El 29 de noviembre de 1815 se produce la Batalla de Sipe-Sipe. Un
ejército español mandado por el General Pezuela, vencedor en las
batallas de Vilcapugio y Ayohuma, derrota al ejército argentino al mando
del General José Rondeau en la Pampa de Sipe-Sipe, al pié de la cuesta
de Viluna en el Alto Perú. La batalla fue intensa y las fuerzas
patriotas perdieron más de 1.000 hombres entre muertos, heridos y
prisioneros, una bandera, nueve cañones y 1.500 fusiles. El resto del
ejército se salvó retirándose en orden, gracias a las cargas incesantes
de la caballería comandada por el Coronel Mariano Necochea y el Mayor
Gregorio Aráoz de La Madrid. En su parte escribió el General
Pezuela:"Fueron los enemigos batidos sobre el campo de Batalla, pero
reuniéndose siempre y perdiendo terreno palmo a palmo, con tesón y una
disciplina como pueden tener las mejores tropas.Su caballería trabajó
admirablemente".
En el momento que las tropas se hallaban preparadas para iniciar la
tercera campaña al Alto Perú, el general Carlos de Alvear fue nombrado
para reemplazar a Rondeau. Era la segunda vez que esto se producía:
anteriormente Alvear había reemplazado a Rondeau cuando era inminente la
caída de Montevideo en poder de las fuerzas de Buenos Aires. Los
oficiales se sublevaron, comunicaron a Rondeau que no acatarían al nuevo
jefe y lo instaron a iniciar las operaciones. Rondeau en rebeldía
dispuso el comienzo de la campaña. El general Paz recordaría después en
sus Memorias que era un ejército anarquizado que marchaba hacia un
desastre seguro.
Los realistas comenzaron a sufrir continuos reveses que fueron
debilitándolos. Estas pequeñas victorias patriotas obtenidas
inicialmente obligó a Pezuela a retirar sus fuerzas hasta Oruro,
abandonando pueblos que fueron ocupados por los hombres de Rondeau. Este
se apoderó de Potosí y Charcas y estableció su cuartel en Chayanta.
Pero el Ejército Criollo comenzó a desmoralizarse. A ello se le sumaban
los problemas por el manejo político de Buenos Aires que paralizaba a
las luchas revolucionarias. Aún así se consiguió que el general español
Pezuela retrocediera a Tupiza y luego a Cotagaita. El 17 de abril de
1815 se lograba un nuevo triunfo para las armas patrias en Puesto del
Marqués. Entonces Pezuela retrocedió de Cotagaita a Chollapata donde
concentró todas las fuerzas militares españolas. Potosí cayó en poder de
Rondeau.
Martin de Guemes enemistado con Rondeau abandonó las filas del ejército
junto con sus gauchos y se retiró hacia Salta, llevándose consigo el
parque del ejército que se encontraba en Jujuy. A su vez, Martín
Rodríguez pretendió sorprender al General Olañeta, brillante militar
jujeño a las órdenes del virrey de Lima, en el pueblo de Venta y Media,
pero fue derrotado
Rondeau buscó refugio en la pampa de Sipe-Sipe, junto a los macizos de
Viluma. Allí fue alcanzado por Pezuela el 28 de noviembre de 1815,
resultando el encuentro la más grave derrota -después de Huaqui- sufrida
por las tropas patriotas en la guerra de la emancipación. Con esta
derrota el Alto Perú se perdió definitivamente. Este hecho dio lugar a
que en Europa se creyera que la suerte de la revolución estaba sellada.
Los Patricios retrocedieron una vez más hasta Humahuaca. Parecía que la revolución en el Alto Perú había fracasado.
Rondeau intentó quitarle 500 fusiles a los gauchos salteños. Guemes se
negó terminantemente a desarmar a su provincia. El conflicto llegó a
oídos del Director Supremo Alvarez Thomas quien decidió enviar una
expedición al mando del coronel Domingo French para mediar en el
conflicto y socorrer a las tropas de Rondeau varadas en el Norte
salteño. Rondeau parecía más preocupado por escarmentar a Güemes y
evitar el surgimiento de un nuevo Artigas en el Norte que por aunar
fuerzas y preparar la resistencia frente al inminente avance español.
Finalmente, el 22 de marzo de 1816 se llegó a un acuerdo: Salta seguiría
con sus métodos de guerra gaucha bajo la conducción de Güemes y
brindaría auxilio a las tropas enviadas desde Buenos Aires
San Martín y el nuevo Plan
Ya la independencia había sido declarada solemnemente en San Miguel de
Tucumán. La estrategia definitivamente no había sido acertada. Se
encomendó a San Martín idear el nuevo plan libertario: El terrible final
del ejército del Norte, además de ocasionar nuevamente la pérdida del
Alto Perú, hizo llegar a la conclusión de que ése no era el camino
adecuado para enfrentar a los españoles de Lima. San Martín propondría
reemplazarlo por la expedición a Chile y el ataque a Lima por mar.
Mientras tanto, las poblaciones altoperuanas continuarían hostigando a
los españoles por medio de las llamadas "republiquetas", que
capitaneadas por los gobernantes designados por Manuel Belgrano y otros
caudillos mantuvieron convulsionada la región
Pezuela finalmente no pudo mantenerse en Salta y decidió abandonarla,
retirándose al centro del Alto Perú para luchar desde allí contra los
insurrectos
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