeras. Se convoca a elecciones de convencionales con el objeto de
proponer reformas a la Constitución Nacional de 1853. En los comicios
del 2 de diciembre Muñiz resulta electo pero aún no repuesto de sus
dolencias recién se incorpora el 25 de abril. En las elecciones del 5 de
agosto de 1860 sale electo senador por la Capital a la legislatura de
la Provincia. Poco tiempo dura esta representación pues resulta
consagrado diputado Nacional al Congreso de Paraná el 23 de diciembre de
ese año. En 1861 remite una nota al Senado de la Provincia
comunicándole que se considera separado de este cuerpo por reputar
incompatible su desempeño con la diputación nacional. En septiembre de
1861 se designa a Muñiz senador por la Capital. Al año siguiente forma
la Comisión de Negocios Constitucionales y establece en octubre de 1862
que la Asamblea General de la Provincia no acepta ley sancionado por el
Congreso de la Nacional, en cuya virtud se federaliza por tres años el
territorio de la Provincia. Es reelecto senador el 29 de marzo de 1863.
Renovada la contienda civil en 1861
entre Buenos Aires y la Confederación, Muñiz disminuido todavía
físicamente ofrece sus servicios en calidad de subalterno y al no tener
éxito insiste en su gestión; el gobierno lo designa Jefe de las
Ambulancias establecidas en la línea de fortificaciones.
En 1865 sobreviene la Guerra con el
Paraguay. Con 70 años a cuestas, Muñiz reitera su patriótica oferta. El
Vicepresidente Marcos Paz la acepta y agradece en nombre del país.
Vestido de paisano, con instrumental quirúrgico a cuestas se presenta en
el Cuartel General de Paso de los Libres ante el sorprendido General
Mitre. En febrero de 1866 se le recomienda la organización y dirección
de todos los hospitales instalados en Corrientes donde combate la
epidemia de cólera y ayuda a morir a uno de sus hijos. Permanece en
Corrientes hasta octubre de 1868, año en que fallece su esposa.
En agosto de 1869 renuncia a sus
cargos y se retira a la vida privada. La Legislatura de Buenos Aires le
rinde homenaje al acordarle una pensión.
A comienzos de 1871, la epidemia de
fiebre amarilla invade la metrópoli. El médico en su retiro, no olvida
su deber hipocrático y auxilia a las víctimas.
Alberga en su quinta de Morón al joven
Francisco López Torres, amigo de su familia, quien no consigue aislarse
del mal. Muñiz lo atiende y en tal empeño contrae el mal y muere el 8
de abril. Sus restos descansan en la Recoleta.
Su nombre al frente de un hospital entraña un acto de justicia histórica.
Fuentes: Chavez, Fermín – La Cultura
en la Epoca de Rosas / Ivern, Andrés – Rosas y la Medicina /Lanuque,
María Cecilia – Francisco Muñiz, Un Médico Comprometido / Los Hermanos
Ameghino. Museo Argentino de Ciencias Naturales.
http://www.fotolog.com/ejercitonacional
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