El Teniente Primero Oscar Abel Lucioni, nació el 10 de febrero de 1944
en la ciudad de Buenos Aires. Ingresó al Colegio Militar de la Nación en
febrero de 1964, y egresó como Subteniente del arma de Caballería en
diciembre de 1967. Prestó servicios en varias unidades del arma y en
1975 fue destinado a la Compañía Comando y Servicios del Estado Mayor
General del Ejército, su último destino antes de su muerte. Fue
ascendido post-mortem a Capitán, estaba casado con la señora Ana María
Domínguez y era padre de tres hijos.
El 21 de Octubre de 1976, poco después de las 07:00 horas, el Teniente
Primero Lucioni salió de su domicilio particular, próximo a las calles
Zapiola y Mendoza, para dirigirse a su actividad diaria en el Estado
Mayor General del Ejército. Luego de dejar el edificio donde vivía
caminó pocos metros hasta llegar a su automóvil estacionado en la calle.
Llegó hasta el coche y en el momento en que lo abría recibió el primero
de los nueve impactos que acabaron con su vida.
Aunque el ataque se produjo por sorpresa y por la espalda, el Teniente
Primero Lucioni alcanzó a empuñar su arma contra los subversivos que lo
emboscaron. La reacción aceleró la fuga de los 6 atacantes y permitió
que aún sangrante y desfalleciente, regresara hasta encontrar al
encargado de su edificio a quien entregó su arma para que ésta no le
fuera arrebatada. Seguidamente auxiliado por la rápida reacción de un
joven vecino, fue llevado a un vehículo conducido por una mujer, al
Hospital Pirovano desde donde más tarde fue trasladado al Hospital
Militar.
El Teniente Primero Lucioni falleció a los nueve días del atentado, el
día 30 de octubre a las 16:00 horas. El grupo paramilitar Montoneros se
adjudicó el asesinato.
"Nosotros al verles, siempre diremos con admiración: He ahí; esos
sellaron con su sangre y sus espadas la libertad de su patria y sus
nombres irán de padres a hijos, de generación en generación.” Esta frase
es de 1826, nunca mejor aplicada para recordar a Héroes del ayer.
Ese y no otro, es el Ejército de San Martín, Belgrano y Güemes.
Recordarlos y homenajearlos no es un delito. Para ellos y para los
Argentinos que murieron por la Patria, nuestro mas sincero homenaje.
"Lo demandó el honor y obedecieron,
lo requirió el deber y lo acataron;
con su sangre la empresa rubicaron
con su esfuerzo la Patria engrandecieron.
Fueron grandes y fuertes, porque fueron
fiieles al juramento que empeñaron.
Por eso como valientes lucharon,
y como héroes murieron.
No quisieron servir a otra Bandera,
no quisieron andar otro camino,
no supieron morir de otra manera."
Fuente: Comisión de Homenaje Permanente a los Muertos por la Subversión.
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