El día 4 de abril de 1817 se produce el Combate de Curapaligüe. Las
tropas al mando del Coronel Juan Gregorio de las Heras son atacadas de
noche por una división española integrada por unos 600 infantes y 100
jinetes con el refuerzo de artillería ligera, que habían salido con ese
objetivo desde la ciudad de Talcahuano, Chile. El buen sistema de
avanzadas organizado por las fuerzas patriotas impidió la sorpresa,
rechazando los argentinos el ataque y obligando a los españoles a
retornar a Talcahuano.
Luego de la Batalla de Chacabuco el cansancio de las tropas impidió a
San Martín perseguir a los realistas hasta su aniquilamiento. Pudieron
estos rehacerse en el sur, donde contaban con numerosos partidarios,
recibieron refuerzos desde el Perú y afirmándose en sus montañosas
regiones, prolongaron su resistencia por un año más. Pareció en un
principio esta resistencia, consecuencia lamentable de un descuido o de
una falta de previsión de San Martín, pero el tiempo le dio la razón. A
los pocos días de ocupar a Santiago, el General San Martín dio orden
para que una división marchara hacia el sur a completar la victoria con
la persecución del enemigo. La dificultad de aprovisionarla la retardó
hasta el de 3 de marzo. En esas serranías la marcha fue lenta y difícil.
El Coronel Las Heras que la mandaba partió con sus 1.300 hombres casi
sin caballos. Irritado O’Higgins por la lentitud de esa marcha, llegó a
acusar al jefe argentino de negligencia y abandono y hasta pretendió
juzgarlo militarmente. Finalmente se decidió a ir él mismo a dirigir la
campaña. Sin embargo Las Heras se había comportado valientemente. A
principios de abril había acampado en la hacienda de Curapaligue, a 20
kilómetros de Concepción. El jefe de la plaza de Talcahuano, Ordoñez, le
atacó en la noche del 5, sabiendo que O’Higgins acudía con nuevas
tropas. Las Heras le rechazó con graves pérdidas y luego siguió
avanzando. Ocupó a Concepción y puso sitio a Talcahuano, fortificándose
en el cerro Gavilán. El 5 de mayo el tenaz Ordóñez volvió a atacar a los
patriotas. Cuando la victoria estaba ya decidida apareció la vanguardia
de O’Higgins que la completó. El director chileno asumió el mando de
todas las fuerzas sitiadoras. Había tardado en llegar más tiempo aún que
Las Heras. O’Higgins fue conquistando poco a poco los fuertes que
defendían la zona de Talcahuano. En el mes de julio intentó un asalto a
la plaza pero se retiró sin empeñarse. El tiempo pasaba frente a la
plaza fuerte. O’Higgins impaciente se determinó a tomarla por asalto el 6
de diciembre. Siguieron el plan del oficial francés Brayer, que se
había agregado al estado mayor. Este impuso un ataque frontal en el
punto más fuerte de la defensa. Ordoñez tenía unos 1.700 hombres y 130
cañones, y algunas naves en la bahía. El asalto comenzó cerca de las 3
de la mañana. Las Heras alcanzó a apoderarse del Morro de la izquierda.
Pero los patriotas que se habían embarcado para apoderarse de unas naves
en la bahía de San Vicente y envolver al enemigo, debieron volver
diezmados. No le cupo mejor suerte a las fuerzas que atacaron en el
flanco derecho. O’Higgins viendo la inutilidad del sacrificio de Las
Heras que continuaba en su posición, dio la orden de retirada. La acción
les había costado a los patriotas cerca de 500 hombres, entre muertos y
heridos. San Martín había ido a Buenos Aires para tratar con el
director Pueyrredón la continuación de la campaña hasta Lima. Volvió en
el mes de mayo y con todo su empeño se dio a la preparación del ejército
libertador, estableciendo en las Tablas un campamento semejante al del
Plumerillo. A fines de 1817 contaba con 9.000 hombres perfectamente
disciplinados y armados. El virrey Pezuela decidido a no perder la
capitanía de Chile y a anular así la expedición de San Martín, que ya
preveía, mandó a este territorio un fuerte ejército de 3.300 hombres al
mando del General Osorio. Estas fuerzas desembarcaron en Talcahuano a
mediados de enero de 1818 y unidas a las de Ordóñez formaron un ejército
de 5.000 hombres. San Martín dio orden a O’Higgins de replegarse y al
ejército del norte de descender. Osorio emprendió muy tarde la
persecución de O’Higgins y en vez de hacerlo con rapidez por mar,
utilizando la escuadra, eligió el largo y penoso camino terrestre. Los
dos cuerpos del ejército patriota se encontraron el 12 de marzo en
Chimborango. Desde ese momento la superioridad volvía a estar de su
parte. San Martín fue en busca del enemigo, pero este retrocedió
evitando el encuentro. Perseguido de cerca, Osorio se vio obligado a
aceptar el combate. Formado en batalla acampó en las proximidades de
Talca. Su situación era desesperada pues tenía a sus espaldas el río
Maule. El Coronel Ordoñez impuso su decisión de atacar a los patriotas
esa misma noche por sorpresa (19 de marzo). El ejército de San Martín
había acampado al pie de los cerros de Baeza. A las 21 las tropas de
Ordóñez avanzaron sigilosamente en tres columnas. San Martín había sido
avisado por un espía del próximo ataque y estaba efectuando un cambio de
frente. El ejército patriota fue sorprendido en plena maniobra y
dispersado sangrientamente. Sin embargo Las Heras tomó el mando del ala
derecha patriota que como ya había efectuado el cambio previsto quedó
intacta, y pasando por entre los mismos realistas, que en la confusión
no lo advirtieron, se dirigió hacia el norte. Al llegar al río Lircay,
pudo comunicar a San Martín que se retiraba con 3.500 hombres. Osorio no
persiguió a los patriotas y les permitió alejarse y rehacerse. Este
error le costó la derrota de Maipú.
Fuente: Pellini, Ing. Claudio – Campaña Libertadora – Planeta Sedna.
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