Encontrabanse
el que después fuera General, y entonces Mayor Ignacio Garmendia, en la
memorable tarde del asalto de Curupaity, en las cercanías del
campamento argentino, cuando vió pasar a Sarmiento, el hijo del gran
luchador, conducido, herido, por cuatro soldados, y seguidamente a
Francisco Paz, vástago del vicepresidente de la República Coronel Marcos
Paz, que tuvo que sobreponerse al luto de su hogar para hacer frente al
duelo público.
Tras éstos y
otros caidos ilústres, vio pasar a un amigo Martín Viñales, destilando
sangre por una hemorragia inextinguible, que se escapaba de tres heridas
mortales.
Estuperfacto,
dolorosamente sorpendido, Garmendia, sin saber lo que hacía ni lo que
se hablaba, se acercó a la camilla en que agonizaba su amigo, y le
preguntó, casi inconsciente:
- ¿Estas herido?
- No es
nada – contestó el moribundo con encortada voz, pero sereno, - no es
nada, un brazo menos. La patria merecía mucho mas; y sus ojos,
entristecidos, se fijaron piadosamente sobre el inanimado cuerpo del
intrépido Alejandro Diaz, retirado yerto del campo de batalla por alguno
de sus fieles camaradas.
Fuente: Compilación de Anécdotas Militares, Subteniente Juan Carlos Cordoni, Bs. As. 1936.
http://www.fotolog.com/ejercitonacional
http://www.facebook.com/EJERCITO.NACIONAL.ARG
No hay comentarios:
Publicar un comentario