Encontrabase
el que después fuera general, entonces Mayor
don José Ignacio Garmendia, en la memorable tarde del asalto de Curupaity, en
las cercanías del campamento argentino, cuando vio pasar a Sarmiento, el hijo
del gran luchador, conducido, herido, por cuatro soldados, seguidamente a
Francisco Paz, vástago del
vicepresidente de la Republica, Coronel Marcos Paz, que tuvo que sobreponerse
al luto de su lugar para hacer frente al duelo público.
Tras
estos , otros caídos ilustres, vio pasar a su amigo Martin Vinales, destilando sangre
por una hemorragia inextinguible, que se escapa de tres heridas mortales.
Estupefacto,
dolorosamente sorprendido, Garmendia, sin saber lo que hacía ni lo que hablaba,
se acercó a la Camilla en que agonizaba su amigo, Y le pregunto, casi
inconsciente:
- ¿Estas herido?
-
No es nada- contesto el moribundo con entrecortada voz, pero sereno, - no es
nada, un brazo menos. La patria merecía mucho más; sus ojos, entristecidos, se fijaron piadosamente
sobre el inanimado cuerpo del intrépido Alejandro Díaz, retirado yerto del
campo de batalla por alguno de sus fieles camaradas.
En
la imagen el General Juan Ignacio Garmendia
Fuente: Compilación de Anécdotas
Militares, Subteniente Juan Carlos Cordoni, Bs. As. 1936.
No hay comentarios:
Publicar un comentario