El 7 de septiembre de 1784 nace en la proximidad de la ciudad de Mendoza el sacerdote franciscano Fray Luis Beltrán.
Fue un sacerdote mendocino. Por sus conocimientos técnicos en química,
matemática y mecánica, el General San Martín lo designó jefe del parque
de artillería del Ejército de los Andes. Se encargó de la fabricación de
cañones, fusiles, municiones y uniformes. Inventó los aparejos que
hicieron posible transportar los cañones a través de las montañas. En
1820 realizó la campaña al Perú. Luego luchó bajo el mando de Simón
Bolívar y más tarde intervino en la guerra contra el Brasil.
Falleció el 8 de diciembre de 1827.
El apellido de su familia, de remoto origen francés, era Bertrand.
Estudió en Buenos Aires y Córdoba, y se ordenó sacerdote en 1805 en
Santiago de Chile.
Se hallaba en Chile cuando estalló la revolución independentista, a la
que apoyó enérgicamente. Fue capellán del Director Supremo del Estado,
José Miguel Carrera y trabajó en la maestranza del ejército con el grado
militar de teniente. Tuvo que estudiar química, matemática y mecánica,
ciencias que llegó a dominar ampliamente.
Después de la derrota de Rancagua regresó a Mendoza, donde el General
José Francisco de San Martín lo hizo jefe del Parque de Artillería del
Ejército de los Andes. Colaboró con José Álvarez Condarco en la fábrica
de pólvora y lo suplantó desde que aquél llevara a cabo una misión de
espionaje en Chile.
Bajo su dirección se fabricaron todo tipo de armas, municiones, pólvora,
herrajes y uniformes. A sus órdenes llegaron a trabajar hasta 700
hombres. En Chile, dio vida en 1811 a lo que en la actualidad son las
Fábriacas y Maestranzas del Ejército de Chile (FAMAE). En 1816 abandonó
los hábitos, y al año siguiente participó en la campaña a Chile. Diseñó
equipos especiales para transportar cañones a lomo de mula, aparejos de
su invención para subir las laderas más escarpadas, y puentes colgantes
transportables para hombres y mulas.
Combatió en la batalla de Chacabuco y en la sorpresa de Cancha Rayada.
Después de esta batalla, cuando San Martín intentaba levantar el ánimo
de los militares vencidos, Beltrán los convenció de que tenía municiones
de sobra. Era mentira, pero logró fabricar en unos días varias decenas
de miles de municiones, con las que San Martín logró la victoria en la
batalla de Maipú, que fue definitiva.
Continuó el equipamiento del Ejército de los Andes, esta vez para la
Campaña del Perú, en sus talleres en Valparaiso. Instaló una nueva
maestranza en Lima en 1821, y proveyó de armas a varias expediciones
marítimas y terrestres. Trasladó sus talleres a Trujillo debido a la
toma del puerto de El Callao por los realistas. Permaneció en su puesto
hasta 1824, cuando fue reemplazado por los oficiales de Simón Bolivar. A
órdenes de Antonio José de Sucre participó de la victoria definitiva de
la causa americana, la batalla de Ayacucho.
Debido a un altercado con Bolivar, en 1825 fue trasladado a Buenos
Aires, donde se incorporó a la maestranza del ejército que marchó a la
Guerra del Brasil, pero pronto debió regresar.
Pasó sus últimos años en Buenos Aires donde falleció el 8 de diciembre
de 1827. Fue sepultado en esa ciudad con el hábito de su Orden.
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