miércoles, 1 de mayo de 2019

BAUTISMO DE FUEGO DE LA ARTILLERÍA DE DEFENSA AEREA

Durante la guerra de Malvinas, el 1 de mayo de 1982, en ocasión de producirse el primer ataque británico sobre las posiciones argentinas, un nuevo sistema de armas de nuestra artillería, la Artillería de Defensa Aérea, tuvo su bautismo de fuego, en cuyo transcurso fueron derribados dos aviones Sea Harrier. A lo largo del conflicto, se sufrieron las bajas de un oficial, dos suboficiales y siete soldados.

Testimonio del Mayor Fernando Ignacio Huergo. 
Grupo de Artillería de Defensa Aérea 601.
“La artillería de defensa antiaérea tuvo su bautismo de fuego el 1º de mayo de 1982. En lo personal, la satisfacción de sentirme plenamente soldado. Comparé, en aquel momento, la acción de entrar en combate por primera vez, si se me permite y salvando las distancias con la de un médico cirujano en su primera operación: toda su vida preparándose para el gran momento de probarse a sí mismo. Y ese momento había llegado.
De ahí en más, la continua superioridad aérea del enemigo nos exigió durante todos los días y sus noches, con los aditamentos de la lluvia, los fuertes vientos, la nieve de junio y la humedad constante del mar. Los objetivos militares que defendíamos los artilleros antiaéreos fueron atacados por los aviones británicos una y otra vez durante los 45 días de combate real.
El tiempo nos fue dando experiencia, seguridad en la operación de las armas antiaéreas, estabilidad emocional ante las contingencias adversas de la guerra y el reconocimiento de nuestros propios camaradas del Ejército, de la Fuerza Aérea y de la Armada Argentina, por la tarea que estábamos desarrollando. Los días de batalla se sucedían y los objetivos militares defendidos seguían en pie como al principio. El empeño de la aviación enemiga por destruir los objetivos defendidos fue notable. Desde el cambio abrupto de sus formas de ataque aéreo, la variación de la configuración del armamento empleando bombas de todo tipo, cohetes, y hasta los mismos cañones utilizados exclusivamente para el combate aire-aire. Combinaron aviones de sus propios portaaviones (Sea Harrier) con aviones de la Real Fuerza Aérea (Harrier), ambos de características técnicas similares. Luego, lo predecible, los lanzadores de misiles, cañones y radares antiaéreos propios se constituyeron en objetivos militares para la aviación británica. Este hecho constituyó la evidencia más concreta, estábamos los artilleros antiaéreos combatiendo en forma eficiente.”
Fuente: Ejercito Argentino y Libro “Así peleamos Malvinas”
 

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