A principios de enero de 1813 el ejército se pone en marcha hacia el
norte. Ya para el 11 de febrero el grueso de las tropas había cruzado el
río Pasaje. Allí decide Belgrano que las tropas presten el juramento de
fidelidad a la Asamblea General Constituyente que, con ; gran pompa, ha
inaugurado sus sesiones en Buenos Aires el 31 de enero.Por tercera vez
despliega la bandera celeste y blanca ante el ejército formado. "Éste
será el color de la nueva divisa con que marcharán al combate los nuevos
campeones de la patria", les dice. Y luego, personalmente, y en forma
individual, toma juramento a los soldados. Sobre una margen del río se
yergue un árbol eminente y frondoso. Cuando los ecos de la marcha de1
ejército se pierden a lo lejos, sobre el gigante vegetal, mudo testigo
de la emocionante ceremonia, queda prendido en su tronco, una tablilla,
grabada a punta de cuchillo, donde se lee Río del Juramento.En momentos
en que el ejército comandado por el general Belgrano avanzaba hacia
Salta con intención de vencer a las fuerzas españolas que bajo el mando
del general Pío Tristán se encontraban a la sazón, acantonados en la
ciudad de Salta; se encontró con un fuerte impedimento: la desmesurada
fortificación que había realizado el general español del único paso de
acceso a la ciudad, el portezuelo; lo que planteaba a su jefe una
disyuntiva de hierro: entablar un combate en circunstancias
desventajosísimas o desistir del propósito y retroceder. En tales
circunstancias, el 17 de febrero de 1813, el capitán Apolinario Saravia,
ayudante del Gral. Belgrano comenta el General Paz en sus memorias- "se
ofreció para conducir al ejército y salvarlo, avisando al General que,
como salteño y habitante de por allí, tenía conocimiento de una senda
extraviada y así por nadie conocida que, pasando por el escabroso
laberinto de las montañas, pues los cerros se suceden unos a espaldas de
otros, y poblada de vegetación, conducía en su prolongación hacia el
norte, por cosa de dos leguas entre el seno de los montes, hasta dar con
una pequeña quebrada llamada de chachapoyas que desembocaba en la
estanzuela de castañares, que estaba precisamente en el campo norte y
lindero con la tablada de Salta, al opuesto lado de la sierra".El
general Belgrano tras recorrer pormenorizadamente el itinerario
propuesto dió órdenes de como proceder para que el ejército avancen por
él. Esa noche, azotados por una lluvia espantosa, se inició la marcha de
las fuerzas patriotas a través del fracturado terreno cubierto de
espeso malezal, portando cincuenta carretas con pertrechos y doce piezas
de artillería. La estrechez del camino y lo torrencial de la caída de
las aguas por las laderas circundantes, agudizaban las dificultades que
la quebrada presentaba de por si para semejante tránsito, más, la
decisión, el fervor, el Ansia de libertad que todos y cada uno de los
componentes de la fuerza llevaban en su corazón, los impulsaba para que
la suma de dificultades no los arredraran en su empeño e hicieran que en
el amanecer del día 18 arribaran a la finca de castañares donde
permanecieron hasta las 11 de la mañana del día 19, cuando iniciaron su
marcha a la chacras de Gallinato.El general Belgrano pernoctó el día 18
en una de las habitaciones de la casa de campo del Coronel Saravia,
progenitor del capitán, su ayudante, que tan acertadamente había servido
de guía.Haciendo uso eficaz del color tostado de su piel, este leal
oficial a quien llamaban "Chocolate Saravia", ansioso por conocer la
cantidad y calidad de las fuerzas de Tristán, tanto como las posiciones
que ocupaban; vistiendo ropas similares a la de los aborígenes, arreando
una recua de burros cargados de leñas marcha hacia la casa de sus
padres sita en la calle Buenos Aires de la ciudad de Salta. Su disfraz
le posibilitó cruzar frente al ejército realista y llegar a destino,
donde entregó la carga de leña y regresar después a castañares para
informar al General y posteriormente combatir junto a él.El ataque
comenzó el día 19, a las 11 de la mañana, en la pampa de Castañares con
el ataque a la posición realista por la retaguardia. Belgrano,
seriamente enfermo, había preparado un carro para efectuar en él los
desplazamientos, pero a último momento pudo reponerse y montó a
caballo.
LA BATALLA.
A las nueve de la mañana del día 20 se desplazó el Ejército Nacional
cubriendo todo el ancho de la planicie que en leve plano inclinado lleva
a la ciudad. Marchaba compacto sobre el centro con la caballería e
infantería, separada por sectores, reserva plegada y dos columnas de
caballería en ambos flancos. Tristán lo esperaba fortaleciendo el lado
izquierdo de su formación, pues el flanco derecho se apoyaba sobe el
cerro San Bernardo, donde había distribuido una columna de tiradores que
obstaculizaran las cargas sobre ese sector. Precisamente esta
disposición posibilitó al español controlar los ataques porque además de
prevalecer en el llano rechazaba los avances sobre el flanco derecho
por la eficaz acción de los tiradores del cerro y porque el terreno
dificultaba las operaciones de caballería.
Al promediar el combate Belgrano cambió su táctica inapropiada. Movilizó
la reserva, dotando de más efectivos de infantería y caballería y
ordenó a Martín Dorrego, que había reemplazado al segundo jefe Díaz
Vélez, gravemente herido, atacar vigorosamente ("... lléveselos por
delante..."). Dispuso cargar simultáneamente con artillería y, luego de
cruzar el campo, condujo él mismo la avanzada contra las barricadas del
cerro.Al mediodía la situación varió. La furibunda carga de Dorrego
arrasó el flanco izquierdo junto a las columnas de Zelaya, Pico, Forest y
Superí (compartieron el honor de ser los primeros oficiales triunfantes
de la ciudad) sostenían la persecución de las calles. En tanto el
centro y el ala izquierda patriota fue quebrando inexorablemente la
resistencia.Con la retirada cortada, los realistas vencidos
retrocedieron desordenadamente quedando entrampados en el corral que
circunda la ciudad, denominado Tagarete del Tineo, donde fueron
diezmados por los criollos. El tramo final de la lucha se concentró
alrededor de la Plaza Mayor, mientras el desbande y la persecución eran
confusos y cruentos.
La calma llegó cuando desde la iglesia de La Merced doblaron campanas
por la patria anunciando la rendición incondicional del invasor.Queda
acordado que al día siguiente los soldados realistas salgan de la ciudad
con los honores de la guerra, a tambor batiente y con las banderas
desplegadas, y que a las tres cuadras rindan las armas y entreguen los
pertrechos de guerra, quedando obligados por juramento, desde el general
hasta el último tambor, a no volver a tomar las armas contra la
Provincias Unidas hasta los límites del Desaguadero. Belgrano devolverá
todos los prisioneros, a cambio de igual actitud por parte de los
realistas, quienes deberán entregar los prisioneros patriotas que tiene
Goyeneche en el Alto Perú.
Así desfilan 2.786 hombres. La caballería echa pie a tierra y rinde sus
sables y carabinas; la artillería entrega sus cañones, carros y
municiones. Belgrano dispensa al general Tristán de la humillación de
entregarle personalmente la espada, y lo abraza ante todos los
presentes.Tres banderas son los trofeos de esta victoria. Diecisiete
jefes y oficiales fueron hechos prisioneros en el campo de batalla; hubo
481 muertos, 114 heridos, 2.776 rendidos. En total, 3.398 hombres que
componían el ejército de Tristán, sin escapar uno solo. Además, diez
piezas de artillería, 2.188 fusiles, 200 espadas, pistolas y carabinas y
todo el parque y la maestranza.Luego de enterrar a los héroes del 20 de
febrero de 1813, el General Manuel Belgrano colocó una humilde cruz de
madera en la fosa común de los 600 guerreros muertos de ambos lados. El
Gobernador Feliciano Antonio Chiclana la reemplazó, a pedido del mismo
Belgrano, por otra cruz pintada de verde, con laleyenda cristiana ``A
los Vencedores y Vencidos''. Las capitulaciones firmadas con Tristán,
permitían a los realistas volver a sus casas, previo el juramento de no
tomar nuevamente las armas contra las Provincias Unidas. Esta lenidad en
las condiciones, desató, contra Belgrano, las críticas de los
partidarios de una acción enérgica. "Siempre se divierten - le escribía a
Chiclana: los que están lejos de las balas y no ven la sangre de sus
hermanos... También son esos los que critican las determinaciones de los
jefes. Por fortuna dan conmigo que me río de ellos, y hago lo que me
dicta la razón, la justicia y la prudencia y no busco glorias sino la
unión de los americanos y la prosperidad de la patria. . . ".
La Asamblea Constituyente. con fecha 8 de marzo, dispuso premiar a
Belgrano con 4~0.000 pesos y un sable con guarnición de oro por el
brillante triunfo obtenido.Generosamente declinó el obsequio Manuel
Belgrano. Y al hacerlo, comprometió para siempre la gratitud de Tarija,
Jujuy, Tucumán y Salta, para quienes dispuso, con ese dinero, la
creación de cuatro escuelas. "Que renunciar, es poseer".
Fuente: http://www.camdipsalta.gov.arhttp://www.fotolog.com/ejercitonacional
https://www.facebook.com/EJERCITO.NACIONAL.ARG
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