El día 22 de octubre de 1854 fallece en Buenos Aires el General José
María Paz. Había nacido en la ciudad de Córdoba el 9 de septiembre de
1791. General de carrera.
Inició la carrera de derecho que nunca terminó por haberse alistado en el ejército durante la guerra de la independencia.
Luchó en Tucumán, Vilcapugio y Ayohuma, bajo las órdenes del general
Belgrano. Perdió un brazo en la batalla de Venta y Media, a resultas de
lo cual fue conocido con el nombre de "el manco Paz".
En enero de 1820, con Juan Bautista Bustos, caudillo de Córdoba, se
sublevó contra el gobierno de Buenos Aires. Más tarde, Bustos lo
desterró a Santiago del Estero.
En 1826 se unió nuevamente al ejército para combatir en la guerra contra
el Brasil y en 1827 fue designado comandante de ejército, por entonces
Paz se había declarado unitario y comenzó su lucha por formar un poder
multiprovincial opuesto al liderazgo de Buenos Aires. Pronto Buenos
Aires, bajo la dirección de Rosas, declaró la guerra contra Paz.
En 1829 éste llegó a Córdoba y derrotó en San Roque a Bustos, su viejo
general de ejército, al mismo tiempo, Facundo Quiroga marchó contra Paz,
pero fue derrotado en La Tablada y Oncativo. De esta manera Paz logró
transformar a Córdoba en el centro de la Liga del Interior. Integrado
por nueve provincias con una forma centralizada de gobierno.
Mientras tanto, Estanislao López asumió el liderazgo de las fuerzas
federales y tomó prisionero a Paz. Rosas ordenó su ejecución pero López
se rehusó a obedecer la orden. Paz huyó a Corrientes, donde luchó contra
Rosas y derrotó al General Echagüe, partidario de Rosas, en Caaguazú el
28 de noviembre de 1841.
En 1842 pasó a ser Gobernador de Entre Ríos, pero pronto desavenencias
suscitadas con Ferré, Gobernador de Corrientes, y Rivera, del Uruguay,
obligaron a Paz a trasladarse a Montevideo donde organizó a las fuerzas
contra el sitio de Oribe. En 1844, el nuevo gobernador de Corrientes,
Joaquín Madariaga, lo invitó a regresar para dirigir el ejército contra
Rosas, y en 1845 subscribió un tratado con Corrientes y Paraguay para
combatir a Rosas. Esperaba atacar a Entre Ríos, mas el triunfo de
Urquiza sobre Rivera en India Muerta hizo modificar sus planes.
Paz permaneció en Corrientes y trató de enfrentar a Urquiza, pero
renunció debido a complicaciones políticas y emigró al Brasil. Allí,
sumido en la pobreza, escribió sus Memorias; permaneció en Río de
Janeiro hasta 1852, cuando llegaron a él noticias de la revuelta de
Urquiza. Inmediatamente regresó a la Argentina donde llegó en el momento
de producirse el levantamiento contra Urquiza, después de la derrota de
Rosas. Paz tomó parte en la defensa de la ciudad de Buenos Aires. Fue
ministro de Guerra en el gabinete de Pastor Obligado. En 1854, aunque
con precaria salud, fue electo legislador por la provincia y participó
en los debates constitucionales; Paz y Mitre se opusieron a la firma de
esta Constitución Provincial.
En una salida hecha por el coronel Giuseppe Garibaldi, que prestaba servicios en las tropas sitiadas en Montevideo, apresó aun lanchón enemigo a cuyo bordo se encontraron comunicaciones para Oribe con importantes informes de la plaza y que estaban firmadas con el seudónimo de “El Firme”.
Hechas las averiguaciones se comprobó que el infidente era un fuerte
comerciante de la ciudad llamado Luis Baena, hombre que gozaba buena
posición social.
Tomado preso el culpable por la policía, el gobierno se hizo cargar de
su persona y el Ministro de Guerra del Uruguay, Coronel Melchor Pacheco y
Obes, queriendo aplicar con todo su rigor la ley que regía en esos
casos y para evitar la repetición de tan grave delito, lo remitió al
General José María Paz con la orden verbal de que lo hiciera pasar por
las armas inmediatamente.
-Diga Vd. al señor Ministro – dijo el vencedor de Caá-Guazú al oficialo
que había conducido al reo – que soy un General de orden y no un
asesino. Hay un tribunal militar encargado de juzgar a esos criminales.
Si de la sentencia que este tribunal pronuncie, Baena resulta culpable,
lo haré ejecutar al tenor del fallo; pero si no existe tal crimen, pongo
a disposición del gobierno dos batallones para que Vds. lo hagan matar.
Llevada la respuesta al Ministro, éste se trasladó furioso al cuartel
general e increpó a Paz sus palabras recordandole que, como jefe, debía
dar ejemplo de obediencia y respeto al gobierno pues, de otra manera,
sólo conseguiría que el desorden y la indisciplina cundieran entre las
tropas.
El héroe de Ituzaingó, se irguió con arrogancia y, señalando con su
diestra al campo del enemigo, replicó con energía a Pacheco y Obes:
- ¡Allí, señor Ministro, es donde se fusila sin formación de causa!
Vencido el Coronel, reflexionó unos momentos y palmeando a su interlocutor, le dijo sonriente pero con ansiedad:
- De acuerdo, pero júzguele Vd. de una vez General.
Fuente: Anecdotario Histórico Militar de Juan Ramón Silveyra.
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